Niños Psíquicos 9

Niños Psíquicos” Fic Twc / Toll escrito por MizukyChan

Capítulo 9

Después de la llamada con los agentes a cargo del caso “flor de lis”, el oficial McGee regresó a la sala del hostal, donde se encontró con David.

Señor, gracias por prestarme su teléfono, quería llamar al agente Schafer antes de cambiar mi turno e hice bien —explicó el policía.

¿Por qué lo dice oficial? —preguntó David.

Porque me ha encargado que lleve al chico a mi Unidad, para que haga un retrato hablado del hombre que vio anoche en el ritual —detalló.

Los niños aún duermen. ¿Por qué no pasa a tomarse una taza de café conmigo mientras esperamos? —Invitó el hombre.

Gracias por su hospitalidad —Pasaron a la cocina donde se hallaban las mujeres y se sentaron a la mesa con sendas tazas de café humeante, que necesitaban por el desvelo de la noche previa—. Señor David, ¿cuál es el nombre del pelinegro?

Su nombre es Bill y el de rastas es Tom —aclaró dando un sorbo a su café.

¿Cree que quiera ir voluntariamente a la Unidad? —indagó un poco temeroso el oficial—. Después de todo él es un menor y no tengo autoridad para llevarlo sin sus padres.

No se preocupe, él irá. Pero no solo. Seguramente Tom irá con él, desde que se conocieron, no pueden estar el uno sin el otro —comentó como si fuera algo gracioso.

Oh, ya veo —dijo el oficial— ¿Y eso es malo?

Al contrario, usted lo vio anoche. Ambos son niños psíquicos, con habilidades independientes, pero juntos se potencian, logrando información muy importante para el caso —afirmó el hombre orgulloso, como si hablara de sus propios hijos.

Este caso es muy importante. Lleva sin resolver casi dos años y lo peor es que sigue cobrando víctimas —comentó el policía con el ceño fruncido.

¿No ha tenido suficiente ayuda? —preguntó Sandra.

No es eso. He escuchado algunos rumores, que dicen que hay corrupción de por medio —informó el oficial bajando la cabeza.

Eso es terrible —Sentenció la mujer.

Sí que lo es —En eso llegaron tomados de las manos los chicos, con cara de sueño y el rastro de ojeras.

Buenos días —Saludaron ambos.

Niños, les prepararé cereales —Ofreció la dueña del hostal, los chicos sonrieron y se sentaron juntos a la mesa.

¿Cómo estás Tom? ¿Aún te duele la cabeza? —cuestionó preocupado David.

Ya no, pero me siento muy cansado —respondió bebiendo un poco de jugo.

¿Y tú Bill? ¿Cómo te sientes? —Lo miró con preocupación.

Me quedé dibujando hasta la mañana, no he dormido mucho, pero no me duele nada —contestó bebiendo del mismo vaso de Tom.

Con respecto a eso —Intervino el policía—. ¿Aún recuerdas el rostro del hombre, Bill?

Sí, ¿por qué? —Recibió su bol de cereales.

Hablé con el agente Schafer y quiere que te lleve con nuestro experto en retrato hablado. ¿Crees que puedas hacerlo? —El rostro del pelinegro se iluminó.

Genial, me esforcé mucho, pero no creo que mi dibujo sea lo suficientemente bueno. Será genial ir con un experto. No habrá ningún problema —respondió sonriendo.

Yo lo acompaño —agregó Tom sin lugar a dudas.

No hay problema. Desayunen y nos vamos —Terminó el policía y los chicos con miradas coquetas comieron su cereal. La dueña no se quedó conforme y les preparó unas tostadas que untó con mantequilla y mermelada. Los chicos las devoraron entre risas y luego de una conversación completamente trivial, David, ellos y el policía partieron a la Unidad.

&

Al llegar a la Estación, el oficial tuvo que llenar el papeleo obligatorio y los llevó con el experto. Tuvieron la suerte de que no estaba ocupado e inmediatamente hizo pasar a Bill a la sala donde realizaría el bosquejo. Un Tom renuente se quedó afuera con David a esperar.

Bill dio todas las descripciones que recordaba. Entregaba los detalles con nitidez como si estuviera viendo una fotografía. El hombre desde que tomó el carboncillo, no dejó de estamparlo en el papel y una vez hubo finalizado miró su obra y se la mostro al pelinegro.

¿Se parece a él? —preguntó el adulto, un tanto incómodo. Bill lo miró impactado.

Es igual. Gracias —respondió el moreno— ¿Debo hacer algo más?

No, todo está perfecto. Lo has hecho de maravilla —Le indicó la puerta y luego llamó al oficial McGee con una seña. Ambos hombres volvieron a entrar a la sala.

¿Qué sucede? —cuestionó McGee.

Mira el bosquejo —Le instruyó el otro oficial.

¿Es alguien conocido? —Tomó el papel y se quedó de piedra—. ¡Dios mío!

¿Ese chico es confiable? —preguntó el experto en tono acusador.

