17: Competencia

Fashion” Fic Twc / Toll escrito por MizukyChan

Capítulo 17: Competencia

Celos de tus ojos cundo miras a otra chica, tengo celos, celos. Celos de tus manos cuando abrazas otra chica, tengo celos, celos.

.

El primes mes de regreso a clases había sido muy diferente a lo que Tom hubiese creído. En años anteriores él sólo habría pensado en estudiar mucho y se habría preparado para las competencias, pero en éste, su último año de escuela, había conocido a la “diva”, y no sólo eso, sino que Bill le había contratado como tutor y además como guardaespaldas, había peleado con un cantante de moda por defenderlo y ahora era famoso porque habían subido el video de esa pelea al YouTube.

Pero a pesar de la fama, él seguía siendo el mismo chico ingenuo y tranquilo, muy estudioso y con ganas de surgir, cuya ambición era ser alguien en la vida, para que sus padres estuvieran orgullosos de él, allá en el cielo.

Con la fiesta que cerró el primer mes de clases, comenzaban los diversos desafíos de la comunidad estudiantil. Las competencias deportivas eran las primeras y Tom era uno de los favoritos de la escuela, por sus buenas marcas. Justamente ese sábado tendrían las primeras pruebas: las carreras, especialidad del rastudo.

Toda la semana, Bill y Gabriel se habían encargado de animar a Tom para que obtuviera el primer lugar y una nueva medalla para lucir y por supuesto más posibilidades de mantener su beca deportiva en la universidad a la que deseaba entrar.

(Viernes, una semana después de la fiesta)

Viernes 3:00 PM, fin de las clases y todo un alboroto por las futuras competencia. Las chicas del salón de Tom se quedaron hasta tarde esperándolo, cosa que le causó mucha gracia, porque en sus tres años anteriores nadie le había dado ni siquiera un “¡Ánimo!” antes de competir, pero ahora que lucía sus nuevas ropas y sus lentes de contacto, era otra cosa, había dejado de ser el “patito feo”, para convertirse en alguien que se codeaba con los “pretty people”.

Mañana estaremos allí, Tom, todas te apoyaremos —decía una de las chicas.

Gracias, pero no es necesario, estarán las porristas —les contestó el rastudo.

No puedo creerlo —dijo Bill en el fondo del salón, con los dientes apretados y los brazos cruzados. Completamente indignado por el descaro de aquellas mujeres ofrecidas.

¿El qué? ¿Que siga siendo famoso después de una semana? —preguntó sarcástico el rubio a su lado—. ¿O que las porristas le vayan a animar?

Todo —el pelinegro pateó el suelo y tomó su mochila dispuesto a salir de allí gritándole a medio mundo.

Bill… espérame —le llamó el mayor con una sonrisa—. Adiós chicas, el deber me llama —y guiñándoles un ojo, salió disparado detrás de la “diva”.

¡Salgan de mi camino! —gritó el moreno a dos chicos que caminaban frente a él, produciendo un sonido fuerte con sus altos tacones.

Eres un loco —le susurró Andreas con una sonrisa—. No deberías ser tan celoso de Tom, el chico es guapo, es normal que las mujeres se derritan por él.

¿Quién se derrite por él? —preguntó el rastudo, escuchando sólo el final de la frase y pensando que el rubio hablaba de Bill.

Una chica hermosa y con mucho dinero —dijo Andreas fingiendo—, babea por Bill —finalizó mirando la reacción del rastudo, que se quedó quieto, tratando de procesar lo que acabada de decir el otro chico—. Bueno, los dejo, adiós —terminó el rubio y corrió a su auto.

¿Bill? —le llamó Tom, al ver que el pelinegro no decía nada y seguía caminando con los brazos cruzados—. ¿Bill? ¡BILL! —le llamó más fuerte.

Lo siento —suspiró—, Andreas tiene razón —sacudió la cabeza, pensando en que Tom era guapo y tenía derecho a ser acosado por las chicas, sin haber oído una palabras de la supuesta admiradora que él tenía.

Oh… —Tom siguió caminando junto a él con la cabeza gacha—. ¿Y estás de acuerdo? —continuó preguntando, hablando sobre la “admiradora”.

Sí, de hecho no puedo hacer nada, es parte de la fama.

Tienes razón —ambos bajaron la mirada, confundidos y celosos.

¡Hey, chicos! —gritó Gabriel acercándose a la pareja.

Hola amigo —saludó Tom, Bill le dio un abrazo, se sentía un poco decaído por sus pensamientos y el otro chico lo notó de inmediato y se le ocurrió una idea.

