Las hormonas le juegan una mala pasada a Bill y por ende a su esposo, quien se las debe arreglar para sacar al pelinegro de una depresión. ¿Por qué está deprimido? ¿Quieren saber? Pues corran a leer. Besos y gracias por venir.
“Regalo Especial” Fic Twc de MizukyChan
Capítulo 16: Regreso a casa
Bill sentía la arena masajeando sus pies, era una sensación muy relajante, que no quisiera dejar jamás, pero todo lo bueno llega a su fin y esa sería su última puesta de sol en las islas.
Tom lo rodeaba por los hombros, mientras el pelinegro posaba la cabeza en su cuello, feliz de sentir que sus cuerpos se amoldaban tan bien. Tanto el mayor como Bill, a veces pensaban que los habían creado juntos, como con arcilla, estaban hechos a la perfección, un complemento perfecto.
—Tomi, desearía que esto no terminara jamás —dijo el pequeño, con un tono totalmente melancólico.
—No estés triste amor, volveremos, cuando nazca el bebé. Lo traeremos para que tome el sol. —Afirmó, acariciando el cabello negro y sedoso.
—Eres tan considerado, pero cuando tengamos al niño habrá tantos gastos… —dejó la frase en el aire, sintiéndose abrumado.
—Amor, ya te dije que tengo unos ahorros, que no son pocos, así que tú sólo dedícate a disfrutar tu embarazo y al bebé, que yo me encargaré de atenderte y complacerte.
—Ay, Tooooomiiii, eres un amor —dijo meloso, ganándose un dulce beso en los labios. Él nunca imaginó que conocería a alguien así de atento y comprensivo.
—¿Te acuerdas de los fantasmas, cielo?
—El pirata y la princesa embarazada, no pudieron soportar vivir separados.
—Lo mismo me pasa contigo, Bill, no podría vivir sin ti.
—Te amo tanto.
—Y yo a ti. —susurró y una brisa fría los hizo estremecer—. ¿Quieres que entremos? Ya está oscureciendo.
—Sí, entremos, quiero que hagamos el amor nuestra última noche aquí.
—Tus deseos son órdenes.
Entraron en el bungalaow tomados de la mano, mientras el pelinegro caminó sensualmente hacia la habitación, contorneando las caderas, como le gustaba a Tom. Al estar cerca de la cama, el mayor lo sujetó por la cintura y le besó el cuello, logrando que su piel s erizara.
—Aaahhh Tomiiiiii —Jadeó, bajito. Tom siguió besando aquella zona sensible y con sus manos acarició el vientre del menor bajo la playera—. Mmm… —Volvió a jadear.
Tom lo giró para estar frente a frente y devoró sus labios—. Te amo, bebé —dijo suspirando.
—Ya te dije que dejes de llamarme bebé.
—Lo haré cuando nazca, ahora tú eres mi bebé y te consentiré como tal.
—Hazlo, soy todo tuyo. —Lo besó dulcemente, mientras se quitaban la ropa lentamente, mirándose con deseo. Tom acomodó a su esposo en la cama y lo besó nuevamente, sus besos fueron bajando por el delgado cuerpo, húmedos y calientes—. Aaahhh, que rico. —Se le escapó.
—¿Qué es rico? ¿Esto? —preguntó el trenzado, besando la estrella tatuada.
—Mmm, sí, eso es rico.
—¿Y qué tal esto? —Volvió a preguntar, poniendo en su boca la erección palpitante del pelinegro.
—¡Oh, Dios mío! Eso es delicioso. —Bill, pudo sentir que Tom sonreía, pero no dejó de atender su carne.
—Voy a prepararte.
—Haz lo que quieras, ya estoy completamente entregado. —A Tom le encantaba que le dijera cosas así. Bill lo vio untarse los dedos con lubricante y ubicarse a su lado. Lo miraba mientras lo hacía, le gustaba observar cada gesto placentero de su cara.
—Mírame cielo. —Pidió el mayor, pero acostumbrarse a la intrusión siempre hacía que Bill cerrara los ojos. Se esforzó y le miró, recibiendo en respuesta un suave—. Te amo.
Después de un trabajo increíble con los dedos, Bill se sintió listo—. Ya Tomi. —El otro comprendió y se puso entre las largas y delgadas piernas de su amado y muy lentamente, entró en él. Se quedó quieto.
