Tomi y CereBrill 2

Tomi y CereBrill” Fic Twc / Toll escrito por MizukyChan

Capítulo 2

Tomando a su gemelo de una patita, Brill corrió hasta ubicarse frente al rayo que lentamente, comenzaba a iluminarse. Cuando las luces se apagaron, Brill abrió los ojos y en lugar de encontrar a su peludo hermano Tomi, una bella sonrisa de dientes blancos le saludó.

Wow CereBrill, sigues teniendo las marcas negras en tus ojos.

Oh, oh, creo que algo anda mal…

Yo creo que ahora las marcas te quedan mejor, Brill —afirmó el chico de pelo rubio.

No, Tomi, no es tiempo para hablar de las marcas en mis ojos. ¿Acaso no notas que me veo diferente? —indagó Brill con la voz ligeramente más aguda a la que tenía antes.

Es cierto Brill. —Tomi juntó sus manos y arrugó el ceño—. Tienes cosas colgándote en el pecho.

Con una ligera dosis de pánico, el ratón menor bajó lentamente la cabeza hacia su pecho, encontrando allí, dos semi esferas colgando, quiso tocarlas, pero apretó las manos y se abstuvo.

Tom sin embargo, no tuvo reparos y estiró ambas manos, para coger los nuevos senos de su gemelo, o más bien gemela.

Están muy suaves —comentó el chico, acariciándolos con el pulgar con tranquilidad.

Creo que no deberías hacer eso. —advirtió Brill, cerrando los ojos, sintiendo como su respiración se agitaba.

¿Por qué no? Me agrada tocar tus pelotitas, mira esto. —Y para demostrar su punto, frotó sobre el pezón, una y otra vez, hasta que su gemelo soltó un incontrolado gemido.

¡Basta Tom! —Gruñó, pero no hizo nada para moverse.

Creo que te quedó algo de queso aquí. Me pregunto si sabe bien sobre tu nueva piel sin pelo. —Con la ingenuidad que lo caracterizaba, Tom acercó su rostro hasta los senos y lamió una manchita de queso crema, succionando el pezón en repetidas ocasiones.

Aaahhh —Gimió el menor y esta vez se separó, presa del incontenible temor a lo desconocido.

¿Estás bien CereBrill? Estás temblando. ¿Tienes frío?

Sí, eso creo. —Se defendió la chica rubia, pasando las manos por sus brazos.

Cuando Tomi bajó de la mesa en la que se hallaban sentados, Brill notó que él no tenía senos como los suyos, pero de todas formas, tenía algo que le colgaba, aunque mucho más abajo, entre las piernas.

¿Tomi, qué es eso? —preguntó y se acercó hasta su gemelo, para coger la carne entre sus manos.

¡Santo rey del queso! —Gimió el rubio, quedándose totalmente quieto y bajando la cabeza para ver qué era eso que le causaba esa extraña y agradable sensación—. Yo también tengo pelotitas que cuelgan… aunque las mías son más pequeñas.

Esto es muy extraño Tomi. —Brill se llevó una mano a la barbilla, signo de que estaba pensando, mientras la otra seguía bombeando de arriba abajo, el pene del mayor.

Oh, oh, ¿qué es eso tan extraño? Oh, oh —Logró preguntar su gemelo, mientras cerraba los ojos, dejándose envolver por las nuevas y deliciosas sensaciones.

Que nos cuelguen cosas —admitió Brill, sin dejar lo que estaba haciendo—. Antes sólo nos sobraba la colita. Se supone que deberíamos adquirir el ADN de los humanos, para tomar su tamaño, no convertirnos en uno de ellos. —Reflexionó y aumentó la velocidad de su mano, como si las ideas estuvieran a punto de hacerle ver la luz—. Creo que somos como Georg o Gustav, pero como siempre llevan esas batas blancas, no sabría identificar por qué tus pelotas están aquí abajo y las mías en mi pecho.

Sigue pensando Brill. —Pidió el chico, totalmente perdido en su placer. Su respiración estaba completamente irregular, pero su gemelo estaba demasiado ocupado pensando, como para notarlo.

Debemos investigar, Tomi. No podremos conquistar el mundo, si no tenemos idea de qué criaturas somos. —Con esas palabras, soltó la masculinidad de Tom, dejándolo confuso y jadeante.

Oh… como quieras… —aceptó derrotado.

Brill caminó contorneando las caderas, hasta la computadora de Georg y la encendió.

¿Qué veremos aquí? —preguntó Tomi, ubicándose detrás de su gemelo/ gemela y agudizó la mirada, mientras se encendía la pantalla.

Primero la contraseña.

TomBrill —respondió rápidamente el rubio, con la voz cantarina—. Papi Georg nos ama. —Puso ojitos soñadores, mientras Brill tecleaba sus nombres, en la cavidad de la contraseña.

La pantalla se iluminó con una imagen de ellos, en su forma de ratoncitos, en los brazos de un pequeño de aproximadamente diez años de edad.

