13: Recuerdos malditos

Maldición” Fic Twc / Toll escrito por MizukyChan

Capítulo 13: Recuerdos malditos

El joven de trenzas estaba completamente abatido en el sofá de su cama. Sus ojos hinchados de tanto llorar y su corazón completamente roto por haber perdido al amor de su vida. Se negaba a dormir pensando en dónde podría encontrarse su Bill. Los Sacerdotes lo dejaron solo a base de amenazas de parte del de trenzas. Las luces encendidas y el sonido del reloj le hacían sentir que el tiempo pasaba lentamente sin la persona amada.

 

Las horas pasaron, la noche llegó, sentía gotas de lluvia golpear el techo de su casa. De pronto el sonido del timbre le hizo volver a la realidad. Se levantó molesto pensando que era uno de los curas que venía a vigilarlo. Abrió la puerta de golpe y vio una figura encorvada, el hombre al  frente  alzó la vista y le miró directo a los ojos.

Tomi  —dijo inocentemente. Su rostro mostraba hematomas y cortes de diferente intensidad. Su palidez era muy intensa.

Billy   —el mayor lo abrazó y ambos cayeron de rodillas al suelo—. Has vuelto  —dijo sollozando intensamente. Aumentó el agarre  del abrazo, como temiendo volver a perderlo—.  Bill, no me dejes por favor, te lo suplico.

Tomi, te amo tanto  —al ver que su amado lloraba tan amargamente, lo acarició suavemente—.   Aquí estoy Tomi, he vuelto.

El de trenzas se levantó y ayudó al más pequeño a ponerse de pie, cosa que le costó bastante. Venía bastante magullado y el mayor lo notó. Entraron del todo en la casa.

Estás muy helado, ven, te hará bien un baño caliente —lo guió de la mano al cuarto de baño y preparó la bañera. Con sumo cuidado sacó la playera negra del chico. Vio los moretones que tenía en el pecho y una lágrima se escapó de sus ojos.

Tomi no…

No  —puso un dedo en sus labios para silenciarlo—, déjame.

Bajó el pantalón y el bóxer del pelinegro. Le ayudó a sentarse en el inodoro y con el mismo cuidado sacó las botas y las prendas de vestir. De nuevo lo levantó y le ayudó a entrar en la tina con agua caliente estando completamente desnudo. El más joven apretó los dientes cuando el agua hizo contacto  con las heridas abiertas

Lo siento —susurró, disculpándose el de trenzas—.  No pude protegerte.

Tom no… no fue tu culpa.

Sí lo fue. Debí saberlo, debí suponerlo, debí haber hecho algo, pero… te desvaneciste.

No Tom… no te culpes  —el de trenzas tomó la esponja y con cuidado la pasó por el brazo izquierdo del chico.

Somos gemelos   —Bill bajó la cabeza, era cierto y ahora ya no había más dudas de ello.

Lo sé      —no pudo mirarlo a los ojos.

Es malo…    —quiso decir “amarte”, pero prefirió guardar silencio.

Lo sé…

Pero yo… yo Bill… a mi no me importa, te amo, te amé antes de saber que eras mi hermano.

Tomi, entiendo si ya no quieres estar conmigo, estoy maldito.

Estamos malditos, los dos, ya no somos individuales, somos los dos.

En eso te equivocas Tomi, yo soy uno contigo, yo me entregué a ti, te pertenezco   —el de trenzas cambió la esponja hacia el brazo derecho y porsiguió con su limpieza, lenta y dulcemente.

Hoy… cuando te desvaneciste, quise morir. No quiero existir si tú no estás Billy.

Debemos pedir ayuda. Tomi… estoy poseído, poseído por el gemelo maldito, ahora él forma parte de mí y debo sacarlo.

Entiendo, el Padre Jost me ayudará, mañana los veremos. Ven, déjame secarte —el pelinegro se puso de pie y con una toalla blanca, el de trenzas lo secó con cuidado de no lastimarlo más. Ató la toalla a su delgada cintura y lo tomó de la mano. Lo guió a la habitación.

Tomi, quiero que me hagas el amor   —le dijo con un rubor en las mejillas.

Pero estás muy lastimado, no quiero dañarte    —le dijo abrazándolo.

