«Reverse I» Fic de Alter Saber
Capítulo 31: Precaución
«Hay una voz que emerge en la noche, Tan fuerte y clara,
Voy a superarlo aunque me hayas lastimado,
No tengo miedo, Muy por debajo,
Esta el sonido de que me estoy alejando»
– Illenium (Sound of walking away)
En el trayecto de vuelta a casa, pienso en todo lo sucedido y aun me cuesta creer que de alguna manera, me vi implicado en una situación de suma delicadeza; al parecer; la revelación del suicidio de su madre, fue algo demasiado impactante para Tom, es decir, todo lo que sea referente a personas que por voluntad propia escogen acabar con su vida; es suficiente para que él se perturbe de alguna manera.
Pensé que la aparición de Bill era suficiente para eliminar los rastros que había dejado la ausencia de Bella; pero, no es así. Tom estará ligado siempre a ella, aunque él pudiese cortar el lazo que los une; algo me dice que no está dispuesto a dejarle ir.
¿Hasta qué punto esa dependencia de Bella afectará la relación con Bill?
Entiendo de sobre manera que ella fue de cierta forma, fue el primer amor de Tom; sin embargo, nunca creí a plenitud el cariño que él le profesaba; al verlos juntos, me daba la impresión que más que cariño, él sentía un «Apego» emocional hacía ella, como si se tratara de la persona que te brindo un nuevo aire; algo así como, una especie de «Salvación».
No obstante, Tom insistía que sus perspectivas al lado de Bella, eran las de un enamorado empedernido, y yo, no le contrariaba; él había regresado a ser el mismo o al menos, parte de su antiguo ser estaba presente; porque, hubo un periodo en el que Tom se aíslo tanto de su familia como amigos, parecía perdido, como si repudiara su existencia y hasta el momento, desconozco la razón por la cual se comportaba así; lo único que recuerdo, es que ese cambio tan estricto se dio, luego de su regreso de Stuttgart.
Fue a sus 15 años; Tom me comentó que esa ciudad es considerada «El corazón de la Industria automotriz de Alemania», ya que posee una tradición ingenieril que sienta las bases para establecer los avances de ésta área y que la Universidad Técnica de Stuttgart; brindaba un curso de un año para aquellos que aspiraban ingresar a las maravillas que la mecánica tenia para ofrecerle.
Gracias a que Tom era el mejor de la Academia en la que estudiábamos; no hubo ningún tipo de inconveniente para hacer su transferencia a Stuttgart; ni siquiera tenía que repetir el último año; sólo tomo un examen que comprobaba que sus bases cognitivas eran las necesarias para ingresar a una Universidad, y como era de esperarse, él obtuvo la calificación más alta.
Entre Jake, Rick y yo; le hicimos una especie de despedida en la que lo obligamos a prometernos que no iba a cambiarnos por nadie en ese año que estuviese lejos de nosotros; y en medio de risas y muchas bromas; Tom así lo concreto.
Sin embargo, las cosas no marcharon de la manera en la que nosotros quisimos; en el primer mes de su estadía, Tom se escuchaba siempre animado; tardaba horas en describirnos lo maravillosa que era la ciudad y lo entusiasmado que se sentía por las clases en la Universidad; nuestras conversaciones eran muy extensas; pero, nos sentíamos complacidos de que él se adaptara fácil al cambio.
Aunque para nosotros su ausencia era más que evidente; tratamos de manejarlo de la mejor manera posible; porque apoyábamos sus ganas de superarse en la vida y de enfocarse justo en lo que le gusta hacer.
Luego del tercer mes, las cosas cambiaron radicalmente.
Tom no contestaba nuestras llamadas nunca; lo inundábamos de mensajes pero jamás había contestación; creímos que quizás él había perdido su móvil o que compró uno nuevo; pero, ese no era el caso. Completamente preocupados por la situación, acudimos a Clarise y ella nos informó que Tom se comunicaba una vez por semana y que sólo se limitaba a decir que se encontraba bien; en muchas ocasiones sus padres le amenazaron diciendo que sí el no dejaba de comportarse de esa manera tan extraña, iban a ir a buscarlo de inmediato; ante ello, a Tom le daba un ataque de ansiedad en el que les imploraba que no fueran a acercarse allá; les pedía a gritos que no fueran a buscarlo.
Tom les decía que sólo era un año y que él tenía que afrontarlo como fuera; pero, nadie podía entender porque se colocaba como un loco cada vez que alguien le decía que iría por él.
Fueron 9 meses en los que ninguno de nosotros tuvo un contacto con Tom; esa época fue demasiado ansiosa; vivíamos con los nervios de punta; temíamos por el bienestar de él; no sabíamos si él estaba involucrado en algo peligroso o si era presa de algún individuo extraño.
