“Niños Psíquicos” Fic Twc / Toll escrito por MizukyChan
Capítulo 11
Después de acordar el siguiente ejercicio con David para la hora muerta, los jóvenes se dispusieron a cenar con Nana. El pelinegro siguió a Tom por un pasillo y ambos se quedaron quietos frente a un espejo de considerable tamaño.
—¿Lo sientes? —preguntó el rastudo acicalándose frente al espejo.
—No sólo la siento, puedo verla, es una mujer joven, muy linda… te está sonriendo —dijo el moreno tomando la mano de su novio, sintiéndose repentinamente celoso.
—Señorita, con todo respeto, yo… ya tengo novio —comentó galantemente Tom, retornando su camino a la cocina, donde los demás esperaban.
—Vaya… Eso fue realmente extraño, ¿no crees? —indagó el menor, sintiendo un ligero escalofrío recorrerle la espalda, se estremeció bruscamente y se detuvo.
—¿Qué te pasa? —Le miró el rastudo preocupado.
—Un mal presentimiento —respondió bajando la mirada—. Me recordó a la sombra.
—Bill, bebé, mírame —El otro levantó la vista—. Yo estoy aquí para protegerte amor. Además… —No supo qué decir—. Podemos preguntarle a David sobre ella, para estar más seguros. Si fuera mala ya la habrían expulsado, ¿no crees? —Le dijo reflexionando. Bill asintió y entraron a la cocina.
—Mis niños —Saludó Nana— ¿Quieren comer algo? —preguntó amablemente la anciana.
—Por supuesto —contestó un sonriente pelinegro.
—Tengo una pregunta —Soltó el rastudo, mientras Nana servía los platos.
—Anda, pregunta —pidió David.
—Acabamos de ver un fantasma en el espejo —Concluyó Bill.
—Oh, hablan de “la dama del espejo” —comentó la anciana.
—La dama del espejo… —susurró con un tono sumamente serio el pelinegro.
—Gracias a ella, mi esposo y yo pudimos creerle a David acerca de sus poderes —agregó Nana.
—Es verdad, cuando era pequeño y comencé con mi don, nadie me creía, ni siquiera mis padres, por eso me gustaba venir aquí. Nana y el abuelo, sabían que la dama del espejo existía, por esa razón me creyeron y me incentivaron a cultivar mi don —relató David recordando.
—Yo llegué a creer que la dama del espejo se había enamorado de mi nieto jejeje, ya que sólo aparecía cuando él venía de visita, como ahora —Volvió a sonreír la mujer.
—Yo creo que ahora le gustaste tú, Tomi —Le dijo Bill al oído.
—Espero que no —Le susurró de vuelta el rastudo.
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Después de comer, los jóvenes se fueron a su habitación. Bill no se molestó en ponerse un pijama, se quedó en bóxer tal como su novio, y se metieron bajo las sábanas. Como era verano, se cubrieron sólo hasta la cintura y se abrazaron. Se dieron un dulce beso de buenas noches y se durmieron; pero en el espejo, la figura fantasmagórica de la mujer los miraba con furia tanto así que sus delicadas manos se volvieron garras.
Abajo en la sala, David cogió el teléfono y marcó, escuchó tres timbres y le contestaron.
—¿Aló? —dijo una voz femenina.
—Ann, soy David… regresé —contó tentativamente.
—Dios mío, ¿estás con Nana? —preguntó la mujer.
—Sí. Y… tengo que pedirte un favor —agregó inseguro, sabía de los sentimientos de la mujer hacia él.
—Como siempre —contestó ella un poco desilusionada.
—Tengo dos niños psíquicos conmigo. Están ayudando a la policía en un caso sumamente importante y esto ha puesto sus vidas en peligro, necesitamos tu ayuda para poder encontrar más pistas y atrapar a los delincuentes, antes de que ellos nos encuentren —dijo en un tono casi suplicante.
—Te oyes muy mal David. ¿Ha pasado algo? —cuestionó temerosa de la respuesta.
—Ya fuimos atacados y nos salvamos de milagro —respondió dando un suspiro— ¿Me ayudarás?
—Por supuesto. Llego para la hora muerta. Además será un placer volver a ver a Nana.
—¿Ann… puedes traer el equipo? Creo que lo necesitaremos —Concluyó.
—Cuenta con ello. Bueno, nos vemos a la noche. Adiós.
—Gracias —Colgó la llamada.
& 3:00 am “La hora muerta” &
Los chicos, tomados de la mano, cogieron las linternas nuevas que les extendió David y se dirigieron al ático del hostal. Suerte que a esa hora todos dormían apaciblemente en sus camas. Al entrar en el lugar, notaron que sentadas en el suelo estaban Nana y otra mujer junto al oficial.
