10: Habilidades compartidas

Lazo de Sangre” Fic Twc de MizukyChan

Capítulo 10: Habilidades compartidas 

Al otro día, los gemelos se despertaron abrazados y sonrientes, no estando seguros de la hora que era, ya que no había rastro de relojes en la habitación y sus propios celulares simplemente mostraban sus pantallas negras.

Se levantaron y salieron a investigar el lugar que los albergaría, por Dios sabe cuánto tiempo.

Tom miraba en todas direcciones, nervioso, desconfiado y Bill le seguía sonriente, para él, cualquier lugar era bueno y seguro estando con su gemelo.

—¿Qué haces Tomi? —preguntó al verle asomar la cabeza antes de doblar por un oscuro pasadizo, en una actitud de “agente secreto”.

—Tengo que asegurarme de que no haya peligros para ti cielo —dijo achinando la mirada para ver a través de la oscuridad como le enseñaron a hacer los G’s—. Recuerda que soy tu guardián.

Bill se sintió conmovido por las dulces palabras de su hermano y lo abrazó sin previo aviso, riendo fuertemente, haciendo sonreír al rastudo también.

—Me gustan tus ojos de gato —comentó el moreno, dándole una lamida a la oreja del mayor.

—Hey, no hagas eso que me excito —respondió bromeando.

—No hables tan fuerte, pueden oírnos —dijo tímidamente el menor.

—Hey, Kaulitz   —Se oyó una voz a la distancia.

—Georg, aquí estamos —habló el rastudo, haciendo señas con las manos. Los G’s caminaron hacia ellos.

—Les fuimos a buscar, pero ya no estaban en su cuarto —intervino el rubio.

—Quisimos salir a inspeccionar el lugar —aclaró el pelinegro.

—Me gustaría hacer algunas preguntas Geo —dijo Tom de pronto, sonrojándose un poco.

—Estoy seguro que Su Eminencia podrá responder a todas tus dudas Kaulitz —dijo el castaño, sonriéndole.

—Es que… no me gustaría que él se enterara, es muy… personal —dijo acentuando el rojo de sus mejillas.

—Y privado   —corroboró Bill al leer la mente de su gemelo.

—Oh… claro, tal vez podamos ayudarte —Carraspeó Georg, al creer comprender el calibre de su pregunta, sin embargo no estando seguro, se le hacía difícil poder entrar a la mente de los Kaulitz ahora.

—Mmm, verás anoche Bill y yo —Tartamudeaba—.Bueno, bueno… nosotros estábamos…

—Conectándose   —Le ayudó el rubio, al ver su desesperación.

—Sí, estábamos en eso cuando yo   —Mostró su boca—.  Me salieron…

—Colmillos  —Terminó Bill por él.

—¿Qué?   —Los G’s quedaron helados.

—Se supone que el “vampire” es Bill, pero él me pidió que lo mordiera y pues… me salieron dientes y lo mordí   —explicóó casi sin aire y rojo como tomate.

—Esto es nuevo   —aseguró Gus, tocándose la barbilla.

—Bueno, ayer su Eminencia mencionó algo sobre ustedes siendo especiales, y diferentes al resto de los “vampires”, seguramente eso hace que ambos evolucionen de la misma manera  —dijo el castaño, sonando bastante convincente.

—Es como lo que ocurrió con su visión nocturna, si Bill la tiene, puede ser que el mismo Bill autorice a Tom a tener sus mismas capacidades  —propuso el rubio— ¿Han intentado otra cosa?  ¿Con otro poder?

—La verdad es que ni siquiera sabemos qué otros poderes tiene Bill —dijo el rastudo, mientras el pelinegro sólo sujetaba su mano, comprendiendo que lo que sus amigos decían, tenía sentido.

Si estaba dentro de sus posibilidades, él compartiría todo con Tomi, con tal de que jamás se volviera a repetir una escena como la del bosque, donde su cuerpo fuese poseído, eso no podría tolerarlo, debía defenderlo a como diera lugar, y si para eso debía compartir su poder demoniaco, lo haría gustoso.

Bill se entretuvo en sus pensamientos, perdiendo el hilo de la conversación, hasta que un beso en su mejilla lo volvió a la realidad.

