JUNTOS

JUNTOS

Todo se había vuelto una locura. Los ejecutivos peleaban por cancelar el contrato para el nuevo disco, porque probablemente nunca saldría a la luz, mientras David lanzaba amenazas a lo loco, sobre demandas por incumplimiento. Los padres de los gemelos lloraban y gruñían sobre futuros juicios por negligencia médica. Los G’s empuñaban las manos con ganas de golpear al mundo entero por esta desgracia.

Los gemelos se habían retirado a su habitación, mientras todos los demás discutían en el salón. Esta noticia era demasiado dolorosa como para perder el tiempo con detalles insignificantes.

Bill se quitó los calcetines, alegando que tenía calor, sin embargo su piel estaba tan fría, que Tom insistió en cobijarlo con mantas, además de proporcionarle su calor corporal, abrazándolo por la espalda.

¿Cómo te sientes, Bill?

Como un condenado a muerte —bromeó, pero detrás de él, Tom arrugó el ceño y tragó el pesado nudo que se formó en su garganta.

No hagas chiste con eso, ¿está bien?

Es que todo esto es como un maldito chiste, Tom. —Molesto, el rubio se giró, para quedar de frente a su hermano—. ¿Quién diría que cosas como esta podrían pasar en estos tiempos? —El castaño arrugó el ceño y lo abrazó con fuerza.

Después del fin de semana de locura que pasaron en Las Vegas, Bill comenzó a mostrar señales de malestar físico. Y aunque en un principio creyeron que sólo se trataba de una pesada resaca, los trastornos se prolongaron dos días más, dejando al más delgado de los Knight, con los pómulos hundidos y unas ojeras oscuras, que anunciaban un muy mal presagio. Tom no dudó en llevarlo con su médico personal, que tras unos exámenes de sangre, anunció la fatal noticia.

Bill Knight había terminado los días como cero positivo, para desarrollar el temido VIH. Como era de esperarse, los gemelos pensaron que era una broma, que los resultados se habían mezclado y que todo era un gran y desagradable malentendido. Pero tras una nueva revisión, se reiteró el resultado.

Bill sabía que no tenía parejas sexuales y los encuentros clandestinos que tuvo, siempre estuvieron protegidos por un condón. Por tanto, llegaron a la única opción factible de su infección; la operación que tuvo a las cuerdas vocales durante su juventud.

Tom llamó a sus padres, quienes hicieron todas las averiguaciones y dieron con el terrible hallazgo de la verdad. Cuando Bill fue sometido a aquella cirugía, tuvo una pequeña transfusión con una bolsa contaminada.

Ahora que la bomba había sido lanzada, todos los seres cercanos a los gemelos estaban furiosos por los responsables, por falta de ética y criterio de no haber dado un aviso previo al joven, sobre un posible contagio.

Pero mientras todos ellos querían señalar a un culpable a quien crucificar, Tom lo único que deseaba era detener el tiempo y abrazar a su hermano.

¿Cuánto tiempo crees que me quede, Tom? —preguntó el rubio, con la voz amortiguada por estar de frente al pecho del chico.

Mucho, por supuesto —respondió, sin creer lo que decía.

Estás mintiendo —aseguró el menor—, siempre me doy cuenta cuando mientes.

Hey. —Tom lo apretó en sus brazos—. No pienses en eso, ¿está bien?

Tengo que pensarlo, Tom. Me queda poco y tengo que aprovechar mis últimos momentos. No quiero partir y que me tome desprevenido.

Sshh.

No, Tom, hablo en serio. El doctor dijo que ya pasó la etapa de cero positivo, ahora vienen las enfermedades y la decadencia.

Bill se separó un poco de su hermano para verlo a los ojos, al estar así, frente a frente, quiso saltar sobre Tom y besarlo como si no hubiera mañana.

¿Qué esperas? —dijo el mayor, acercándose para unir sus labios, pero fue rechazado.

No…

¿Por qué no?

Estoy enfermo.

¿Y qué? Probablemente yo también lo esté.

No digas locuras. Nos cuidamos.

No siempre, Bill, hemos hecho el amor sin condón en más de una ocasión.

El rostro de Bill se desfiguró de terror—. No es posible. No puedo… no debo contagiarte.

¿No me digas que no pensaste en esto? —Tom alzó una ceja y lo aprisionó con sus brazos, para robarle un beso—. No me he hecho los exámenes, porque habría sido muy extraño que ambos apareciéramos como contagiados al mismo tiempo, ¿no crees?

Ha pasado sólo una semana, ha sido demasiado rápido —respondió Bill—. Mierda, Tom, lo siento tanto. Siempre termino metiéndote en mis problemas.

El mayor sólo lo envolvió mejor en su agarre y acarició su espalda con cariño—. Tú nunca has sido un problema. Te amo.

&

Los días pasaron y Bill empeoró, lo que comenzó con un resfrío, acabó convirtiéndose en una bronconeumonía que lo tenía completamente postrado en la cama, sus pulmones no respondían como debían y parecía que se llenaban de agua.

Esto no es justo —susurró el rubio, cuando Gustav limpiaba su frente sudorosa.

¿Qué cosa, Bill? —Preguntó el chico de gafas, sin sentir asco de su amigo.

Yo creí que tendría tiempo de hacer cosas antes de morir, pero desde que… —Tos y más tos—. Desde que me anunciaron esto, me han condenado a la cama.

Tus padres están en pleno juicio contra el hospital —comentó el baterista, pero Bill agitó la mano, no le importaba lo que pasara, él moriría y ninguna indemnización le daría más días de vida.

¿Sabes qué necesito, Gus? —Bill sonrió con picardía y alzó una ceja, sacando una sonrisa a su amigo.