Extraño mucho a Robert —dijo Tomi, estirando la mano y delineando con un dedo, el rostro del hermano de Georg sobre la pantalla—. ¿Por qué crees que no ha venido?

Está enfermo Tomi —respondió Brill con los ojos tristes, él también extrañaba al chiquillo que los había escogido, cuando los compraron. Sin embargo, no quería decirle a su hermano que tan grave estaba, porque sin duda lo haría llorar y ahora debían resolver un problema mucho más grande, antes de ponerse sentimentales.

Oh… —Tomi sujetó el hombro de Brill y lo hizo girar, hasta que se quedaron viendo a los ojos—. ¿Podemos visitarlo, cuando salgamos de aquí y conquistemos el mundo?

Está bien… —respondió el menor con los dientes apretados, estaba mintiendo, pero no había nada que pudieran hacer… aún.

Una vez que Tomi quedó satisfecho con la promesa de Brill, volvió a su estado normal de ingenuidad. Giró el rostro y observó el laboratorio, descubriendo algo que llamó poderosamente su atención. Caminó en puntitas de pie, como solía hacer con Brill, cuando se escabullían de la jaula; lentamente y paso por paso, llegó hasta el lugar que papi Georg visitaba cada día… la nevera. Abrió la puerta y la luz cegó momentáneamente sus ojos, al acostumbrarse a luminosidad, sus labios dibujaron una perfecta “o”.

Brill, creo que deberías ver esto.

Ahora no, Tomi, estoy investigando qué clase de criaturas somos —respondió el menor, mirando diferentes páginas de internet.

Oh… —Suspiró y preguntó— ¿Está bien si pruebo algo de comida?

Supongo que sí —contestó Brill, continuando con su investigación, mirando de vez en cuando sus senos y su entrepierna, con el ceño arrugado.

Tom cogió un trozo de pizza y le dio una mordida. Cuando sus papilas gustativas se acostumbraron al nuevo sabor, no pudo menos que suspirar de gusto. Eso era jodidamente delicioso y además… tenía queso. Lo comió vorazmente y luego lamió sus dedos uno a uno, para no desperdiciar ni siquiera una miguita.

Caminó hasta Brill, con claras intensiones de llevarlo a probar esa deliciosa comida, pero al verlo de espaldas, volvió a sentir la curiosidad que le provocaron aquellas pelotitas colgantes de su pecho, así que se acercó y pegó su pecho desnudo a la espalda del menor y le agarró las pechugas, masajeándolas con cariño.

Me gustan tus pelotas —dijo pegando su cara al rostro del otro, quien cerró los ojos por tal proximidad.

Creo que ya sé por qué tenemos las pelotas en lugares diferentes, Tomi. —Confesó, sintiendo un hormigueo crecer en su vientre.

¿Por qué Brill? —indagó Tomi, pegando su pelvis contra el trasero del otro, porque estaban de pie.

Porque soy una mujer…

¡No es posible! ¡Tú eres mi gemelo, somos iguales, no puedes ser una mujer, porque yo también lo sería. —Tomi se alejó de Brill, llevándose las manos a la cara, cubriéndose por la vergüenza—. No quiero ser una mujer, soy un ratón bien macho.

Brill no sabía si reír o llorar, por lo bizarro de la situación, pero decidió hacer lo único a lo que estaba acostumbrado… consolar a Tomi.

Calma Tomi, arreglaremos esto.

¿Cómo? Tienes que decirme Brill, tú eres el cerebro de nuestra familia —El aludido se extraño de que Tomi hubiera recordado las palabras que le había dicho antes, generalmente tenía mala memoria y olvidaba todo después de unos segundos.

No te preocupes Tomi, lo único que debemos hacer es revertir el proceso de la máquina del humano Gustav y decirle que ha cometido un error. Volveremos a ser ratones machos.

¡Yey! ¡Por eso te adoro CereBrill! Y ahora entiendo que te llames CereBrill —Le dio un lengüetazo en la mejilla y sonrió.

Brill quiso limpiarse las babas, pero eso lastimaría los sentimientos del otro, así que a duras penas respondió con otra sonrisa.

Vamos, debemos hacerlo esta noche, porque mañana…

¿Qué haremos mañana CereBrill? —preguntó Tomi con los ojitos brillantes.

Brill empuñó una mano y la alzó sobre su cabeza—. Mañana volveremos a usar la máquina y conquistaremos el mundo, siendo ratones machos.

¡Y bien machos!

De la mano, caminaron hasta ponerse frente a la máquina y tras oprimir la opción “revertir”, Brill la encendió. La pareja de rubios, apretó los ojos cuando la luz se hizo más fuerte y aguardaron…

& Continuará &

¿Creen que los G’s se den cuenta de lo que pasó en el laboratorio? ¿Cómo hará Brill para informar a Gus que su invento no está funcionando como corresponde? ¿Seguirá Tom con crisis de identidad, en su estado de ratón? ¿Seguirán siendo ratones machos? No se pierdan el siguiente capítulo y lean las advertencias.

Escritora del fandom

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