—¿Ah?

—¿Qué si quieres ir a probar algún nuevo truco con los G’s? —preguntó su hermano.

—Claro ¿Dónde iremos? ¿Saldremos del Monasterio? ¿No es de día?

—No podemos Bill —dijo el rubio, ajustándose las gafas—. Geo es intolerante al sol, podría morir afuera.

—Oh, lo siento  —Se disculpó el menor del grupo.

—Está bien, tranquilo.

—Geo y ¿Qué pasará con Bill en el sol? ¿Podrá tolerarlo? ¿Qué dicen sus leyendas sobre los elegidos y el sol? —intervino el rastudo, volviendo a repetir la duda que le acosaba desde la transformación de su hermano.

—De hecho —Meditó Gus—. Los escritos más antiguos hablan de “Los Caminantes”.

—Oh, ya recuerdo esos textos —comentó el castaño—, dicen que habrá una raza oscura que se alzará sobre las tinieblas, para resplandecer como el sol del mediodía.

—¿Ah?  —Tom no entendió el mensaje.

—Bueno… no podríamos asegurar que “Los Caminantes” sean ustedes —Continuó el rubio—. Podrían serlo, por la mención de “una raza oscura”, podría referirse a que son “vampires”, es decir, una raza del submundo, pero creo que deberíamos consultarlo con su Eminencia.

—No me gusta mucho ese anciano —dijo el rastudo sin poder reprimir esa sensación que se formaba en la boca de su estómago, cada vez que mencionaban al hombre viejo.

—¿Por qué? —Quiso saber Gustav, pero su ceño fruncido le dio a entender al rastudo, que podía confiar en él.

—No lo sé Gus. ¿Has tenido alguna vez un presentimiento? —Los G’s intercambiaron miradas y sin decir nada, siguieron hablando a los chicos.

—Su Eminencia, es el sacerdote más antiguo que tiene conocimiento sobre las razas del infierno Tom —explicó el castaño—, el resto del mundo eclesiástico, sea Católico o de otras religiones, sólo creen en Dios, los ángeles y el diablo, pero no tienen idea de que los seres del submundo existen en la Tierra, cohabitan con los seres humanos y también los destruyen.

—Pero eso no me quita esta rara sensación  —Se defendió el gemelo mayor.

—No te decimos lo contrario Tom —habló el rubio—, siempre debes confiar en tus instintos, puedes desconfiar de quién quieras, pero extraeremos la mayor cantidad de información de Su Eminencia como sea posible. Y si después de eso sigues con el “presentimiento”, nos iremos.

—¿Hablas en serio?  —preguntaron simultáneamente Bill y Georg.

—Sí, yo también tengo esa extraña sensación  —Completó el rubio.

—Bien. Si Gus está de acuerdo, yo no digo nada más —dijo el castaño, comenzando a caminar con dirección a otro oscuro pabellón—. Ahora, vamos a entrenar.

Los G’s guiaron a los gemelos hacia lo más profundo del Monasterio, casi en el centro de la montaña. Cada uno de ellos usando su visión nocturna, caminó en silencio, sin necesidad de antorcha para alumbrar el sendero. Cuando Georg se detuvo, Tom preguntó.

—¿Y bien?

—Este es el lugar  —anunció el castaño.

—¿Para qué exactamente? —preguntó el pelinegro, visualizando sólo un espacio libre.

—Para practicar con sus nuevos sentidos  —aclaró el castaño.

—¿Qué son esas rocas que cuelgan en el techo? —preguntó incrédulo el rastudo y Bill no pudo menos que girar los ojos.

—Ay Tom, ¿qué no fuiste a la escuela? Son estalactitas, y las que aparecen desde el suelo de la roca son estalagmitas —dijo el menor, como si ese conocimiento fuera algo sumamente básico.

—Muy bien Bill —Le aplaudió Gus—. Mira Tom, esas formaciones rocosas y filosas, se crearon por el agua que se ha filtrado en la roca, ha demorado millones de años en formarse para alcanzar este tamaño.

—Y hoy las destruiremos   —Terminó Georg.

—¿Y por qué haremos algo así? —insistió el rastudo—. No es ecológico.