—¿Sabes que te amo?
—Lo sé, me amas tanto como yo, y me entrego a ti para demostrarlo.
—Y yo te recibo con gusto. —Comenzó a embestirle lentamente.
—Aaahhh. —Bill gemía con ganas cuando Tom alcanzó su punto de placer, aquel que le hacía ver estrellas. Tom lo conocía tan bien, que siempre lo encontraba—. Más, más rápido amor. —Pidió con la voz entrecortada, a lo que el trenzado hizo caso y sus golpes se hicieron más profundos y fuertes, deliciosos en la intensidad del momento. Bill amaba entregarse así a su esposo, amaba sentirlo dentro de él, sentir que Tom le daba lo mejor de sí mismo sólo para complacerlo—. Te amo Tomi, ya voy a llegar…
—Sólo un momento más…
Ambos alcanzaron el orgasmo. Bill primero y a los segundos, le siguió el mayor. Sus respiraciones eran pesadas y agitadas. Tom salió con cuidado del pelinegro y lo abrazó—. ¿Estás bien?
—De lo mejor.
—Debemos descansar, mañana nos vamos temprano.
—No quiero pensar en eso.
—Descansa mi vida.
&
Por la mañana, Tom notó que su pequeño estaba muy distante. Supuso que era porque se acababan sus días de luna de miel. No habló mucho, de hecho todo el camino al aeropuerto estuvo mudo.
—No te pongas triste, cielo. —Pidió el mayor, besando su frente.
—¿Soy tan evidente? —cuestionó, mirando a Tom con los ojos ensombrecidos.
—Volveremos, te lo prometo.
—Extrañaré todo de aquí, en especial los juguitos tropicales.
—Pero estarás conmigo, cielo.
—Tienes razón, estaré contigo y eso debe ser mi fortaleza. —Se acercó a su esposo y lo besó—. Sostén mi mano, porque el despegue me da mucho miedo.
—Aprieta con confianza. —Y así lo hizo, después se acomodó en el pecho del trenzado y se durmió.
El vuelo fue corto y al llegar, Tom movió con dulzura a su durmiente marido—. Ya llegamos, bebé. —Lo besó en la frente.
—Tan pronto. —Gruñó, con la voz rasposa.
Desembarcaron y al salir, estaba el auto de la jefa esperándolos. Pero, sin duda, el primer choque para Bill fue el clima, estaba lloviendo y el frío era insoportable. Por su estado estaba más sensible, así que el pobre cambió la cara por una de fastidio.
—¿Cómo les fue chicos? —preguntó feliz la jefa.
—Todo fue espectacular, Eva —respondió Bill entrando al auto. Y se puso a hablar, parecía que el sólo hecho de recordar la isla, lo ponía feliz.
Llegaron a casa y Tom se encargó de descargar las maletas.
—¿Viste las fotos del facebook? —preguntó el trenzado a la mujer.
—Se veían preciosos y felices —contestó ella, sonriente—. Y ahora tienen dos semanas más para reponerse y volver al trabajo.
—Ya tenemos las pilas recargadas —comentó el mayor—. Voy a encender la calefacción —Agregó, al ver que Bill prácticamente castañeaba los dientes.
—Bueno, me voy, cuídense y nos estamos hablando. Llamaré mañana para ver cómo te fue con el médico, Bill.
—Gracias, Eva. —La mujer se fue y Bill se retiró a la pieza, se puso el pijama y se metió a la cama.
—¿Mi amor, estás bien? —preguntó su esposo, un poco sorprendido por su acción.
—Tengo mucho frío y el frío me da sueño.
—Ya prendí la calefacción, pero tienes razón, descansa. Yo me ocuparé de lavar y guardar la ropa. —dijo besando su mejilla—. ¿Quieres que te ponga la cremita en la pancita?
—Sí, tus manos siempre me relajan. —Tom fue por la crema, despejó la piel de la pancita y le acarició con ella, masajeando suavemente. Bill siempre se encendía con esos masajes y esperanzado, el trenzado se acercó a besar su boca, pero Bill le cortó las ilusiones—. Gracias, pero quiero dormir ahora.
—Está bien, descansa. —Lo cubrió con las mantas y luego se fue a ordenar el desastre que traían del viaje.
&
Pasaron unas horas y Tom sintió rugir a su estómago, fue en busca de Bill y le encontró llorando. Al notar la presencia del mayor, el pelinegro se limpió las lágrimas.