Incluso llegamos al extremo de contactarnos con la Universidad a la que iba; en la cual se limitaron a informar que Tom había sido exonerado de las clases porque su rendimiento académico era demasiado alto como para obligarlo a quedarse durante un año entero en la ciudad; no creía lo que estaba escuchando, sí el había logrado tomar el curso en un tiempo inferior al establecido:
¿Qué hacía en Stuttgart?
Las circunstancias iban de mal en peor; no veíamos la luz por ningún lado; claro está que, guardamos esa información para nosotros; de ninguna manera podíamos revelarle eso a los Padres de Tom; enloquecerían de sólo imaginar que él estaba involucrado en algún tipo de riesgo.
Pasado el año; recibimos la noticia de que Tom iba a regresar; estábamos eufóricos por ello; al menos sabíamos que él se encontraba bien y que ahora volveríamos a estar juntos; pero, las condiciones en las que llego, nos dejaron atónitos.
Cuando Tom bajo del avión y se dirigió hacia nosotros; caminaba como si fuera un cadáver; estaba en los huesos; parecía como si hubiese envejecido 10 años de un solo golpe; su rostro era demacrado, sus ojos se veían perdidos y reaccionaba a cada pequeño ruido que se presentaba…
Al vernos, él sólo se acercó y abrazo a Clarise; mientras que a nosotros, ni siquiera la mano nos dio; en el camino de regreso a su casa, Tom permanecía callado; su mirada estaba inclinada y no respondía nuestros cuestionamientos.
Al llegar, subió las escaleras y se encerró en su cuarto por días; Clarise nos contaba que él se rehusaba a comer; no hacía contacto con nadie y siempre estaba solo; hasta que un día, Jörg llamó varias veces a su puerta, pero, Tom no atendía; un poco ansioso por ello; su padre busco la llave y entro; y lo que vio, lo consterno tanto que, comenzó a gritar como un desesperado.
Tom estaba tirado en el piso, no tenía ninguna prenda con él; a excepción de sus boxers; Jörg podía contar sus costillas, se le marcaban todos los huesos y su piel tenia rastros de quemaduras y cortadas a lo largo y ancho de su cuerpo; cuando Clarise llegó hasta el cuarto y se encontró con esa escena; sufrió de un estado de shock que le produjo un desmayo instantáneo.
El único que logró reaccionar como se debía, fue Sam; él llamo de inmediato a la ambulancia y en cuestión de unos minutos, llegaron los paramédicos y se llevaron consigo a Tom y Clarise.
Jörg nos contactó y sin pensarlo un solo momento; corrimos hasta el Hospital donde ellos se encontraban; el padre de Tom se encontraba destrozado, él nos comentó las condiciones físicas en las que había visto a su hijo; y podíamos percibir su sufrimiento; incluso nosotros no pudimos evitar unirnos a él en su lamento; las lágrimas salían por nuestros ojos; no sabíamos por cuantas cosas había tenido que pasar Tom para llegar hasta ese estado.
Y los resultados que recibimos del estudio que realizo el doctor; nos quitó el aliento por días…
Al parecer, el cuerpo de Tom tenía todo tipo de infecciones: Intestinales y urinarias; el sistema digestivo de él era un desastre total; sus defensas estaban por el piso; sin embargo, lo más impactante del caso, es que el Doctor encontró algunos gusanos dentro de su organismo…
No lo soportamos…
Dejé de comer por días; me martillaba la cabeza, no entendía nada y me preocupaba mucho el estado de Tom; quería conocer las razones por las que él había terminado como un muerto en condición de putrefacción.
Un mes después de su internación en el Hospital; Tom salió más recuperado; al menos sus huesos ya tenían un poco más de músculos, pero, él seguía en otro mundo; casi no hablaba con nosotros; permanecía callado; y yo, estaba desesperado; me urgía conocer la verdad; y un día, cometí el error de insistirle al respecto…
Mi cuestionamiento fue conciso y demandante, Tom no me contestaba nada, pero, al ver, mi profunda preocupación; sólo me contesto una cosa:
– Si te contara la verdad, tendría que asesinarte Andy y no quiero hacer eso.
Cuando esas palabras salieron de su boca; no pude percibir ni una pizca de sarcasmo; él no estaba bromeando conmigo, y al ver sus ojos, lo confirmé.
Tom me estaba diciendo la verdad; y yo, no tuve otra opción que resignarme ante ello.
Pasaron unos meses más para que él lograra reincorporarse como un ser humano a nuestra cotidianidad; empezó a ejercitarse de nuevo, comía bien y parecía estar saludable; regreso a la Academia para cursar el último año, ligaba con muchas chicas, salía a fiestas y algo de él había regresado; fue entonces a sus 16 años, cuando la conoció.
