The devil Inside 17

Perfect Love 2: The devil Inside (By MizukyChan)

Capítulo 17

El sol se había ocultado en el horizonte y Bill terminaba de bañar a Adam, cuando el llanto de Thomas lo puso en estado de alerta. Envolvió a su hijo en una toalla y lo cargó de regreso a su habitación, notando que Ixchel estaba allí con Amanda.

—Adam, la abuela te pondrá el pijama ¿sí? —El niño asintió, pero arrugó el ceño al ver a la chica india de regreso en su casa.

—¿Ixchel, puedes venir conmigo? —Pidió el pelinegro y la invitó a salir del cuarto, hasta la sala—. ¿Cómo está tu frente? —preguntó de manera profesional.

Instintivamente, la chica se llevó la mano a la herida y asintió—. Está mejor, ya casi no duele.

—Bien. —Bill se pasó la mano por el cabello que llevaba recogido en una coleta—. Necesito pedirte algo Ixchel.

—¿Qué cosa? Puedo quedarme aquí ahora que no está su hermano Tom —dijo ella, pensando que a eso se referiría, pero el joven negó con la cabeza.

—No es eso. Voy a ser sincero contigo Ixchel, mi familia corre peligro, anoche nosotros también fuimos atacados y uno de nuestros sirvientes falleció. —Bill prefirió omitir la palabra “asesinato”, porque no podía confiar en nadie y el culpable, debía seguir pensando que la policía consideraba todo como un accidente.

—¡Oh, Dios mío! —La chica se llevó las manos a la boca, mostrando su consternación—. ¿Quién fue?

—Don Neme falleció persiguiendo al “fantasma”, al parecer se tropezó y se apuñaló con una rama del piso.

La india seguía fingiendo tristeza—. ¿Qué dijo la policía?

—Siguen investigando al “fantasma”, pero obviamente nadie sabe nada.

—Lo siento mucho, Bill, sé que quieres mucho a tus empleados.

—Justamente porque me preocupo por todos, es que quiero que regreses a tu casa, Ixchel, te voy a pagar el mes completo, pero no quiero arriesgar tu vida dejando que sigas viniendo a la mansión, sobre todo a estas horas de la noche. ¿Está claro?

La mujer asintió, sabía que la estaban corriendo, pero Bill había sido demasiado amable como para pensar que desconfiaban de ella.

—Está bien, me iré a casa. Volveré en la mañana.

—No será necesario, Ixchel. Me quedaré en casa y ayudaré a Amanda, no quiero ponerte en peligro. Ahora, regresa.

—Está bien.

La joven salió de la mansión, pero en lugar de volver a su morada como le requirió el pelinegro, se quedó vigilando entre las sombras.

Bill por su parte, caminó hasta la habitación de sus hijos y vio que Amanda le contaba un cuento a los niños, para que se durmieran, pero el pequeño lobezno tenía los ojos muy abiertos, llamando la atención del pelinegro.

—¿Amanda, podrías llevarte a Adam a mi habitación y dormir con él allá? —Lo pidió de forma muy tranquila, para no asustar a su hijo, pero la anciana pudo notar el temor del joven en sus facciones.

—Sí, amo Bill. —Tomando al niño en sus brazos, emprendió el camino hacia las escaleras.

El pelinegro cogió a Thomas en sus brazos y con la voz muy dulce le dijo—. ¿Qué sucede bebé? ¿Sientes algo extraño y por eso no puedes dormir? ¿Qué es? —El pequeño gruñó, como si quisiera contestar las preguntas, pero su corta edad no le permitía tal cosa.

Bill sabía que había algo en ese cuarto, por eso sus hijos estaban tan inquietos. Todavía cargando a Thomas, empujó con sus piernas, la cama de Adam, hasta moverla de su lugar. Abrió los ojos grandemente al ver el extraño dibujo que había en el piso.

—Pentagrama… —susurró, había visto esos símbolos anteriormente, sabía que algunas culturas lo consideraban un amuleto de protección, pero ¿por qué había uno bajo la cama de su hijo?—. ¿Esto te preocupaba, Thomas?

