No olviden que hoy es actualización doble, así que lean antes el capítulo 18, que está antes de este especial.
Capítulo Especial: Chantelle Vs. Gustav
Parte VI ¿Fingido?
Hey baby girl what you doing tonight I wanna see what you got in store. Hey baby giving it you all when you’re dancing on me I wanna see if you give me some more
Hey baby you can be my girl I can be your man.
(Hey baby, niña ¿qué haces esta noche? Quiero ver que me tienes preparado. Hey baby te lo doy todo cuando bailas sobre mí, pero quiero ver si me darás algo más. Hey baby puedes ser mi chica y yo puedo ser tu hombre “Hey baby” Pitbull)
(Lunes por la tarde, tres días después de la fiesta)
—Ayúdame Gus, por favor —dijo ella en su pecho.
—Lo haré, siempre y cuando me obedezcas.
La chica asintió sin dudarlo y besó la mejilla del rubio en agradecimiento—. ¿Y qué debo hacer? —preguntó de inmediato, sin duda esta era una forma de estar cerca de Gustav, cosa que no le desagradaba para nada.
—Debemos encontrar una forma en que estemos cerca, sin levantar sospechas, sobre todo en la escuela.
—¿Por qué la preocupación por la escuela? Después de todo, Tobi está allí, además la policía patrulla repetidamente —dijo Chantelle, buscando la mirada del rubio.
—En la escuela estás expuesta, por eso te atacaron allí la primera vez —respondió el chico mirándola—, en casa no te tocarán porque estás fuertemente custodiada por los guardias, además está tu padre.
—¿Conoces a papá? —preguntó ella incrédula.
—Todo el mundo conoce al señor Page, sobre todo ahora con el “caso 69”, su compañía es la que ha atrapado a varios miembros del grupo de traficantes —explicó él—. Por eso temo que quieran sacarlo del caso atacando a su familia —dijo él, tocando la mejilla de la niña.
—¿Y mamá? —la chica se asustó al pensar que su familia podría estar en peligro, después de todo, Gustav tenía razón en todo lo que decía, hablaba con bastante lógica, de no saber que iba aun en la escuela, habría jurado que era uno de los agentes de la compañía de su padre.
—Tu madre está bien custodiada, además tu padre se ha hecho cargo de poner guardaespaldas cuando sale.
—¿Y tú cómo sabes eso?
—Porque estoy ayudando a Tobi en el resguardo de la escuela, él me lo contó cuando te salvé —dijo bajando la mirada, no quería mentirle a la chica, pero sería incómodo que ella supiera que la está cuidado a cambio de información sobre el “caso 69”.
—Oh… entonces, sólo me cuidarás en la escuela.
—Así es, a menos que no te recojan, como hoy —dijo el rubio, mirando su reloj, ya habían gastado bastante tiempo, y se preguntó si el señor Page estaría bien—. El problema en la escuela es que no estamos en las mismas clases, y tú debes quedarte a entrenar con las porristas.
—Es cierto, el sábado están las competencias escolares y debemos animar a los participantes —dijo ella con un deje de orgullo en su voz.
—A propósito, ¿quién era el corredor solitario? —Preguntó recordando al chico de la pista—. El de las rastas.
—¿Rastas?
—Su cabello.
—Oh… así que esas serpientes en su cabeza se llaman rastas —dijo ella pensativa. Gustav sonrió y negó con la cabeza. Esta chica realmente era una tontita.
—¿Serpientes? No me digas que pensaste que era pariente de Medusa —bromeó él y ella se sonrojó, dándole la razón al rubio que rió más fuerte—. Eres única, Chantelle.
—Chanty
— ¿Eh?
—¿Podrías llamarme, Chanty? —pidió ella, tratando como siempre, de imitar el puchero de Bill, sin éxito, cosa que sólo hizo reír más al rubio.
—Ja, ja, no te aseguro nada, niña —ella soltó un gran suspiro de resignación—. Volvamos al punto, Chantelle. Pensemos qué podemos hacer para estar juntos, sin levantar sospechas
La rubia cerró los ojos y una enorme sonrisa apareció en sus labios—. Podríamos fingir que eres mi novio, Gustav —él la miró como si le hubiera crecido otra cabeza y ella continuó inocentemente—. Nadie se preguntaría por qué me esperas y estás conmigo, si decimos que somos novios.