Y ella, le devolvió la vida.
Pensaba que ese era el único aspecto de la vida de Tom que desconocía; pero, al parecer, había muchos secretos que estaban desmantelándose uno tras uno y de alguna forma; no deseaba profundizar en ellos…
Llegué a mi casa pasadas las 11:00 pm; estacione el auto, me bajé y estaba por ingresar; cuando vi, a alguien sentado en las escaleras de la entrada…
Era Rick.
Su aspecto no me daba muy buena espina; estaba pálido, con unas ojeras enormes debajo de sus ojos, un look muy anti-clase (Nada típico en él); algo me decía, que las cosas no iban a terminar bien.
Caminé hasta él, me senté a su lado y le dije:
– ¿Algo por confesar?
Escuché como unos sollozos empezaron a emanar de su boca…
Rick había hecho algo indebido, de eso no había duda; la pregunta es, ¿Qué tanto la embarro?
Y por la manera en la que su rostro reflejaba el sufrimiento; toda su metida de pata estaba relacionada con Tom.
– Andreas, yo…
– Rick, primero, cálmate ¿Si? Voy a esperar el tiempo que sea necesario, así que, sin afanes.
– Dios, Tom me va a odiar.
Sospecha: Confirmada.
Por más que trataba de mantenerme sereno, algo muy en el fondo me decía que, la equivocación de Rick, había revelado ese secreto que necesitábamos mantener oculto…
– ¿Sucedió algo cuando estuviste bebiendo?
Rick asintió en afirmación; ahora sólo faltaba ver, a quien y que fue exactamente lo que soltó…
¡Dios! Tenía que haberlo acompañado; Rick es de los que se pone charlatán cuando se emborracha; y teniendo conocimiento de la situación de Bill y Tom; era normal que soltara algo asi…
– Rick, ¿Qué dijiste?
Su llanto incrementó y escondió con suma vergüenza su rostro entre sus piernas; eso me lo confirmaba, él había develado la situación; pero, ¿A quién?
– Ok, ¿A quién se lo dijiste?
Rick giró hacia mí y me observó por un tiempo; su mirada estaba confundida, no sabía si debía o no revelar el nombre de la persona en cuestión; pero, suspiro por un momento y en un tono cargado de una culpa palpable, dijo:
– Anna.
Bien, estamos jodidos.
Podemos irnos a la mierda ya mismo, si se nos antoja…
¡MALDICIÓN!
¿Anna Heithworth?
Justo ahora, de verdad, ¿Ella tenía que enterarse de ese detalle?
Toda la culpa es del estúpido rastafari infeliz que de seguro ahora debe estar durmiendo en su cómoda cama, al lado, de su muñeco privado…
Preciso en estos momentos, nos tiene que jugar en contra la promiscuidad del subnormal ese…
Bien Andy, respira, cálmate, busca la mejor solución…
Tú, a diferencia de estos tarados, tienes un cerebro, piensa Andy, piensa…
– Rick, necesito que me digas exactamente lo que sucedió.
Él se tranquilizó un poco y con sus manos, retiro los rastros de lágrimas que quedaban en su rostro; suspiro unas cuantas veces y dijo:
– Estaba en «The Kinly», iba por mi quinta botella de Vodka.
– Espera un momento.
– ¿Qué?
– ¿Bebiste cinco botellas de Vodka?
– Si.
– ¿De cuál?
– Del puro.
– ¿De ese que cuesta como 1000€ la botella?
– Aja, ¿Andy que tiene que ver eso?
– ¿Y no me invitaste?
– Pero, ¡Qué carajos!
– Eres un tacaño, como putas te largas a beber del Vodka más fino que hay en la ciudad y no eres capaz de llamarme; me siento indignado.
– Andreas, compórtate ¿Si?
– Está bien, pero, jamás olvidare que eres un desalmado.
– Dios, te comprare una, ya no me jodas.
– Bien, ahora sí, prosigamos.
– Vendido.
– Jajaja, dime, ¿Qué paso?
– Bueno, estaba demasiado borracho, pero, a lo lejos escuche la voz de una mujer y como pude, logre vislumbrar que se trataba de Anna; me recordaba vagamente de ella…
– Ujum.
– Entonces, ella se sentó y empezamos a hablar, yo le solté la estupidez de que estaba ahogando mi amor.
– Espera…
– ¿AHORA QUÉ?
– ¿Ahogándote en tu amor? Jajajajaja, Dios, que idiota. Me arrepiento de no haber ido contigo, pude haberte grabado y tener material suficiente para reírme por una eternidad.
– Andreas…
– Si, si, si, ya, lo siento; continua.