—Por su entrenamiento —Concluyó el castaño, dejando a los gemelos en el centro del espacio y corriéndose a un extremo junto a Gustav.

Los hermanos se miraron fijamente sin entender por completo qué planeaban hacer los G’s, hasta que un ruido profundo les alertó. No supieron exactamente cómo fue que las estalactitas comenzaron a caer sobre ellos. Trozos filosos y de considerable tamaño que los obligaron a saltar de un lado a otro, como verdaderos gatos a una velocidad… increíble y totalmente desconocida por los chicos.

Sin embargo, Tom no perdía de vista en ningún momento a su gemelo, saltaba lo más cerca de él que le fuera posible e incluso, lo levantaba fuertemente para impedir que algún trozo, por pequeño que fuera, le cayera encima.

—¡Déjalo Tom!  —Gritó el rubio.

—Bill puede solo —Le secundó el castaño.

Pero Tom no permitiría que nada dañara a su hermano si él podía evitarlo.

Pronto, no los las estalactitas eran una amenaza, sino que las estalagmitas puntiagudas del suelo, comenzaron a salir de su lugar para atacarlos desde abajo, obligándolo a aumentar su velocidad de salto.

—Concéntrate en ti Tom, no seas estúpido —Le aconsejó el castaño, pero el rastudo, no podía dejar de pensar en Bill y en el peligro que corría, si alguna de esas filosas rocas le cortaba.

—Bill —susurró, al ver como una roca descendía sobre el cuerpo de su hermano, directamente hacia su cabeza.

El pelinegro saltó lejos, sin siquiera haber visto el peligro, y luego le dirigió una sonrisa de agradecimiento a Tom.

Al ver la conexión entre los gemelos, los G’s detuvieron las rocas, que volvieron a sus posiciones originales, dejando de atacar.

—Eso ha sido curioso  —mencionó el rubio ajustando sus gafas y sin dejar de sonreír.

—¿El qué?  —preguntó el pelinegro.

—Pudiste leer la mente de Tom  —aseguró el castaño.

—Más bien, fue una advertencia que él me mandó directamente al cerebro —completó el menor, tomando la mano de su gemelo.

—Me gusta  —Insistió el rubio.

—¿Gus? —intervino el rastudo, ganándose la atención del rubio— ¿Por qué usas gafas?

—No las necesitas  —Le secundó Bill.

—No, no las necesito, pero me veo guapo y a Geo le enloquecen —dijo sonrojándose.

—Es todo un intelectual —Apoyó el castaño, robándole un beso en la mejilla a su lazo—.  Ahora vámonos, volveremos mañana.

—¿Qué? —preguntó el pelinegro, mirando hacia atrás y viendo la destrucción de todas las formaciones rocosas—. Ya no podremos entrenar aquí.

—Bill tiene razón Geo, destruimos todo  —Le secundó el rastudo.

—No se preocupen, volverán a crecer —intervino el rubio.

—¿Qué?  —preguntaron los gemelos a la vez.

—Este Monasterio está ubicado en este lugar por motivos especiales —dijo el castaño con un toque de misterio—, en esta zona —Señaló el círculo donde habían entrenado—. Justo aquí, hay una falla geomagnética.

—¿Geo qué?  —Tartamudeó el de rastas.

—Lo explicaré más fácilmente —dijo el rubio— ¿Han puesto un imán cerca de un reloj?

—Se descompone   —respondió Bill—,  las manillas enloquecen.

—Eso mismo sucede aquí. El magnetismo hace que el tiempo cambie, que avance más rápido o que retroceda.

—¿Cómo una máquina del tiempo?  —preguntó Tom, totalmente fascinado.

—Algo así —intervino el castaño—, pero sólo funciona con la cueva, nunca con seres vivos.

—Wow —exclamaron los gemelos, ese lugar les parecía cada vez más interesante.

Los G’s permitieron a los hermanos tomar un baño y descansar un poco, para luego probar con otros posibles poderes.

Después de jugar en la ducha, los Kaulitz se vistieron cómodamente con ropas que les entregaron los sacerdotes, que no eran exactamente normales, sino que simulaban bastante los kimonos japoneses de karate.

