Sin daños a terceros 5

Capitulo 5

Recuerda que hoy almuerzas conmigo cariño, quiero mostrarte algo especial”

Decía el mensaje enviado por el de trenzas, que le sacó una tímida sonrisa al pelinegro, que se preguntaba qué sería aquello que le quería mostrar, incluso llegó a sonrojarse pensando en que le mostrara algo “inapropiado”.

Señor Messer sus clientes ya están aquí —Le informó su secretaria, quitándole la sonrisa boba que adornaba su cara.

Bien Melissa, hágalos pasar.

La mujer se retiró y dejó pasar a una pareja. Bill era considerado un excelente abogado pese a su corta edad y si lograba cerrar este caso a su favor, entonces podría aceptar una proposición de dejar el bufet de su madre para integrar uno más prestigioso en la ciudad, lo que le daría mayor libertad y lo alejaría definitivamente del dominio materno, no que considerara mala madre a Simone, pero tanto él como Tom nunca perdonaron a sus padres por separarlos. Por eso sentía ese cargo de conciencia al sólo pensar en divorciarse de Helen, más ahora que iba a tener un hijo.

Después de una hora de negociaciones con el otro abogado, aceptaron su propuesta y salió victorioso, sólo faltaba que lo concretaran en la corte y todo sería un éxito.

Se apresuró a enviar un mensaje a su gemelo: ¡Tenemos que celebrar!

Claro que celebraremos, ¿A que no te imaginas por qué?”

Recibió como respuesta y volvió a sonreír, ya sólo quedaba una hora para su ansiado encuentro, con su reciente amante.

&

Pasado el tiempo, el pelinegro sintió que su móvil vibraba en su bolcillo, lo tomó y contestó.

¿Dónde nos juntamos? —preguntó el pelinegro con una sonrisa.

Estoy abajo esperándote.

Dios Tomi, no dejas de sorprenderme, voy en seguida —Guardó sus papeles y salió con una sonrisa radiante—. Melissa, llegaré más tarde, no se preocupe por nada.

Sí, señor Messer.

El joven bajó lo más rápido que pudo y subió al Cadillac de Tom, lo miró y tuvo que morderse los labios para no arrojarse sobre él y besarlo como un desquiciado.

Hola Tomi.

Te ves muy bien Bill —Fueron los sencillos saludos que se dedicaron y emprendieron el camino.

¿A dónde me llevas?

Quiero mostrarte algo, es muy importante para mí.

Excelente —dijo sonriente el menor.

&

Llegaron a un edificio muy lindo.

Piso 7 —Marcó el ascensor el trenzado.

7 mmm, número de buena suerte.

Exacto, nuestro número —Se dieron un leve beso en los labios—. Llegamos… ven.

¿A quién venimos a ver? —preguntó emocionado el menor.

Tom abrió la puerta y ambos entraron. El pelinegro miró el hermoso lugar y suspiró emocionado.

Dios… ¡Es hermoso!

¿Verdad que sí?

¿Quién vive aquí? —Volvió a preguntar el moreno, al mirar en todas direcciones y no ver a nadie.

Nosotros —El más delgado se quedó quieto por un momento, sopesando las palabras del mayor y luego lo encaró.

¿Nosotros?

Bueno… Yo de momento —Abrazó al pequeño, quien se removió y separó de él… encarándolo.

¿Qué? ¿Qué hiciste Tom? —Le golpeó el pecho.

Dejé a Sarah.

No, no, no, no —Miró por la ventana, mordiendo su labio inferior—. ¿Por qué harías algo así? —Volvió a golpearlo hasta que Tom le abrazó.

Porque te amo Bill y a ella nunca la he amado, debía tomar una decisión.

¡Dios mío, Tom! Soy un bastardo —murmuró sollozando, Tom limpió las pequeñas lágrimas.

No es tu culpa, fue mi decisión.

¿Y ella? ¿Cómo está? ¿Cómo lo tomó?

No sé… bien… ella cree que es sólo un tiempo.

¿Te vas a divorciar?

Eso quería consultarlo contigo… eres abogado ¿no? —dijo volviendo a abrazarle.

No es mi especialidad, pero… No creo que debas hacerlo.

¿Por qué?

Porque yo no voy a dejar a mi mujer.