—Eso es tan improbable.
—Pero sería fingido —siguió pidiendo ella, porque la idea francamente le parecía grandiosa, y de paso podría interferir en la manera de vestir del chico y ganar la apuesta, sería matar dos pájaros de un tiro, tal vez tres, si lograba besarlo, se felicitó mentalmente.
—Realmente… si lo meditamos bien, no es tan mala idea —dijo Gus pensando en la proposición—. Bien, regresaremos a casa y mañana nos convertiremos en novios —ambos rieron ante lo extraño de la frase.
(Martes, cuatro días después de la fiesta)
A la mañana siguiente, Gustav llegó conduciendo un jeep bastante moderno y que por dentro parecía una copia de la antigua serie de televisión “el auto fantástico”, tenía un sin número de aparatos modernos instalados.
Rápidamente llamó a Tobi para preguntarle si había llegado la rubia, cosa que le preocupaba, la noche anterior al llevarla de regreso a casa, descubrió que su padre aún estaba en el hospital, con un corte profundo en el brazo derecho.
—Debería llegar en cualquier momento, Gus —respondió el agente, cortando la llamada.
El chico vigiló la entrada de la escuela y comprobó que el grupo de los “pretty people” ya estaban instalados en la banqueta de siempre, burlándose de los menos afortunados, y frunció el ceño al no encontrarse con Kaulitz allí portándose como una “diva”. Siguió pasando la mirada por el resto de las agrupaciones estudiantiles, extrañado de escuchar a tantas niñas hablar del guapo “guardaespaldas”, que al parecer, asistía a la misma escuela.
«Es imposible que hablen de mí» Se dijo mentalmente, sonriendo ante lo absurdo de aquello.
—¡Gus! —oyó un grito chillón y se percató que su “supuesta victimaria” había llegado.
—Hey, ¿cómo estás hoy? —preguntó amablemente, después de todo no había razones para estar en mala.
—Estoy bien, pero mi papá… me preocupa —dijo ella completamente sincera, el chico le tomó una mano y le animó con ello—. Gracias por hacer esto. Mi papá se quedó mucho más tranquilo cuando habló contigo. Aunque aún no comprendo cómo se fue a cortar así por una simple caída.
Gus frunció el ceño, esa era la excusa que le dieron a Chantelle para mantenerla tranquila, ya que si le contaban que había sido atacado con una navaja del porte de un hacha, habría puesto el grito en el cielo y seguramente estaría encerrada en su cuarto, bajo siete llaves, aterrada de salir a cualquier parte. Y el señor Page, no preocuparía a su hija por algo así, no les quitaría la normalidad por causa de su trabajo.
—Bueno, vamos adentro —pidió él, complacido de que esa mañana, la chica vistiera ropa casual y no su típico uniforme de animadora—. Déjame cargar tu bolso.
—Gracias.
No bien entraron en los terrenos de la escuela, cuando el grupo de rubias apareció con ojos como platos para preguntar a su líder qué estaba ocurriendo.
—Chicas, quiero que conozcan a Gustav Schafer, mi novio —el chico se sonrojó hasta las orejas, nunca en su vida se había sentido más observado que ahora.
—No me lo puedo creer —casi gritó Romina.
—Es fantástico —le apoyó Jenny. Las otras chicas sólo asintieron.
—Bien chicas, conversen, voy a saludar a mi compañero —dijo él, alejándose del grupo de porristas, con ganas de que la tierra se abriera lo tragara.
(Viernes, una semana después de la fiesta. Un día antes de las competencias)
Gustav ya había averiguado que el corredor misterioso era Tom Trumper, y finalmente asoció su imagen o más bien lo recordó, pues antes el chico usaba unas gruesas gafas y ropa deportiva, ahora ese “look” de gánster y el lucir sus ojos al natural, le habían acarreado bastante fama entre las chicas, pero le seguía molestando que Chantelle se portara tan amable con él.
Ignorado la común conversación que ellos siempre tenían al final de los entrenamientos, el rubio bajó de las gradas para reunirse con su “novia”, pero justo en esos momentos apareció Karl, el modelo Ken que asistió a la fiesta con la chica y que terminó besándola.