—Tom, Bill, ella es Ann, es médium, ha trabajado con niños psíquicos antes, es muy buena en lo que hace.
—¿Y qué es exactamente lo que haremos esta noche, David? —preguntó Tom sentándose al lado de Nana, seguido de Bill quien se posicionó a su otro costado.
—Invocaremos a una de las víctimas del asesino —explicó el hombre con seriedad.
—¿Es eso posible? Me refiero… estamos muy lejos de su casa, del cementerio y de donde fue asesinada —agregó el pelinegro, sin saber exactamente a quién invocarían.
—Es posible, con la ayuda de Ann, pero deberán concentrarse mucho porque una vez esté aquí, tendremos pedirle la mayor cantidad de datos posibles, debemos ayudar a la policía a atrapar cuanto antes al asesino ¿Entienden lo importante de este ejercicio? —cuestionó mirándolos a todos. Los chicos asintieron.
—¿Y qué es todo eso? —Volvió a preguntar el rastudo, esta vez, refiriéndose a los extraños aparatos instalados en el lugar.
—Es equipo especializado en captar energía paranormal, no te daré detalles para no confundirte, pero les aclaro que nos será de mucha utilidad —La mujer joven sonrió complacida, Bill pudo notar que ella estaba enamorada de David, lo sabía porque él mismo estaba enamorado y esa energía era muy brillante y ella emanaba un aura así de luminosa.
—Amanda Müller —Comenzó David—. Te invocamos para que hagas acto de presencia delante de nosotros —Tom y Bill se tomaron de las manos y se concentraron en la mujer, Tom inmediatamente supo que ella fue la víctima del asesino, a la que descubrió mutilada en aquella casa, sintió pena por ella y se concentró en su presencia—. Si estás aquí Amanda ¡MANIFIÉSTATE! —Gritó y de pronto las linternas se apagaron, dejándolos en la más absoluta oscuridad.
—¿Por qué se oscureció todo? —preguntó el oficial, que había estado en silencio durante todo el ritual.
—Es porque los espíritus absorben la energía de las cosas para poder manifestarse en el plano terrenal —Le explicó Nana en silencio.
—Oh, ya veo —Y volvió a guardar silencio.
De pronto Ann comenzó a moverse de manera extraña, los jóvenes la miraron un poco asustados y se acercaron hasta quedar prácticamente pegados. La mujer puso los ojos blancos, estaba en transe.
—Ella está aquí chicos, deben hablarle a su mente y ella les responderá de igual manera —Ordenó David serio. El oficial se volvió a acercar a Nana.
—Creí que la médium hablaba con la muerta adentro —comentó un poco asustado.
—Eso pasa en las películas, en realidad la comunicación es a nivel psíquico —respondió Nana pidiéndole silencio, poniéndose su dedo en los labios.
—Amanda, siento mucho no haberte podido ayudar antes —Le dijo Tom mentalmente y sus ojos se llenaron de lágrimas.
—Lo sé… no fue culpa tuya, Tom —contestó ella.
—¿Amanda, puedes ayudarnos a saber algo de tus captores? —pidió Bill en su mente.
—La verdad es que vi muy poco, estuve con los ojos vendados la mayor parte del tiempo —aclaró la chica y trató de pensar—. Me encerraron en un sótano, venían cada noche a torturarme con diversas cosas. La primera noche me quemaron el brazo —contó la mujer tristemente.
—Te tatuaron la “flor de lis” —explicó Tom y luego cuestionó— ¿Lo hacían los dos?
—No. Era sólo uno, creo que estaba demente, le gustaba torturarme, lo disfrutaba…
—¡Enfermo! —Pensó Bill y sólo entonces se dieron cuenta que tanto Bill como Tom estaban teniendo la conversación en su mente al mismo tiempo.
—¿Cuántas noches fueron? —preguntó el pelinegro.
—Cinco —contestaron al unísono Tom y la chica.
—Soñé con ella cinco noches —Confesó el rastudo.
—¿Escuchaste algún nombre? —pidió saber el moreno.
—Sí, un día estaban los dos hombres, creo que leían algo, decían nombres, tal vez sus futuras víctimas… Sólo recuerdo dos: una era Helen Williams, y Bill Trumper, no recuerdo a los demás —Terminó la mujer y Bill se puso increíblemente nervioso, Tom lo notó y quiso abrazarlo—. Debes ocultarte Bill —Le dijo la chica, el pelinegro asintió—. Y tú… debes cuidarlo —Mandó al rastudo.
