Notas de MizukyChan: Bueno chicas, ya es oficial, Pumba abandona los Mini-Fics para volverse un Fic-Largo. Besitos y que lo disfruten. Y las gracias enormes a Crazy4Bill por el one-shot “Pumba y sus Conciencias”. Besitos.
“Pumba y sus amigos” Fic Twc / Toll escrito por MizukyChan
La pijamada de Pumba
Los gemelos Kaulitz se sentaron en la sala, rodeados de los cachorros con una sonrisa pintada en los labios.
—Bien, pequeños, merecen una recompensa por ayudarnos a estar en paz y tranquilidad, solos y en familia —dijo Tom, girando para juntar sus labios con los de papi Bill, quien sonrió mucho después de eso—. ¿Qué les gustaría?
—GUAU —Ladró fuertemente el pequeño Pumba, meneando la colita, feliz al ver que sus padres por fin se veían contentos, después de los momentos de tensión vividos por los humanos indeseados.
—Yo sugiero que nos permitan compartir un lecho agradable y cálido —comentó Oliver, cerrado un poco los ojitos—. Me muero de cansancio.
—¡COMIDA! —Exclamó Rafael, dando un ligero saltito en el aire, que hizo reír a los humanos—. PATITAS DE POLLO.
—A este todavía le dura la intoxicación con pollo —dijo el favorito con una gran sonrisa perruna, pero luego se separó un poco del grupo y se acercó al enorme mueble que sostenía la televisión y se puso a hurgar allí, haciendo ruido a propósito, para llamar la atención de su papi Tom—. GUAU. —Ladró fuerte.
—Oh, creo que ya sé que es lo quiere Durkas —comentó Bill, dando un codazo juguetón en las costillas de su hermano.
—Por supuesto que no. ¿Cómo podría saber que están allí? —dijo Tom, siguiendo la mirada de su amado—. ¿Qué quieres, mi regalón?
—GUAU —Ladró otra vez el moteado, esta vez llamando la atención de todos los canes.
—¿Qué buscas, hermano? —preguntó el cachorro.
—Algo que les hará reír.
—¿Qué es? —preguntó Buddy, dando saltitos hasta ubicarse junto a Durkas, viéndose demasiado chiquito junto a él.
—Son recuerdos, reliquias familiares —respondió, dando un lametón al perrito negro.
Papi Tom se levantó del sofá y llegó junto a su favorito, le acarició detrás de las orejas y procedió a abrir una puerta que contenía varios libros forrados.
—¿Qué es eso? —preguntó Pumba, moviendo la colita a su papi Tom.
—Ven aquí, Bill —llamó el castaño.
Bill se levantó y se sentó junto a su gemelo, tomando a Pumba y Buddy, para acomodarlos sobre su regazo, mientras Rafael y Oliver se sentaban junto a los humanos y Durkas los miraba de frente. Él ya había visto todo lo que contenían esos libros y disfrutaría de ver las expresiones de sus invitados.
—Esto es un álbum de fotografías. —Explicó papi Bill a su bebé, acariciando detrás de sus orejas—. Aquí se guardan los recuerdos de la familia.
—Tenías razón, Durkas —dijo Pumba orgulloso del conocimiento de su hermano mayor.
Los gemelos comenzaron a pasar páginas del álbum, mostrando imágenes de ellos cuando eran niños, adolescentes, jóvenes, hasta la edad actual. Contando anécdotas sobre cada foto y besándose de vez en cuando, cuando las memorias los ponían melancólicos.
—Dios mío, tus amados padres son como mil personas en una sola —dijo Oliver, pero luego se corrigió—, perdón, en dos. —Tenía los ojos muy abiertos, todo rastro de sueño había desaparecido al ver a estos seres humanos tan distintos a sus propios padres.
—Es cierto, colega. —Afirmó Rafael—. Tus padres, en especial tu papi Bill, parece muchas personas a la vez.
—Pero sus ojos… —dijo Pumba, notando como sus padres se miraban con mucho cariño—, sus ojos siguen siendo los mismos.
—Correcto, Pumba —dijo el moteado—. Los dos siguen igual de enamorados, igual a cuando me trajeron con ellos, hace muchos años.
