“Niños Psíquicos” Fic Twc / Toll escrito por MizukyChan
Capítulo 17
En el hostal, Tom despertó de su caótico sueño, se sentía completamente drenado de energía y cuando estiró su mano al lado de su cama no halló lo que buscaba.
—¿Bill? —preguntó con los ojos aún cerrados.
—¿Tom, te encuentras mejor? —Le habló la voz de la madre de su amado.
—¿Dónde está Bill? —Abrió los ojos por completo y de pronto recordó todo—. Oh Dios ¿Cuánto he dormido?
—Cerca de una hora —respondió la mujer.
—Debo volver —afirmó cerrando los ojos.
—Esto te hará daño, Tom. ¿Por qué lo haces?
—Porque lo amo —Soltó el de rastas, sin pensar en las consecuencias.
—Bien —Asintió la mujer—. Lo acepto, cuídalo por mí.
—Lo haré, lo prometo —Se concentró
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Nuevamente regresó al lugar oscuro y lúgubre— ¿Bill? —Le llamó, pero no esperó mucho.
—Tomi, aquí estoy —Le respondió a través de esa comunicación especial.
—¿Estás bien? —cuestionó preocupado, ansioso por saber cuánto se había perdido por haber estado dormido, demasiado débil como para volver.
—Él está al lado, Tomi, le está haciendo daño a la chica. Tengo mucho miedo —Su voz mental sonaba rasposa y muy temerosa.
—Bill, escúchame —Le habló firme—. Él quiere que te quiebres, no lo permitas.
—Quiero ser valiente, de verdad lo quiero, pero tengo miedo, nunca he sido bueno con el dolor, además ese hombre… me vio de una manera desagradable, tengo miedo, Tomi.
—Tranquilo, bebé, yo estaré aquí, siempre lo estaré.
—Oh Dios. Oh Dios, ahí viene… Tomi, Tomi…
—Respira, no le demuestres temor… yo estoy aquí, bebé —La puerta se abrió y el hombre osco entró en el cuarto de Bill, le quitó la venda de los ojos y éste pudo ver sus manos ensangrentadas hasta los codos.
—Hola, precioso —Le dijo con una sonrisa maliciosa. Le quitó la mordaza y le pasó la lengua por la mejilla. Tom lo sintió en su propio cuerpo y se tensó de inmediato.
—¡Maldito asqueroso! —Gritó el pelinegro haciendo uso de toda su voluntad.
—¿Qué dije de los modales? —Le abofeteó—. Creo que tendré que enseñarte personalmente cómo comportarte, precioso —Le desató los pies. Bill quiso patearlo, pero estaban entumecidos por los amarres. Entonces pasó algo que alteró a ambos jóvenes. El hombre comenzó a desabrochar el cinturón de su propio pantalón.
—¡Bill, sal de ahí ahora mismo! —Mandó el de rastas.
—Pero me dañará —Se quejó el moreno.
—¡Sal, ahora! —Su pareja, obedientemente se desdobló y salió de su cuerpo abrazando a Tom en el proceso. Bill miró al hombre que le bajaba sus propios pantalones y se puso a llorar.
—Tomi…
—¡Vámonos, no veas! —Le mandó—. ¡No veas! ¡Sólo sígueme! —Lo sacó flotando de ahí con rapidez, fuera de la casa.
—Tomi —Lloró, hasta que se detuvieron en un árbol.
—Tranquilo, aquí estoy, bebé —Le acarició la espalda.
—Me violará —Sollozó en su cuello.
—Ssshhh, ya pasará… lo encontrarán y lo encarcelarán y pagará por todo, mi amor.
—Tomi…, ya no me vas querer —Hipó el pelinegro cayendo al suelo.
—¿Por qué lo dices, amor?
—Mi cuerpo será ultrajado, ya no… ya no volverá a gustarte… porque fue tocado por alguien más —Abrazó desesperadamente a su novio.
—¡No, claro que no! Te amo, Bill… cariño, te amo para siempre, ¿recuerdas? No importa lo que haya pasado, no fue tu culpa, nada de esto lo es. Yo siempre estaré aquí, porque te amo, bebé y siempre lo haré. Por favor, créeme —Le movió el rostro para que se vieran.
—Te amo también —susurró el pelinegro con los ojos aguados.
De pronto escucharon las sirenas de vehículos de la policía. Los chicos se quedaron a lo lejos, no querían realmente acercarse hasta que ya todo estuviera bien.
& Varios minutos antes &
Los agentes conducían rápidamente pasando sin ninguna contemplación, la entrada de la casa de campo del Senador Donovan, “Le Terrance”.
—Date prisa, tengo un mal presentimiento —Ordenó Gustav, mordiéndose el labio nerviosamente.
—Voy lo más rápido que puedo —contestó su compañero.
