19: Paseo

Hola gente linda, nuestra pareja preferida hará uso de los bienes que Tom heredó. Espero les guste la mansión de la playa y todo lo que ella traerá. Y recuerden que este fic es muy cursi. Besos.

Regalo Especial” Fic Twc de MizukyChan

Capítulo 19: Paseo

& Cinco meses &

Bill estaba muy emocionado con la idea de volver a ver el mar. Nunca había sido muy apasionado por la costa, así que se lo atribuía al embarazo. El mirar las olas del mar lo relajaba profundamente, y el solo pensar que al día siguiente irían de paseo lo alegraba.

En esos momentos, se encontraba empacando lo necesario para llevar. Estaba feliz de que, aunque le hubiera crecido bastante la pancita, la ropa que usaba seguía siendo hermosa y sexy, todo gracias a la mamá de la Academia y sus regalos por el “babyshower”.

De pronto se preguntó por qué estaba tardando tanto su Tomi, había prometido que llegaría temprano. Después de la Academia, había ido a buscar la furgoneta negra que heredó del tío Arthur, en ella irían ellos junto a Simone y Gordon.

¿Billy? —Se oyó un grito desde la entrada—. Ven Billy, tienes que ver esto. —El chico salió corriendo al sentir la emoción en la voz de su esposo.

Al salir, se quedó de piedra. Era una furgoneta enorme, parecía de esos vehículos de conspiraciones norteamericanas.

Wow, si tu Cadillac es enorme, este sí es un monstruo —dijo abrazándolo, sin despintar la sonrisa que portaba.

Y espera a que veas el convertible, es de lujo.

Pero no podría andar en ese con esta panza —agregó el menor, mostrando su barriga y acentuando su punto con un puchero hermoso.

Es verdad, para nosotros sólo son útiles los autos familiares. —Tom lo besó castamente—. Además, tienes que ver la mansión que heredamos, Billy. Tienes que verla y decirme si quieres irte a vivir allí.

¿Y tú qué piensas, cielo? A mí me gusta esta casa, es cómoda y familiar.

Amor, donde estemos juntos, será mi hogar. Pero eso lo dejaremos para más adelante, por ahora hay que preparar todo para mañana.

Ya terminé de empacar.

Entonces, ¿quieres comer algo?

Sí, me muero de hambre. —Ordenaron una pizza y luego se fueron a la cama.

&

¿Bill? Bill, despierta, cielo.

Parecía que la noche no había pasado para el pelinegro, estaba agotado y ni siquiera habían hecho el amor.

Estoy muerto —dijo con los ojos aún cerrados.

Tranquilo, levántate y podrás dormir en el viaje. Hay bastante espacio en el auto, para que te recuestes.

Está bien. —El pelinegro se levantó casi arrastras.

Tom se encargó de preparar el desayuno y luego partieron a buscar a su madre.

Tal como le había dicho su esposo, Bill intentó dormir en el coche, pero era imposible, la emoción lo embargó de nuevo y se sentía lleno de energías. Gordon y Simone estaban listos y esperándolos. Empacaron sus cosas y comenzaron la marcha. Simone era una mujer genial, le contó a Bill, que quería ser maestra de escuela y por eso era así de activa. Ella y el pelinegro se pusieron a cantar canciones infantiles y se rieron durante todo el viaje.

Siguieron las indicaciones del GPS y al llegar al balneario, preguntaron por la dirección, hasta que dieron con la propiedad.

Nuevamente, el pelinegro se quedó de piedra, la casa, no era casa, era una mansión, era enorme y con salida privada al mar. Simplemente preciosa, estaba impecable y los muebles eran muy elegantes y todo el decorado estaba acorde al color de las paredes.

Wow, esta casa es tan grande como la de Berlín. —Afirmó Tom, abrazando a su esposo por la espalda.

Es muy grande. —Agregó Simone.

Así estaremos todos cómodos —comentó el menor, mucho más tranquilo.

Nunca pensé que Arthur viviera en una casa como esta. —Acotó Simone con un suspiro.

Bueno, desempaquemos. —Sugirió Gordon.

Voy por las maletas. —Se ofreció el trenzado.

Bill, acompáñame a la cocina a preparar chocolate caliente, está un poco fresco, ¿no crees?

Sí, pero no se compara al frío de Berlín —respondió el chico con una sonrisa. Ya se había enamorado de ese lugar.

Es verdad, en esta fecha hace mucho frío.

Y eso me da mucho sueño —agregó como si nada.

