14: Enfrentando al demonio

Notas: Hola gente bella, este capítulo no tiene banda sonora, pero uno de nuestros personajes comienza a despertar su lado oculto. ¿Quién es? Los invito a descubrirlo. A leer. Besitos.

Maldición II: Cazadores de Demonios” Fic Twc / Toll de MizukyChan

Capítulo 14: Enfrentando al demonio

Bill sentía extraño a Tom, creyó que de seguro estaba actuando así por la confirmación de que procede de los demonios. Vasariah le había dado algunas pistas de que algo malo sucedería, tal vez una guerra y que posiblemente tendría luchar en ella. El ángel rubio también le informó que no estaba en el cielo por su amor a Tom y si este llegaba a despertar como un demonio, tal vez sería él mismo, quien tendría que contenerlo, para que no se convirtiera en el “Duque del infierno”.

«¡Rayos y tan bien que estábamos!» Pensó el pelinegro mordiéndose el labio.

—¿Tomi?   —Finalmente, no pudo resistirlo y le habló.

—¿Mmm?   —respondió sin dejar de empacar.

—¿Te sientes mal?

—¿Por qué?

—¿Por todo este asunto de los ángeles y demonios? —Solo entonces dejó lo que estaba haciendo.

—La verdad es que estoy aterrado, Bill. —Se sentó junto a su novio y le tomó las manos—.  Primero estábamos malditos.

—Pero vencimos la maldición —comentó el pelinegro, defendiéndose.

—Pero somos hermanos y todos nos critican por ello.

—¿Te refieres a los Paige?  —Él asintió.

—Después está el hecho de que tú eres un ángel y yo un demonio, es como si todo jugara en nuestra contra, ¿no crees?

—No, cielo, yo confío en que estamos destinados a estar juntos, ya hemos superado 150 años, ni los demonios, ni los ángeles te separarán de mí, lo juro.

—Y yo así lo espero. ¿Sabes Bill? Me he dado cuenta de algo.

—¿De qué?  —Preguntó curioso el moreno.

—A pesar de ser un ángel, nunca rezas.

—Es cierto, no creo que sea un hecho muy relevante, ¿o no?

—No, no lo es. Lo siento. Siento haberme portado como un idiota, pequeño. —Lo abrazó dulcemente—.  Te amo.

—Y yo a ti, pero creo que debemos terminar de empacar —agregó sonriéndole.

—Tienes razón. Cuando lleguemos al pueblo, te invitaré a comer.

—Síiiiiii   —Dio saltitos por el cuarto.

No condujeron mucho para llegar al poblado, pero ya estaba oscuro. Como le había prometido, Tom llevó a Bill a comer pasta, su plato favorito. Cuando iban de regreso, pasaron por un parque y llegaron a una iglesia. Bill se puso tenso y cogiendo al trenzado de la mano, lo obligó a entrar allí.

—¿Qué pasa cielo?   —Le susurró al oído al notar como apresuraba el paso.

—Creo que debemos estar aquí —susurró de vuelta—. Fingiré que soy un gran creyente, no te asustes. —La misa estaba iniciando y Bill siguió todas instrucciones del párroco, Tom se limitó a sentarse a su lado. Lo vio ir hacia adelante y tomar los sacramentos y regresar después de ofrecer una súplica al cielo—. Ya estamos listos —dijo el pelinegro sonriente.

—¿A qué ha venido todo esto? —Preguntó Tom curioso.

—No lo sé, intuición —respondió, alzándose de hombros.

—Si tu intuición se acabó, entonces ¿podemos irnos?

—Sí vamos, además está haciendo frío.

La pareja pasó de vuelta por el bosque y el pelinegro se tensó, el de trenzas se dio cuenta y lo abrazó.

—¿Está aquí?  —Le preguntó al oído.

—Sí —Susurró. Escucharon un graznido fuerte, y el hombre ave pasó por sobre sus cabezas, haciéndoles caer al suelo—. No tengo armas —dijo preocupado el más joven.

—Yo tengo una bengala, llama a los demás. —El de trenzas se paró tratando de apuntar al pájaro, sin éxito mientras el pelinegro intentaba en vano comunicarse por celular. El demonio bajó a tierra y de un golpe arrojó a Tom lejos.

—Serás mío, niño —dijo a Bill, cosa que hizo que se le erizaran los vellos.

Haciendo uso de sus poderes demoniacos, creo una barrera dejando a Tom fuera de esta.