Gustav se quedó quieto cuando el chico llamó a Chantelle. Ella sabía que Gustav la vigilaba a la distancia, pero de todos modos fue al encuentro con el Ken. El rubio veía que el chico hablaba acaloradamente y ella le daba explicaciones, finalmente Karl trató de besarla, y eso ya no le pareció correcto al rubio, que en dos grandes saltos, llegó a su lado y empujó al modelo lejos de su chica y de paso le dio un buen golpe en el rostro, como venganza de aquel beso que le dio en la fiesta.
—¡Maldición! Me rompiste el labio —gruñó el chico.
—Te moleré a golpes si no te vas ahora —respondió el rubio con los puños apretados, mientras la rubia le retenía por detrás.
—¡Déjalo, Gustav! —el aludido se sintió consternado, y mirando fríamente a la chica se fue de allí.
—Es un maldito patán —volvió a gruñir Karl.
—¡Cállate, idiota! —la rubia corrió tras su “novio” y le tomó de una mano, deteniéndolo—. Gus, espera.
—¿Te parece bien que te besen a la fuerza? —preguntó indignado.
—No es eso…
—Pues es lo que vi.
—Gus, no es… —el rubio completamente fuera de sí, sujetó el rostro de Chantelle y le dio un gran beso, dejando a la chica sin aire.
—¿Así es como te gusta? ¿Eres de esa clase? —preguntó aún molesto.
—¡Plash! —cachetada.
—¡Idiota! —gritó ella. Él se llevó la mano a la adolorida mejilla y sonrió, sosteniendo la mirada, ambos parecían estar en un duelo del viejo oeste, a punto de disparar sus armas, pero lo que no esperaban, era que ella se lanzara a los brazos de Gustav y le devolviera el beso intensamente.
Karl, que miraba la escena, no podía dar crédito a lo que sus ojos presenciaban, limpiándose el labio, salió de allí, dándose cuenta que estaba sobrando.
Cuando los rubios se separaron, no fueron capaces de verse a los ojos y cubrieron su sonrojo con frases tontas.
—La práctica estuvo agotadora.
—Sí, me fijé. Te llevaré a descansar, mañana debes levantarte temprano.
—Mmm
—Vamos —le tendió la mano, y ella sin dudarlo la tomó.
(Sábado, día de la competencia)
Chantelle debía llegar temprano al lugar de las competencias, por ser parte de las porristas y, como buen guardián, Gustav ya estaba allí esperándola.
Cuando ella bajó del vehículo que las transportaba, se sonrojó al ver al rubio sentado en el capó del Jeep, mirándola fijamente. Nuevamente se sintió desnuda bajo su escrutinio, y el vestir el corto uniforme de las animadoras, no ayudaba a calmarle los nervios.
—Chanty, tu novio ya llegó —le comentó Romina y luego agregó—. Es la primera vez que veo que te sonrojas por un hombre.
—¿Eh? —ella se llevó las manos a las mejillas, era cierto, ardían.
—Déjala Romi, no ves que está enamorada —agregó Heidi molestando a la líder.
—Cállate —le espetó la rubia.
—Bien, chicas, vamos a nuestro sector —mandó la entrenadora Binks y el grupo la siguió sin decir nada.
—Señora, Binks —llamó Chantelle—. ¿Puedo saludar a mi novio? —la mujer adulta rodó los ojos y asintió.
La chica corrió hasta el Jeep y bajó la mirada—. Gracias por venir el día de hoy. No es día de escuela y podías haberte quedado descansando.
—Lo sé, pero tu padre me dijo que te rehusaste a traer un guardaespaldas —dijo él, levantándole el rostro, sosteniendo su barbilla—. No podía dejarte sola y desprotegida.
—Yo… —ella se sonrojó aun más, pero mantuvo la mirada—. Gracias, Gus.
—Haz tu mejor esfuerzo. Además es seguro que Tom gané la carrera más importante, debes estar preparada para lucirte —dijo él sonriente.
—Lo haré, gracias.
—El beso, el beso, el beso —varias porristas gritaban desde un costado, ambos chicos se miraron y luego el rubio acercó el rostro a la chica y le dio un casto beso en los labios.
—Anda, ve con tus amigas —le susurró y ella sentía que las piernas no podían sostenerla. Aun titubeante regresó con el grupo de chicas.
&
Gustav se mantuvo vigilante durante toda la competencia y en más de una ocasión, descubrió a Bill Kaulitz curioseando y escabulléndose para acercarse al corredor misterioso. Como era de esperarse, Tom Trumper fue el corredor destacado de todo el evento, y ganador de tres medallas.