Al llegar tomaron, sus armas y entraron en silencio, buscando y observando todo.
—Voy arriba —informó el rubio, mientras el castaño seguía inspeccionando la primera planta.
Gustav subió silencioso y siguiendo su intuición entró en la habitación de la derecha, encontrando a un hombre quitándole los pantalones a un inconsciente Bill. Completamente enfurecido, el rubio le dio una certera patada en el rostro al hombre, dejándolo tirado en el piso.
—No te atrevas a moverte. ¡Maldito cabrón! —Gritó, alertando a su compañero, quien subió en seguida.
—Gus —Geo entró a la habitación comprendiendo lo que pasaba. Se arrodilló al lado del pelinegro, re-acomodó su ropa y suavemente le golpeó la mejilla, para hacerle reaccionar, pero nada parecía funcionar—. Llama a Jonathan y pide una ambulancia, Gus —Le pidió serio, temeroso por la salud del niño.
—Está bien —Tan sólo tomó el teléfono y una sirena comenzó a sonar insistentemente y luego se alejaba de ellos—. ¡Hay problemas! —Gritó y bajó corriendo las escaleras, alcanzando a divisar el auto de Jonathan persiguiendo a otro muy elegante—. ¡Donovan acaba de huir, Geo! —Gritó hacia la habitación.
—Ve por él, yo me encargo de esto —respondió el castaño, procediendo a poner las esposas en las muñecas del asesino, que tenía el rostro cubierto de sangre, pues la patada recién proporcionada, le había roto la nariz. El hombre se quejó—. No te atrevas a decir nada, es lo menos que te mereces.
Se acercó a Bill, para terminar de desatarlo y lo acomodó en el suelo y utilizó las mismas amarras para terminar de atar al asesino. Y procedió a revisar las otras habitaciones, encontrándose con el cuerpo mal herido de Helen Williams. Desató a la chica, quien comenzó a llorar instantáneamente.
—Por favor no, no más —Suplicó temerosa, al no ver nada.
—Tranquila, soy policía —dijo el castaño y le quitó la venda de los ojos—. Mi nombre es agente Georg Listing, vengo a sacarte de aquí, volverás a casa, ya estás a salvo.
—Gracias —Lloró la niña, esta vez de alegría y alivio, al ver que sus tormentos por fin acabarían.
El castaño inmediatamente tomó su celular y pidió una ambulancia, dando la dirección, aún sin avisar a la Estación de Policía. También optó por llamar a David para informar que habían encontrado al pelinegro.
—Aló, David —Saludó sin poder evitar la sonrisa en su rostro—. Lo encontramos —anunció, soltando un suspiro.
—Dios mío, gracias —dijo sin poder evitar la emoción en sus palabras—. Debo avisar a Tom, está arriesgando su vida por estar con Bill.
—¿Están juntos? Bill ahora está desmayado, acabo de llamar una ambulancia, lo llevaremos al hospital Central.
—Perfecto, iremos hacia allá.
—Nos vemos —Colgó.
&
En el hostal, David corrió hacia Tom y lo movió lo más que pudo y finalmente pidió ayuda a Ann para contactar a Isabella, la fantasma de Tom para poder traerlo de vuelta.
A penas Bill vio el fantasma Isabella, supo que Tom debía regresar y lo dejó ir. Al regresar a su cuerpo, no quería abrir los ojos por temor a encontrar a ese horroroso hombre embistiendo su cuerpo sin piedad. Sin embargo, su cuerpo no se movía, no sentía las amarras en sus muñecas y finalmente se decidió abrirlos lentamente, encontrándose con el hombre que lo torturó, firmemente atado y con el rostro ensangrentado.
—¿Eh? —Se puso de pie lo más rápido que pudo y salió trastabillando. Se disponía a bajar las escaleras, cuando escuchó su nombre, giró y suspiró aliviado al ver al agente Listing allí. Corrió y lo abrazó.
—Gracias —dijo llorando sin parar.
—Tuve que pedirle a David que alejara a Tom para que reaccionaras, pero de todos modos te llevaré al hospital. ¿Cómo estás? —Le tomó el brazo inspeccionando su muñeca—. Está sanada —afirmó sorprendido.
—Fue Tom, con sus habilidades me curó —explicó el pelinegro con una sonrisa en el rostro.
—La chica está muy mal.
—Lo sé, la escuché… la torturaron por más días que a mí —contó bajando la cabeza.
—¿No te hicieron nada más? —preguntó preocupado, recordando que el tipo estaba tratando de violar el cuerpo inconsciente del moreno.
—Él quiso… —Dudó en hablar por la vergüenza que sentía.
—¿Qué, Bill? Sabes que puedes confiar en mí.
—Él quería abusar de mí, por eso Tom me sacó de aquí —El castaño dio un suspiro de alivio.