—¿Amor, quieres salir a comer? —preguntó el trenzado con tristeza.
—Con este frío no quiero ni moverme.
—¿Te parece si ordeno pizza? No tenemos nada para preparar —Agregó, acariciando su cabellera.
—Está bien, pide una muy carnívora por favor.
—Mi bebé está pidiendo carne jejeje. —Con esas palabras, le hizo sonreír.
—Apúrate que me muero de hambre.
—Allá voy. —Tom cogió el teléfono y ordenó.
Comieron y con gran esfuerzo, el trenzado pudo hacer reír a Bill, pero su estado era depresivo.
—Me gustaría dormir todo el invierno. Odio el frío.
—Pero cielo, Berlín es frío por naturaleza.
—Igual. Odio el frío.
—Cielo, hay que hacer las compras. ¿Quieres acompañarme al supermercado?
—¿A pasar frío? —dijo con ironía—. Mejor no.
—No te pongas así, tú sabes que todo está temperado.
—Me siento como un oso hibernando.
—Prefiero salir contigo, Bill.
—No, Tomi. En verdad no quiero salir.
—Te prometo que te traeré algo que te alegre.
—Lo siento, Tomi —dijo, bajando la mirada—. Siento estar así, es sólo que no puedo evitarlo.
—Deben ser las hormonas, no te aflijas.
—Te esperaré en la cama.
—Bien, duerme cielo.
Con cariño, el mayor se despidió y salió. Tenía una idea, pero necesitaba varias cosas del supermercado. Trató de hacer las compras lo más rápido posible, no quería dejar a Bill en ese estado, tenía que sacarlo de esa depresión.
Condujo a casa y de inmediato, fue a verlo, dormía. Se dirigió a la cocina, ordenó las compras y me puso en acción. Cada cierto tiempo, iba a la habitación a ver a Bill, increíblemente seguía dormido. Cuando estuvo listo, tomó una bandeja y puso un vaso con un jugo tropical, marca Tom Kaulitz, adornado con frutas y una pajita. Se sintió orgulloso de su creación y con una sonrisa, regresó a la habitación.
—Billy, cariño despierta. —Llamó, sosteniendo la charola.
—¿Tomi, volviste? —preguntó con los ojitos cerrados.
—Te traje algo especial.
—¿Mmmm, qué es? —Abrió los ojos y vio el vaso, se emocionó—. Oh, Tomi.
—Especialmente traído del trópico para ti. —Sus ojos se anegaron.
—Gracias, no sé qué haría sin ti.
—No llores amor. Pruébalo. —Con las manos temblorosas, Bill lo tomó y dio un sorbo. Su semblante cambió.
—Es igual al de la isla.
—Claro, es tu favorito. ¿Ves que podemos tener la isla aquí también? —Bill dejó el vaso en la mesita de noche y saltó de la cama para abrazar a su esposo adorado.
—No importa la isla, mientras te tenga a ti a mi lado, todo estará bien.
—Opino lo mismo.
—Te amo. Gracias por hacerme el hombre más jodidamente suertudo del mundo.
—Creo que ese es mi papel. —Bill lo besó apasionadamente.
—El juguito tropical es afrodisiaco, ¿sabías?
—¿En serio? —preguntó coquetamente— ¿Me lo demuestras?
—Claro. —Bill lo atrajo contra su cuerpo y se besaron acaloradamente. Vaya que la idea había dado resultados—. Te deseo, Tomi, hazme tuyo. Es una orden.
—Lo que mandes, cielo. —Hicieron el amor y Tom respiró aliviado de que por fin su niño volviera a la normalidad.
«Culparé a las hormonas de este tras pie» Se dijo mentalmente, besando la frente de su pelinegro.
&
Bill se sentía mucho mejor, claro que de todas maneras prefería el ambiente cálido de las islas, en lugar del continuo invierno de Berlín, pero la vida seguía, al igual que su embarazo.
Ese día tenía cita con el doctor Jost para controlar el estado de su bebé. Tom parecía estar más nervioso que él.
—Pueden pasar, el doctor los espera —dijo la secretaria con una sonrisa.
—Buenas tardes doctor. —Saludó el pelinegro, una vez entraron a la consulta.
—Buenas tardes. ¿Y cómo fue su luna de miel, chicos? —preguntó amenamente.
—Muy bien, incluso pensamos en regresar. —respondió Tom, un poco más calmado.
—Bien Bill, vamos a revisarte. Empezaremos por el peso.
Con una sonrisa, el pelinegro subió a la pesa digital. El médico observó los números y comentó.
—Estamos bien, has subido dos quilos más. Te voy a medir. —Pasó la huincha por el abdomen del chico y agregó—. Y aquí están esos quilos, tienes 5 cm. más en tu vientre. —Bill notó como Tom sonreía con cada palabra del doctor.
—Pasa a la camilla. —Mandó David. Bill lo hizo y procedieron con el ultrasonido—. Todo se ve bastante normal. —Afirmó—. Mira Tom, ahí está tu bebé.
—Es muy pequeño —dijo el trenzado, emocionado.
—Claro, sólo tiene 4 meses, pero todo está muy bien.
—¿No cree que Bill debería subir más de peso? —preguntó notando que pese a las mediciones, su esposo seguía viéndose muy delgado.
—No, su complexión es delgada, así que el peso que gana es sólo bebé, nada de grasa, lo cual es muy bueno.
—Así no quedaré obeso cuando nazca el pequeño. —Agregó el moreno, con una sonrisa a modo de defensa.
—Sin embargo, no es malo que comas más, siempre y cuando sea sano, ¿ok? —comentó el médico, anotando algunas cosas.
—Ok —dijo la pareja al unísono. Mientras David, limpiaba la panza de Bill y apagaba los monitores.
—¿Cómo vas con las nauseas? —preguntó cuando se sentaron en el escritorio.
—Todo bajo control, sólo vienen de vez en cuando.
—¿Y tus cambios de ánimo?
—Mientras estuvo en la isla, estuvo de las mil maravillas —comentó Tom.
—¿Y de vuelta?
—Debo admitir que cambié por el clima.
—Y también por las hormonas. —Agregó el doctor, levantando el índice—. Es normal, debes tener paciencia tanto tú como Tom.
—Tomi es el rey de la paciencia doctor. —Le dio una mirada a su esposo y David, habría jurado que había corazones en sus ojos.
—Seguiremos con las mismas vitaminas, por el momento. ¿Hay alguna pregunta que quieran hacerme?
—¿Cuando me crecerá más la pancita?
—Generalmente no se nota en los primeros meses de embarazo, al quinto o sexto mes se desarrolla rápidamente el bebé y el vientre se abulta más.
—O sea que es normal que mi vientre se siga viendo plano.
—Ya creció 5 cm, así que no está tan plano. —Confirmó el médico.
—¿Y cuando se moverá? —preguntó Tom, sosteniendo la mano de su pequeño.
—Desde el quinto mes, pues buscará acomodarse —contestó tranquilamente, notando las sonrisas ansiosas de la pareja—. ¿Algo más?
—Sí, yo era perfectamente vegetariano y ahora me dan antojos enormes de comer carne.
—Eso es normal, el bebé te está pidiendo proteína y la carne es la principal fuente de ella.
—Bien —dijo conforme el menor, rindiéndose internamente a perder sus costumbres vegetarianas.
—¿Algo más?
—No, creo que estamos bien. —Terminó Tom.
—Bueno, nos veremos en dos semanas.
&
Al llegar a casa, Tom se instaló frente al computador unos instantes antes de gritar.
—Ven amor, para que hables con tus hermanos. Ya publiqué que tu vientre creció 5 centímetros.
—No te creo. ¿Mis hermanos? —dijo emocionado.
—Sólo está Raúl. Él es quien más se conecta. —Informó el trenzado—. Él le cuenta a tu madre cómo estás.
Y así, el pelinegro se sentó frente al laptop, junto a Tom. Conversaron con Raúl y Bill pensó que era genial estar en contacto con su familia otra vez. En un principio, llegó a creer que los había perdido para siempre, pero se dio cuenta de que ellos lo amaban y no lo discriminaban por estar con Tom. Con una sonrisa se preguntó ¿qué otras cosas buenas le traería la vida?
& Continuará &
¿Qué les pareció? En el próximo capítulo se acaban las vacaciones y vuelven a trabajar. En la academia se encontraran con la conspiración “no tan secreta” de sus pequeñas alumnas. No se pierdan “babyshower”. Y no olviden comentar, así me hacen muy feliz.