Mi adorado Bill ¿A qué no sabes qué pasará hoy? —la pareja lo miró intrigada—. Tom saldrá por televisión.

¿Qué? —dijeron al mismo tiempo, se miraron y sonrieron, aun estaban sincronizados.

Hoy hablarán de las escuelas en un especial de televisión, por lo del “caso 69” de las drogas —todos arrugaron el ceño—, y mencionarán las cosas positivas, y obviamente lo más positivo son los deportes y hablarán de Tom ¡kkiiaaa! —lanzó su grito de “crazy-fan-girl” y los otros dos sonrieron encantados.

No puedo creerlo —dijo Tom, completamente sonrojado.

Yo sí que lo creo —dijo el pelinegro y abrazó al rastudo fuertemente—, te mereces todo esto, Tomi, eres el mejor en todo, ahh, eres como mi héroe —hizo una pose de película y los otros dos rieron.

Propongo que nos juntemos en casa de Tom a verlo, será a las nueve de la noche —dijo el castaño con una sonrisa.

Síiii —gritó Bill dando saltitos alrededor del rastudo.

Entonces, nos vemos allá.

&

Después del estudio en la biblioteca, Bill se separó de Tom para regresar a casa y cambiarse de ropa, pero allí se encontró con una triste sorpresa. Tan pronto la supo, llamó al rastudo para contarle.

Hola Tomi —saludó con la voz apagada.

Hey Bill, ¿qué pasa? Suenas decaído —notó de inmediato el mayor.

No podré juntarme con ustedes.

¿Qué ha pasado?

Mi padre se marchará hoy —suspiró largamente y al escuchar el silencio al otro lado continuó—, ya sabía que debía viajar a Estados Unidos, pero con lo del accidente, y el asunto con Bushido, pensé que se quedaría más tiempo —suspiró nuevamente.

¿Quieres que vaya para allá? —preguntó el de rastas, sintiendo que su amigo necesitaba un buen abrazo, que a él no le molestaría entregar.

Tomi… mañana tienes que competir, prefiero que te quedes en casa y descanses —otro suspiro—, pero estaremos al teléfono juntos, veremos la noticia y será como si estuviese a tu lado —sonrió.

No es la noticia lo que me preocupa, Bill, sé que extrañarás a tu padre.

Tomi… no sé cómo en sólo un mes me conoces tan bien.

Es porque estamos sincronizados, es como una conexión especial —ambos rieron.

Me gusta estar conectado a ti —suspiró y Tom cerró los ojos, deseando tener al otro chico cerca. Desde ese domingo en que se enteró de la promesa entre Bill y Andreas, de su futuro acuerdo matrimonial, no dejaba de pensar que el pelinegro debía estar con alguien que lo amara, y no desperdiciar su vida sólo por compañía. Y cada vez que eso venía a su mente, se decía que él podría amar a Bill y protegerlo para siempre.

¿Nos veremos mañana? –preguntó Tom al sentir el silencio al otro lado.

Por supuesto, papá parte esta noche, mañana estaré a primera hora allá, apoyándote y sacándote muchas fotografías —su voz sonaba cantarina, increíblemente pensar en Tom le calmaba los nervios.

Bien, estaré esperándote.

Adiós Tomi —«te quiero»

Bye bye, Bill —la línea se cortó y Tom cerró los ojos—. ¿Qué estás haciendo conmigo Bill? ¿Por qué no puedo dejar de pensar en ti?

&

Gordon tenía todo listo para iniciar su viaje, sin embargo, pidió el vuelo que salía más tarde, para poder disfrutar de una cena con su familia y, si fuera posible, darle un beso de buenas noches a su hijo, tal y como hacía cada noche que estaba en casa.

A pesar de viajar mucho, siempre se encargaba de reforzar los lazos familiares, amaba a Simone y adoraba a su hijo, por eso lo consentía en todo, pero estaba orgulloso de él, de sus logros en el modelaje, en la banda y en su vida, aunque temía por sus sentimientos. Al igual que su esposa, había notado el cambio que tenía Bill en todo lo referente a Tom, estaba enamorado y eso era algo que le preocupaba, se encargó de investigar a Trumper y descubrió muy a su pesar que el chico era de un estrato social inferior a ellos, y que pese a ser huérfano había logrado muchas cosas, como una beca deportiva en la escuela más prestigiosa de la ciudad, pero aun así temía que este chico sólo se hubiera acercado a su hijo por el prestigio y por su dinero.

Después de cenar, se sentaron a ver un programa que Bill insistió en sintonizar, alegando que su Tomi saldría allí.