Y no es sólo el frío, Bill. Ahora que estás en tu quinto mes, te sentirás más pesado y te cansarás más, es absolutamente normal —comentó la mujer, mientras calentaba el agua.

¿Simone, puedo preguntarte algo… personal? —indagó el moreno, sonrojándose.

Claro. ¿Es sobre el embarazo?

Sí… verás, a veces… yo… no quiero hacer el amor con Tom. —Se puso rojo hasta las orejas—. Y me da mucha pena por él.

Entiendo, no te avergüences. Es por los cambios, tu cuerpo sufre mucho. Si sufrí yo siendo mujer, me imagino los cambios que experimentas tú. Pero es normal también.

Pero Tom es un hombre y muy guapo… ¿y si viene otra mujer y lo tienta? A pesar de todo es hombre y tiene necesidades.

Me extraña que digas eso —dijo ella sonriendo—. Tom te ama y si lo tienes con abstinencia el resto de tu embarazo, él te seguirá amando igual.

¿Estás segura? —Insistió el chico, bajando la mirada.

¿Sabes cómo te nombra él en mi casa?

¿Cómo?

Él dice que tú eres su “Regalo especial”

¿En serio dice eso? Yo le digo así a mi cachorrito. —Confesó, tocando su vientre.

Él te ama y te respetará, quieras o no tener sexo con él, siempre estará ahí para ti.

Gracias, Simone. —Bill la abrazó, casi llorando.

¿Mamá, por qué haces llorar a mi esposo? —preguntó una voz conocida.

Es porque te amo tanto —respondió el mismo Bill y lo abrazó a él.

Y yo a ti, precioso.

El agua está lista. ¿Quieren café o chocolate? —Ofreció la mujer.

¡Chocolate! —dijeron todos, incluido Gordon, quien había entrado en la cocina.

&

Bill estaba muy sensible, pero a Tom le gustaba que se refugiara en él. En otras ocasiones sólo lloraba, pero ahora lo buscaba, lo abrazaba, quería que le hiciera cariños, y eso le encantaba al trenzado.

Salieron a caminar por la playa, los dos tomados de la mano.

¿Tomi?

¿Mhm?

Perdóname por todos los cambios tontos de humor que tengo. —Pidió mirándolo con los ojitos llorosos.

No hay nada que perdonar, son las hormonas, no eres tú.

¿Cómo estás tan seguro?

Porque tú eres muy decidido, no eres cambiante, me gusta tu personalidad fuerte. Imagina que aceptaste seguir con este embarazo, aun sabiendo todos los riesgos que traía. Eres muy fuerte. Estoy tan orgulloso de ti. —Con esas palabras lo hizo llorar y se dio una bofetada mental.

¿Tomi, por qué eres tan bueno? —preguntó abrazándose a su trenzado esposo.

No soy taaan bueno, sólo digo la verdad.

Es que tú me encuentras sólo virtudes y antes de conocerte, la gente sólo veía mis defectos, que el maquillaje, que mi ropa, que esto, que lo otro.

Es que esas son las personas superficiales, Billy. Yo veo lo que hay aquí. —Tocó el sitio de su corazón—. Y eso me encanta, por eso me enamoré de ti. Tú eres mi regalo especial.

Oh, Tomi, te amo tanto, nunca habría encontrado un hombre mejor que tú.

Lo mismo digo, eres lo más especial que me ha pasado en la vida.

¿Crees que seguiremos pensando lo mismo en unos años más?

No lo sé. ¿Quieres quedarte unos años más conmigo, para que lo averigüemos?

Claro, me quedaré toda la vida a tu lado.

Perfecto, porque no planeo dejarte ir.

Regresaron a casa muy acaramelados y la otra pareja lo notó de inmediato.

Parece que vieron algo interesante en su paseo —dijo sonriente Gordon.

Vimos una tienda colombiana de jugos tropicales, vinimos a invitarlos para que vamos después de comer, ¿les parece? —Ofreció el trenzado, contento.

A mi me fascinan los juguitos tropicales. —El pequeño se relamió los labios.

¿Ya los probaron? —cuestionó Simone.

Sí, Billy no se pudo resistir —respondió su esposo con una sonrisa.

Bueno comamos para que no se enfríe. —Sugirió la mujer.

Se sentaron en la mesa de la cocina, porque era mucho más familiar que el gigantesco comedor principal. Tuvieron una charla muy amena y de vez en cuando, Bill acariciaba la pierna de Tom por debajo de la mesa.