Yo no te pido que lo hagas Bill —Besó castamente los labios del menor—. Pero quiero ser honesto conmigo mismo y yo sólo quiero estar contigo, si es que eso es posible —Le miró, pidiéndole una oportunidad.

Sería un idiota si te digo que no quiero seguir viéndote… —susurró el menor.

Pero eso nos pone bajo el cartel que tanto odias…

—“Amantes”, lo sé… pero si es la única forma de tenerte, pues… que así sea.

¿En serio Bill?

Sí amor mío y este lugar se volverá nuestro lugar secreto.

Nuestro lugar sagrado… te amo tanto Bill —Le besó con suavidad, pero el pelinegro aumentó la intensidad y terminaron haciendo el amor en el gran sofá del salón.

Vaya manera de celebrar —dijo Bill con la voz entrecortada.

Dijiste que teníamos un motivo para celebrar, ¿cuál es?

He ganado un caso difícil.

Cielo, ya sabía que eras un abogado excelente.

Pero eso no es todo —Le miró alzando una ceja.

¿A no?

Gracias a eso, podré dejar el bufet de mamá y trabajar en uno mucho más prestigioso y mucho mejor pagado, aquí en la ciudad.

Wow eso sí es genial. Felicidades mi amor. Entonces hay que comer en un lugar especial —explicó el trenzado.

No es necesario —respondió casual, pero el rugido de su estómago le hizo sonrojar. Ambos sonrieron.

Vamos cielo, vístete y comemos ahora mismo, yo tengo la tarde libre, pero tú debes volver pronto.

No tan pronto, dejé instrucciones de que llegaría más tarde.

Genial, vamos bebé.

&

Llegaron a un restaurante elegante y ordenaron, comieron entre risas.

Eres tan valiente Tomi —comentó el menor, soltando un suspiro.

¿Por qué lo dices? —Tomó un sorbo de su copa.

Porque te vas a divorciar… te imaginas si yo al menos lo pensara…

Bill no… —Le detuvo al ver la mirada de tristeza, que le adornaba el rostro.

Helen está embarazada ¿Y si tiene gemelos?

Bill, no te hagas más daño.

Los separaría como hicieron con nosotros y… —Apretó los puños—. Y cuanto odiamos a nuestros padres por eso, mis hijos me odiarían.

¡Basta Bill! —Alzó un poco más la voz.

Lo siento.

Tú decidiste no dejar a Helen y yo no te voy a obligar a hacer lo contrario, es más… te apoyaré… —Le acarició la mano con el pulgar.

Como siempre has hecho… gracias Tomi.

Tranquilo —Terminaron de comer y regresaron a sus trabajos.

&

Desde ese día, los amantes se reunían cada tarde al terminar sus trabajos en el departamento de Tom. Bill incluso tenía algunas de sus cosas personales allí. Se amaban y se entregaban todo el amor que siempre se habían tenido. Luego de arreglarse, Bill regresaba a casa con su mujer, siempre fue amable con ella, pero ya nunca más volvió a tocarla.

Cariño ¿Cómo estuvo tu día? —Ella preguntaba amablemente, como cada día.

Bien Helen y tú ¿cómo has estado?, ¿el bebé te molesta mucho?

Oh… sólo lo normal. Hoy luces bien Bill, te ves… radiante.

Es que he ganado unos buenos casos y eso me pone contento —Él siempre le quitaba importancia a esas frases, aunque seguramente no se podía ocultar el hecho de que su cuerpo se sentía “satisfecho”.

¿Quieres ir a la cama? —preguntó cariñosa, un día.

Sí, estoy agotadísimo —Se pusieron sus pijamas y se acostaron. Ella lo abrazó y él la recibió con cariño.

¿Quieres hacer el amor? —Ofreció ella, besando su mejilla.

No cariño, puede ser peligroso para el bebé.

Entiendo —Y así hacía él, para rehuir a su mujer.

&

Casi un mes después Tom le mandó un mensaje: “Tengo noticias… ¡Urgente!”

Se juntaron a la hora del almuerzo en el departamento. El trenzado abrazó a Bill apenas cruzó la puerta.

¿Qué ha pasado? —preguntó completamente intrigado el pelinegro.