Claro que lo es —Le aseguró.

¿Y crees que lo conozca? —indagó nuevamente.

Claro que no, es un crío —Le defendió McGee.

¿Alguien más sabe de esto? —Volvió a preguntar el oficial.

No, sólo él lo ha visto y ahora, nosotros dos.

Perfecto. Que no se sepa nada aún. No podemos difamar al Senador Donovan —Sentenció el oficial.

Entendido. Me llevaré a los niños a casa.

¿Dónde se están quedando?

En el Hostal Hollows. Yo los estoy cuidando.

Perfecto, que nadie más esté en contacto con ellos, es por protección.

Sí señor —contestó McGee y salió de allí—. Vamos chicos, volveremos al hostal —Anunció. Todos le siguieron de vuelta al automóvil.

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Todos estaban felices del nuevo avance de Bill. Tom se sentía completamente orgulloso de su pequeño. Sin embargo, el oficial estaba muy serio y parecía meditar muchas cosas en su mente. Al llegar volvió a solicitar el teléfono de la casa.

Agente Schafer —habló un poco tímido esta vez.

¿Sí oficial McGee? ¿Hay alguna novedad? —preguntó el rubio al otro lado de la línea.

Señor, necesito que me dé su celular, debo hablar por una línea segura —pidió el oficial, cosa que alertó de inmediato al rubio.

Sí señor, es 846375496. ¿Lo tiene?

Lo llamó de inmediato —Colgó y sacando su propio móvil, marcó el número del agente y esperó.

McGee, ¿qué sucede?

Creo que estamos en problemas señor —dijo tratando de sonar lo más normal que podía, sabiendo que de ahora en adelante su vida y la de los chicos estaban en peligro.

Habla hombre —Mandó el rubio.

Llevé a Bill con nuestro experto y éste dibujó el rostro con lujos de detalles —explicó el hombre.

¿Es alguien que conozcamos? —preguntó.

Es el Senador Donovan, señor —contestó el hombre al borde de la asfixia.

¡Dios mío! —Soltó el rubio—. Están en peligro.

Lo sé señor. Esto confirma los rumores de corrupción. Sin embargo, hay algo que no me cuadra, señor —agregó el oficial pensando.

Dime McGee.

Es el nombre señor, fue impresionante como Tom dijo que el nombre de “Joshua” entró en su cabeza, pero el Senador Donovan, se llama John, no Joshua. ¿Qué puede significar eso? —indagó como reflexionando el hombre.

Lo averiguaré McGee. Confío plenamente en Bill y Tom y si el verdadero asesino es Donovan, entonces haremos hasta lo imposible por atraparlo a él y a sus cómplices. Entre tanto, pediré que te den una semana de permiso y trabajaras en el hostal protegiendo a los niños. ¿Está claro? —preguntó el rubio con voz de mando.

Sí señor, yo cuidaré a esos chicos.

Si hay alguna información nueva te llamaré a este número. Adiós.

Señor —Colgó.

&

Dentro de la casa y ajenos a cualquier temor, los chicos se escabulleron hasta la habitación.

Vamos quiero verlo —pidió Tom apresurando al menor.

No quiero, no quedó tan bien como yo esperaba —Se retorció el pelinegro mientras Tom le hacía cosquillas.

Igual quiero verlo, sé que eres muy talentoso, vamos que quiero ver al maestro ese —Se soltó el rastudo buscando el cuaderno del moreno.

No Tomi, no —Rió descontrolado y no pudo evitar el otro chico abriera el cuaderno y viera el dibujo.

Oh Dios Bill, dibujas increíble —Le elogió, viendo el bosquejo.

Claro que no. Hubieras visto el del experto, ese sí que era un buen dibujo.

Él se me hace cara conocida Bill, ¿para ti no? —preguntó Tom mirando fijamente su dibujo.

No lo sé —Sacudió la cabeza.

De verdad lo he visto. Rayos no traje mi laptop —Se quejó el rastudo.

David tiene uno ¿Necesitas internet? —cuestionó el moreno, de pronto muy ansioso por saber quién era el hombre de su dibujo.

Vamos a pedírselo —Ambos bajaron corriendo hacia la sala, donde los adultos conversaban, excepto el oficial que había ido a recostarse a petición de la dueña de la casa que lo veía muy agotado.

Ya se los traigo —dijo el adulto, contento de ver a los chicos tan entusiasmados. Llegó de su habitación con el laptop y el internet móvil—. Aquí tienen —Tom se fue a sentar cerca de la ventana, con Bill pegado a sus talones. Después de teclear unas cosas y fallar, volvió a intentarlo, hasta que el rostro familiar saltó en la pantalla.

Aquí está Bill… mira —Ambos vieron con asombro el rostro de aquel maestro, que Tom observó con aquella capucha negra.

Es el Senador Donovan —dijo Bill un poco fuerte. Todos voltearon a verles. David se puso de pie de inmediato y corrió a la pantalla, fijando su mirada ahí y luego en el dibujo que Bill tenía en sus manos. Su rostro empezó a sudar.

