“Travesuras en el Laboratorio” Fic Twc de MizukyChan
Capítulo 3: ¿Trabajo en equipo?
& Día 1 &
—¿Y qué es lo que haremos?
Tomi dio un paso al frente, quedando en el centro del círculo, todos lo miraron con emoción, porque por primera vez parecía que diría algo con mucho sentido. El ex ratoncito empuñó la mano y dijo con resolución—. Tratar de conquistar el mundo.
Todos apretaron los dientes, hasta que el mismo Georg comenzó a reír. El castaño caminó hasta la versión humana de su mascota y lo envolvió en un gran abrazo.
—Gracias querido Tomi. Pero me temo que tendremos que posponer los planes de conquista mundial, porque debo ir al hospital para firmar los documentos de Robert. Mamá tardará por los menos dos días en llegar de América.
El resto se calmó, sabiendo que aquellos papeles que debía firmar, eran las autorizaciones para desconectar a su hermanito cuando el fin de semana llegara. Arrugaron el ceño, conscientes de la gravedad de la situación, mientras veían a Tomi aferrarse a la bata de su papi, como temiendo no volver a verlo, como si la muerte fuera a llegar en cualquier momento.
—Ven, Tomi —dijo su gemelo, rodeándolo por los hombros—. Papi Geo solo debe ir al hospital por unos trámites, regresará por la tarde, no es nada malo.
—No te alarmes, Tomi, CereBrill tiene razón —declaró el castaño, y procedió a retirarse del lugar.
Cuando las puertas se cerraron, todos los presentes se miraron entre sí. Gustav fue el primero en hablar—. Creo que todos hemos pensado en lo mismo.
—¿En queso? —susurró Tomi, sin estar seguro de decir lo correcto. Brill rodó los ojos y Kazy sonrió, encantado con la ingenuidad del rubio. ¡Oh, cuantas cosas guarras le haría a ese chiquillo! Lo mejor es que él ni siquiera se enteraría. Se lamió los labios y Brill le dio un codazo en las costillas.
—¡Enfócate! —Gruñó, sin mirarlo.
—Robots. —Corrigió Gustav, a los que el par de chicos idénticos asintió.
—Muy pequeños —agregó Kazy.
—Nanotecnología. —Finalizó Brill, con los ojos brillantes, amaba ese campo, había experimentado con él, aun siendo ratón y todos sus intentos habían sido geniales, pero sin aplicación para sus fines de conquista globalizada.
—Sin embargo… —susurró el científico—, no estoy seguro de su aplicación médica.
—¡Conozco a alguien que nos podría ayudar! —Exclamó el pelinegro con una sonrisa de oreja a oreja. Todos voltearon a mirarlo, preguntándose a quién podría conocer si era un gato—. Se llama David Jost y es médico cirujano, seguro que él nos aconsejaría en cuanto a lo que tenemos que hacer.
—¿Cómo lo conoces? —preguntó Gus, ajustándose las gafas en forma interrogativa, cosa que provocó un ligero sonrojo en las mejillas de Kazy—. De todas formas él no te reconocería a ti en esta forma humana.
El ex felino hundió los hombros y si hubiese sido gato, seguro sus orejas se habrían caído.
—De todos modos, no perdemos nada con intentarlo —agregó el científico, dándole una palmadita de consuelo en el hombro. Al pelinegro le brillaron los ojos y corrió al teléfono, para contactar al doctor.
&
Ya en media hora, CereBrill tenía un modelo en la pantalla del PC de lo que serían los nano-robots, mientras que Gustav hacía los cálculos para la cantidad que debían tener para el cuerpo del pequeño Robert y Kazy escuchaba con atención las palabras que le decía el doctor Jost, explicando los lugares que debía atender los instrumentos, para que los pulmones del niño no dependieran para siempre de las máquinas, sino que se fueran auto-recuperando de sus lesiones.
Como Jost no conocía la naturaleza animal de los personajes allí presentes, no cuestionó nada, sino que se dedicó a ayudar, a cambio de lo cual, el chico pelinegro no revelaría información un tanto vergonzosa de las actividades nocturnas del hombre. Ya al atardecer de ese lunes, el señor Jost se retiró del laboratorio con la promesa de contestar cualquier duda, mediante una llamada telefónica.
Gustav preparó café para los presentes y repartió los tazones, mientras conversaban sobre los avances. Ahora que la atención de Kazy no estaba centrada en el guapo doctor Jost, comenzó a acosar al rubio ingenuo que revolvía su bebida, como más azúcar de la que era recomendable para alguien como él. Brill gruñó varias veces, dándole codazos al pelinegro, para que volviera a enfocarse en el trabajo. Todos estaban pendientes de algo, así que nadie sintió la puerta abrirse, mostrando a Georg con las facciones cansadas y tristes.
—¡Quieres dejar de golpearme! —Exclamó Kazy, mirando a Brill con furia en los ojos.