—¡Bill! —Gritó el de trenzas al otro lado, el pelinegro podía oírlo, pero no podía emitir sonido porque la criatura se había subido en su pecho.

—Eres tan puro —dijo el demonio—, tanto que pareces angelical… debo tenerte.

—¡NO! —Gritó el de trenzas rompiendo la barrera y arrojándose sobre la bestia. Bill estaba tan impactado que no podía moverse—. No dejaré que toques a Bill. —El monstruo quiso atacarlo, pero Tom le hizo una llave de artes marciales y le fracturó el ala, dejándola con un hueso afuera.

—¡TOM!  —Gritó el moreno asustado por la violencia que estaba empleando su novio.

—Bill es mío y no lo tocarás —Afirmó y se sentó sobre el pajarraco, golpeando con fuerza bruta la cabeza de éste, tal parecía que estaba inconsciente, pero esto no detuvo al de trenzas que lo golpeaba una y otra vez. Tomó las puntas del pico del demonio y comenzó a abrirla a toda su capacidad, hasta que finalmente se  las arrancó de la cabeza.

—Tooooommmmm, cálmate —lloraba el pelinegro—, ya basta, Tomi, ya basta, por favor…

Solo entonces el de trenzas entró en razón, se vio a sí mismo salpicado de sangre negra, con las manos magulladas por los golpes y vio a su amado asustado de él…

—¿Bill? —Se acercó, pero el moreno no lo miró, estaba asustado, le temía—. Termina el ritual… por favor.  —Pidió y salió corriendo de ahí.

El pelinegro quiso seguirlo, pero sabía que había que terminar el trabajo o todo sería en vano. No traía su katana, solo un pequeño cuchillo y procedió a decapitar el cuerpo. Haciendo uso de su nuevo poder, se hizo invisible y preparó la hoguera donde quemó al demonio, un espeso humo negro salió de allí, hasta que todo se hubo consumido.

Regresó a casa completamente preocupado por su novio.

—¿Bill, dónde estaban? —Preguntó el Padre Jost preocupado.

—Tom y yo hemos acabado con el demonio —respondió en un tono monocorde.

—¿Y dónde está él?

—¿Cómo?  ¿No ha llegado? —Se preocupó.

—No, no lo hemos visto desde que salió contigo. ¿Qué ha pasado?

—Tuvimos un problema y él se puso un poco violento y se fue.

—Entonces debe estar en algún bar —dijo Jonathan—. Ven, vamos a buscarlo. —El moreno asintió y lo siguió a su auto—.  ¿Me quieres contar?

—Prefiero que no, cuando me acuerdo, se me pone la piel de gallina.

—Usó su poder demoniaco, ¿verdad?

—¿Qué?  ¿Cómo sabes?

—En mi familia son todos cazadores y sabemos por experiencia que cuando hay algún semi demonio, va a llegar el momento en que ese poder oscuro saldrá a la luz. Y te aseguro, nada bueno viene con ello.

—Pero Tom es un cazador —Alegó el pelinegro, sintiéndose aturdido y enojado por la posibilidad de que su Tom se volviera malo.

—Lo sé y si sacó ese poder maligno, fue solo para proteger algo valioso.

—Yo.

—Exacto.

—Entonces fue mi culpa. —Bajó la mirada—. Y yo lo corrí de mi lado porque tenía miedo.

—Por eso lo vamos a buscar. Mira, ese parece ser un bar. —Se bajaron del vehículo y entraron al lugar. Miraron las mesas y no estaba.

—Aquí está, puedo sentirlo  —dijo el pelinegro.

—Allí, en la barra, mira. —El chico fue hasta su novio y lo abrazó por la espalda. El de trenzas estaba bastante bebido.

—Bill, ve a casa   —dijo sin siquiera mirarlo.

—Vine por ti,  cielo.

—Tú me temes.

—No, ya no te temo. Te amo, ¿recuerdas?

—Pero hoy me comporté como ellos, como un demonio.

—Su novio no aguanta el alcohol, se lo ha llevado hablando de ángeles y demonios —comentó el barman con una sonrisa.

—Gracias, ¿me trae la cuenta?   —Pidió Bill.

—Aquí está, dígale que tener de amigo al rubio no le conviene, se puso muy mal después de hablar con él  —agregó finalmente el barman.

—Gracias.

—Te ayudo, Billy bombón  —dijo Jonathan ayudando a levantar a Tom.

—Tú, aléjate de mi novio.

—Tienes que estar sobrio para apartarme de él, Thomas —respondió para molestarlo.

Se fueron a la casa y subieron a Tom a su habitación. Jonathan se despidió y Bill desvistió a su novio, quien se dejaba hacer.

Cuando él se comenzó a desvestir para acostarse con su trenzado, Tom se puso de pie y se metió en la ducha helada.

—¿Tom, qué haces?

—Trato de estar sobrio para pedirte disculpas.

—Oh, Tomi, sal de ahí que hace frío.

—Espera un momento. —Se secó con una toalla, pero había dado resultado, se sentía mejor.

—Ven a la cama, Tomi.  —Se metió en la cama y abrazó a su novio.

—Bill, creo que hoy te asusté tanto como me asusté yo.

—Tomi…

—Déjame terminar. Hoy cuando vi a esa cosa sobre ti y que te podía sacar los ojos, me sentí tan furioso que saqué fuerza de mi yo demoniaco y me lancé sobre él y solo pensé en destruirlo, debía matarlo, para impedir que te hiciera daño a ti, pero al hacerlo de esta forma, solo me estaba convirtiendo yo mismo en un demonio. Por eso cuando vi que me temías, huí, huí porque prefiero morir a manos de un demonio, que perder tu amor porque me temas.

—Yo, lo siento tanto, Tomi.

—No, cielo, el que lo siente soy yo.

—¿Qué te dijo Vasariah?

—¿Cómo sabes que vi a Vasariah?

—El barman me lo dijo.

—Ese cretino solo vino a torturarme, diciéndome que debo alejarme de ti, porque un ángel y un demonio no pueden estar juntos, que somos una rareza y que podemos causar más problemas de los que ya hemos causado. —Había algo más y dudó en decirlo, el pelinegro se dio cuenta, pero prefirió callar.

—Él está celoso porque te amo demasiado.

—Lo sé, Bill. ¿Me perdonas?

—Claro, mi amor, ahora descansa, has de estar cansado con toda la fuerza que empleaste.

—La verdad es que no lo estoy.

—Oh, entonces, ¿qué tal si aprovechamos tu energía para jugar un rato? —Lo besó profundamente— ¿Quieres?

—Claro que quiero.

Al día siguiente, la pareja despertó abrazada, estaban desnudos y se besaron como si no hubiera mañana, entonces el ángel rubio apareció en su habitación y se molestó por verlos en tan comprometedora situación.

—¡¿Acaso ustedes nunca dejan de hacerlo?!  —Gruñó en voz alta.

—¡Demonios! ¡¿Qué nunca usas las puertas?! —Le rebatió el de trenzas.

—¿Por qué no nos esperas abajo, Vasariah, por favor? —Terminó el pelinegro. Él en realidad no quería verlo, pero debía llevar a cabo su plan, debía recordar a Vasariah y qué le había hecho él para haberlo odiado tanto en el cielo. Además debía encontrar un medio para completarse. Así que muy a su pesar, dejó  a su novio.

—Siempre nos arruina la diversión. —Gruñó el trenzado, apretando a su novio contra su pecho.

—¿Por qué no nos duchamos juntos? —Sugirió el pelinegro, alzando una ceja a lo cual el de trenzas respondió encantado.

Abajo, en la cocina, los Sacerdotes preparaban el desayuno, si lo que les había informado Bill era cierto, entonces hoy no tendrían trabajo.

—Hola a todos.  —Saludo el rubio.

—Hola Vasariah   —Le respondieron.

—¿Un café? —Le ofreció el Padre Jost.

—Encantado. —Los presentes le contaron  lo de la cacería del día anterior y éste solo asentía. Al cabo de media hora se les unió la pareja y Chantelle, que traía mala cara.

—Buenos días.  —Saludaron.

—Bill, hoy saldremos a entrenar. —Anunció rápidamente Vasariah.

—Deja que desayune primero. —Lo reprendió el de trenzas—. Sírvete, cielo —Le puso un plato gigante con sus hot cakes y un chocolate caliente. Bill se relamió y comenzó a comer—.  Vasariah, quiero que hoy corra nuestro a cuerdo.

—¿Cuál acuerdo?

—Cada dos horas, Bill debe reportarse.

—Está bien —respondió alzando los hombros—. Además, Bill es un alumno aventajado y aprende muy rápido.

—Así es Bill, muy inteligente y brillante —dijo Tom con una tremenda sonrisa.

—Que empalagosos. —Sonrió Jonathan—  Y tú… —le apuntó como amenazante al rubio—,  debes cuidarlo, si algo le pasa al bombón, te mataremos.