Debo llamar a los chicos —dijo el pelinegro con la voz emocionada, sus padres le veían con una sonrisa.

Pareces un crío, bebé —dijo Simone acomodándose en los brazos de Gordon.

El reportaje comenzó hablando del “caso 69” y de cómo el traficante local estaba ganado terreno en aquella zona de la ciudad, los padres de los adolescentes implicados estaban sumamente consternados al no poder controlar a sus hijos y prevenir que sustancias tan peligrosas llegaran a sus manos.

Ya le pedí a Tobi que me mantenga al tanto de lo que pasa en la escuela, Simone —anunció Gordon.

¿Tobi? —preguntó ella sin entender.

Él es el detective a cargo que puso la agencia de los Page, para proteger la escuela de Bill, ya sabes por lo de la pelea de Bushido y por lo de este caso de tráfico de drogas —explicó él.

Ya veo —dijo ella con seriedad—, si los Page mandaron agentes, entonces esto es grave.

Me temo que sí, Tobi me contó que durante esta semana, una escuela primaria fue escogida y varios niños de entre diez y doce años fueron inyectados con droga, con el fin de volverlos adictos —contó el adulto con la mandíbula apretada, pensar que algo así le pudiera pasar a su hijo, sólo para volverlo un consumidor, era aterrador.

Dejen de cuchichear —pidió el pelinegro, subiendo el volumen del televisor—, Tomi ¿sigues allí?

No soy Gabriel, Tom fue por unos vasos para la bebida.

Esto es muy aburrido, hablan sobre el “caso 69” —reclamó el pelinegro, llevándose el pelo detrás de la oreja, para acomodar mejor el celular.

Lo sé —gruñó el castaño en el teléfono—, no me gustan los casos policiales.

Los padres de Bill le veían con una sonrisa hablar con sus amigos, mientras jugueteaba con su cabello y miraba el barniz de sus uñas. Los minutos pasaban y junto a ello lo malo de las noticias, dando paso a las cosas positivas que estaba haciendo la juventud actual, como el próximo evento deportivo que tendría lugar al día siguiente.

¡Aahh! —gritó el pelinegro de pronto—. Ya viene, ya viene —dijo saltando del sofá.

¡Aahh! —se oyó igual de fuerte al otro lado de la línea—. Mi amigo estará allí, no puedo creerlo.

Pásame a Tomi —pidió el chico.

Bill, deja de gritar, estás igual de loco que Gabriel —dijo con la voz sonriente el rastudo.

No puedo evitarlo, estarás en la tele —dijo Bill, como un verdadero fanático.

Bill, tú eres mucho más famoso que yo, siempre apareces en la tele, no entiendo por qué te emocionas tanto —dijo el rastudo, sin perder su sonrisa.

Es que se trata de ti, tontito, saldrás en la pantalla, ¡aahh! Esto es increíble.

Y en esos momentos el presentador, anuncia que el corredor más destacado de la escuela, es el favorito para ganar las competencias escolares de ese año.

Nos referimos a Tom Trumper —dice el periodista y hacen un acercamiento a una foto del rastudo del año anterior, con sus lentes para correr, aquellos que Bill tanto odiaba, por parecer “esas cosas feas con las que nadas”.

Oh my God —rugió el pelinegro, arrugando la nariz—. ¡¿Cómo pueden poner esa fotografía?!

Ja, ja, ja —reía divertido el rastudo al otro lado de la línea.

¡Cállate, Tomi! Deberías estar molesto —decía indignado el más delgado, mientras sus padres veían la fotografía con una sonrisa y completamente sorprendidos de ver a Tom, el guardaespaldas, con esas gafas tan feas, cosa que prácticamente no te permitía conocer al “verdadero” Tom.

Bill, esto es terrible —gritó Gabriel, quitándole el celular a su amigo.

Claro que lo es, ¿es que estas personas no actualizan sus registros? Tom es famoso, Dios mío, esto es indignante —seguía gruñendo el pelinegro.

Apuesto a que estás arrugando la nariz ja, ja, ja —decía el de rastas, aun riendo a carcajadas, a él no le molestaba, sólo de la causaba gracia la reacción del cantante.

¿Cómo lo sabes? —preguntó el menor, llevándose instintivamente la mano a la nariz—. ¿Lees la mente o algo así?

Bill, debemos hacer algo —dijo Gabriel, con la voz agitada, estaba luchando por quitarle el teléfono a Tom.

Claro que sí. ¿Alguna idea?