—Dime Amanda, ¿dónde debemos buscar? —Insistió Tom desesperado.
—La camioneta… Rasgué tan fuerte la puerta donde me metieron, que perdí mi uña allí… búsquenla y atrapen al maldito.
—Lo haremos —aseguraron ambos.
—Debo irme, la mujer se está debilitando… —Salió del cuerpo de Ann y voló atravesando el cuerpo de Tom en el proceso. El rastudo sintió como si le faltara el aire.
—Aaahhh —Gimió lastimeramente Ann. David se acercó lentamente a ella.
—¿Estás bien? —indagó preocupado.
—Sólo un poco cansada. Revisa los equipos —Pidió la mujer.
—No se muevan por favor —Ordenó el hombre poniéndose de pie.
—¿Qué? ¿Hay algo más? Aún no sé qué ha pasado —comentó el oficial mirándolos a todos, totalmente confundido.
—Ahora David revisará los equipos, para ver si dejaron algún rastro de energía —Le comentó Nana, sin moverse de su lugar.
—Dios mío Tom, tienes una huella en tu pecho —David se acercó con una linterna y no había nada, pero en la cámara que tenía un infra-rojo para grabar por calor, estaba nítidamente la huella de una mano pequeña—. Esperen, creo que tenemos un mensaje en la grabadora.
—¿Grabadora? —preguntó el oficial, sintiéndose cada vez más confuso y temeroso.
—¿Ha escuchado de las “psicofonías”? Son mensajes paranormales, que se dejan grabar para ser oídos por los simples mortales como nosotros —explicó Nana.
—Aquí está, escuchen todos —Activó el equipo y esperaron unos minutos hasta que se escuchó— “¡Protégelo Tom!” —Estaba claramente grabado, no había lugar a dudas. Bill se estremeció y Tom le besó la mejilla ante la mirada de todos.
—Yo te protegeré Bill, no te preocupes —afirmó tranquilo, pero su corazón estaba agitado. ¿Iba a ser capaz de protegerlo como decía? Eso esperaba.
—Estoy muerta —dijo de repente Ann, quien miró el reloj—. Creo que es mejor que los niños se vayan a dormir.
—Primero debemos decirle algunas cosas al oficial —habló Bill con seriedad.
—De inmediato —El hombre sacó su libretita y se dispuso a anotar.
—Amanda dijo que cuando la atraparon y la subieron a la camioneta, ella rasguñó tan fuerte las puertas, que perdió una uña, si revisan bien la camioneta la encontrarán —Concluyó el pelinegro.
—Y si hacen una prueba de ADN, entonces tendrán que encerrar al maldito —Secundó el rastudo.
—Anotado. ¿Algo más? —preguntó sorprendido el oficial, ya que él no escuchó absolutamente nada de la conversación con la difunta.
—Sí. La próxima víctima es Helen Williams —expresó el moreno.
—Y Bill Trumper —Complementó el de rastas—. Pero él estará bien protegido por mí y por usted oficial —agregó tratando de tranquilizar a su pequeño.
—De todas formas es bueno saberlo, hay que informarle a los agentes, tal vez quieran ponerte en el programa de protección a testigos —comentó el policía— ¿Algo más?
—No, es todo por el momento —Finalizó Tom poniéndose de pie y ayudando a Bill.
—Entonces estoy de acuerdo con la señora y creo que ustedes deberían dormir —Concluyó el policía.
—Una cosa más chicos, por favor —Intervino Ann— ¿Están cansados? —Los chicos se miraron y sacudieron sus cabezas negativamente—. Bien, pueden irse —Los chicos se tomaron de la mano, sus linternas y comenzaron su descenso.
Los parasicólogos se miraron incrédulos un momento y luego comentaron.
—Te dije que eran especiales —comentó David.
—Son fuertes, una comunicación de este tipo sin ser entrenada, debería haberlos agotado mucho, pero estaban muy tranquilos, como si supieran de antemano lo que hacían —Soltó la mujer.
—Nunca habíamos practicado algo como esto, pero funcionó gracias a ti, Ann, te debo una.
—¿Qué tal un café?
—Encantado —Y bajaron a la cocina.
&
Un par de horas después, los jóvenes estaban abrazados en la cama, de pronto el pelinegro se removió en los brazos del otro y murmuró que iba al baño. El de rastas le liberó de su agarré y se levantó, fue al baño y cuando iba a regresar a la cama la imagen del espejo le detuvo.
—Detente —Le mandó la dama del espejo.
—¿Qué quieres? —contestó el moreno, pero la mujer lo tenía hipnotizado frente al espejo.
De pronto, ella levantó sus manos convertidas en garras y moviendo un dedo, lo acercó al reflejo de Bill y lo pasó por su mejilla, haciendo que en la realidad, una fina línea roja se marcara en el rostro del pequeño. Al darse cuenta que tenía control sobre el cuerpo de Bill, y que éste no decía nada, más que quejarse levemente por la herida; la mujer rió satisfecha y alzando su mano, le dio un zarpazo en pleno torso al pelinegro, quien arrugó el ceño por el dolor.
Sin embargo, Tom sintió el sufrimiento de su novio y se puso de pie rápidamente, corriendo al baño donde le vio hipnotizado y a merced de la dama del espejo. Se puso como escudo frente a él y le gritó.
—¡Vete! No tienes derecho a lastimarlo —Recordó cuando echaron a la sombra—. De ahora en adelante te irás y nunca más te acercarás a Bill, ni a los que él ame, ni a mí y te irás.
—¡No lo haré! —Rugió la mujer y alzó sus garras.
—No te temo. ¡Vete! ¡Déjanos en paz! —Gritó Tom tan fuerte que el espejo se quebró. Bill cayó en los brazos del rastudo, despertando y abrazándolo.
—Tomi me duele —Se quejó el pequeño.
Tom lo cogió en sus brazos y lo llevó hasta la cama, lo tendió con cuidado y corrió al baño, había un botiquín y lo tomó. Esperaba que llegara alguien por el bullicio de hacía unos segundos, pero al parecer, todos estaban demasiado cansados para despertar por un par de gritos.
—Te arderá un poco, respira —Le pidió el rastudo al pasar el algodón con antiséptico y luego soplaba la herida para que no escociera tanto. El pelinegro se estremecía con cada acción de su novio.
—Gracias Tomi —Le dijo suspirando.
—Perdóname, debí sentirte antes —Se sentía culpable, se jactaban de su conexión y no había podido salvar a Bill de un estúpido fantasma, cómo se suponía que lo protegería de un maldito asesino. Se sentía frustrado.
—No lo sabíamos —dijo tranquilo, acariciando las rastas de Tom.
—Debí saberlo —Le besó suavemente los labios.
—No puedes saberlo todo Tomi —agregó respondiendo el beso, sin dejar de coger las rastas.
—Debo saberlo todo de ti Bill, te amo demasiado como para dejar que cualquier cosa te haga daño, lo sabes —susurró dándole otro piquito.
—Estoy muy cansado. Acuéstate a mi lado —Tom le hizo caso y se acomodaron en un abrazo para dormir. Un vez que el mayor sintió la respiración acompasada de Bill, se puso de pie y fue a la habitación de David.
—¿Tom? ¿Qué sucede? —preguntó confundido y cerrando la puerta tras sí, lo que le confirmó a Tom haber visto a Ann allí.
—Necesito tu ayuda —contestó mirándolo a los ojos.
—¿En qué?
—Quiero usar mi don para sanar. Si Bill sale herido, debo poder sanarlo… David ayúdame por favor… yo…yo tengo que protegerlo —pidió al borde de las lágrimas.
—¿Ha ocurrido algo? —cuestionó preocupado el mayor.
—Esta noche, la dama del espejo atacó a Bill y no pude protegerlo —Esta vez las lágrimas sí cayeron.
—¿Él está bien?
—Sí, ahora duerme. La eché… a ella… el espejo se quebró, lo siento, pero tenía que echarla, porque estaba lastimándolo —Su respiración estaba entrecortada. David lo abrazó confortándolo.
—Tranquilo, haz hecho bien. Por la mañana llamaré a una amiga y ella te enseñará a curar, ella es una “sanadora” que usa su habilidad paranormal para hacerlo —Le dijo tranquilo.
—Gracias, David —Se limpió los rastros de lágrimas.
—Ve con él o te extrañará —Y así lo hizo, regresó a la habitación y Bill estaba despierto, sentado en la cama.
—¿Dónde estabas? —cuestionó asustado.
—No es nada malo. Ven, volvamos a dormir. Mañana te curaré, bebé. Ahora descansemos.
—Te amo Tomi.
—Y yo a ti pequeño.
& Continuará &
¿Será capaz Tom de aprender la “sanación”? ¿Podrán encontrar las pruebas para hundir en la cárcel al maldito que atraparon? ¿O el Senador Donovan se encargará de liberar a sus cómplices? ¿Qué pasará con la reciente relación de los G’s? Todo eso y más en los siguientes capítulos y no olviden animarme con sus comentarios. Besos a todos y gracias por leer.