“Niños Psíquicos” Fic Twc / Toll escrito por MizukyChan
Capítulo 15
El agente Schafer fue el primero en abrir los ojos y desesperezarse, ignorando el dolor de cabeza que comenzaba a formarse, se levantó rápidamente y corrió hacia el cuerpo de Georg que yacía inmóvil a dos metros de él.
—Geo, Geo despierta —Le movió y le giró por completo, temiendo hallar una herida de bala en el cuerpo de su amante.
—Gus —susurró la voz ronca del castaño.
—Dios que bueno que estás bien —dijo el rubio, soltando un suspiro de alivio.
—Ve a ver a los chicos, ¡rápido! —Le mandó Geo, haciendo uso de su autoridad, el rubio corrió en dirección a la cocina, quedándose estancado a medio camino, al ver el cuerpo del de rastas en el suelo, con una mancha de sangre bajo su cabeza.
—¡Dios mío! ¡Tom! —Gritó alertando al otro agente— ¡Tom! —Lo volteó y reconoció sólo un golpe en la cabeza, y no una herida de bala, lo cual le reconfortó.
—Bill —Gimió el de rastas roncamente, y de pronto abrió los ojos y gritó a todo pulmón—. ¡Biiiiiill!
El ruido despertó al resto de las personas, que se levantaron de sus lugares y corrieron hacia la fuente del sonido, encontrando a Tom luchando por liberarse del fiero agarre de Gustav.
—Tranquilo Tom —Trató de contenerlo a duras penas.
—No puedo estar tranquilo, se lo llevaron, me lo quitaron de las manos —Las lágrimas salían libremente por sus orbes y cada vez se movía menos—. No puedo creerlo, le dije que le protegería y ahora… y ahora se lo han llevado… Dios… —Se tiró al suelo con las manos en la cara llorando desesperadamente. Su madre se acercó para consolarlo, pero sus sollozos desgarraban el corazón de todos los presentes.
La madre del pelinegro lloraba en silencio, pero más que nada apesadumbrada por no haber creído en el gran cariño que este chico tenía por su hijo.
—¡Oh no! —dijo Tom levantando el rostro de repente—. Hoy es el día uno. Le tatuarán la flor de lis en la muñeca —Abrió los ojos como plato, completamente desesperado ante ese recuerdo, el sólo pensar en que su amado comenzaría a ser torturado desde esa misma noche, le ponía los nervios de punta. Debía impedirlo a como diera lugar.
—¿Cuántos días tenemos Tom? —Preguntó Gus.
—Sólo cinco, según mis sueños y la confirmación que tuvimos en la “hora muerta” —afirmó Tom, paseándose de un lado a otro, como una bestia en cautiverio— Debo salvarlo… —Murmuraba como desquiciado—. Debe haber algo que hacer —Se paseaba, todos pensaban que había perdido la razón al perder a su amigo.
—¿Tom? —Trató de acercarse Simone.
—No me interrumpas mamá… —Gruñó sin dejar de balbucear palabras inconexas.
—Tom… —Lloró la madre al verlo completamente ido.
—¡David! —Casi gritó el de rastas—. Tienes que ayudarme a abrir más nuestra conexión, debo estar con él, debo consolarlo, tienes que ayudarme David —Suplicó el muchacho tirándose al suelo de rodillas. El adulto se arrodilló junto a él.
—Lo haré… no sé si resultará, pero haré lo que esté en mi poder.
—En eso se escuchó el celular del agente Schafer y éste salió a contestar.
—¿Aló? —preguntó, ya que no vio el identificador.
—Gus, soy Jonathan —respondió el otro, preocupado por el tono alterado de su amigo—. ¿Estás bien?
—Fuimos atacados anoche y perdimos a uno de los nuestros —Casi rugió las palabras.
—Dios mío. ¿Está muerto?
—Secuestrado, pero si no hacemos algo pronto, lo estará —dijo lúgubre el rubio—. Por favor, dime que me tienes buenas noticias.
—Sí, o al menos eso espero.
—Dime…
—La uña que encontramos, correspondía a la última víctima, por lo tanto…
—Encerraremos al maldito —Finalizó Gus con una sonrisa.
—También encontramos cabello de un hombre, pero según tus reportes, no habían hombres entre las víctimas, así que supuse que podría ser de tu sospechoso, pero… no era él.
—¿Era otro hombre? ¿El cómplice?
—Es lo más probable, busqué en los archivos de la policía y di con el maldito.
—Oh Dios, ¿en serio?
—Sí cariño, se llama Chriss Larsson, tenía registro policial por violación, por robo con violencia, tenencia ilegal de armas y la lista por agresión es bastante larga.
