“Polvo de estrellas”
Drabble 25: Fuga
Rápidamente Gustav explicó a los chicos, un posible plan de escape que podrían utilizar, el tiempo suficiente para que su raza dejara de buscarlos. Bill comprendió de inmediato lo delicado de la situación y aceptó huir sin mirar atrás, pero para Tom todo esto sonaba como algo fuera de este mundo, aunque literalmente era así.
Llegaron a casa y optaron por ocultar la verdad a su madre, inventando que parte de la familia de Bill quería secuestrarlo y llevarlo a la fuerza de regreso a su casa. Simone, comprendió que tal cosa afectaría de manera terrible a su hijo, de hecho podía notar el grado de incertidumbre en el que se encontraba y aceptó dejarlos partir.
—No te diremos nada por tu propia seguridad mamá —Le dijo el chico, rascando sus rastas, bajando la mirada, sabía que cualquier titubeo descubriría su mentira.
—No te preocupes Tom, sólo cuida a Bill y encárgate de que nada le pase, él es como un niño pequeño, creo que lo han mantenido encerrado en su casa o algo así —La mujer hablaba en base a las extrañas palabras que usaba el pelinegro en situaciones desconocidas para él, pero totalmente comunes para el resto de los mortales.
—Yo lo cuidaré mamá.
—Tenemos todo listo —dijo el pelinegro bajando a la cocina y reuniéndose con la familia.
—Cuídense mucho mis niños —dijo Simone abrazando a los dos a la vez.
—Lo haremos, no dejaré que nada malo le pase a Tomi —habló el pequeño, sorprendiendo a los dos—. Lo amo demasiado —Les aseguró, sacándole una sonrisa a ambos.
—Bien, váyanse antes que me arrepienta —dijo la mujer y les vio atravesar la puerta con sus pequeñas mochilas y la guitarra de su hijo.
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En el bosque, Gustav los esperaba estresado en la oscuridad. Se había comunicado con Georg y ya tenían todo listo para que pudieran salir ambas naves de la Tierra, sin ser reconocidas por los satélites terrestres.
—Llegan justo a tiempo —dijo el rubio, luciendo una playera grande que Tom le había dejado esa tarde—, Georg ya tiene listo el curso de viaje que emprenderán.
—Sólo una pregunta más —habló el de rastas luciendo un poco pálido—. ¿Están seguros que no moriré por la falta de oxigeno allá arriba?
—No cielo, tenemos un nuevo sistema de reciclaje del aire, es como sus plantas involucionadas, creará oxigeno de nuestros gases de desecho —Le aclaró el pelinegro—. Podrás sobrevivir en esa forma física, no importa que no seas energía como nuestra otra forma.
—¿Y la comida? —Insistió el humano.
—Te alimentarás de una forma energética rica y saludable, muy diferente a la terrícola, que te causa más daños que salud —agregó el rubio, preparando la entrada de la nave de Bill.
—Bien… —dijo Tom no muy seguro, pero sintió que la mano de su adorado alien le acariciaba tiernamente y sonrió.
—Confía en mí, jamás te dañaría, ni te expondría —Tom le dio un beso fugaz, que fue discretamente visto por Gustav.
—Lo sé. Te amo pequeño.
—No lo entiendo —Interrumpió el rubio, sin poder permanecer más tiempo en silencio.
—¿Qué? —preguntó el de rastas.
—¿Cómo pudieron enamorarse?
—Es simple —Siguió el rastudo, acariciando el negro cabello de su amado—. Él es mi otra parte, si él falta… yo estoy incompleto. Lo amo porque es todo lo que soy. Es mi complemento y todos los sinónimos que tu lenguaje evolucionado pueda encontrar para describirlo. Además, Bill tiene su propia personalidad, pero siempre estamos conectados —Gus lo miraba con asombro, es cierto que desde que se enteró que su gemelo estaba allí, tan cerca de ellos, su corazón latió de manera extraña, y se preguntó si cuando lo viera, podría sentir lo mismo que Bill y Tom sentían.
—Gus —intervino el pelinegro—, cuando lo conozcas lo entenderás —dijo como leyendo la mente de su rubio amigo.
—Ya, es mejor que entren y se vayan chicos —La pareja asintió y entraron en la nave—. ¿Aún recuerdas los comandos básicos, Bill?
—Vamos Gus, sólo he estado en la Tierra por un mes —Bromeó.
—Bien, pero ahora no harás nada. Georg programará el curso y quedarás en libertad cuando el mando dejé de estar en piloto automático —Explicó el alien rubio.
—Entendido.
—Buena suerte.
—Gracias —La puerta se cerró y nuevamente la pequeña nave quedó protegida por su campo invisible. Al cabo de unos cuantos minutos, los controles se encendieron y en tan sólo un destello de luz, atravesó el cielo oscuro, atravesando la órbita terrestre.
—Que el Dios terrícola los proteja —Concluyó el rubio, retornando a su propia nave, para ser devuelto a la compañía de su amigo Georg. No podía esperar el momento de contarle acerca de sus gemelos.
Continuará…
Wow, se fueron al espacio ¿qué harán los chicos con tanto tiempo libre? Jejejeje lo dejo a su imaginación, esperemos que el plan de fuga funcione y puedan volver a la Tierra, sanos y salvos.
