“Maldición” Fic Twc / Toll escrito por MizukyChan
Capítulo 11: Partidas malditas
La mañana despertó gris, el joven de trenzas sentía el peso en su alma, el peso de perder a la persona que más amaba, su madre y todo por culpa de ese ser maligno que compartía su sangre: su “Gemelo maldito”.
A pesar de ver en sus brazos a Bill, el amor que sentía por su madre era distinto, ella siempre se esforzó por hacerle sentir bien. Bill, era diferente y especial, a él recurría cada noche, desde que tuvo uso de razón. Todos los días en sus sueños, se sentaba frente al espejo para contarle su vida. El pelinegro lo aceptaba completo, con sus virtudes, con sus defectos, con sus incapacidades, con sus temores, nunca hubo en él un rechazo, al contrario, siempre hubo aceptación, comprensión y amor.
Y ese amor había madurado de una forma diferente, algo que su madre nunca le podría dar, su amor era completo, un amor de unión, de comunión con el otro, de ser uno, en cuerpo y en espíritu. Sin embargo, la pena lo embargaba, hoy se despediría para siempre de ella… la extrañaría, a pesar de tener a Bill, la extrañaría. Como leyendo sus pensamientos, el moreno se movió en su abrazo.
—No te preocupes, Tomi, ella cruzará el umbral y será feliz.
—Ahora temo…, no sé cuál umbral cruzó.
—Dios no abandona a la gente buena, amor. Su naturaleza divina ayuda y protege a los justos.
—Nunca antes mencionaste a Dios, Billy —se sorprendió el de trenzas.
—Ayer en la iglesia escuché mucho de Dios, el Padre Jost me contó muchas cosas.
— ¿Has podido recordar algo de tu pasado?
—Nada, no sé por qué, pero lo único que está claro en mi mente eres tú y que te amo.
—Para mí es suficiente.
—¿Estás seguro?, ¿no nos traerá problemas?
—Espero que no, al menos a mi lado nada te pasará.
—Debemos derrotar al gemelo maldito para que no siga dañando a nadie Tomi.
—Lo sé. Después del funeral nos reuniremos con los Sacerdotes, con Gustav y Georg.
—Bien.
El de trenzas se arregló más rápido y preparó el desayuno. El más joven sacó una muda de ropa del espejo, como si fuera su closet y luego comenzó a maquillarse. De pronto su reflejo se movió de manera diferente y Bill se percató de que su peinado también era diferente.
—¿Qué quieres de mí? —preguntó encarándolo, sin ningún temor.
—Nada, sólo quiero que me acompañes a atormentar a Geo.
—No quiero.
—No te estoy pidiendo nada, te lo estoy ordenando. ¡Vamos! —le mandó y luego su cabeza cayó inconsciente.
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Lejos de ahí, en el departamento de los amigos de Tom, el joven castaño se levantó más descansado, pero con el sólo hecho de mirarse al espejo, se dio cuenta que todo nada fue una pesadilla, sino una cruel realidad. El moreno con melena de león se reía de él en el espejo.
—Hola Geo, ¿aun extrañas a la puta esa?
—¿Qué le has hecho a mi Fany? —gritó enojado.
—Pues se ha convertido en la perra de “Lamia”
—No es verdad.
Su amigo Gustav escuchó los gritos y fue a su pieza, encontrándolo frente a su reflejo en el espejo. Pero la idea del pelinegro era desquiciar por completo al castaño, así que puso su reflejo en el cuerpo del rubio. Al verlo fuera del espejo, Georg se enfureció y se lanzó contra él, dándole golpes y arañazos. Sin darse cuenta que golpeaba a Gustav, en lugar del verdadero gemelo.
—Ella le abre las piernas a todos los demonios que “Lamia” invite, vieras como gime la perra —dijo burlesco, pero sólo el castaño oía esos comentarios.
—¡Cállate maldito! —golpeaba y golpeaba, mientras Gustav trataba de detenerlo, sin dañar a su perturbado amigo.