—Es un maldito hijo de perra. Seguro que es nuestro maldito asesino. Disculpa que sea tan majadero, pero ¿encontraste algo más?
—Sí, y esto es lo último que tengo, ya que apenas metí mis narices en este caso, me llamaron la atención los jefes de la Unidad.
—Espero no meterte en problemas Jonathan —Le dijo sincero.
—Mira amigo, tú vales la pena. Y bueno la información es la siguiente: su última residencia fue Allan Street Número 56.
—Genial, iremos de inmediato para allá… y Jonathan… cuídate por favor, no me perdonaría que por mi culpa algo te pasara a ti, no a ti, tú… aún eres especial para mí.
—Lo sé, porque tú Gus, también significas mucho para mí.
—Bueno… adiós —Colgó, soltando un suspiro y corrió a la casa—. Geo, ven tenemos una pista del cómplice, puede ser el que tenga a Bill.
—¿Qué? —Gritó el de rastas—. ¡Voy con ustedes! Iré a rescatar a Bill.
—No Tom, no seas ingenuo, el hombre es peligroso, no podemos arriesgarte.
—No me interesa, debo ir con Bill, no puedo dejarlo solo —Reclamó el rastudo.
—Tom, el agente tiene razón —agregó su madre.
—Tom, tú debes usar tu conexión para hacerle saber a Bill que pronto le irán a buscar —intervino David.
—Está bien —asintió el de rastas bajando la cabeza, eso tenía sentido, al menos podría aliviar el miedo de su pelinegro.
—Geo… —Le llamó el rubio y con una inclinación de cabeza salieron corriendo de allí.
—McGee, nosotros te mantendremos informado —Le comunicó el castaño al cerrar la puerta.
En el hostal se instaló una atmosfera bastante tensa y pesada, llena de preocupación por el bienestar del pelinegro y por la cordura del de rastas, que no dejaba de caminar angustiado de un lado para otro, hasta que finalmente se cansó y habló fuerte.
—Bien David. ¡Ayúdame! —Mandó, sorprendiéndolos a todos.
—Deja que te limpie primero la herida de la cabeza, ¿sí? —Pidió preocupado al ver la hinchazón en su sien derecha.
—Olvídalo, quién sabe cómo está Bill, no podemos preocuparnos de cosas superficiales ahora —Gruñó volviendo a caminar por la habitación.
—Chico —Le dijo Teresa tomándole el hombro—. Cálmate… —Tom la miró y sus ojos se llenaron de lágrimas.
—No puedo… lo siento —Lloró nuevamente, la mujer lo abrazó al ver el gran afecto que este niño tenía por su hijo—. No puedo ni imaginar el miedo que debe tener en este momento y yo no estoy ahí para apoyarlo —Habló hipando.
—Yo creo que él te siente —dijo ella para calmarlo—. Y no le gustaría sentirte así de angustiado.
—Tiene razón —afirmó limpiándose la cara—. David, por favor…
—Está bien. ¿Quieres hacerlo aquí? ¿O en privado? —preguntó el adulto.
—Prefiero que estén todos aquí —Sugirió el oficial McGee entrando a la sala—. Así puedo verlos a todos, en caso de que regresen —Todos asintieron.
—Le pediré a todos que permanezcan en silencio, para que Tom se pueda concentrar y no sea alterado por lo que ocurre aquí, ¿está bien? —Nuevamente asintieron.
—Estoy listo —Aseguró el chico.
—Bien, cierra los ojos y respira profundamente —Así lo hizo—. Continúa, necesitas relajarte —Después de varias respiraciones, David notó que los hombros del rastudo se relajaban—. Concéntrate en Bill ahora, piensa en sus facciones, en sus ojos maquillados, en su peinado revuelto, en su sonrisa, concéntrate en él.
Tom, se angustió de inmediato, sintió el miedo del pelinegro apenas tuvo contacto con él. Se concentró más en él y le llamó.
«Bill» Llamó en su cabeza «¡Bill, escúchame! Necesito conectarme contigo, concéntrate en mí, para que sea más efectivo» Tom ya no escuchaba las palabras de David, ya estaba bastante lejos de allí, sin embargo aún todo era oscuro, no podía ver nada, no sin la ayuda de Bill.
«¿Tom?» Escuchó que el pelinegro le hablaba.
«Bill, mi amor, soy yo» Le dijo rápidamente.
«Te escucho, ¿dónde estás?» Se oía atemorizado.
«Me dejaron en el hostal, lo siento tanto… hubiera deseado estar a tu lado» dijo tristemente.