—Está bien, Bill —El chico lloró al pensar en lo que pasó en su ausencia.
—¿Acaso él… lo logró? —cuestionó aterrorizado de saber la respuesta.
—No… —El chico lo miró esperanzado—. Llegamos justo a tiempo y no te hizo daño.
—¿De verdad? —Se limpió las lágrimas.
—Sí, de todos modos, en el hospital te revisarán y nos lo confirmarán, para que te quedes tranquilo.
Esperaron un momento y escucharon a lo lejos las sirenas de las ambulancias que venían. Bill fue trasladado junto a la chica al hospital Central donde Tom lo esperaba impaciente. Fue sometido a varias revisiones y exámenes y luego que todo arrojara que estaba sano, fue trasladado a una habitación personal, donde tendría que pasar la noche.
—¿Cómo te sientes, Bill? —indagó preocupada su madre, quien fue la primera en pasar a verlo. Tom se mordía las uñas, ansioso por entrar y confirmar por sí mismo que su amado estaba bien.
—Bien mamá, gracias a Tom estoy bien —La mujer se acercó y tomó su mano para revisar la muñeca quemada, asombrada de descubrir la misma marca que apareció en el brazo del rastudo.
—Tom, quedó marcado igual que tú —Bill abrió los ojos preocupado.
—No es posible —Soltó su mano y la vio, estaba completamente cicatrizada.
—Él… —Ella quería asegurarse de sus dudas—. ¿Él es tu novio, verdad? —Bill la miró asombrado y completamente sonrojado—. Ya me lo esperaba.
—Mamá, lo siento —susurró bajando la cabeza.
—No lo sientas, de entre todas las personas de este mundo, encontraste a la más valiente y temeraria. Tom es… muy buen chico y pude comprobar que te ama con todo el corazón, se puso en peligro él mismo, con tal de que tú estuvieras bien. ¿Qué puedo decir? No puedo oponerme —Bill no creía sus palabras.
—¿Y papá? —preguntó temeroso.
—Yo me encargaré de él. Tú, querido, debes ser feliz… hace tanto que no te veía tan bien. Quiero que seas muy feliz por el resto de tus días.
—Gracias mamá —Se abrazaron y el pelinegro no pudo evitar soltar unas lágrimas de alegría.
—Ahora, supongo que lo único que quieres es verlo, ¿verdad? —afirmó con una sonrisa cómplice.
—¿No te importa? —Pidió tímidamente.
—Claro que no. Nos vemos en un rato —Y se retiró, dejando entrar al chico de rastas.
Al acercarse a la cama, Bill pudo notar lo pálido que se veía, las oscuras ojeras que mostraba y una ligera hinchazón en su frente.
—¡Dios mío, Tom! ¿Qué te ha pasado? —exclamó, casi bajándose de la cama.
—Tranquilo, mi amor, ahora que estás a salvo, ya nada importa —Terminó la distancia que los separaba y lo abrazó con fuerzas y comenzó a sollozar—. Estaba tan asustado, bebé.
—Y yo, mi amor —Ambos lloraron, mientras se acariciaban la espalda.
—Te extrañé, bebé —murmuró el mayor, alejándose un poco, para verle directamente a los ojos.
—¿Qué es esto? —preguntó tocando su frente.
—El golpe que me dieron cuando te quitaron de mis brazos —contestó con la mirada sombría.
—¿Y esto? —Tomó su muñeca.
—Estamos unidos, ¿recuerdas? Todo lo que te ocurra a ti, me pasa a mí también —confirmó orgulloso.
—No es justo —comentó el pelinegro con un puchero en sus labios, el que fue mordido por Tom, robándole por fin un tan deseado beso—. Mmm ññiiiaa —Gimió en el beso.
—De verdad te extrañé, pequeño —repitió, susurrando en su oído.
—No quiero que te vuelvas a poner en riego por mí, cielo —pidió el moreno.
—Eso es algo que no te concederé, siempre estaré allí por ti, en los momentos buenos y en los malos… para siempre —Prometió, mirándolo a los ojos.
—No lo dudo… para siempre —Se fundieron en un beso largo y húmedo, deseado y correspondido, lleno de amor y ternura.
& Continuará &
¿Podrán detener al Senador Donovan, o quedará impune y volverá a dañar a Bill? ¿Qué harán los chicos ahora que se supone el caso está cerrado? ¿Los separarán? Todo esto en el próximo capítulo, no se lo pierdan.
Debo confesar que el siguiente capítulo es prácticamente el final, pues será entonces que cerraremos el caso “Flor de lis”, los dos últimos, se pueden considerar como capítulos especiales o un epílogo más largo. Ya verán el por qué. Gracias por seguir leyendo y no olviden comentar.