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Fic TWC de LadyScriptois

Ejercicio 2

Tom trató de negociar sin mucho éxito con David para que las citas fueran quincenales o mensuales.

Llevaban dos terapias hablando de los sentimientos y de ser más abiertos entre ellos, especialmente Tom. Recordaba que la semana pasada tuvo que decirle a Bill delante de Olivia unte quiero, el cual consideró innecesario y bochornoso.

Sin embargo Jost se negó rotundamente. Al parecer la especialista hacia muy bien el trabajo y fue confirmado en la entrevista del día anterior al cumpleaños de Georg.

Ahora, dinos tú, Tom. ¿Cuál ha sido tu mejor regalo de cumpleaños? – le cuestionó la conductora del programa.

Mi mejor regalo de cumpleaños lo recibí 10 minutos después que nací. – dijo sin pensar mirando a Bill y viendo como se le teñían las mejillas con un lindo carmesí.O pudo ser aquel beso en los labios que recibí de regalo cuando cumplí 6 por una linda chica de mi grado. – continuó para no quedar como un cursi.

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— Vi la entrevista. – le picó la doctora a Tom.

— ¿Cuál? – intentó hacerse el desentendido.

— ¿Qué sentiste con eso Bill? – le preguntó Olivia.

—Fue muy lindo. – contestó sonriente. — Aunque después la embarraste. – le recriminó al de rastas con el ceño infantilmente fruncido, recibiendo un encogimiento de hombros por parte del gemelo mayor.

— No le hagas caso, todos sabemos que lo cierto era lo primero. Solo lo hizo para no perder lo cool.– continuó burlándose.

—Tonto intento fallido de gánster. – le insultó el de cabellos negros y destellos claros.

— ¡Hey! – dijo ofendido Tom.

—Punto para ti Bill. Siempre quise decírselo pero la ética no me lo permite. Así que venga, dame esos cinco. – Tom miraba con asombro como aquellos dos se confabulaban para denigrarlo.

— ¡Esto es increíble! La doctora y el hermano menor vs Tom.

—Bueno aclarado lo que eres Tom. Empezaremos.

— ¡Gracias a Dios! – exclamó hostigado el mayor.

— Detrás de la palabra cuidar está valorar y apreciar. Cuidamos las cosas que nos gustan, los objetos que nos traen recuerdos que valoramos como tesoros y cuidamos a quienes amamos y queremos. – explicaba. — Nos detendremos en lo último: cuidamos a quienes amamos y queremos. Dentro de cuidar no está solo vigilar la seguridad, si cuidamos a alguien obtenemos la capacidad de saber con lujo de detalle que le gusta, que quiere y que le desagrada a esa persona. Es decir, que el cuidado abarca todo los sentidos, desde proteger hasta estar al tanto de la imagen. Y en eso se basara el ejercicio de la semana.

— ¿Nos veremos ahora diario? – preguntó aterrado Tom.

—No, pero ustedes siempre están juntos. Así que esta semana intentaran cuidarse.

—Eso no será problema. Yo siempre cuido a Bill. – aclaró con orgullo.

—Pero será en todo los sentidos, desde vigilar que se vean bien hasta que estén bien.

—No dejare que Tom escoja mi ropa. – advirtió Bill.

—No lo hará, solo te dirá si considera que algo no te favorece, al igual que tu harás con él. – aclaró.

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¡Tomi!– exclamó con entusiasmo Bill cuando vio que era su hermano quien llamaba.— ¿Ya has comido?– preguntó preocupado al saber que salió temprano para el estudio sin desayunar y ya sería hora de comer.

No. Antes de ir al apartamento iré al supermercado ¿Necesitas que te lleve algo?

Si, shampoo, y… ¡un momento! ¿Estas conduciendo?– cuestionó alarmado.

Si voy en camino a…– no habló más porque Bill cortó la llamada e intentó llamar de nuevo, pero el celular aparecía apagado.

Al rato recibió un mensaje.

No voy a contestarte, estas manejando y es peligroso. El shampoo es para cabello liso”.

A la hora apareció Tom en el departamento con tres bolsas. Una con comida y otras con el encargo de Bill.

—Este… Tom…– le llamó mientras el otro comía. — ¿Por qué trajiste el shampoo en seis distintas marcas? – preguntó curioso.

— Porque no dijiste que marca usabas.