Tomi, no sé cuánto tiempo viviré, quiero aprovecharlo al máximo contigo. Por favor  —le miró con los ojos aguados. El de trenzas lo besó con dulzura, pero intensificando el beso. El pequeño le ayudó a desvestirle y ambos se metieron a la cama. Tom se puso sobre Bill, besando cada pedazo de piel. Aaaaaaahhhhhhh —jadeaba el menor entre cada beso.

Te amo Bill    —susurró el mayor, acomodándose entre las piernas de su pareja.

Seamos uno… entra en mí —dijo dándole mayor acceso. Tom humedeció sus dedos para prepararlo— mmmmmmmm  —Levantando las caderas de Bill, entró en su cuerpo con suavidad.

Oh Bill    —dijo moviéndose lentamente, balanceando ambos cuerpos.

Te amo Tomi –los chicos se cubrieron con una delgada capa de sudor, mientras la velocidad de las embestidas aumentaba—.  AAAhhhh.

Aaaaaahhhhh Biiiiiillll —ambos terminaron juntos. Sus respiraciones agitadas comenzaron a calmarse al abrazarse y sentirse nuevamente juntos.

Tomi       —le movió lentamente.

¿Qué mi amor?   —preguntó girando para tener contacto visual.

Tengo miedo. Si lo que los Sacerdotes dicen es verdad, esta cosa que está dentro de mí, saldrá para absorberte y matarte.

Lo sé   —dijo poniendo un mechón de pelo detrás de la oreja del contrario.

Tomi, si llega a salirse de control, prométeme algo.

¿Qué cosa?    —dijo sabiendo lo que vendría.

Prométeme que terminarás con mi vida. Si muero en tus brazos seré el ser más feliz de la tierra. Por favor Tomi.

Entonces yo quedaría solo    —dijo triste.

Pero estarás vivo. Tú mereces vivir, siempre lo has merecido. Yo en cambio siempre he vivido en las sombras, yo no pertenezco a este mundo, al mundo de los vivos. Tomi  —se sentó en la cama para verlo directamente a los ojos—. Promételo. Hazlo. Te lo ruego.

Está bien  —dijo mintiendo. El joven de trenzas estaba completamente seguro de que si perdía a Bill, prefería morir y estaba completamente entregado a la idea de que cuando el Bill de melena apareciera, él se entregaría como sacrificio para salvar a su amado. No había más discusión. Si alguien tenía que morir, sería él, no Bill.

¿De verdad?    —preguntó incrédulo el pelinegro.

Lo haré siempre y cuando haya hecho todo lo posible para salvarte. No me pedirás que me rinda sin luchar por ti, ¿cierto?  —susurró con una sonrisa para calmarlo.

Gracias mi vida.

¿Cómo está tu cuerpo? ¿Sigues muy adolorido?

Tus caricias me sanan rápido. …Aunque  —se miró con detenimiento—, mírame Tom, mi cuerpo sana rápido.

Es… cierto —corroboró el trenzado tan asombrado como el otro al ver que los profundos moretones y hematomas estaban desapareciendo—. Es lo mejor, me destruye verte lastimado.

Tomi, ámame otra vez.

Será un placer  —ambos jóvenes se entregaron nuevamente el uno al otro en una danza sensual entre movimientos y gemidos.

&   Tom’s POV   &

Desperté feliz, como antes de que esta pesadilla empezara, feliz al haber estado con Bill en mis sueños. Ahora sin embargo, estaba en mis brazos, en la vida real, debería estar feliz, pero tengo un miedo atroz al saber que así como está conmigo, de un momento a otro puede desaparecer.

Acomodé mejor a mi pequeño entre mis brazos. Este Bill era mucho más débil que aquel al que estaba acostumbrado al otro lado del espejo. Sus ojos mostraban inocencia y amor, pero su alma estaba afligida. Me sintió y se aferró a mí. Olí su cabello y le besé la frente.

 

Buenos días mi vida  —saludé, sin ganas en realidad de levantarme.

Buenos días. Quisiera siempre amanecer entre tus brazos.

Ya verás que lograremos que eso suceda Billy.

¿Nos duchamos juntos?    —me invitó con las mejillas sonrojadas.

¿Sólo ducharnos? —le pregunté alzando una ceja. Me sonrió picarón.

Tras arreglarnos, y desayunar, nos pusimos en marcha hacia la capilla. Allí nos recibieron los Sacerdotes, completamente preocupados.

