“Polvo de estrellas”
Drabble 18: Caricias
Ya juntos en la cama, las respiraciones de ambos se agitaron por la mera presencia del otro. Tom fue el primero en moverse, ansioso de tocar a aquel ser que le volvía loco.
Suavemente recorrió la espalda de Bill, sólo con la yema de sus dedos, en una sucesión de caricias tan leves, que provocaban intensos espasmos de placer en el delicado y frágil cuerpo del alienígena.
—Ah —gimió el chico, tratando de ahogar sus sonidos para no ser oídos por Simone, la madre de su gemelo.
—Eres tan suave y delicioso —susurró el humano, muy cerca de los labios de Bill, sin hacer mayor contacto del que ya ejercía sobre la espalda del alien.
—Me torturas Tomi —jadeó el chico, acercándose más y robándole despiadadamente un beso a su humano, cosa que de inmediato calentó el ambiente.
Bill, temeroso pero más osado que la vez anterior, recorrió la espalda de Tom con sus manos frías y lo apretaba contra su cuerpo, ansiando más contacto, desesperado por probar, nuevamente aquella fascinante experiencia del bosque.
—Mmmm —Fue casi el gruñido que salió de los labios de Tom, al sentirse arañado con fuerzas por su novio. Empujó sus caderas hacia el frente, chocando de inmediato contra el endurecido miembro de su adorado alien, iniciando así un frenético vaivén de placer.
—Aahh —gimió largamente Bill, sin poder contenerse—, sí… Tomi ah…
—Te amo tanto, pequeño —Le encantaba llamarle así. Tom sabía que Bill era mucho más viejo que él, siglos tal vez, pero en este cuerpo humano, él era tan frágil, delicado y pequeño, que él sentía que era su obligación protegerlo de todo y de todos.
Deseoso de sentir más, Bill se frotaba intensamente contra su amado, pero se sentía altamente apretado en sus ropas. Sin esperar instrucciones, comenzó a quitárselas, para quedar completamente desnudo, ante la atónita, pero complacida mirada de su humano. Instándole con sus ojitos brillantes a hacer lo mismo, Tom de despojó de sus oscuros bóxers, quedando de la misma manera.
El roce se hizo mucho más intenso y deseado. Sus miembros ya estaban húmedos por el constante movimiento y Tom, en un intento de probar a su amado, se llevó dos dedos a la boca y los lamió con gusto, besando luego frenéticamente a su alien.
Bill, recibió gustoso la lengua de Tom dentro de sí y la saboreó cual si fuera el manjar más delicioso del mundo, hasta que sintió con extrañeza, que las manos de su humano bajaban por su espalda y separaban sus nalgas. Al no conocer la situación en la que se encontraba, sólo se dejó hacer, sin quejarse… sintiendo y disfrutando.
Un dedo juguetón llegó a su entrada y se posó ahí. Bill se tensó un poco por lo extraño que todo aquello parecía y creyó que debía darle más espacio a su amado, así que llevó una de sus piernas a la cadera de Tom, dándole libertad de acción. El humano, ejerció un poco más de presión en la rosada entrada, hasta que el dedo ingresó lentamente. Bill apretó los ojos y se quejó.
—Sshhh —Le calmó el rastudo, besando su nariz y regresando a su boca con pasión.
Su dedo comenzó a moverse en un suave ir y venir, cosa que relajó un poco al alien, quien seguía encontrando todo eso “raro”, pero no del todo desagradable. Cuando el dedo se movía con más facilidad, un nuevo intruso entró en escena, haciendo que Bill mordiera el labio de Tom.
—Relájate amor —Le pidió el de rastas, frotando su miembro con más intensidad, sintiendo que su libido estaba en su punto máximo, primero porque nunca había hecho algo así con un hombre y segundo porque ese hombre justamente no era un hombre, sino un alien, su amado gemelo cósmico.
Bill se dejó envolver por el placer y siguió besando a su humano, sintiendo como las corrientes eléctricas volvían a arremolinarse en su vientre, eso era enloquecedor, pero justo cuando pensaba que nada podía ser más increíble, Tom con sus dedos, tocó un punto dentro de su cuerpo que le hizo ver todo blanco.
—Aaahhh —gimió fuertemente, echando la cabeza hacia atrás—. Dios mío.
Tom sonrió y volvió a llevar los dedos a ese lugar, frotándose con mayor intensidad, logrando que en sólo cuestión de segundos Bill le llenara con su semilla caliente. El sólo ver su rostro sonrojado y lleno de placer, fue suficiente para gatillar su propio e increíble orgasmo.
—¿Qué te pareció? —preguntó el rastudo con una sonrisa de suficiencia.
—No tengo palabras —susurró el alien, aún presa de las intensas emociones experimentadas.
—¿Estás bien? —preguntó un poco preocupado el humano.
—Sólo, un poco… extrañado, eso fue muy… no lo sé.
—Ven acá —Tom lo acunó en sus brazos y besó su frente con ternura. Amaba a Bill y deseaba hacerlo feliz.
—Mi raza no tiene ese tipo de contacto —Explicó el alien—. Y menos aun —Negó con la cabeza—. No tocamos al otro de esa forma tan íntima —dijo suavemente—, es… degradante.
—No lo es Bill —Tom le besó la frente—. Sólo las personas que se aman, se tocan así, porque quieren mostrarle al otro que quieren ser uno, no sólo con sus sentimientos, sino también con sus cuerpos.
—Oh —Bill lo comprendió, Tom no lo estaba usando, le estaban demostrando cuanto le amaban y sonrió—. Gracias Tomi, por enseñarme tu mundo.
—Ahora es tu mundo también.
—Tú eres mi mundo Tomi —Y con una sonrisa, ambos cayeron presa del sueño.
Continuará…
¿Qué hará Simone con los jóvenes enamorados? ¿Podrá Bill adaptarse a la tierra? ¿Será su conocimiento algo negativo para la humanidad? No se pierda la continuación.