Los hermanos juntaron sus labios en un tierno beso. Pero las manos de papi Tom dejaron el último álbum para aferrarse a papi Bill con fuerzas. Se pusieron de pie y con una mirada cómplice, estuvieron a punto de dejar la sala.
—Espera, cielo —dijo el rubio—. No podemos dejar a nuestros invitados sin entretención.
—Cierto. ¿Qué tal una película? —Preguntó Tom con una sonrisa.
—GUAU —Ladraron todos, en forma afirmativa.
El castaño se acercó a encender el televisor, mientras Bill buscaba la película favorita de Durkas. La agitó en su mano, dándole un guiño al moteado—. ¿Cuidarás a los pequeños? —preguntó acariciando las orejas de su perrito más grande.
—GUAU —respondió y le dio un lametón a su mano.
Tras instalar la película, la pareja se retiró a la habitación y los canes se acomodaron en los cojines del sofá.
Apenas apareció el gran león Mufasa, Pumba alzó la cabeza y llamó a su hermano—. Mira, Durkas, se parece mucho a papi Bill.
—Cierto, compañero —respondió Rafael, con los ojos muy grandes, haciendo la comparación.
—Yo les dije, los padres de Pumba y de nuestro can de elevada estatura, tienen muchas personalidades —comentó Oliver.
—No personalidades, sino apariencias. Eso es muy distinto. —Corrigió el pequeño Buddy, causando la admiración de los demás perros.
La película avanzaba y Pumba no dejaba de darle vueltas al asunto de las apariencias y de los leones, de pronto creyó imaginarse a su papi Tom, también como un león, uno que acariciaba a su papi Bill, dando lametones como ellos hacían con sus hociquitos.
—Ustedes saben que el león es el rey de la selva, ¿verdad? —preguntó Oliver, captando la atención de todos en la sala.
—Sí, al menos eso dice la película —respondieron los demás.
—Como el león es tan fuerte, un día andaba por su jungla y atrapó a un mono por el cuello y le gruñó “¿quién es el rey de la selva?” el mono le dijo “Tú, león” y así se lo pasó el león, preguntándole a todos los que veía a su paso. Pero llegó donde un elefante, le mordió la pata y le preguntó “¿quién es el rey de la selva?”. Pero en lugar de contestar, el elefante le pegó hasta dejarlo medio muerto. Al final el león se levantó como pudo y dijo “Amigo, si no sabías, no tenías por qué enojarte tanto”.
Los perritos lo miraron, pestañaron un par de veces y de pronto, todos estaban riendo a carcajadas.
La película continuó, Buddy y Pumba lloraron con la muerte de Mufasa, mientras Rafael y Oliver no parpadeaban para evitar que alguna lágrima escurridiza se escapara y ser presa de las burlas de Durkas, al día siguiente.
Al terminar, los chicos se morían de sueño y Pumba dijo—. No creo que mis padres sean leones. —Todos los rostros perrunos voltearon hacia él—. Los leones son salvajes, bravos y peleadores.
—En la película eran buenos —comentó Buddy.
—Sí, pero hablo de la realidad. Yo los he visto en el canal Animal Planet —respondió el cachorro, llamando la atención de Durkas, quien no quería que su hermanito se quedara viendo televisión sin su autorización—. Ahí vi que los leones comían animales pequeños, nuestros padres ni siquiera comen carne, porque no quieren dañar a nadie.
Todos los perritos seguían el hilo de su conversación, pero no comprendían a qué quería llegar, hasta que su moteado hermano preguntó—. ¿Y?
—Yo creo que son gatitos.
Todos alzaron la vista hasta el segundo piso, a la habitación, donde todavía se escuchaban gemidos y soniditos de placer, producto del cuchi-cuchi.
—¿Ven? Papi Bill ronronea de gusto. Yo estoy seguro que son gatitos.
La mente de todos los perritos visualizó a la pareja como gatitos, pero con sus looks más salvajes y el resultado fue una escena tierna que los obligó a sonreír.
& Continuará &
No crean que esto fue toda la pijamada de Pumba, todavía quedan algunas cositas que quiero compartir con ustedes. Y recuerden que si quieren darme alguna idea, será bien recibida. Besitos a todos y gracias por su visita.