Bill le dedicó otra mirada al pequeño bebé y este seguía atentamente las acciones de su nuevo padre, como si comprendiese las ganas que tenía el adulto de resolver este problema.

A continuación, el pelinegro movió la cama de Thomas y ocurrió lo mismo que con la anterior, encontró un dibujo de un pentagrama, pero con algunas diferencias. Había otras inscripciones junto a la estrella. Dejó al bebé sobre la cama y anotó los símbolos en una libreta, fijándose bien de que las líneas estuvieran correctas. Una vez satisfecho, puso la libreta de vuelta en su bolcillo y cogió a Thomas en sus brazos.

Se dirigió hacia la habitación principal, donde Adam ya estaba dormido y con una pequeña señal, Amanda caminó hasta él.

—Tendré que salir un momento, Amanda. —Le entregó al bebé en los brazos—. Le diré al jardinero que se quede dentro de la casa y que vigile. Hay dos policías afuera, no creo que nada malo vaya a suceder, por el reciente ataque que sufrimos, pero es mejor estar alertas.

—¿A dónde irá, señor?

—Voy con la oficial Tappe, encontré algo que quiero que investigue y no puedo esperar, es por el bien de los niños. —Ella asintió.

—Cuídese mucho, Bill.

—Lo haré. —Con cariño, el pelinegro besó la frente de la anciana y se retiró de allí.

Tras dar las indicaciones al jardinero, ensilló su equino y partió con una idea en mente, averiguar por qué su empleada había dibujado símbolos mágicos bajo la cama de sus hijos. A galope regular, la gruesa capa negra que vestía ondeó en la noche, mientras un par de ojos lo vigilaba desde las sombras, aguardando el momento de su partida.

&

Lejos de allí en una taberna mal iluminada, Georg llenaba la segunda copa del hombre a su lado, hablando sobre las mujeres hermosas que atendían la barra, pero luego de un eructo bastante sonoro, hizo la pregunta del millón.

—En mi camino hacia acá, oí que ustedes fueron visitados por un “fantasma” tal como está pasando en Berlín. —Las risas de los otros dos acompañantes en la mesa, se silenciaron.

—No hablamos de la criatura, es para no invocarla —dijo uno de ellos en susurros.

—¿Por qué? Los fantasmas no existen, no podrán invocar nada que no exista —afirmó el castaño, dándole un nuevo sorbo a su cerveza.

—Algunos lo llamaban el “chupa cabras” —dijo el hombre que encontró a Georg en las calles, cuyo nombre era Paul—. Le pusieron ese nombre, porque principalmente devoraba pollos, ovejas y cabras.

—¿Animales pequeños? —cuestionó el castaño con la ceja alzada, picando a los relatores—. ¿Tanto miedo le tenían a algo que mataba sólo animales pequeños?

—Es que esa cosa, causaba muchos destrozos —agregó uno de entradas prominentes y cabello cano—. Sabemos que no estaba solo, había alguien más que le cubría las espaldas.

Georg podía sentir como la tensión crecía entre los miembros que compartían la mesa, pese a que la música de la taberna seguía sonando con la misma intensidad.

—¿Alguien lo protegía, un humano? —indagó, buscando más información.

—No lo sabemos —dijo el que menos quería hablar, bebiendo nerviosamente de su copa—. Algunos dicen que era un demonio o el mismo Satanás, quien cuidaba la vida de su criatura endemoniada.

—¿Criatura, alguien llegó a ver qué era? —Insistió Georg, apretando su propio vaso.

—Tal vez… —comentó Paul, pasando la mano por su bigote, como recordando algo con pesar—. Un compadre nuestro, Michael, él dijo que lo había visto, pero nadie le creyó y a los pocos días enloqueció y…

—¿Y…? —Georg estaba que saltaba de su asiento.

—Se mató.

—Jesús santo. —El hombre de pelo cano hizo la señal de la cruz y terminó besando su pulgar—. Cambiemos de tema, cambiemos de tema —dijo rápidamente—, no queremos que los malos augurios regresen.

