“Polvo de estrellas”
Drabble 13: Preparativos
Ya todo estaba listo para la ejecución del plan de los G’s. La noticia de la fuga de Bill se había hecho pública en toda la población alienígena y se había convocado a un juicio para dentro de unos pocos meses. Entre tanto, Bill estaba desautorizado para ejercer cualquier tipo de maniobra de vuelo, dentro o fuera de esa galaxia.
Tanto los G’s, como Bill, sabían de ante mano que esa clase de medidas serían tomadas en cuenta, dada la naturaleza del caso, pero todo estaba previsto. No había lugar para ningún margen de error, cualquier grado de insatisfacción, terminaría en la muerte inmediata de Bill y en las futuras condenas de los G’s, por ayudarle en el desempeño de tan descabellado plan.
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Aquella noche los tres amigos estaban reunidos en una de las habitaciones, terminando los preparativos de su misión.
—Debes estar listo Bill —Aseveró Gustav, ajustando los últimos cristales con los cuales haría interferencia en los registros akásicos y provocaría un virus generalizado, dándoles el tiempo suficiente para emprender la huída.
—Estoy absolutamente listo —Fue la respuesta segura del otro chico.
—¿No extrañarás a tu gente, amigo? —preguntó Georg un poco triste ante la inminente partida de uno de sus mejores camaradas.
—Sólo los extrañaré a ustedes chicos, los demás… en realidad… siento que sólo Tom es mi gente, como tú le dices, él es mi familia, él es mi alma gemela, él es todo para mí —dijo Bill, brillando intensamente al recordar todas las emociones, que su amado terrícola le hacía sentir.
—Me refiero a… no lo sé… todo —Insistió Georg—. Ni siquiera conoces del todo la Tierra, sólo has visto aquel bosque y a Tom.
—¿Crees que podrás vivir con ellos sin que lo noten? —preguntó, esta vez Gustav—. ¿Sin que ellos sepan que no eres terrícola?
—No lo sé chicos. Tom prometió cuidarme y yo… confío en él —respondió Bill, sintiendo las mariposas que sólo su humano le hacía sentir.
—Bien —Retomó Gustav—. Después de esto no hay vuelta atrás.
—Créeme, lo sé.
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Aquella noche, después de ajustar todos los detalles. Bill se sintió nervioso, tanto como aquella vez en que Tom lo descubrió y tuvo que usar la metamorfosis para cambiar su cuerpo energético a uno humano.
Concentró todas sus emociones en el único ser que podía hacerle sentir así de feliz y vibró y brilló para él.
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En la tierra, el joven de rastas acababa de terminar su examen de final de curso, cuando una intensa ansiedad golpeó su pecho. De inmediato supo que esos sentimientos no eran suyos, sino de su alma gemela y se concentró en comprenderlos.
Corrió hacia su lugar secreto, el bosque y allí se tendió en el verde césped para recibir aquella conexión especial. Suspiró repetidas veces y sintió como sus mejillas se sonrojaban.
Como nunca antes, pudo ver en los pensamientos de Bill y lo comprendió todo. Él se estaba despidiendo de su raza y le anunciaba su llegada… pronto.
Tom se sorprendió y se asustó a la vez. Estaría feliz de recibirle y amarle como se debe, pero para que pudiera ocurrir algo así, su amado extraterrestre debía arriesgarse para lograrlo y cualquier falla en su plan, significaría su muerte.
Sin haberlo hecho antes, el rastudo se puso de rodillas y elevó su voz en una oración a cualquier Dios que estuviera dispuesto a oírle y a cumplir su deseo, de proteger a su amado Bill, a través del tiempo y del espacio, para que pudiera llegar a salvo a su lado, para que volviera a casa y así comenzaran una vida llena de amor.
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En una galaxia remota, una entidad luminosa, cubría su rastro en la central de información más importante de la raza gobernante: “el registro akásico”. Usando uno de los cristales previamente contaminados, Gustav accedía a las fichas de las naves que en esos momentos estaban listas para partir. En tan sólo unos segundos, el caos comenzó…
Continuará…
¿Qué es lo que comenzó? OMG el plan… ya lo olvidaba. ¿Podrán realizarlo completamente o fallarán miserablemente? ¿Podrá Tom reunirse con su amado? O ¿Bill se convertirá en polvo de estrellas? No se pierda la continuación.