—Uuuuuyyyyy que miedo. —Bromeó el rubio—. Ya no me miren así, no le haré nada a Bill… nada que él no quiera.

—Ya estoy listo.

—Vamos. —El ángel le sujetó el brazo y desaparecieron.

Se trasladaron al mismo sitio en Roma de la vez anterior, pero en esta ocasión, había marcadores de colores. Cada cierta distancia había un cono, el primero era rojo, el segundo verde, y el último azul.

—¿Qué veremos hoy? —Preguntó con una sonrisa radiante.

—Tele-transportación. Te enseñaré lo básico, te moverás cada diez metros.

—¿Cómo?

—Primero…

Y así comenzó a enseñarle los principios básicos para moverse en el espacio, transportando las moléculas.

—Vamos, primero llegarás al cono rojo, concéntrate en el lugar al que llegarás, por eso le puse color, piensa en el cono rojo y déjate llevar hasta allí. ¡Ahora! —El pelinegro bajó la mirada concentrándose y en un segundo desapareció y re-apareció junto al cono rojo.

—¡Lo hice!  —Gritó emocionado, luego se puso serio—.  ¿Qué pasa si no resulta?

—Tus moléculas se esparcen y explotas. —El rostro de Bill se petrificó—. Ja, ja, ja, es una broma. —Se ganó un golpe en el brazo—. Vamos, intenta con los otros conos —El moreno cerró nuevamente los ojos y llegó al cono azul, luego al rojo, luego al verde, en forma intermitente. Ya lo dominaba.

—Es genial, una vez que lo logras, puedes volver a hacerlo con facilidad —dijo feliz el pelinegro.

—Eres increíble, Bill.  —El rubio apareció por detrás, lo abrazó y le besó el cuello.

—Vasy, no.   —Suspiró.

—¿Vasy? Hace más de un siglo que no me llamabas así.

—Déjame, por favor. —El  ángel lo soltó y lo giró para verlo a los ojos—. ¿Vasariah, qué pasa en cielo?

—Un caos, como mi amor por ti.

—En serio, cuéntame…

—El cielo está dividido en dos grupos. Unos quieren la guerra.

—¿Qué guerra?

—El fin del mundo, el apocalipsis.

—¿Y para qué quieren eso?

—Bill, eres muy inocente. Los ángeles han visto como la humanidad se ha degenerado. Si el apocalipsis llega, entonces el día del juicio mata a todos los inicuos y por fin se establecerá el paraíso. ¿No te gustaría estar en el paraíso, cielo?

—¿Y el otro grupo?  —Bill ignoró su pregunta.

—El otro grupo aún tiene esperanzas en la humanidad y no quiere aniquilarlos. Pero si comienza la guerra se podría destruir tanto a los humanos corruptos, como a los demonios que están en la tierra.

—¿Entonces tú quieres la guerra?

—Yo confío en mi líder, él nos salvará a todos, siempre y cuando él quiera regresar al cielo.   —Bill abrió los ojos como platos.

—¿Y quién es tu líder?

—El arcángel Miguel. —El pelinegro sintió que un alivio lo envolvía, por un segundo pensó que él era el líder.

—Pero tú fuiste desterrado del cielo, al igual que yo.

—No precioso, tú dejaste el cielo y es verdad que yo fui desterrado, pero mi líder me ayudará a volver a casa.

—¡Oh, no! —Se asustó Bill al ver su reloj—. Han pasado tres horas, debemos regresar —El ángel le tomó el brazo y aparecieron en la casa, pero nadie parecía estar esperándolo—.  Llamaré a Tom.   —Tomó su celular y marcó—.   ¿Aló, Tom?

—Cielo, lamento no estar en casa, hemos encontrado otro cadáver sin ojos y la hora de muerte señala que fue posterior al deceso de nuestro demonio.

—¿Y entonces?

—El Padre Biagioni dice que tal vez sea su hembra. Espérame ahí llegaré en media hora. Adiós.

—Adiós.

—Bill…  —llamó el rubio—,  debes tener cuidado con Tom.

—¿Por qué lo dices?

—Mientras más use sus poderes del mal, más dependerá de ellos y deseará más, es como una droga, llegará el momento en que toda su alma será demoniaca. Ten cuidado.

—Lo haré.

&   Continuará   &

¿Seguirán los entrenamientos? ¿Podrán vencer al nuevo demonio? ¿Volverá Tom a usar sus poderes sobrenaturales? Léalo en el próximo capítulo.

Escritora del fandom

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