—Siento haberlos asustados con esta conversación. —Georg levantó una mano a la moza para que les llevara más cervezas—. Déjenme pagar mi culpa con otro trago. —Ofreció con una sonrisa y fue perdonado del todo.

El tiempo siguió transcurriendo y las risas aumentaron de intensidad, hasta que nuevamente el castaño mencionó el tema del “chupa cabras”. Con más alcohol en el sistema, los hombres soltaron más sus lenguas y pese a que seguían temiendo a la criatura, esta vez dieron algunos detalles olvidados.

—¿Estás seguro que era pequeño? —indagó Georg a uno de los presentes.

—Michael dijo que parecía un lobo, un pequeño lobo negro, pero más feo, mucho más feo, con los ojos rojos.

—Un enviado del mal —agregó otro, al pensar en los ojos rojos.

El sheriff se tocó la barbilla y miró su reloj de bolcillo—. Me temo caballeros que debo retirarme, la noche ha comenzado y tengo un largo viaje que emprender apenas despunte el alba.

Los tres hombres de la mesa, alzaron las copas para despedir al viajero y con buenos deseos, le vieron partir.

Tras media hora de cabalgata, Georg llegó al campamento de sus amigos y vio la fogata y a Gus, sentado junto a ella.

—He vuelto.

—Ya me di cuenta. —Gruñó el rubio y luego alzó el libro de plantas y la hoja que tenía dentro de una bolsita transparente—. Mira esto.

El policía miró la hoja y vio que era muy similar o idéntica a la del libro y luego gruñó, pues ni siquiera podría pronunciar el nombre que estaba escrito allí, seguramente en latín.

—¿Qué es esto?

—Es parte de los ingredientes con los que drogaron a Tom —respondió con el ceño apretado—. La encontré entre las cosas de la nueva empelada de los Kaulitz.

—¡¿Qué?! —Georg no podía creer que lo que estaba escuchando. El asaltante de Tom estaba dentro de la mansión. Estaban prácticamente conviviendo con el enemigo.

—Tienes que regresar ahora mismo Geo. Bill y su familia están en peligro.

—Pero… ¿Qué pasará con Tom y nuestra búsqueda?

—Tom todavía no responde, gracias a ese libro ya descubrí un posible antídoto, pero necesito algunas hierbas y medicinas, así que partiré apenas salga el sol y le quitaré el maldito efecto de la droga, pero debes irte de inmediato, esa mujer ha estado en la mansión dos días completos, quizás… ellos…

—¡No! —exclamó el castaño—. La oficial Tappe está allá, ella los protegerá en mi ausencia. No dejará que nada malo le ocurra a la familia Kaulitz.

—Lo sé, pero si esa chica usa estas drogas con humanos normales o con los… niños. —Tragó pesado, empuñando las manos con furia—. Esa mujer no tiene idea con qué está tratando, si Tom no fuera un licántropo estaría seis metros bajo tierra.

Esas palabras parecieron hacer efecto en el sheriff, quien cogió algo de comida en su alforja y volvió a subir a su caballo—. Bien, nos veremos pronto. Si ocurre algo grave, busca una central de policía y envía el mensaje por el telégrafo.

—Lo haré. Buena suerte —dijo el rubio, agitando la mano como despedida.

—Hasta pronto. Cuida a Tom por mí. —Con eso, emprendió el galope veloz, pese a la oscuridad.

&

Por la mañana, Gustav despertó muy temprano y levantó todo el campamento. Comprobó la condición de salud del trenzado y se dispuso a seguir su camino. Ya estaba muy cerca de su meta, sabía que un “yerbatero” muy popular residía en el pueblo anterior a la antigua ciudad donde vivían los Kaulitz y se puso en marcha a ese lugar.

Al cabo de tres horas, había llegado. Bajó de la carreta y llamó a la puerta, agradeciendo que estuviera a las entradas del pueblo y no en medio del mismo.

—¿Hay alguien en casa? —Gritó desde la puerta, con la voz elevada, mostrando que era una emergencia.