—Oh sí, la muy zorra disfruta cuando violan su pequeño trasero jajajaja
—No, no, no.
—¡¿Qué demonios te pasa Geo?! —gritaba Gustav sin obtener una respuesta.
—Llévame con ella —pidió el castaño, dejando de pelear.
—Pronto te llevaré a su lado, debes hacer que Tom te odie y todo será más fácil.
—¿Por qué? Él es mi amigo.
—Ya no, él me prefiere a mí.
—Sólo llévame… por favor —pero la sombra desapareció, dejándolo impotente y entristecido.
—Geo cálmate —ordenó el rubio, al verle romper en llanto.
—¿Gus?
—Amigo, aquí estoy. ¿Cómo te sientes?
—Él estuvo aquí.
—Debes calmarte, debemos ir con Tom, Simone ha muerto y él necesita de nuestra ayuda.
—Oh no, Simone.
—Después del funeral hablaremos con los Sacerdotes para que te ayuden Geo y dejes de verlo en todos los espejos.
—¿Crees que estoy loco? —preguntó asustado, aunque sus ojos desorbitados le daban una apariencia bastante mal-sana.
—No Geo, sólo creo que estás muy perturbado por lo de Fany. Vamos, arréglate y vámonos.
—Está bien —giró para mirar de frente al rubio y susurró—. Gus… ese ser quiere que Tom me odie.
—¿Por qué?
—Dice que así serán más fáciles las cosas.
—Ya le diremos al Padre Jost, él sabrá qué significa.
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En el cementerio, una fina lluvia comenzó a caer sobre los presentes. El Padre Jost oficiaría ambas ceremonias. La mayoría de la gente llevaba atuendos oscuros, haciendo juego con lo lúgubre del clima. Tom estaba de pie al frente y a su lado, sosteniendo su mano Bill, con el cabello lacio y los ojos suavemente maquillados.
Se acercaban por detrás sus mejores amigos. Georg venía mirando el piso y al levantar la vista se encontró con el pelinegro, que lo miraba con inocencia. El castaño recordó sus palabras de la mañana y se abalanzó sobre él.
—¡Maldito, hijo de puta! No dejaré que te lleves a mis amigos —gritó golpeando al pelinegro que no hizo nada por defenderse. Tom se interpuso y lo sujetó con fuerzas.
—¿Geo qué te pasa? ¡Déjalo! —al ver que su amigo lo defendía se sorprendió.
—¿Quién es él? —preguntó más calmado, pero fuertemente sujeto por los brazos del trenzado.
—Él es Bill mi novio.
—¿Bill? ¿Novio? ¿Eres gay? —movía la cabeza en forma negativa, sin entender qué había cambiado tanto en tan sólo unos días.
—Geo está muy alterado, esta mañana me atacó a mí pensando que era el gemelo maldito.
—¿Lo has visto? —preguntó Bill sin ocultar que estaba asustado.
—En los espejos —contestó el castaño, incrédulo, ese chico era igual que el gemelo maldito, pero su forma de actuar era… totalmente opuesta.
—¿Cómo es él? —preguntó curioso el pelinegro.
—Él se parece a ti, pero sus ojos son oscuros y su peinado es alto como una melena.
—¿Tom? —Bill asustado buscó la mirada de su novio—. Te lo dije, él me ha estado usando.
—Pero es sólo tu reflejo —dijo calmándolo Georg.
—Todos me van a odiar ahora Tomi —dijo llorando el moreno.
—Tranquilo Bill, nosotros sabemos que tú eres inocente —trató de confortarlo el de trenzas—. Vamos que el funeral va a comenzar.
Después del revuelo de la pelea, un pequeño sermón fue entregado a los presentes, que comenzaron a abrir sus paraguas al ver que la lluvia se intensificaba. Gotitas caían por el rostro de Tom, que se mezclaban con las escasas lágrimas que derramó, pese a lo atribulado que se encontraba su corazón. Bill se percataba y acariciaba su mano con cariño, comprendía el dolor que sentía su amado, sin embargo estaba demasiado preocupado como para llorar él también.