Pasen chicos, estaremos en otro sector de la Iglesia. Síganme —hicimos lo que nos mandó el Padre Jost. Ya le había explicado por teléfono que estaba con Bill y las condiciones en las que él llegó a mí. El Padre Biagioni nos esperaba.

Bill,  ¿es verdad que no recuerdas lo ocurrido?    —preguntó el Padre Jost, mirando con detenimiento el pálido rostro del pelinegro.

La verdad es que cuando el Bill malvado entró en mi cuerpo me fui como a otra dimensión. Al principio quería luchar, pero él era muy fuerte y me mantenía atrás   —contó sinceramente mi pequeño—.  Pero pude oír algunas cosas, o eso creo.

Dinos todo lo que recuerdes, debemos saber qué hizo él en el mundo real.

Oí que llamó demonios, seres de las tinieblas.

¿Recuerdas nombres?    —Pidió el Padre, esperanzado en obtener aunque fuera una pista, para detener a las bestias del infierno.

Eran extraños, no logro recordarlos.

¿Cuántos escuchaste?

Cinco. Entonces se debilitó y yo pude salir y me concentré con todas mis fuerzas y en un segundo estaba en la puerta de la casa de Tom  —me sujetó la mano y yo se la acaricié con mis dedos.

Bill    —preguntó el Padre Biagioni—,  ¿logras recordar a ese Bill?

Ya les dije, aun estando encerrado en el espejo perdí mis recuerdos.

¿Te molestaría si te hipnotizo?

¿Qué?   —pregunté incómodo—,  ¿puede usted hacer eso?

Soy experto en exorcismos, pero también tengo un diplomado en Psicología y usé la hipnosis muchas veces, para saber si una persona tenía trastornos sicológicos o realmente estaba poseída     —me sorprendí y asentí.

¿No será dañino para Bill?    —volví a preguntar preocupado.

No.

Acepto  —dijo mi moreno, apretando mi mano—. Lo haré, hay muchas cosas que quiero saber sobre por qué perdí mi memoria y sólo recuerdo a Tomi.

¿Estás seguro?  —lo miré directo a los ojos—. Tengo miedo de que salga el gemelo maldito, no soportaría perderte de nuevo.

Tom  —agregó Biagioni al ver mi temor—, por medio de la hipnosis podremos mantener al Bill malo, dentro de ese cuerpo, al menos hasta poder destruirlo por completo    —me aseguró.

Bill, si tú quieres…

Sí quiero.

Está bien… sólo… sólo vuelve a mí    —le besé con suavidad.

Lo haré.

Bill acuéstate aquí y respira profundamente —el Padre comenzó a darle instrucciones a Bill, sobre relajarse y respirar y todo eso que para mí era sólo charlatanería.

Cuando todo parecía bien y mi moreno lucía sumamente tranquilo como durmiendo, comenzó con las preguntas

Hola,  ¿quién eres tú?

Soy Bill.

¿Conoces a Tom?

Sí, yo amo a Tom.

¿Puedes contarme algo de tu vida Bill?

No lo sé, sólo recuerdo que amo a Tom y que quiero protegerlo de algo malo.

No te esfuerces. ¿Te molesta si te digo Bill 1?

¿1? ¿Por qué 1?

Por tus sentimientos por Tom.

Ah, está bien.

Duerme Bill 1. Descansa  —otra vez siguió con el famoso cuento de la respiración—.   Hola. ¿Quién eres tú?

Soy Bill.

Dime Bill,  ¿conoces a Tom Kaulitz?

Sí, nos conocemos de toda la vida. Siempre hemos estado juntos a través de los espejos en sus sueños.

¿Puedes contarme acerca de eso?

Desde que nací lo cuidé desde los espejos. Por alguna razón estaba encerrado tras el cristal, por eso sólo lo veía en sueños. Siempre velé por él. A medida que fuimos creciendo, mis sentimientos también crecieron, y descubrí los que los humanos llaman “amor”.

¿Por qué dices “los humanos”? como si tú no lo fueras.

Porque yo estaba en el espejo, no en el mundo real, por lo tanto yo no era igual a él. Creo que no soy humano.

Entiendo, continua por favor.

Estos últimos meses nuestro lazo se hizo más intenso y yo podía asomarme a su mundo a través de los espejos, fuera de los sueños.