– Le revele que era gay y que estaba enamorado de Tom.
– Estas jodido.
– Ya lo sé; pero, lo peor es que…
– ¿Si?
– Le dije que Bill me había robado a Tom.
– No, espera, espera, un segundo…
– ¿Otra vez?
– ¿Qué te lo había robado? ¿Acaso Tom fue tuyo alguna vez? Jajajajaja, me muero, Dios Rick, no sabía que tenías tanto sentido del humor, Jajajaja.
– Me voy.
– Ay Rick, no seas delicado.
– Vengo a contarte mis problemas y tú te burlas.
– No me estoy burlando; me rio contigo, eso es diferente; no lo hago por malicia.
– En fin, le solté la bomba Andy.
– Hermanos…
– Si, se lo dije y no recuerdo nada más.
– Ok, ¿Te soy sincero?
– Por favor.
– Yo de ti, iba preparando el ataúd, porque de esta, no te escapas ni en la tercera reencarnación.
– Andy, no sé qué hacer…
– Bien, creo que sólo tenemos dos cosas por hacer.
– ¿Cuáles?
– El costo de su consulta es de 3000€ la hora; si está dispuesto a pagar por el servicio, alce su mano derecha.
– ¡COMO UN DEMONIO ANDREAS! Ya no más.
– Dado que se encuentra insatisfecho por la tarifa; le ofrecemos un descuento del 0,0001% para que su consulta cueste tan sólo 2999€.
Rick giró su rostro, llevo una de sus manos hasta la boca y no pudo evitar reírse; por fin lo había conseguido; necesitaba que él liberara un poco de tensión para que pudiésemos pensar con claridad, el camino que íbamos a escoger.
– Eres un imbécil, Andy.
– Pero así me aman.
– Convencido.
– Aunque no lo admitas, yo sé que te mueres por mí.
– Púdrete, rubio.
– Bien, ya que has recobrado el espíritu, pienso que la forma más sencilla de solucionarlo es que te culpes de todo.
– ¿Será?
– Sí; claramente Anna volverá a buscarte y te preguntara si lo que le soltaste es verdad.
– Ajam.
– Tú le dirás que eso era un rumor que tu ibas a dispersar porque te dolía que Tom hubiese escogido a Bill por encima de ti.
– Ummm.
– Además, puedes soportar tu argumento con el hecho de que ellos tienen apellidos diferentes y que llevan un mes de conocerse porque Bill viene de Sacramento-California.
– ¿Y cuál es la segundo opción?
– Asesinar a la maldita esa.
– Jajajajajajaja, imbécil.
– ¿Entonces? ¿Qué me dices?
– Tengo miedo.
– ¿De qué?
– Si Tom se entera, me va a desechar Andy; y eso, no lo podría soportar; una cosa es resignarme a ser su pareja y otra es acostumbrarme a no ser su amigo.
– Te entiendo; por eso, tratemos de solucionarlo sin levantar sospechas.
– ¿Y si Anna no me busca?
– Mejor, eso quiere decir que ella no se lo tomo en serio.
– O, que ya empezó a esparcir el rumor.
– Bueno, si eso llega a suceder, tendremos que jugar sucio.
– ¿Cómo?
– ¿Recuerdas lo que Tom nos mencionó sobre ella?
– Oh.
– Exacto, la abordaremos y le diremos que eso saldrá a la luz si ella no se retracta.
– ¿Tenemos un seguro?
– Si, y por esta vez, debemos agradecérselo al alfa desviado.
– ¿Desviado?
– Sí, es un desviado.
– ¿Por qué?
– ¿Cuándo has visto que un lobo se tire a otro lobo?
– Emmm.
– Por eso, tiene sus características de «Alfa» pero se fue por un camino inusual.
– ¿Le has dicho esa perspectiva a Tom?
– Rick, valoro mi vida, gracias.
– Jajajajajajaja, te delataré.
– Si lo haces, le diré que fuiste tú quien lo dijo primero.
– No te va a creer.
– ¿Apostamos?
– Jajajaja, no, no hace falta; sé que Tom jamás desconfiaría de ti.
– Awnnn, ¿Te pusiste sensible? ¿Quieres darme un beso o qué?
– Mejor muérete.
– Jajaja, oye, ¿Has hablado con Jake?
– No, aun no.
– ¿Te asusta?
– No te voy a mentir, me preocupa mucho; pero, algo en el fondo me dice que él no me va a rechazar.
– No lo hará; te quiere como a su hermano; él mataría por ti.
– Tienes razón.
– ¿Y bien?
– ¿Qué?
– ¿Vas a pagarme por la consulta?
– No me jodas, rubio.
– Jajaja, es molestando.
– Bueno, yo creo que es hora de irme.
– Si.