La declaración de Georg de que el gemelo maldito se parecía a él, le atormentaba sobre manera, en parte se sentía culpable. Si tan sólo hubiese sido lo suficientemente fuerte como para haberlo mantenido preso en el espejo, entonces ni Simone ni el padre estarían muertos. Debería contarle todo al Padre Jost, necesitaba ayuda, debía pedirla para proteger a Tom, ese ser lo quería y Bill no estaba dispuesto a ceder, lucharía con uñas y dientes por el amor de Tom, su Tomi.
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Tras terminar con el típico “del polvo vienes y al polvo volverás”, la gente se acercó a depositar flores en las urnas y alejarse a paso presuroso para evitar seguir mojándose. El grupo de amigos se quedó hasta el final. Y entonces todos, junto con los Sacerdotes, caminaron en silencio hasta los vehículos y acordaron verse en la iglesia.
Una vez allí, todo el grupo se sentó en una mesa extensa, estando a la cabeza de ésta, los Sacerdotes. Todos tenían semblantes tristes y preocupados.
—Bueno, será mejor que partamos por el principio —comenzó el Padre Jost.
—Será mejor que todos, especialmente Tom, estemos al tanto de la verdad en cuanto a la maldición del gemelo —todos asintieron ante las palabras de Biagioni.
—Díganos Padre, ¿qué tan dura es la verdad? —preguntó el de trenzas.
—Muy cruda, me temo. Por ejemplo, ya viste que la maldición mató a tu madre y a Pompozzi en tan sólo una noche.
—Y a Fany —acotó el castaño, haciendo girar el rostro de los sacerdotes hacia él.
—No estamos seguros de eso aun —dio el rubio— sólo que está desaparecida, desde el incidente con “Lamia”
—¿“Lamia”? ¡Santa madre de Dios! —dijo Jost haciendo la señal de la cruz.
—¿Qué contacto han tenido ustedes con “Lamia”? —preguntó Biagioni, con la misma desesperación de David.
—Sabemos que Fany había hecho un hechizo amoroso contra Georg y mediante él quería acercarse a Tom para finalizar otro hechizo, pero el gemelo la maldijo con “Lamia” —explicó Gus, limpiando sus gafas.
—¿Hace cuántos días? —Interrumpió Biagioni, quien ya tenía conocimientos sobre ese demonio en particular.
—Cinco ya, ante ayer desapareció.
—Está perdida —confirmó Jost bajando la cabeza.
—Yo estuve allí, cuando “Lamia” se la llevó y el gemelo se burlaba de mí —dijo Geo al borde del llanto, sujetando su cabeza con ambas manos.
—No podías hacer nada hijo —le consoló Jost.
—Nadie ha podido defender a una víctima de “Lamia” —agregó Biagioni, tratando de darle más ánimo al joven.
—Padre Jost, esto nos confirma que está lo suficientemente fuerte como para controlar demonios peligrosos del infierno. En un principio, el gemelo estaba confinado a su prisión gracias al sortilegio que hizo David con Simone, pero ha ido ganado poder, no sabemos cómo, pero al matar personas ha absorbido sus almas, haciéndose más fuerte.
—Sea lo que sea, está obsesionado con Tom. Ayer murieron tres compañeras de la Universidad en un accidente automovilístico —comentó Gus—, creo que el gemelo se pone celoso —Todos los ojos se dirigieron a Bill—, y ataca a sus rivales.
—No miren a Bill, él estuvo conmigo todo el tiempo —le defendió el trenzado.
—Nos consta que estuvo en la Iglesia —dijo Biagioni, corroborando la coartada de Bill—, pero es una teoría probable, ya que el gemelo debe ganarse la confianza de Tom para poder absorberlo y así completar su desarrollo.
—¿Cómo es eso de completarse? —preguntó el de trenzas, sosteniendo firmemente la mano de su novio.