—Ya voy, hijo —respondió la voz de un hombre de unos cincuenta años, que venía desde la parte trasera de la casa.

—Lo siento, señor, es que estoy en un apuro —afirmó el rubio, cuando el hombre llegó hasta él a la puerta exterior, tenía apariencia y complexión fuerte, pero con un semblante amigable y tranquilizador.

—¿Cuál es tu malestar? —cuestionó el hombre.

—Tengo un amigo enfermo, ha sido envenenado y necesito estas hierbas y si me pudiera facilitar sus instalaciones, para crear el antídoto —respondió de manera sincera, entregando un pequeño papelito al hombre.

El hombre cogió la lista que le extendió el rubio y achinó los ojos—. ¿Eres médico?

—Sí.

—Entremos a tu amigo. —El hombre supuso que el enfermo estaba en la carreta, así que caminó hacia allá, seguido de Gustav, quien le ayudó a cargar el cuerpo del trenzado hasta una cama, dentro de la casa.

—Gracias señor.

—Iré por las hierbas. Puedes mirar el patio entre tanto.

Mientras él salía en busca de los componentes de la lista, Gustav caminó hacia el patio trasero, descubriendo que en ese lugar estaban todos los instrumentos que necesitaba para preparar la infusión.

Momentos después, el hombre llegó y le entregó las hierbas al rubio.

—Estos materiales son costosos, ¿tienes con qué pagar? —preguntó, pero la verdad a él le interesaba salvar al joven de trenzas que yacía en su cama.

—Mi amigo tiene dinero, es dueño de unas tierras en el pueblo vecino.

—¿Un noble? —Gustav asintió—. ¿Cuál es su apellido?

—Kaulitz. —Los ojos del amable señor se achinaron y su rostro se ensombreció—. No ha habido ningún Kaulitz desde el gran terremoto.

—Es cierto, Bill y su hermano se fueron a Berlín aquella vez, por la muerte de su padre —comentó el rubio, mientras comenzaba a moler las hierbas.

—Te ayudo. —Ofreció el mayor, poniendo agua en el fuego para hacer hervir la mezcla.

—Gracias.

—Bill Kaulitz, ¿es el hijo de Jorg, el científico?

—Así es.

—¿Él es Bill? —preguntó el hombre, refiriéndose al trenzado.

—No, él es Tom, el hermano mayor de Bill.

El hombre arrugó el ceño, meditando las palabras del rubio y cuando el brebaje estuvo listo, fueron hasta el lobo y le dieron a beber el antídoto.

Ambos se mantuvieron en relativo silencio, compartiendo sólo una charla trivial, observando las reacciones del chico, hasta que una hora después, Tom abrió los ojos.

—¿Do… dónde estoy? —preguntó desorientado.

—Estás en mi casa Tom —habló el hombre—. Soy un hombre de medicina, al igual que tu amigo aquí. —El trenzado giró el rostro hasta hacer contacto con Gustav—. Fuiste envenenado con una droga muy potente, un humano normal habría muerto enseguida, pero gracias a tu condición de licántropo, has podido sobrevivir.

—¡¿Qué?! —exclamaron el rubio y el trenzado al mismo tiempo.

—Sé que eres un hombre lobo, tú no eres hermano de Bill, ni siquiera eres un Kaulitz, eres el hombre lobo que tenía Jorg encerrado en los calabozos.

—Oh no… —susurró el rubio, sintiendo que todo su cuerpo se enfriaba. Habían descubierto a Tom, sabían su secreto.

& Continuará &

Escritora del fandom

1 Comment

  1. ¿Qué demonios pasará ahora que ya saben que Tom es un lobo? ¿Acaso el yerbatero lo delatará y lo venderá a algún otro científico? ¿Lo entregará a la policía o al pueblo para que lo linchen? Y por otra parte ¿Podrá Georg llegar al pueblo antes de que Ixchel haga algo contra la familia Kaulitz? No se pierdan la continuación. Beshoshs y gracias por visitar el sitio.

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