– Andreas, de verdad, gracias.
– Lo sumare a tu cuenta de favores.
– Jajaja, de acuerdo.
– Cuídate.
– Tú igual.
Mi relación con Rick no era tan íntima como la que tenía con Tom; pero, compartíamos ciertas características que nos permitían entendernos a la perfección; a veces, ni el mismísimo Tom comprendía mi perspectiva; y Rick terminaba por compartir mi punto de vista.
Somos algo similares; no en todos los aspectos, pero, si en un buen cumulo de pensamientos y sentimientos.
Entré a mi casa, subí las escaleras, ingrese a mi cuarto; tiré mi ropa en algún lado y me dispuse a dormir de inmediato; estaba exhausto.
&
Algo estaba sonando; escuchaba como vibraba en la mesa; no dejaba de escupir una y otra vez ese: Ring, Ring, Ring…
Como pude, abrí mis ojos y me fijé en el reloj del nochero;
¿2:00 am? Pero, ¡Qué putas!
Llevé mi mano hasta el móvil y más dormido que despierto; contesté:
– ¿Bueno?
– ¿Andreas?
– Ummm.
– Oh, Andreas, lo lamento tanto.
– ¿Jörg?
– Si.
Pegué el brinco en la cama; eran las 2:00 am y Jörg, el padre del par de gemelos me estaba llamando…
Mierda.
– Dios, ¿Paso algo?
– Tranquilo Andreas, no ha sucedido nada; los chicos están bien.
– Oh, gracias a Dios.
– Te llamo por otra cuestión.
– Dime.
– Necesito un favor.
– ¿Qué seria?
– Quiero que te vayas con Tom y Bill para Venecia a eso de las 10:00 am.
¿Venecia?
Esperen, ¿Italia?
Pero…
– Jörg, ¿Qué está sucediendo?
– Lo siento Andreas, no puedo revelarte los detalles; pero, necesito que mis hijos estén fuera este fin de semana.
– Pero…
– Sé que lo que te pido no tiene sentido, pero, no puedo confiar en nadie más; yo sé que tu evitaras que ellos se vayan a algún lado o algo así.
– ¿Me envías de niñera?
– Jajaja, algo así.
– Bien, pues, tendré que hablar con mis padres e ir a la Universidad.
– No te preocupes, ya todo está cuadrado.
– Wow, que eficiencia.
– Y, ¿Qué dices?
– Bueno Jörg, lo haré.
– Gracias Andy, no sabes lo mucho que te lo agradezco.
– No creo que Tom me vaya a creer así como así.
– No interesa, no debes inventar nada; dile que yo te lo solicite y ya.
– Espera, ¿En dónde estás?
– No te lo puedo decir, perdona todo el misterio, pero, es por seguridad.
– Ummm, ya veo.
– Las maletas estarán listas para las 8:00 am; a esa hora deben ir al aeropuerto y tomar rumbo hacia Venecia.
– Ok, estaré allí y los llevare conmigo.
– De nuevo, gracias Andy.
– No hay de que, esto…
– ¿Si?
– Por favor, cuídense mucho ¿Si?
– Oh, claro que si pequeño, no te preocupes.
– Bien, hasta luego y saludos a Clare.
– Con gusto.
La llamada finalizo y yo procedí a modificar mi alarma; conciliar el sueño después de esa solicitud iba a ser imposible, pero, por lo menos lo intenté.
Sonó ese ruido tan característico de mi reloj; me levante con las cobijas pegadas a todo mi cuerpo; me sentí agotadísimo, como si hubiese corrido en una maratón de 10 días; fui al baño, tome una ducha; Salí y me dirigí al armario; tome un atuendo muy casual; algo que me permitiera viajar cómodamente.
Salí de mi habitación, fui hasta el comedor; tomé el desayuno y aliste lo que me faltaba para partir hasta la casa de los gemelos.
Le pedí a Hendrix que me llevara; en el camino, trate de descansar un poco, pero la maquinación de mi mente me lo impedía; estaba algo alterado, tendría que salir de la ciudad sin razón «Aparente» y soportar los celos obsesivos compulsivos de Tom todo el tiempo; bueno, de eso podía sacar alguna ventaja y reírme un rato; sin embargo, las circunstancias no variaban; el que los padres de Tom hayan decidido algo tan repentino y radical como eso, me dejaba un sin-sabor.
¿Por qué no podían estar el fin de semana?
¿Habría algún evento en su contra?
O peor aún,
¿Alguien atentaría en contra de ellos?
Un pensamiento fugaz, me recordó al tal «Kean» de Sacramento; pero, descarté esa posibilidad de inmediato porque el mismo Jörg me dijo que él ya estaba muerto; entonces, no tenía sentido; ¿Por qué estaban actuando tan precavidos?