Mañana sacamos fotografías del triunfo de Tom y las mandamos a la televisora —explicó el castaño y agregó—, mi vecino trabaja allí y será ideal para ellos y de paso para nosotros.

Genial —gritó Bill, provocando que Gabriel alejara el celular de su oído—. Llevaré mi cámara.

Bill, ya me voy —dijo Gordon, sacando al pelinegro de su ensoñación.

Sí papá. Chicos debo irme —anunció por teléfono.

¿Bill? —la voz de Tom nuevamente se tornó seria—. Descansa, mañana estaremos juntos y te animaré ¿ok?

No, tontito, yo te animaré para que ganes la carrera —dijo con una sonrisa y un sonrojo en las mejillas—. Ahora saca a Gabriel de tu casa y ve a descasar.

Bien, cuídate. Adiós.

Bye bye, Tomi —y cortó, suspirando largamente.

Bill, ven acá —pidió su padre, levantándose para abrazar a su hijo.

Papi —susurró el cantante, abrazando a Gordon con cariño, pero con tristeza en sus ojos—. ¿Será por mucho tiempo?

Espero que no, bebé, quiero aprovechar de dejar todo listo allá, para estar aquí durante tus vacaciones de invierno —explicó su padre.

Las vacaciones… pero son meses —gimió el pelinegro, apretando más el abrazo—, no es justo, papá.

Nos hablaremos por teléfono, hijo, no será para tanto. Además tienes a Tom para cuidarte —dijo el hombre separándose, para ver el rosa en las mejillas del menor.

No es lo que tú crees —se defendió el pelinegro.

Bill, soy bastante viejo para saber de estas cosas.

No papá, Tom, es súper hétero, no me quiere como yo a él —dijo el menor desinflado.

Hey, ¿dónde está el espíritu de la “diva”? —preguntó Gordon, pellizcándole una mejilla.

Se fue de vacaciones, ahora estoy yo solito —dijo con ojos de gatito con botas.

Hijo, estoy seguro que Tom te aprecia más que como un buen amigo. Cuando te rescató del accidente me di cuenta de ello.

Sí, él dice que somos como “hermanos” —hizo las comillas.

Pero cuando me habló sobre Bushido, él estaba muy celoso.

No papá, estaba preocupado, sólo eso, no me des ilusiones, porque sé que él no cambiará —aunque su corazón estaba saltando más de la cuenta ante esta nueva información.

Bueno, al menos Simone estará aquí para cuidarte.

Claro, cariño, tu madre siempre te cuidará —dijo la señora uniéndose a los hombres.

Ya debo irme. Los quiero mucho —besó a su mujer y a su hijo—. Te quiero Bill y estoy muy orgulloso de ti.

Gracias papá, no te defraudaré.

Cuando el chofer tomó las maletas y Gordon dejó la casa, el cantante abrazó a su mamá y suspiró.

Ya lo extraño —susurró.

Lo sé, bebé. Pero es su trabajo y él lo ama.

Sí, me iré a dormir, mañana es la competencia y debo levantarme temprano.

No puedo creer que te levantes temprano un sábado —dijo ella divertida—. Ese Tom tiene mucho poder sobre ti —ambos rieron.

Hasta mañana, mamá.

Duerme bien, cielo.

&

Pero Bill no podía pegar los ojos, miraba el techo de su pieza y pensaba en las paredes viejas del departamento de Tom y de lo cómodo que se sentía allí.

Justamente en esos momentos, su celular sonó.

Hola —contestó sin ver quién era.

Bill, ¿aún estás despierto? —la voz consternada del rastudo se dejó oír.

Tomi, eres tú quien debería estar dormido.

Lo sé, pero no puedo dormir, sabiendo que tú estás triste —dijo con un bostezo el mayor.

Estás cansado —afirmó el pelinegro—, yo estoy bien, ahora que escuché tu voz podré dormir tranquilo.

¿Seguro?

Sí, y gracias Tomi, duerme bien.

Soñaré contigo, eres mi estrella de buena suerte, mañana ganaré la medalla para ti —dijo más animado y eso le hizo sentir mariposas a ambos.

Bien, te cobraré la palabra.

Bye bye, Bill.

Bye bye, Tomi.

Cortaron la llamada y ambos suspiraron. Con una sonrisa y sincronizadamente, se acomodaron hacia el costado derecho y cerrando los ojos, se durmieron.

& Continuará &

¿Quién ganará la carrera? ¿Qué pasará cuando Bill se encuentre con Chantelle? ¿Dirán algo sobre la apuesta? No se pierdan la continuación.

Escritora del fandom

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *