“Pumba y sus amigos” Fic Twc / Toll escrito por MizukyChan
Pumba y su paseo familiar
David se encargó de regañar muy feo a Gustav y Georg, por haber actuado en forma irresponsable con las mascotas Kaulitz, al darles comida chatarra, sabiendo lo delicado que eran los gemelos con sus bebés, sobre todo después de lo que pasó con Scotty. Buddy regresó con su amo y el humano Alex fue por los pequeños Oliver y Rafael.
—¿Estás seguro que no puedo esperar a Bill aquí? No me molestaría quedarme solo en la sala —dijo el hombre, haciendo enojar a sus propios perritos—. Me gustaría saber si Pumba está bien.
David no se compró aquella expresión de preocupación y negó con la cabeza—. Los chicos son muy delicados con sus mascotas, tú mismo ves como los llaman “sus bebés”, así que mejor te vas a tu casa y luego esperamos a que nos envíen un mensaje o nos hablen por celular. No quiero agobiarlos.
—Está bien. —Con una señal, los canes siguieron al humano Alex hasta su coche.
Varias horas después, Pumba y su familia regresó a casa. Los papis estaban felices de que al final no hubiera sido nada grave y Durkas estaba aliviado de ver que su hermanito había recuperado su ánimo y apetito.
—A este paso te vas a poner obeso —dijo el moteado con una sonrisa perruna en la cara.
—¿Qué haces, amor? —Preguntó Tom, dando el último sorbo a su gran vaso de refresco.
—Ya escuchaste al doctor, Tomi, debemos poner a nuestros hijos en régimen, así que después de comer hay que sacarlos de paseo.
—Ya tienen sus horarios de caminata, Bill, no te pongas paranoico —dijo el castaño, con una expresión divertida en la cara, al ver como Bill lentamente cambiaba su mirada a una muy amenazante—. Ya, ya, lo entendí. Dame un segundo para ir al baño y te acompaño.
—Además esto nos servirá para distraernos un poco, Tomi. —El rubio le dio un guiño sexy y salió disparado a la habitación para arreglarse un poco antes del paseo familiar.
Un rato más tarde, era Tom quien preparaba las correas de sus bebés y unas botellas de agua, había decidido que quería llevar a la familia a un lugar más lejano, cerca de una colina, donde había un paseo peatonal, sería ideal para sus hijos.
—¡Bill! —llamó fuerte—. ¿Ya te arrepentiste?
Escuchó las pisadas del menor bajar corriendo por las escaleras y luego su mandíbula casi cayó al piso.
—Eso era exactamente lo que quería lograr.
—Te cambiaste de ropa. —Afirmó, pero todavía no podía despegar sus ojos de Bill—. Te queda muy bien, pero… —carraspeó—, quería llevarlos a una parte menos pública.
—Oh, no importa. Me puse así para ti.
En esos instantes aparecieron los perritos en la puerta, listos y dispuestos a una buena caminata después de la deliciosa comida de sus papis. El ambiente estaba lleno de feromonas y deseos sexuales, se olía en el aire.
Pumba giró sobre sus talones, dispuesto a retirarse y su hermano mayor lo llamó—. ¿A dónde vas?
—Creo que este paseo familiar se suspende.
—¿Por qué?
—Míralos, están listos para el “cuchi-cuchi”
Durkas debía admitir que era cierto, pero sabía que Pumba se había ilusionado con esta salida, así que sigilosamente fue detrás de su amado papi Tom y le dio un empujón en pleno trasero, para tomar luego, su correa de paseos.
—Bueno, mi sexy Caperucito, tendremos que apresurarnos, porque nuestros bebés quieren pasear. —Tom sacudió la cabeza, este mensaje era principalmente para él, quien quería saltar sobre Bill y arrancarle esa camiseta blanca y tironear lentamente esos pantalones rojos.
—Con tal que no aparezca el lobo y se robe a nuestros perritos, todo estará bien. Pumba, ven. —Hizo sonar un beso, como sabía que a su pequeño le encantaba—. ¡Vamos de paseo familiar! —Gritó y su cachorro corrió hasta sus pies.
—¡GUAU! —Ladró fuerte, para mostrarle lo mucho que le gustaba esa idea.
Pese a que no le gustaba subir al vientre del monstruo de metal, Pumba saltó con fuerza para entrar al asiento trasero y su hermano rió de gusto.
—Será una gran excursión —dijo el favorito.
—¿Mejor que el parque y los aliens?
—Mucho mejor, porque ambos papis estarán allí.
Tom condujo y Bill cantó las canciones de moda de la radio, hasta que llegaron al lugar de destino. Pusieron las correas en el cuello del moteado y luego Bill se detuvo.
—Tomi, algo anda mal.
—¿Qué sucede? —Tom terminó de cerrar la puerta del conductor y pasó hacia atrás.
—El collar le queda muy ajustado a Pumba, no me gustaría lastimarlo —respondió el rubio, tratando una vez más de poner el artefacto en su cachorro.
—No se lo pongas, compraremos uno más grande después.
—Pumba está creciendo —dijo Bill con una pisca de nostalgia y orgullo en la voz.
—¡Mira esto, Durkas! —Exclamó Pumba—. ¡Es enorme!
—Es hermoso, vamos a caminar.
Los canes caminaban felices por el nuevo sendero, olfateando todo lo que estuviera a su paso y también dejando su marca, para regresar sin perderse. Todo parecía felicidad hasta que un celular rompió los sonidos de la naturaleza.
—Es Ría —dijo Tom, viendo el visor de su móvil.
—¿La chillona sin memoria? —Preguntó Pumba girando hacia sus padres, notando en seguida como su papi Bill se ponía serio—. No te preocupes, papi, aquí estoy yo para darte amoooooorr.
—No hagas eso, los ronroneos son de gatos. —Gruñó Durkas, pero sonrió.
—Bill, no es lo que piensas. —Cogió la llamada, pero tomó firmemente la mano del rubio.
El rubio escuchó como Tom la ignoraba y trataba de sostener a Durkas, quien se había puesto muy escurridizo y quería alejar a su padre de ese celular.
—Ustedes están de mi parte, ¿verdad? —susurró Bill, tratando de darle una caricia a su bebé.
—¡GUAU! —Ladró fuerte el pequeño Pumba—. Siempre estaremos de tu lado, ella ni siquiera se acuerda de nuestros nombres, la tonta siempre nos llama “perros”.
—Dah, ni que fuéramos de otra raza. —Agregó Durkas, dando un tirón particularmente fuerte a la correa de su padre.
—Sabes qué, Ría, estoy en un asunto familiar y necesito pasear a mis bebés, ¿ok? Te llamaré cuando tenga tiempo. —Y colgó, soltando un suspiro de frustración—. ¿Por qué no entenderá? Es casi igual de pegote que Alex.
Ambos perritos se acercaron a sus papis y como si fuese un acto cliché, Durkas giró alrededor de los gemelos, uniéndolos, casi atándolos con su correa.
—Esto es ridículo. —Bill estalló en carcajadas y envolvió con sus brazos el cuello de Tom—. Llévame a casa y hazme el amor.
—Hey, me gusta la idea, ¿por qué no hacemos una locura al aire libre?
—Porque creo que escuché unos clics de cámaras. —Lentamente soltó a su gemelo y se separó para correr con Pumba de regreso al coche.
—¡Jodidos paparazzis! Siempre me arruinan la diversión.
—No mientas, de todos modos tendrás tu diversión en casa —dijo Durkas, sin ser oído por su amo.
—¡Vamos por ellos! —Gritó Tom y corrió junto a su can favorito, hasta alcanzar a los demás.
—¡Adoro los paseos familiares! —Exclamó Pumba, sentándose en el asiento trasero y cerrando los ojos de cansancio.
—Los adoro, mis amados bebés —dijo Bill muy bajito, al notar que sus hijos se dormían.
& Continuará &
¿Gustó? Les dejaré mis pics favoritas de este paseo, incluyendo una manip de Zuly. Besitos a todos, gracias por venir y recuerden que sus comentarios siempre me animan.