Por esa expresión, debe ser una travesura.

Quiero unas buenas drogas, Gus, para pasar al otro mundo con estilo, sin dolor.

La puerta se abrió, Tom llevaba el desayuno, pero escuchó la última frase de su hermano.

A comer, dormilón. —Anunció y dio el tema por zanjado.

.

Cuando Tom acompañó a Gustav a la puerta, lo retuvo del brazo y le dio una mirada de molestia—. No le hagas caso a Bill, ¿okey?

¿De qué hablas?

De las drogas.

Por supuesto, hombre, jamás le haría algo así a tu hermano.

Bien.

Pero con el paso de los días, en cada una de las visitas que Bill tenía de sus compañeros de banda, mencionaba el tema. Tom se desesperaba, pero no lo demostraba en frente de su precioso gemelo, quien se demacraba cada día más.

¿No has pesando en hacerle caso? —Preguntó Georg, cuando bajaba las escaleras.

No, Geo, nunca pasará.

¿Por qué, hombre? Bill debería morir con dignidad y no como un pobre anciano postrado en cama, a la edad de 27 años, es inhumano.

Tú no lo entiendes, Geo.

Claro que lo entiendo, es mi amigo. No quiero verlo así. Está sufriendo y no hablo sólo de los dolores físicos. Está muriendo en su mente, él ya quiere irse de aquí. ¿Por qué no lo dejas? Solo déjalo ir.

No lo entiendes, Geo. Bill es mi todo… si él muere, yo muero.

Pues él ya está medio muerto, Tom. Sólo está aquí, aguantando estas penurias, porque tú eres un egoísta y lo retienes en esa cama.

No lo entiendes, Geo, no puedes entenderlo.

El bajista se marchó esa noche, pero esa conversación siguió atormentando al mayor de los Knight, durante sus sueños, transformándolos en pesadillas horrorosas.

¡TOM!

El grito desesperado de Bill, lo arrancó de los sueños y corrió a la habitación de junto, justo para ver a su pequeño, tosiendo sangre, ahogándose con ella.

Tom realizó el procedimiento que le habían enseñado y logró estabilizar al rubio.

Completamente agotado, Bill apretó el brazo de su Tom y con la voz apenas audible, suplicó—. Ya no más, por favor. Ayúdame, Tomi, déjame ir.

Sin poder contener más la angustia que había estado almacenando desde que supo la noticia, Tom lloró, fuerte y tormentosamente. Ambos lo hicieron, porque tendrían que separarse en una despedida que nunca creyeron real. La muerte era una barrera irrompible y pese a que siempre se habían jactado de hacer todo juntos, en esta ocasión, la vida los arrancaba de los brazos del otro, como una bruja de cuentos, sin piedad y sin héroe que los ayudara.

Lo peor de todo, es que nadie en el mundo conocía su secreto. Como Tom decía, nadie podía entender por qué no podía dejar ir a su gemelo, porque no se trataba sólo de un familiar, Bill era su amado, su amante, su alma gemela, su otra parte. Bill era todo.

Al día siguiente, Tom no recibió visitas, alegando que Bill estaba muy delicado y que sólo quería descansar. Sin embargo, atendió la puerta una vez.

&

Por la noche, llegó a la habitación del rubio y le entregó su taza de té, la misma que llevaba preparando cada noche, desde que salían en tour, siendo sólo unos adolescentes.

¿Sabes que te amo, cierto? —Preguntó con una sonrisa.

Por supuesto, mi precioso Tomi.

¿De verdad?

De verdad, de la verdadera. —Bill sonrió y por primera vez en muchos días, su rostro se iluminó.

Te amo tanto… —La voz de Tom tembló, no quería quebrarse, pero esto era muy duro.

Tanto como yo.

Esta noche, tomaré el té contigo —dijo con una sonrisa apretada—, está un poco amargo, porque le puse una hierba que ayudará a tus pulmones, ¿okey? Pero debes tomarlo todo.

Tomi… —Se quejó el menor—. Me gustan las cosas dulces.

Si te tomas este té amargo hoy, mañana te daré sólo cosas dulces, lo prometo.

Bill miró los ojos de Tom y comprendió todo—. Lo haré.

Se sentaron de frente y bebieron el té, sorbo a sorbo, mientras se miraban y se dedicaban sonrisas tiernas que mostraban todo el amor que se tenían.

Dos días después, sus cuerpos eran sepultados en el cementerio parroquial. Fue una ceremonia sencilla, dada la repentina muerte de los gemelos. Cuando todos se retiraron, los mejores amigos de los chicos se quedaron frente a la lápida y susurraron.

Lo amaste tanto que lo dejaste ir. Lo amaste tanto, que moriste con él.

Era inevitable, Geo, nacieron juntos y morirían juntos…

Era parte de su destino.

& FIN &

Okey, estaba media depre estos días, así que se me hizo fácil escribir sobre esto. En general me gustan más los finales felices, pero si se tratara de la muerte de unos de los chicos, preferiría mil veces, que murieran juntos.

Escritora del fandom

2 Comments

  1. Pienso lo mismo …. yo tambien preferiría que murieran juntos. Que triste one shot ….. de todos modos felicitaciones mi hermosa Mizuky …. siempre impecable en cada una de tus obras. Un beso grande. Te admiro y te quiero tanto 1 gracias por todo lo que nos das… !

    • Muchas gracias, mi linda Julie.
      Pese a que este one-shot es una tragedia, siempre he pensado que el amor de los K siempre será tan fuerte que no vivirán separados, que la muerte no podrá separarlos y se los llevará juntos. Será terrible para nosotras, pero bueno para ellos.
      Gracias por tu apoyo. Besos.

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