¿Quién te dio esa fuerza?

Tom, él deseaba estar conmigo tanto como yo, y con su energía y mis esfuerzos podía acercarme a su realidad. Pero…

¿Pero?

Todo se volvió complicado.

¿Por qué?

Ese ser que decía ser mi padre apareció.

¿Quién es?

Un demonio. Malvado y cruel. El quería que yo viniera al mundo a destruir a Tom y así liberar a un poder maligno.

Pero tú no quisiste.

No, pues mi amor por él era mayor y me sentía con fuerzas de morir a manos del demonio con tal de dejar a Tom en paz. Entonces la fuerza oscura que yacía en mi cuerpo se salió de control a causa de los poderes de mi progenitor.

¿Y qué pasó?

La parte oscura de mi cuerpo se separó de mí. El estaba atado al espejo, pero de seguro a conseguido almas cercanas a Tom, que le dieron el poder de tomar el control.

¿Sabes qué ha hecho?

Creo que liberó los demonios, pero yo estaba en la inconsciencia así que no puedo estar seguro de nada.

Gracias Bill, puedes volver a dormir  —el padre volvió a hacer dormir a Bill y reanudó el cuestionario, una tercera vez—.   Hola, ¿quién eres?

Soy Bill, el gemelo maldito.

¿Cuál es tu misión? Sabes que no puedes mentir.

Debo absorber a mi gemelo y liberar a las criaturas del infierno y esparcir el mal en la tierra, para ayudar al renacer del hijo de las tinieblas.

No debes dañar a Tom.

¿Y quién eres tú para darme una orden? Yo sólo obedezco a mi padre. El rey de la oscuridad. Y haré todo lo posible para complacerlo. Tom es mío, él ama este cuerpecito y pronto me estará rogando para que lo mate  —sus palabras me dejaron helado, porque era verdad, yo estaba tan atado al cuerpo de Bill que preferiría dar mi vida que dañarlo a él.

Ya basta, vuelve a dormir.

No quiero. ¡Quiero salir!

Regresa a dormir es una orden   —tuvo que repetir su orden varias veces para que el gemelo maldito volviera a estar en la posición relajada de un principio. Y luego el padre Biagioni me habló a mi—.  ¿Tom?

¿Qué?

¿Cuál Bill quieres que regrese, el primero, o el segundo?

Ah  ¿por qué?

El primero sólo tiene tus recuerdos, el segundo conoce toda la situación, él podría sernos de utilidad.

El segundo es más fuerte, pero mi Bill es muy débil para estar ahí solo con el gemelo maldito, ya lo he visto golpeado por su culpa, él necesita que yo lo proteja y eso haré.

Entiendo  —se volvió a la figura durmiente—. Quiero que vuelva la personalidad que tiene los sentimientos más puros para Tom Kaulitz. Ahora, cuando cuente de mayor a menor, y cuando llegue al número uno, la personalidad que más ame a Tom Kaulitz se hará presente. 10, 9, 8, 7, 6, 5,   —mi corazón latía cada vez más rápido— 4, 3, 2, y… 1 despierta  —mi corazón dio un brinco. De pronto esas largas pestañas se batieron para mostrarme aquellos ojos achocolatados tan idénticos a los míos.

Tomi, he vuelto    —sin pensarlo me abalancé sobre él y lo abracé.

¿Estás bien pequeño?

Sí, no recuerdo todo, pero sigo siendo yo. Te sigo amando igual.

Y yo a ti, más que antes.

Chicos, lamento interrumpir, pero debemos ponernos de acuerdo.

¿Para qué?    —pregunté confuso.

Para el exorcismo. Bill tiene una personalidad netamente maligna y hay que sacarla de su cuerpo antes de que tome el control y termine matándote, Tom.

Cuanto antes mejor    —agregó mi pequeño, completamente seguro y decidido.

Pero Bill   —quise replicar, recordando que las víctimas de exorcismos podrían morir durante el ritual.

Nada de peros Tom, no descansaré hasta que acabemos con ese ser, ese gemelo maldito    —dijo resuelto.

Está bien    —dijo el Padre Jost—,  lo haremos el mañana.

&   Continuará   &

Se vienen los tres últimos capítulos. Gracias por haber llegado hasta este punto.

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