¿Qué demonios iba a tomar lugar éste fin de semana?
Decidí ponerme en contacto con Rick para avisarle de nuestra partida y recomendarle que me mantuviese informado de la situación en la ciudad; si había alguna anomalía, quería estar enterado…
– ¿Andy?
– Buenas, buenas, ¿Cómo dormiste? ¿Soñaste conmigo?
– Andreas, ¿De dónde carajos sacas tanta energía, ah?
– Del alma.
– Dios…
– Rick te llamo para informarte dos cosas.
– Dime.
– La primera, es que eres un idiota.
– ¡ANDREAS!
– Jajaja, la segunda, es que Tom, Bill y yo nos iremos hoy mismo para Venecia.
– ¿QUÉ?
– Sí, no me preguntes el motivo; pero, fue algo que Jörg me encomendó.
– ¿Jörg? Mierda.
– Exacto, no sé qué está sucediendo, pero, los chicos no deben estar aquí ¿Entiendes?
– Si, tranquilo, Jake y yo iremos con cuidado.
– Ok; otra cosa.
– ¿Qué?
– Eres un idiota.
– Voy a matarte.
– Jajaja, ya en serio.
– ¿Si?
– Si sucede algo con Anna, quiero saberlo.
– Ok.
– Si te enteras de algo anormal, lo que sea; infórmame ¿Si?
– Como órdenes, Jefe.
– No sigas que me sonrojo.
– Idiota.
– Jajaja, cuídense mucho, y traten de no extrañarme.
– No lo haremos.
– Bye.
Bueno, al menos, ellos serían mis ojos en nuestra ausencia; necesitaba cuadrar las fichas y armar este rompecabezas como fuera…
Llegué a la casa de Tom; ingrese y tal como lo había dicho Jörg; las maletas estaban listas; cada una, tenía el nombre de nosotros; lo habían planeado con mucha diligencia…
Iba a proceder a llamarlos, pero, vi el momento en el que Bill y Tom bajaban corriendo por las escaleras…
¡Dios! Los condenados estaban jugando a atraparse entre ellos, mientras yo estaba a punto de sufrir un infarto de la preocupación que sentía.
Como lo supuse, Tom opuso resistencia de inmediato; pero, gracias a que Bill se encontraba entusiasmado por la idea; el plan marcho sin contratiempos.
Los chicos desayunaron, tomaron algunos objetos personales y Anderson nos llevó hasta el aeropuerto.
Al llegar, registramos nuestras maletas, llevábamos nuestros tiquetes de vuelo; y esperamos a que el avión llegara para abordar.
Bill estaba sentado en medio de nosotros; de reojo pude ver que el asiento de él estaba contiguo al mío…
Oh, oh, oh.
Tom se va a morir.
Jajajajajajaja.
– Oye Bill, ¿En qué asiento te tocó?
– Ammm, en el 6B.
– ¿Ah, sí?
– Si, ¿Y a ti?
– En el 7B.
– ¿QUÉ?
Lo Sabia…
Tom reaccionó de inmediato.
Reviso su tiquete y dijo:
– Andreas, cambiemos.
– ¿Qué? ¿Por qué?
– Me toco en el 9C.
– Oh, pobrecito.
– Andreas, no voy a permitir que viajes 14 horas al lado de mi novio.
Uy, uy, uy.
Paren el tren.
¿Novio?
Wow, la cosa iba demasiado en serio.
Tom estaba jodidisimo por Bill.
– No se trata de si tú quieres o no; sabes muy bien que las reglas de los aviones son muy estrictas; la persona que aparece registrada con ese nombre debe ocupar el asiento correspondiente.
– Me importa una mierda.
– Tommy, Tommy, Tommy, ¿Sabes? No puedes cargarte a todo el mundo.
– Si puedo.
– Claro que no; pero, tranquilo, yo cuidare muy bien de Bill.
Acto seguido; Tom se levantó furioso de su asiento, se paró en frente mío y estaba por darme un golpe feroz, cuando escuché a mi salvador:
– Tom, ¿Eres imbécil?
– Tú no te metas.
– A mí no me hables de esa manera, animal.
– ¿Cómo?
– Voy a viajar con Andreas, quieras o no.
Dios; Bill era una cosa seria.
Al parecer, no le tenía miedo a Tom.
¿Lo estaba retando?
Esto se está colocando interesante…
– Y dime algo, ¿Quién te dijo que tienes permitido eso?
– No necesito tu autorización.
– Será mejor que recapacites.
– ¿O qué?
Bill se levantó del asiento y se paró en frente de Tom con sus manos en las caderas…
¡Por la madre de todos los dioses!
Bill, eres mi puto amo.
Jajajajajajaja.
Estaba retando a Tom y le valía madres las consecuencias…
– Bill, no empecemos ¿Si?
– Por eso, no te comportes como un idiota; si los tiquetes se registraron así, no podemos hacer nada.
– Ummm.
– Nada Tom, viajaré con Andy.
Tom giro su rostro con indignación y clavo su mirada en mí; esos ojos estaban asesinándome con ferocidad…
– Andreas, si intentas algo, voy a matarte, lo juro.
– Activare el poder de mi nuevo dios.
– ¿Qué?
– Bill, ¡ATACA!
Entonces, empujé a Bill hacia Tom para que me defendiera y él en un intento por no lastimarlo, se detuvo.
Vaya, había descubierto la manera de zafarme de las golpizas de Tom.
¡Ahhh!, alabado sea Bill por existir.
Podía molestar todo lo que quisiera y no iba a recibir castigo alguno.
Me siento en las putas nubes.
De repente, el llamado para abordar nos interrumpió de nuestro juego infantil; subimos al avión; ocupamos nuestros asientos y mientras Tom se acomodaba en medio de dos ancianos de unos 60 años; yo me giré por un momento y le guiñé el ojo; a lo que él artículo:
– Estas muerto.
En estos momentos, lo que menos me preocupaba era ser asesinado por esa bestia del infierno; debía aprovechar la situación, para informarle a Bill lo de Anna; quizás él, también podría sugerir algo más elocuente.
Me abstuve de decirle algo a Tom, porque era más que obvio que su solución sería molerla a golpes o algo estúpido como eso…
El avión despego y en menos de nada; Bill y yo volteamos a ver a Tom, para darnos con la hermosa vista de que estaba profundamente dormido…
Si, Tom no puede tocar un avión porque se sume en un sueño demasiado hondo.
– ¿De verdad está dormido?
– Bill, aun debes aprender mucho de tu animal.
– Andy, no le digas así.
– Jajajaja, bien, entonces, tu bestia personal.
– Andy…
– Bueno, tú novio de quinta.
– Jajaja, dejémoslo en eso.
– Tom siempre duerme; no importa si es un bus o un avión; él se queda dormido de inmediato.
– Jajajaja, ya veo.
– Bill, hay algo de lo que deseo hablar contigo.
– Dime.
– Pero, por lo que más quieras, no mates a Rick.
– Oh, creo que ya sé que vas a decirme.
– ¿Si?
– Si, tal vez ¿Anna?
Ok.
Eso no me lo esperaba.
Pero, ¿Cómo?
– Oye, no me asustes, eh. Además de domador de bestias, ahora eres adivino.
– Jajajaja, genial ¿No?
– Ya en serio, ¿Cómo lo sabes?
– Bueno, antes de que me llamaras para decirme lo de Tom.
– Ajam.
– Ella fue a nuestra casa y me amenazó diciéndome que iba a soltar nuestro secreto.
– ¿Y qué hiciste?
– Me aproveché de dos cosas.
– ¿Cuáles?
– No sé de qué se trate, pero, al parecer Tom le tiene guardado un secreto.
– Eso es verdad.
– Y lo otro que use, fue la diferencia de nuestros apellidos.
Vea pues, ambos habíamos ideado lo mismo…
– Bien pensado.
– Pero…
– ¿Qué?
– Tuve que revelar lo de Rick.
– Oh.
– Si, le dije que él estaba inventando eso porque estaba dolido porque se había enamorado de Tom.
– Ummm, bueno, si tú no hubieses hecho eso; nosotros pensábamos hacerlo.
– ¿Nosotros?
– Rick hablo conmigo anoche, me contó lo que hizo y le propuse exactamente lo mismo que tu hiciste.
– ¿En serio?
– Tenemos una conexión, Bill. ¿Seguro que estas con el hombre indicado?
– Jajajajajajaja, Dale gracias a Dios que Tom no te está escuchando.
– Ya no me da miedo, te tengo a ti.
– ¿Quieres que sea tu escudo o qué?
– Sí, me lo debes.
– ¿Te lo debo?
– Claro, ese es el costo de mi amistad.
– Ah, ya veo. Entonces, estoy dispuesto a pagarlo; eres un excelente amigo, no desperdiciaría eso.
Su confesión me tomó por sorpresa…
Él es demasiado transparente y sincero…
Ya sé porque te tiene tan mal, Tom.
Él es puro.
– Jajaja, me alegra que pienses así.
– Por cierto, ¿Cuál es el secreto de Anna?
– Oh, sí. Pues, la familia de Anna es muy religiosa ¿Sabes?
– ¿En serio?
– Si, aun no sé porque no la mandaron de monja o algo asi…
– Difícil.