Cuando el rubio bajó de las gradas para ir en busca de su porrista preferida, se encontró con una escena que no esperaba ver. La “diva” de la escuela, se hallaba casi nariz con nariz con Tom, si no hubiese estado tan cerca, habría jurado que se estaban besando y sacudió la cabeza. Por todo lo que había visto de Trumper y el éxito que tenía con las mujeres, jamás hubiera imaginado que estaría involucrado con un hombre, por muy guapo que fuera. Tomó una nota mental de preguntarle más tarde a Chantelle qué sabía ella al respecto.
Su teoría fue nuevamente comprobada cuando una cámara de televisión se acercó a Tom para entrevistarlo por ganar la competencia más importante. El chico de rastas, le otorgó el mérito de su triunfo al pelinegro y cualquiera en su sano juicio, podía notar que entre ambos chicos había amor flotando en el aire.
Finalmente el terminar el evento, el rubio fue en busca de Chantelle y le pidió a la entrenadora Binks, permiso para escoltar a la rubia personalmente a su casa.
(Sábado por la noche, día de la competencia)
Gustav se reunió con su grupo de amigos en el “Wild dog” para compartir información sobre el “caso 69”, cada uno de los chicos llevaba su propio laptop, porque pese a la apariencia de pandilla de delincuentes, todos ellos eran hijos de prestigiosos miembros de la comunidad.
—¿James, llegó bien Jenny después de la competencia? —preguntó el rubio apenas se sentó junto a los otros.
—Sí, hombre, de lo contrario te habría llamado —respondió dándole un golpecito en el hombro al rubio—. Supe que hoy estuviste de galán —le molestó el otro chico.
—Claro, James —comentó David, el mayor del grupo—, está de guardaespaldas de Chantelle, no sería hombre si no sucumbiera a sus encantos.
—No digas tonterías —gruñó el aludido—, era para fingir, ya saben somos “novios” —hizo comillas con los dedos y los otros estallaron en risas.
—Eso ni tú lo crees —rieron más fuerte aun.
—Es sólo pantalla, chicos —se defendió Gus—, ustedes me conocen, jamás me involucraría con una Barbie.
—Pero nadie niega que Chantelle es una Barbie preciosa —le molestó James.
—Vamos a comenzar —quiso finalizar el rubio—. Hoy hablé con Tobi.
—Bien, cuéntanos —pidió David, el mayor del grupo.
—Ahora hay más agentes asignados al caso —explicó el rubio—, han agregado a Saki de la familia Kaulitz, Kruguer de la familia Collins y Thomsom de la familia de mi amigo Johnny por el momento, pero a lo largo de la próxima semana más agentes entrarán.
—¿Cuál es el motivo? —Pidió saber James.
—Hubo otro ataque, un chico de nuestra escuela fue inyectado el viernes pasado —contó el rubio con seriedad—. Su nombre es Robert Allen, es un chiquillo de primero.
—Creí que tu escuela estaba protegida —comentó David con los puños apretados.
—Así es. Hay más guardias y está Tobi, pero el chico fue atacado por la noche, en una fiesta, así que no sabemos si este atentado está acercándose a nuestra escuela o fue un hecho al azar —contó Gustav—. Los padres le explicaron a Tobi que dejarán hospitalizado a su hijo probando una nueva forma de limpieza, para tratar de evitar su adicción, es un procedimiento nuevo, pero no hay nada seguro.
—Pobre, chiquillo —susurró el mayor.
—¿Hay algo más? —preguntó James.
—El señor Page está de vuelta en el trabajo, pero su brazo está inmovilizado por el enfrentamiento del viernes —explicó el rubio—. No hay nada más por el momento. La policía sigue haciendo más rondas, pero al parecer hay un “soplón”, porque no pueden descubrir nada.
—Para eso estamos nosotros —dijo David—. Se lo debemos a nuestro amigo Patrick y a su familia.
—Exacto —acordaron todos.
& Continuará &
¿Podrán los chicos descubrir por fin a los líderes de la banda de traficantes? ¿Estarán surgiendo sentimientos verdaderos entre Gustav y Chantelle? ¿Qué pasará con Bill y Tom ahora que se besaron? No se pierdan el siguiente capítulo.