«No Tomi, es mejor así, porque me podrás sacar de aquí» alegó el menor con esperanza marcada.
«Claro que sí, por eso estoy aquí, necesito que me ayudes a ver dónde estás» Pidió el de rastas, apretando el ceño.
«No puedo ver nada, tengo la vista cubierta y la boca también»
«¿Estás bien? ¿Te han golpeado?» No pudo evitar que su voz sonara angustiada.
«No, no puse problemas cuando me trajeron, pues el gas me durmió, supongo que por eso no me hicieron nada, pero he escuchado a una mujer llorar, está cerca de mí, no en la misma habitación, pero en la misma casa» Explicó el pelinegro tratando de recordar detalles.
«Bien, eso es bueno, debemos buscar pistas, hay que sacarte de aquí hoy mismo» Gruñó Tom sonando desesperado.
«Lo sé Tomi, hoy me tatuarán a fuego, la flor de lis… ¿sabes algo de la chica? ¿Será ella Helen Williams?» Preguntó el moreno tratando de mantener la calma.
«Le preguntaré a los agentes, pero Bill, cada vez que salga de aquí, debes prometerme que seguirás conectado conmigo, no debes romper la conexión, debo hallarte a como dé lugar» Casi le ordenó el rastudo.
«Lo prometo, siempre juntos y… Tomi…»
«Dime amor»
«Gracias por no dejarme solo, contigo ya no tengo tanto miedo»
«Te amo» Tom se alejó de allí abriendo los ojos. Todos estaban pendientes de él.
—¿Cómo estás Tom? Has estado inconsciente por dos horas —Habló un preocupado David.
—¡¿Dos horas?! ¿Tanto tiempo? —Se sorprendió el rastudo.
—¿Pudiste hacer contacto? —cuestionó Ann, quien había sido llamada por David para ayudar a los chicos con la conexión.
—Hasta el momento está bien, no le han golpeado, pero está atado y tiene cubiertos los ojos y la boca —explicó el chico, Teresa estaba atenta a todo lo que se decía, sus ojos aguados al pensar en su pequeño tan vulnerable.
—¿Algo más? —indagó David.
—Sí, en la misma casa tienen a otra víctima, una mujer.
—Informaré a Schafer —dijo McGee al escuchar eso y salió de ahí.
—Te enseñaré algo Tom —comentó Ann sentándose cerca de él—. Esto es algo un poco difícil y tal vez no funcione a la primera prueba, pero como sus habilidades son poderosas, podemos intentarlo.
—¿Qué es? ¿Puede ayudar a Bill a salir de ahí? —interrogó un poco impaciente el rastudo. Lo único que le importaba era ayudar a su novio, ningún nuevo truco sería útil si no ayudaba a su Bill.
—No lo sacará de allí literalmente, pero les puede ayudar a ambos a ver el lugar dónde Bill está, es como cuando tienes tus sueños premonitorios —Confirmó la mujer.
—Está bien, acepto. ¿Qué hay que hacer? —habló con rapidez.
—Te enseñaré a “desdoblarte”. ¿Has escuchado de eso antes? —preguntó Ann.
—Yo sí —respondió Teresa, la madre del moreno—. Es cuando tu espíritu sale de tu cuerpo.
—Exacto.
—¿Y cómo hago eso? —Insistió Tom.
—Espere un momento —Intervino Simone—. Si su espíritu sale de su cuerpo, ¿no morirá? —preguntó un poco asustada.
—No. Verá… al salir el espíritu, éste queda atado al cuerpo por un cordón de plata y puede alejarse de él pero luego puede regresar a él siguiendo ese cordón —explicó Ann.
—Creo que es como cuando tienes tus sueños Tom, sólo que esta vez tendrás que enseñarle a Bill a hacer el desdoblamiento y que vea a su alrededor, para que nos de pistas de dónde está, dónde lo tienen prisionero —habló David.
—Está bien, haré lo que sea con tal de sacar a Bill de ahí.
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Entre tanto, en el lugar donde Bill estaba cautivo, el pelinegro oyó movimiento en la casa y su cuerpo se tensó por completo. Tenía miedo, de hecho estaba aterrado, sabía que hoy lo marcarían con fuego, como a un animal. Él siempre había evitado el dolor físico y si no lo encontraban sería sometido a torturas terribles, cada día, eso lo sabía y estaba asustado.
Escuchó una puerta cercana a la suya y como era cerrada, podía oír los sollozos de la chica allí, luego la escuchó suplicar, le habían quitado la amarra de la boca.