– Si, el punto es que; Anna se involucró con una chica llamada «Ashley» que trabaja en Billboard Records…
– Espera, ¿Es lesbiana?
– No lo sé; pero, lo que es seguro es que ellas tienen sexo cada tanto.
– ¿Y cómo se enteraron de eso?
– Bueno, ella se lo soltó a Tom en medio de su encuentro sexual.
– Oh.
– Sí; la promiscuidad de Tom nos sirvió de algo.
– Jajajaja, eso parece.
Bill se quedó observando hacia la ventanilla; parecía dudar entre preguntarme algo o quedarse callado; entonces, tomé la iniciativa:
– ¿Quieres preguntarme algo?
Sus ojos se abrieron mucho y asintió en afirmación.
– Te escucho.
– ¿Podrías hablarme de Bella?
Wow.
Esto si no me lo esperaba…
¿Él ya lo sabía?
– Ummm, ¿Qué deseas saber?
– ¿Tom estaba muy enamorado de ella?
– Bueno, no lo sé; es decir, él juraba que así era; pero, si los veo a ustedes dos ahora; podría hasta jurar que Bella y el parecían más hermanos que novios.
– ¿Si?
– Si, Tom estaba cautivado por ella pero no de la manera en la que lo hace contigo.
– ¿Me explicas?
– Veras, digamos que él sentía algo como «Gratitud».
– ¿Por qué?
– Ella le dio la oportunidad de respirar otra vez.
– Ummm.
– Tom tuvo un periodo difícil en su vida, tanto que, él se perdió así mismo y Bella apareció para hacerle saber que el aún seguía vivo y que eso era razón suficiente para continuar.
– ¿Y qué le sucedió?
– Aun no lo sé Bill; él jamás se lo ha dicho a nadie y te sugiero que no le preguntes por eso; se enfadaría muchísimo.
– ¿Tan horrible es?
– No lo sé, desconozco cualquier aspecto de eso.
– Ummm.
– ¿Por qué la inquietud?
– Me tacharas de ridículo si te lo digo.
– ¿Qué cosa?
– Te burlaras.
– No lo haré, dime.
– ¿Lo prometes?
– Venga ya, Bill, suelta la sopa.
– Sentí celos, es que, Tom me hablo de ella y…
– Creíste que seguía enamorado…
– Él dijo que todavía la amaba.
– Bueno si, pero, no en el sentido romántico de la palabra.
– ¿Tú crees?
– Bill, conozco a ese rastafari hace una década; lo sé todo de él, bueno, casi todo; créeme cuando te digo que nunca en toda mi vida, lo había visto comportarse de la manera en la que lo hace contigo; esta tragadísimo de ti.
Bill agacho la cabeza y sus mejillas se sonrojaron…
Dios, pero, que ternura.
Su amor era así de real.
¿Cómo no apoyar algo como esto?
– Gracias Andy, me quitas un peso de encima.
– Me tienes que pagar.
– ¿Qué?
– Nunca doy consejos gratis.
– Está bien, ¿Qué quieres?
– Que golpees a Tom en la cara.
– ¿Cómo?
– Oye, he soñado con eso desde que tengo 10 años.
– ¿Y por qué no lo has hecho?
– Porque he visto la bestialidad de Tom y créeme, no quiero que me desfigure el rostro.
– Jajaja, no haré algo como eso.
– Bah, eres un aburrido.
– Lo siento, pero, no tocaría a Tom de esa forma.
– Uy, entiendo.
– Creo que descansare un rato.
– Sí, yo igual, estoy muerto.
Nuestra llegada a Venecia fue sobre la media noche; dormimos casi todo el trayecto; sólo nos despertamos para comer algo y seguir descansando…
El avión arribo; bajamos de allí y nuestras maletas fueron recogidas por el chofer asignado de los Trümper; subimos al auto y Tom estaba pegado de Bill como una mosca; no lo soltaba para nada e impedía su contacto conmigo…
Estaba comportándose como un niño.
Llegamos al hotel en el que nos quedaríamos; los empleados, bajaron nuestras maletas e ingresamos a la recepción…
Registramos nuestros nombres y solicitamos dos Suites; una para ellos y la otra para mí…
Estábamos por subir al ascensor, cuando de repente, vimos a Tom parado en el centro del vestíbulo con la mirada fija en una chica algo particular…
Era una mujer alta, con un cuerpo de infarto, cabello rubio y largo; ojos azules y un ¿Uniforme?
Era empleada de ese hotel, pero, ¿Por qué esa reacción?
Ella se quedó observando a Tom; y en un abrir y cerrar de ojos, la chica corrió hasta él y lo abrazó con mucha fuerza…
Él sólo pudo pronunciar:
– ¿Richelle?
Continúa…
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