Esto es malo… muy malo —comentó en un susurro que todos oyeron. Las mujeres se levantaron de sus lugares e hicieron lo mismo que David, vieron la pantalla y luego el dibujo. No había lugar a dudas. El dibujo de Bill mostraba al Senador Donovan.

El maestro de los malos es un Senador —susurró el pelinegro asimilando la información.

Pero él se llama John —afirmó Sandra—. Tom nos dijo ayer que su nombre era Joshua.

Es verdad —Confirmó el rastudo.

Tal vez el maestro es Donovan y el asesino material sea Joshua —opinó David—. Porque no me creo que un Senador se ensucie las manos de sangre.

Pero… —Intervino Tom—. Yo vi que era el maestro… el nombre del maestro sería Joshua.

Y yo vi al mismo ser que veía Tom, así que son la misma persona —Continuó Bill.

Tom, ¿puedes investigar en internet algo de su vida, si ha habido algún cambio de nombre o algo así? —pidió David, acercando una silla a su lado

Déjenme ver —Tecleó un par de cosas, hasta que dio con lo que buscaba—. Esta no es una página oficial, de hecho este sitio habla mal del Senador —Continuó.

¿Qué dice, Tom? —Urgió el pelinegro.

Dice que su nombre original es Joshua Donovan y que practica una religión en una secta. Pero eso es todo, el resto es político —Leyó el rastudo en voz alta.

Llamaré a Georg Listing —dijo David poniéndose de pie.

Tom, ¿vamos al lago un momento? —pidió el pelinegro. Tom le pasó el laptop a Sandra y los chicos dejaron la casa, tomados de la mano.

&

¿Por qué la urgencia, cariño? —preguntó el de rastas, ya fuera de la casa.

Estoy sobrecogido con la noticia Tomi —Suspiró apretando el brazo de su novio.

Entiendo que es fuerte, pero no tiene nada que ver con nosotros bebé —Le pasó el brazo por los hombros.

Tengo miedo Tomi. ¿Te diste cuenta que hasta la actitud del oficial cambió cuando vio el dibujo? —preguntó temeroso.

Es natural, eso comprueba que hay corrupción en la policía y que por eso no han podido dar con el asesino. Pero te repito, no tiene que ver con nosotros bebé —Le confirmó el rastudo.

Quiero estar aquí contigo, me siento mejor así —Al llegar se ocultaron entre el césped y se recostaron allí, abrazados.

¿Te puedo besar? —pidió el de rastas.

Todas las veces que quieras —respondió con una sonrisa.

Tom se acomodó sobre uno de sus brazos y se inclinó a besar los labios del pelinegro, quien le recibió hambriento de un beso que le calmaba, que le confirmaba que Tomi estaría ahí para protegerlo.

Lo que ninguno de los dos sabía, era que un vehículo oscuro había aparcado cerca del hostal. Dos hombres vestidos de negro bajaron con rapidez de él y ajustaron sus armas con silenciadores. Uno de ellos se dirigió a la entrada principal y el otro fue a la cocina. Como sincronizados ambos golpearon las puertas de una patada y entraron al lugar. El de la cocina vio a la dueña y sin miramientos le dio un tiro en la cabeza. El del frente se encontró con Sandra e hizo exactamente lo mismo.

El oficial McGee que dormía, sintió un golpe seco y se puso en alerta. Se levantó sin vestirse y tomó su arma de servicio. Abrió la puerta con sigilo y salió, vio a David en el teléfono y con una señal le pidió silencio. David murmuró algo bajito en el auricular y luego se tiró al suelo, ocultándose bajo una mesa. El oficial siguió su camino y se encontró de frente con uno de los extraños y sin siquiera dudarlo, disparó. El otro cayó al suelo y se oyeron pasos acercándose al lugar.

Baja el arma —Ordenó serio, pero apenas vio la mirada del asaltante, supo que era su vida o la del otro y disparó.

¡Llamaré a la policía! —Gritó David.

¡Ocúltate! —Gritó McGee y siguió su recorrido, tras asegurarse de que no había más intrusos y confirmar los dos decesos, tomó su celular y marcó—. Agente Schafer, fuimos atacados.

Vamos en camino —respondió el rubio y colgó.

¿Dónde están los niños? —preguntó McGee, respirando aliviado de que no estuvieron en casa.

Están en el lago, o eso creo —contestó David impresionado por lo ocurrido.

Voy por ellos —Fue a su cuarto y se puso los pantalones y una playera—. Es mejor que me acompañes, ellos podrían volver —dijo serio y se puso en camino, con David siguiéndole muy de cerca. Ambos esperando encontrar a los niños… con vida.

& Continuará &

¿Un senador, el gran maestre? Wow con razón no daban con los malos, pero… Geo y Gus ¿podrán hacer algo al respecto? ¿O acabarán muertos como Sandra y la dueña del hostal? A propósito… ¿les gusta la relación GxG?

Escritora del fandom

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