—No me gusta el blanco   —Se quejó el menor.

—No es blanco Bill, es “crudo”  —Le respondió el de rastas, atándose el cinturón.

—¿No crees que me veo gordo con esto? —Tom rió ante el comentario y abrazó al menor por  la espalda, apretando sus manos en el plano vientre del pelinegro.

—Eres perfecto Bill, no tienes un gramo de grasa, de hecho mmm deberías comer más  —dijo besando sensualmente su mejilla.

—¿Y qué debería comer? Según tú.

—Más… no sé… a mí  —Sonrió lascivamente, viendo sus reflejos en el espejo y luego soltándose de pronto—. Mira Bill —Señaló con su índice sus imágenes en el espejo.

—¿Qué?

—Los vampiros no se reflejan Bill —dijo valiéndose del conocimiento de cientos de películas de terror.

—Tal vez pase eso con los vampiros normales Tomi, nosotros somos “vampires” y para colmo somos “los elegidos” —Hizo comillas con los dedos en señal de fastidio.

—Oh, tienes razón  —Volvió a abrazar el menor—. ¿En qué estábamos?

—En las clases culinarias  —Ambos sonrieron.

Se besaron apasionadamente y Tom se preguntó cuánto le tomaría desvestir a Bill usando sólo esas prendas. Con una sonrisa socarrona, comenzó a contar.

Por la tarde fueron invitados a una recepción con Su Eminencia. Tom como siempre, observaba todo con ojo crítico, desconfiando de cada lugar y de cada nuevo personaje encapuchado que veía.

«¿No te parece extraño que no haya espejos en ningún lugar?» Preguntó el rastudo a su hermano mentalmente, habiendo mejorado esta nueva habilidad de comunicación.

«Es que no son habitaciones Tomi»  Respondió él de la misma manera.

«De todos modos me parece extraño» Pensó el mayor y prosiguió el camino que le indicaba un sacerdote.

Al llegar al lugar señalado, se encontraron con una gran mesa, con varias personas en sentadas en ella, los G’s incluidos y con dos lugares esperando por ellos.

Los cuatro “vampires” no necesitaban comer, sin embargo la comida no les era desagradable y la probaron gustosos.

La conversación era más que nada relacionada con temas eclesiásticos, que los Kaulitz prefirieron ignorar, pero cuando una hermana les servía el café, Tom se percató de que en la taza podía notar su reflejo, pero no el de la mujer que se la entregaba. Se sorprendió y miró a la mujer con ojos grandes.

—Tú eres… —La conversación cesó de inmediato al ver como el rastudo se ponía de pie y todos enfocaron su atención en él—. Tú… eres un vampiro —La mujer soltó la bandeja que sostenía y todos quedaron absortos… o más bien… casi todos.

Bill se tensó y saltó de su silla, dispuesto a luchar de inmediato con la vampira. Tom al verle, se puso entre ella y su gemelo, como escudo.

—Calma… —Se oyó la voz fuerte y decrepita de su Eminencia.

—Ella es un vampiro —dijo Tom, como si eso fuera señal suficiente para desconfiar y luchar.

—Tú también lo eres  —respondió el anciano, para calmar los ánimos.

—Pero…

—Tranquilo, la hermana Tasha no te hará daño, no podría aunque quisiera —Señaló el viejo.

—¿Sabías que había más vampiros aquí? —preguntó el pelinegro completamente indignado.

—Claro que lo sé. Algunos de ellos les ayudarán con su entrenamiento —dijo el hombre como si fuera algo sumamente natural.

—No puedo creerlo —dijo resignado el menor y se volvió a sentar, tomando la mano de Tom para que le acompañara.

—Nos debes una explicación —dijo seriamente el mayor de los gemelos con los ojos completamente oscurecidos. Estaba molesto y mucho.

&    Continuará   &

Wow Tomichu está muy enojado ¿Podrá su Eminencia calmarlo con su explicación?, ¿Cuántos otros vampiros habrá en el Monasterio?, ¿Quiénes serán los vampiros que se supone ayudarán a los twins en su entrenamiento?, ¿Sabían los G’s sobre esto? No se pierda la continuación. Besotes.

Escritora del fandom

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