—Helen, tu verdadera madre fue poseída por el mal al estar embarazada, por eso podemos deducir que el demonio dejó su semilla en el bebé, pero como eran gemelos, sólo uno fue un engendro de la oscuridad, pero su fuerza se dividió en dos, por lo tanto necesitaba absorber a su hermano para volver a estar completo. Y como tú viviste recibiste la fuerza de un cuerpo físico, en cambio él fue encerrado en el limbo —contó David.
—¿Y me quiere matar? —preguntó Tom—. Creí que me protegía.
—Técnicamente sí quiere matarte, pero no puede, pues por estar en el plano físico tú eres más fuerte. El necesita que tú te entregues a él para absorberte —Concluyó Biagioni—. Pero para eso recurrirá a lo que haga falta, incluso chantajearte con matar a tus seres queridos. Aunque debe haber algo que lo detiene, de lo contrario las primeras víctimas habrían sido Bill, Georg y Gustav.
—Esta mañana cuando el gemelo me molestó —comentó Geo recordando—, me dijo que tenía que hacer que Tom me odiara.
—Tal vez sea eso, que no puede hacer nada contra las personas que no estén protegidas por Tom, por su cariño, o algo así.
—¿Y qué hay de las compañeras de la Universidad? —dijo el rubio.
—No nos consta que haya sido él —agregó Jost—. Pudo haber sido sólo un accidente. Pero de ser por celos, eso explicaría porque murió tu novia Isabella —miró directamente al rubio.
—Yo no quería que ella muriera —dijo alterado el de trenzas.
—Pero te preocupó el estado de tu amigo por causa de ella, y lo preferiste a él en lugar de a ella —aclaró Jost.
—¿Me están diciendo que soy el responsable de todas estas muertes? —dijo poniéndose de pie, indignado. Bill inmediatamente lo fue a consolar.
—No Tom, tú no eres culpable, es el gemelo —sentenció Biagioni, quien escuchaba con atención a todos los presentes.
—Desde hoy debemos tener mucho cuidado, cualquier cosa extraña, sobre todo de los espejos, deben comunicarla a al menos uno de nosotros para mantenernos protegidos, ¿ok?
—Sí Padre —respondieron todos y se dispusieron a partir.
—Tom —le llamó el Padre Jost—. Antes de morir, Simone redactó esta carta para ti, toma —le extendió un sobre.
—Gracias padre —respondió y se fue de la mano con Bill.
&
Al llegar a casa se derrumbó en el sofá, le hizo una seña a Bill para que se sentara a su lado y sacó la carta de su madre.
—¿No quieres leerla en privado, es de tu mamá? —preguntó el más joven.
—Quiero compartir toda mi vida contigo —confesó rotundamente el de trenzas—, además es triste y necesito que estés a mi lado.
—Está bien —se acomodaron y tras abrir el sobre, Tom comenzó a leer en voz alta.
Querido hijo:
Seguramente cuando leas esta carta yo ya no estaré a tu lado. Ha sido duro vivir esta vida ocultándote la verdad sobre tu familia, pero debía ser así por tu propio bien.
Desearía poder culpar a alguien, pero en realidad no hay culpables, el Padre Jost me explicó que son muy escasos los casos de posesión de mujeres embarazadas y más escasos aun los casos donde hay bebés sobrevivientes.
Helen, tu madre, ya les tenía escogidos sus nombres. Si no hubiese sido por ese episodio demoníaco, tú y el pequeño Bill habrían sido mis sobrinitos más amados.
El joven de trenzas dejó de leer abruptamente.
—Bill…
—¿Qué? —dijo el otro pensando que lo llamaba.
—Mi gemelo se habría llamado Bill, como tú.
—Es una coincidencia —comentó el pelinegro alzando los hombros, pero el de trenzas palideció.
—Bill, te conozco de niño, te encontraba en mi reflejo, eres tú…
—No… no te entiendo, Tom.
—Bill, tú eres mi gemelo… mi gemelo —temía decir “maldito”.
—No Tom… yo… no.
& Continuará &