“Polvo de estrellas”
Drabble 7: Deseo
La mente de Tom trabajaba a toda velocidad, ideando miles de teorías absurdas para quedarse con su adorado alienígena. Pero mientras más divagaba, más difícil le resultaba la idea de que en unas cuantas horas, debía dejarle partir, porque lo contrario, le ponía precio a la cabeza de Bill y eso, era algo que jamás se perdonaría.
Llevaba años, anidando ese sentimiento en su corazón, el cual comenzó inocente, como una dulce amistad con el “ser del bosque”, y luego, poco a poco creció hasta transformarse en una necesidad de saber de él, de encontrarle, de tenerle, de… amarle sin restricciones y para siempre.
—Debe haber alguna forma —susurró, más para él mismo, pero Bill negó con la cabeza.
—Lo siento Tom.
—No lo sientas, no es tu culpa.
—Sí lo es —El chico bajó la mirada—. Si no hubiera entregado mi esencia, esto no estaría pasando.
—Pero yo no habría nacido —comentó el rastudo, levantando el rostro de Bill por su barbilla, le ofreció una sonrisa y preguntó—. ¿Preferirías que yo no existiera?
—¡No!… claro que no —respondió de inmediato el más delgado—, pero nosotros somos… familia.
—No Bill, yo soy tú y tú eres yo, es así de simple —El hermoso alien sonrió dulcemente, su pequeño terrícola comprendía el plan perfectamente, incluso mejor que él mismo.
—Eres extraño Tom.
—Lo sé —Ambos rieron y el rastudo no pudo evitar estrechar a Bill nuevamente en sus brazos, sacándole un gran suspiro—. Me gusta que estés en esta forma… física —Besó su cabello—. Ahora por fin puedo tocarte —El alienígena se ruborizó, porque comprendía que su humano tenía otro tipo de sensaciones… más carnales, y él estaba ansioso por probarlas también.
—Tom… ¿podrías? —Dudó y el rastudo le miró a los ojos animándole—. ¿Podrías… besarme de nuevo? —Estaban tan sonrojados que podrían competir en un concurso de tomates, pero tragándose los nervios, el humano, se apoderó de los labios de Bill, quitándole el aliento y saboreando de su lengua, cual si fuera el mejor de los manjares del universo, lo cual en su opinión era más que cierto.
—Mmmm —gimió el chico en sus brazos y rápidamente las sensaciones de su “nuevo” cuerpo se manifestaron, enviando señales eléctricas directamente a su bajo vientre, y aterrándose por ello, tomó a Tom por los hombros para alejarlo de él.
—¿Qué… qué pasa? —Se preocupó el chico de rastas—. ¿Te hice daño?
—No lo sé —dijo Bill, mirando hacia el pequeño bulto que levantaba la playera que cubría sus muslos. Tom llevó su mirada hacia el mismo lugar y una “o” se dibujó en sus labios.
—Bill… —Volvió a atraer al chico a su regazo y acarició sus brazos—. Eso es normal, significa que te gusta lo que estamos haciendo —Un poco temeroso, el rastudo tomó la mano de su alien y la llevó a su propio miembro, haciéndole notar que él estaba igual de duro.
—¿Tú también? —El chico estaba sonrojado, pero dibujó una sonrisa en su rostro—. ¿También te gusta besarme?
—Podría morir en paz ahora que conozco el sabor de tus labios —dijo cursimente.
—Pero yo no quiero que mueras —contestó Bill con un puchero.
—Claro que no, es sólo una forma de decir.
—Oh, es que su lenguaje es un poco… primitivo —dijo Bill tratando de no ofender.
—Si mis palabras te parecen obsoletas, ¿qué tal si dejamos hablar al lenguaje del cuerpo? —Instintivamente el chico del otro mundo levantó una ceja, animando al rastudo a continuar, esto se ponía interesante y él quería atesorar experiencias en este “nuevo” cuerpo.
Continuará…
OMG ¿habrá lemon? ¿O será muy pronto? ¿Mi mente es tan pervert que lo haré? ¿O esperaré al siguiente año? ¿Pero… y si no hay un siguiente año? No se pierdan la continuación. Besotes.