— Pudiste haberme preguntado…

— Me colgaste antes de hacerlo. – le acusó. — Intente llamarte y no respondías.

—Es peligroso manejar hablando por teléfono… Y no quiero que te pase algo malo. – dijo dulcemente.

—No creo que pueda manejar en el pasillo de productos para el cabello. – decía con obviedad.

—Es cierto. – dijo avergonzándose.

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— No te quedan bien esos pantalones. – le dijo Tom luego de haber observado durante largo tiempo lo ajustado que era la prenda que su hermanito menor tenia puesta.

Se le marcaba todo, desde sus delgadas piernas hasta su pequeño y redondo trasero. Simplemente le quedaban fabulosos.

—Georg dijo que se veían asombrosos y a mí me gustan. – le dijo.

Sabía que Tom y el tenían distintos gustos de moda, por ello él no le comentaba nada a Tom sobre su ropa para que él no le dijera nada a él. Aun que para el pelinegro su hermano siempre se veía increíble independientemente de que estuviera usando.

—Como quieras. Baja rápido ya debemos irnos. – salió de la habitación frustrado por que su hermanito no se dejaba cuidar.

A la media hora Bill bajó listo y totalmente hermoso para Tom, que aunque no lo quisiera reconocer conscientemente, su hermanito estaba sencillamente precioso.

Los cuatro integrantes de la famosa banda llegaron a un concurrido, pero discreto club, dispuestos a disfrutar esa noche, aunque Tom tenía otra cosa en mente. Nada más entrar notó como todos los presente devoraban el cuerpo de Bill, y todo por culpa de ese maldito pantalón que quemaría en cuanto pudiera.

Tom trataba de caminar detrás de su hermano para vigilar que nadie intentara tocarle de una forma no deseada o no apropiada según él.

Bill solía ser tranquilo en ese tipo de ambientes y sencillamente se quedaba sentado, bebía uno que otro trago y una que otra vez bailaba. Y eso lo agradecía Tom, así le sería más fácil vigilar a Bill. Sin embargo, ese día fue la excepción.

—Hola. – se acercó un apuesto chico a la mesa donde en esos momentos solo estaban Bill y Tom.

Gustav y Georg estaban de casería y Tom cuidando que nadie quisiera cazar a Bill. Intentando, porque a su territorio acabada de entrar un cazador.

—Hola. – sonrió Bill al chico le habló.

—Yo quería saber si podría platicar contigo – le confesó el chico, cerca del oído debido a la música.

—Sí, no hay problema. – continuaba sonriendo.

Tom vigilaba con cara de dictador cualquier movimiento del intruso. Sintiendo la sangre hervir cuando le hablaba cerca de su hermanito, pero se sintió explotar cuando el chico hizo lo que Tom temía: sacar a bailar a Bill, quien gustoso aceptó.

Una, dos, tres y cuatro canciones pasaron, Bill y su acompañante no pararon de bailar ninguna entre risas y coquetas miradas por parte del acompañante del vocalista. Ya para la sexta canción la mano que sostenía la cintura del cantante cambió su recorrido ante la atenta mirada del mayor de los Kaulitz y se posicionaba peligrosamente en la curvatura de la espalda de Bill amenazando con descender.

Tom no lo iba a permitir.

—Bill debemos irnos. – interrumpió bruscamente el baile Tom.

— ¿Ahora? ¿Por qué? – preguntó confundido.

—Afuera hace frío y eso le puede hacer daño a tu garganta. – mintió.

— ¿Qué? – seguía confundido.

—Despídete. – le ordenó.

—Me tengo que ir. – le dijo a su acompañante.

— ¿Podrías darme tu número de celular o algo para contactarte?

— No puede. Seguridad. Ya sabes, somos famosos. Vamos Bill. – lo tomó de la mano y caminaron hasta la camioneta.

&

—Fuiste muy grosero – le dijo enojado Bill a su hermano.

—Solo te estaba cuidando.

— ¿De qué? Mi garganta no se estropea tan fácilmente.

— Eres muy ingenuo, Bill. Por eso debo cuidarte. Aunque sería más fácil si me dejaras hacerlo. – le recriminó el de rastras a su hermano, mientras conducía al apartamento.

—Yo solo… – no prosiguió porque el celular de Tom comenzó a sonar. — No te atrevas a responder. Es peligroso. – le advirtió cruzándose de brazos.

Continúa…

Gracias por leer.

Publico y rescato para el fandom TH

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