Bueno… por mis buenas gestiones empresariales… mis acciones se fueron a las nubes y al venderlas gané mucho más de lo esperado. Y…

¿Y…?

Y que tengo una pequeña fortuna jejeje.

Wow eres tan inteligente.

Claro somos gemelos, no podías ser sólo tú, el brillante.

Sí, tienes razón jejejeje —Se abrazaron felices—. Esto merece una gran celebración. ¿Quieres salir a alguna parte?

Prefiero una celebración… más bien… privada —susurró el pelinegro, alzando una ceja en forma sugerente.

Perfecta elección —Se besaron apasionadamente. Con torpeza caminaron hacia la habitación, sin romper el abrazo.

Déjame quitarte la ropa… —pidió el trenzado, el otro asintió con un ligero sonrojo en las mejillas. Tom se acercó y con manos temblorosas de deseo desabotonó la camisa de seda del pelinegro.

Aahhhhh —Gimió el moreno, al sentir las manos en su pecho. Éste siguió desabotonando sus pantalones—. Espera Tom… una prenda yo, una tú…

Estás demandante, ¿cierto? —Con mucha más rapidez que la empleada con Bill, se quitó la camisa y camiseta grande que llevaba—. ¿Estás contento ahora? —Movió el piercing de su labio con sensualidad.

Déjame admirarte Tom… —Soltó un suspiro el pelinegro—. Tienes un cuerpo perfecto cariño.

Bebé… el único perfecto aquí eres tú —Se acercó y le volvió a besar, y con sumo cuidado bajó la cremallera de su pantalón y lentamente comenzó a bajar tocando el cuerpo de Bill, bajando de paso sus pantalones.

Aahhhhh —Gimió de nuevo. Bill levantó los pies uno en uno para ayudar a Tom a sacar los pantalones—. Tu turno Tomi —El mencionado se puso de pie y se quitó los suyos arrojándolos lejos.

Ven mi amor —Le llevó a la cama y lo tendió allí con suavidad. Podía ver el bulto en los bóxers del menor y llevó su rostro hasta ahí y puso un beso sobre la tela.

Tomiiiiii —Suspiró el menor, mientras su cuerpo se estremecía por el contacto. Levantó las caderas para que Tom pudiera remover la tela y así dejar expuesta su hombría.

Eres delicioso —murmuró Tom, antes de llevarse toda la erección a la boca y succionar como si de un dulce se tratara.

Aaahhh —Jadeó aún más fuerte el pelinegro apretando las sábanas a sus costados. Cuando Tom sintió el sabor de Bill, dejó su labor y se quitó su propia ropa interior—. Dios Tomi, entra en mí.

Sí cariño —Se ubicó en el espacio que Bill le ofreció entre sus piernas y con un ligero movimiento sacó el lubricante y preparó a su pequeño con cautela—. ¿Cómo se siente cielo?

Maravilloso Tomi, sigue —Con una sonrisa en su rostro, Tom entró en su cuerpo y se quedó quieto… aguardando… excitado—. Muévete —Le pidió el menor y sólo entonces comenzó su vaivén suave y tortuoso.

Dios Bill, eres hermoso cuando estás así de excitado.

Tomi, Tomi, Tomi —gemía sin parar el pequeño, deshaciéndose en movimientos que se acoplaban al cuerpo de su hermano.

Tom aumentó la velocidad y profundidad de las embestidas hasta que su cuerpo le indicó que esas corrientes eléctricas le llevarían al orgasmo. Tomó el miembro de Bill y con sólo acariciarlo éste se derramó con abundancia, causándole a él mismo un clímax extraordinario.

Dios mío Bill —Casi gritó y con sumo cuidado salió de él. Se acomodó a su lado y le abrazó por la espalda.

Dios estoy agotado Tom.

Descansa cariño.

Ninguno de los dos regresó al trabajo esa tarde, se amaron con intensidad y por la noche Bill llamó a su esposa para decirle que se quedaría a trabajar, ella aceptó y él volvió a amar a Tom, con toda su alma y corazón.

Continuará…

Creo que con esto, toda esposa sospecharía, ¿no creen? Veamos que seguirá pasando con estos chicos que ya mataron la frase de “sin daños a terceros” jejejeje

Escritora del fandom

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