—Por favor, no más por favor —La oía y eso lo desesperaba más. ¿Qué le estaban haciendo? El sólo escuchar, lo aterraba más, sus sentidos proyectaban en su cabeza imágenes monstruosas de torturas y sufrimiento.
—Vamos chiquilla, me gusta que supliques —Oyó la voz del maldito que la atormentaba. Quería que eso se borrara, no quería escuchar, no quería…
«¡Tom!» Gritó en su mente «¡Tom!»
«Bill aquí estoy» respondió en su mente el de rastas «¿Estás bien?»
«No, no, no. ¡Sácame de aquí, Tom! Por favor» Lloraba tanto física como mentalmente. Eso desesperó más al de rastas.
«¿Qué ha pasado?»
«La está atacando, a la chica y viene por mí… oh Dios… viene por mí, tengo miedo, tengo miedo Tomi, sácame de aquí por favor» Sollozó el pequeño pelinegro.
«Lo haré bebé, tranquilo… ssshhh» Le decía como si estuviera acariciando su pelo «Estoy a tu lado, mi espíritu está contigo»
«¿De verdad?»
«Te debo enseñar algo. Se llama desdoblamiento» El pelinegro le escuchó atentamente y luego comprendió todo lo que Tomi le decía «¿Lo has entendido, Bill?»
«Eso creo…» Se quedó en silencio «¿Tomi?»
«Dime amor…»
«Ya dejó a la mujer»
«Tranquilo» El cuerpo del rastudo se tensó, tratando de escuchar, pero su conexión era sólo con Bill, no con sus alrededores.
«Viene hacia acá» Dijo el pelinegro al sentir como su puerta se abría.
—Vaya, vaya, qué tenemos aquí —habló la voz ronca de un hombre, Bill se removió en la silla en la que estaba atado—. Eres un muchachito, hasta el momento sólo traían chicas. A ver dime algo —Le sacó la mordaza.
—¡Eres un animal! —Gritó con todo el veneno del que fue capaz.
«Muy bien dicho mi vida» Le animó Tom en su mente, pero se arrepintió cuando el hombre le dio una dura cachetada en la mejilla derecha, que él sintió igual que Bill por su conexión.
—Nada de falta de respeto, niñato —Le dijo fuerte.
—¿Y qué quieres? Si ni siquiera das la cara —Le respondió el pelinegro—. Eres un maldito cobarde.
—Oh, así que es eso —El hombre le bajó la venda y los hermosos ojos maquillados de Bill aparecieron ante su vista—. Vaya niñito, eres muy lindo —Le acarició la mejilla lastimada, cosa que hizo que tanto Bill como Tom se estremecieran ante el contacto, de puro asco.
—¿Qué me van a hacer? —preguntó valiente el chico.
—Bueno, mi compañero no está, y es él quien disfruta estas cosas —Señaló unos fierros a su izquierda—. A mí me gusta mmm —Se pasó la lengua por los labios—. Me gusta probar a mis víctimas —La mirada lasciva que le dio a Bill le hizo querer escapar de inmediato de allí, y Tom lo sintió… desesperándose todavía más—. Pero en fin, debo marcarte precioso. Voy por mis cosas —Y salió de la habitación.
«¿Bill? Vamos, debes salir de tu cuerpo ahora, antes de que él te dañe, para que no lo sientas, vamos, date prisa» Le apremió el rastudo, sintiéndose completamente inútil.
«Lo haré» Concentrándose todo lo que sus nervios le permitían, el pelinegro salió de su cuerpo y vio a Tom flotando a su lado. Voló hacia él y lo abrazó «Te veo»
«Lo sé, pero yo sólo puedo estar a tu lado, sólo puedo verte a ti, amor»
«Bien, salgamos» Flotaron y vieron que la casa en la que se encontraban estaba en el campo, no había nada cerca, ningún aviso o nombre de carretera.
En el interior, el hombre entró y vio a Bill desmayado en la silla.
—Seguro te asustaste precioso, no te preocupes, esto te despertará —Comenzó a calentar un hierro con un extraño dibujo en la punta. Cuando éste estuvo al rojo vivo lo plantó en la muñeca de Bill, quien despertó de inmediato con un grito desgarrador.
—¡Aaahhh! —Gritó el pelinegro.
—¡Aaahhh! —Gritó también el de rastas, alertando a todos en la sala.
& Continuará &
Dios mío, podre Bill y Tom, ¿podrán salir de esta? ¿O estarán condenados a separarse por la muerte de Bill? ¿O Tom seguirá conectado aun a costa de su propia vida? Todo y más en el próximo capítulo. Oh God, no olviden comentar porque eso me hace muy feliz.