—¡Lo haré cuando dejes de meterle mano a mi gemelo! —Exclamó de vuelta el rubio.
—¡Ya cálmense los dos! —Casi gritó Gustav, poniéndose entre los chicos, para evitar que se asesinaran con la mirada.
Tomi se bebió todo el café, extremadamente dulce, de un solo trago y luego comenzó a saltar por todos los pasillos del laboratorio, se creía conejito o algo parecido, por los ruiditos chillones que emitía.
Georg se frotó los ojos y luego los cerró muy fuerte, tal vez se trataba de una pesadilla y pronto despertaría, pero al parecer todo continuaba igual. Pensó que debía enojarse, pero la verdad, no quería sentir más emociones complicadas por el momento. Ya era suficiente con el dolor de haber firmado las autorizaciones para, prácticamente, asesinar a su hermano si no era capaz de respirar por sí mismo en esa semana. Así que recordando las buenas intenciones de sus mascotas, se aclaró la garganta. Al parecer las disputas eran más sonoras que su voz, así que procedió a saludar como si no hubiera presenciado nada.
—¡Hola a todos! —Su grito se oyó en todo el laboratorio y luego un ruido de pasos corriendo en su dirección le hizo temer por su vida.
—¡PAPI! —Gritó Tomi, arremetiendo contra el castaño, cayendo al suelo con él. Habría sido estupendo para ser jugador de futbol americano.
—Hola hijo, ¿cómo estás?
—Tío Gus me dio café.
—¡Gustav! —Gruñó Georg, ya le había advertido al rubio que esas bebidas con cafeína no eran buenas para la salud de su pequeño hijo hiperactivo.
—Lo siento. —Se disculpó el chico de gafas—. ¿Cómo ha ido todo?
—Normal, supongo. ¿Cómo van los planes?
—Ven aquí y te contaremos.
Acordando una tregua momentánea, Brill y Kazy se callaron y cedieron un lugar a Georg frente a la pantalla del computador, donde cada uno procedió a explicar qué harían, cómo lo harían y cuánto tiempo tardarían en realizarlo.
Con una sonrisa de satisfacción, todos los presentes se pondrían manos a la obra, pero esa sonrisa se convirtió en una mueca, al escuchar el ruido de algo cayendo y estallando en pedazos.
—¿Tomi? —Brill giró, buscando la fuente del destrozo, porque sabía por experiencia que su gemelo estaría en medio de él.
—Lo siento CereBrill —dijo el rubio con los ojos llenos de lágrimas—. Se… se resbaló de mis manos.
Gustav investigó el desorden, comprendiendo que no se había perdido nada de valor, pero Goerg arrugó el ceño al notar un corte en la mano de su hijo.
—Tomi, ven aquí un momento. —Le hizo una seña y lo llevó a la oficina de la ropa, donde había un botiquín. Curó su herida y puso una bandita con corazones en ella—. Hijo mío, tenemos que trabajar ahora y necesito encomendarte una misión especial.
Los ojos del ex ratón brillaron de asombro, era igual que cuando CereBrill intentaba conquistar el mundo, le daba una misión que solo él podría realizar. Asintió vigorosamente e indagó—. ¿Cuál es la misión?
—Tendrás que ver los cambios en Gertrudis.
—¿Eh? —Tomi ladeó la cabeza sin entender, así que preguntó—. ¿Y quién es Gertrudis?
—Gertrudis es un maravilloso espécimen de lavanda del tío Gus.
—Oh… —La “o” se mantuvo en los labios del rubio, mientras su padre proseguía con la explicación.
—Justo cuando apareció Kazy, usamos la máquina de ADN con ella, pero como Kazimir saltó ante el rayo, no estamos seguros si la planta sufrió algún cambio. Será tu deber descubrirlo. —Señaló con el índice, el pecho del rubio—. ¿Estás dispuesto a ayudarnos con este importante experimento, Tomi?
—Sí, papi Geo. Haré mi mejor esfuerzo. —Se llevó la mano a la frente como un saludo militar y luego volvió a preguntar—. ¿Y dónde está Gertrudis?
—Te la mostraré.
Ambos regresaron al salón principal del laboratorio, ya todos estaban en sus puestos de trabajo, y muy en silencio, llegaron hasta un rincón, donde la bella planta descansaba.
& Continuará &
¿Podrán hacer todo lo que tienen planeado? ¿Les alcanzará el tiempo para lograrlo? Algunas se preguntaron en “Tomi y CereBrill” qué había pasado con la planta, bueno, ahora lo sabremos. ¿Tendrá Gertrudis algún tipo de don? ¿O seguirá siendo una simple planta que mantendrá ocupado a Tomi, para que deje que el resto trabaje? ¿Le darán ganas de volver a tener sexo? Mi mente pervert no descansa jajaja
Bueno chicas, qué creen ustedes. Están invitadas a opinar y comentar. Besos y gracias por leer y visitar el sitio.