El trenzado pensó que el juguito tropical sí era afrodisíaco para su moreno. Sonrió, sintiéndose de suerte, ya que llevaban dos semanas sin nada más que caricias. Obviamente, él no forzaría a Bill, porque estaba seguro de que ese período de abstinencia era por su pequeño hijito que lo cansaba mucho y se preguntó si a medida que avanzara el embarazo eso sería peor. Lo amaba y lo respetaba, pero ahora que su cuerpo tenía más formas, lo provocaba y excitaba mucho más. Algunas veces quería hacerle el amor en plena Academia, pero en fin…

«Ojalá esta noche tenga suerte»

Estuvo todo delicioso Simone, gracias —dijo el pelinegro dando un bostezo—. Lo siento, estoy agotado y me gustaría descansar un poco.

¿Por qué no duermen un rato? Mientras Gordon y yo damos un paseo.

Claro, es justo que también disfruten de la playa. —Agregó sosteniendo la mano de su Bill.

¿Vamos, cariño? —Invitó el pelinegro, jalándolo hacia las escaleras.

Con cuidado, amor, no quiero que vayas a resbalar.

Ya te dije, Tomi, que estoy embarazado, no inválido. Ven, date prisa.

Lo que mandes, bebé. —Al entrar en la habitación, Tom vio como se descalzaba y se quitaba la ropa rápidamente.

¿Qué esperas? —preguntó al ver que sólo lo miraba divertido.

¿De qué?

Quítate la ropa, amor, no ves que quiero jugar contigo —dijo muy sensual y alzando la ceja como le encantaba a su marido.

Vaya. —En dos rápidos movimientos, Tom quedó sólo en bóxer.

Ven aquí. —Mandó el menor.

Bill lo abrazó y devoró sus labios con pasión. Prácticamente lo arrojó a la cama y se frotó contra su trenzado marido—. Lo siento mucho, Tomi.

¿El qué? Mmm. —preguntó gimiendo, al sentirlo contra su dura erección.

El no haberte hecho nada rico estos días. Aaahhh.

Disculpa aceptada, ahora continua. —Bill prosiguió con sus besos y lametones. Lo besó por todo el pecho y para Tom, volver a sentir su lengua sobre su cuerpo, era alucinante.

¿Te gusta esto? —preguntó el pelinegro, succionándole el pezón derecho.

A-ja, mmm —Jadeó su respuesta.

¿Quieres que siga? —cuestionó, gateando sobre Tom, casi felinamente.

Sigue, sigue, soy todo tuyo.

¿En serio eres mío, Tomi? ¿Mi Tomi? ¿Todo, todito?

Grsgh —Tom no podía hablar, cuando sintió que la mano de Bill atrapó su miembro con decisión.

Esa no es una respuesta. —Alegó el moreno con un puchero.

Todo, todito tuyo amorcito, mmm. —El pequeño seguía masajeando la longitud del trenzado, que crecía con cada nueva caricia— ¿Acaso hoy tú me vas a hacer el amor?

No, yo me entrego a ti.

En ese caso. —Tom lo levantó y suavemente lo puso contra el colchón besándolo—. Deja que me haga cargo. —El moreno sonrió satisfecho, ya se había encendido lo suficiente, ahora se dejaría hacer—. Bendito jugo tropical.

¿Crees que sea eso, mmm?

No sé, pero te daré ese juguito más a menudo, lo prometo aaahhh. —El mayor quitó sus últimas prendas de ropa y se puso entre las piernas de su amado esposo.

Vamos, amor. —Pidió el pelinegro.

¿Ansioso?

Bastante —respondió con esa sonrisa para nada angelical, la que usaba sólo en ese tipo de situaciones.

Lo que mandes, Bill. —Lo preparó rápidamente, entre jadeos y gemidos de placer. Cielos, como le ponía escucharlo así—. ¿Estás listo?

Mucho. —El mayor entró en él, despacio, pero con decisión—. Aaahhh.

Oh, Dios Billy, siempre eres tan estrecho que me encantas. —El chico sólo sonrió y se entregó al placer.

A medida que los minutos pasaban, Tom se movió más fuerte, porque su esposo gemía de gusto—. ¿Está bien así? ¿No te hago daño?

Para nada. Diooosss está muy bueno.

Bien. —Siguió así, rápido y profundo, pero disfrutando de cada gesto del rostro de su esposo. Le encantaba verlo así de entregado. Dos estocadas más y ambos se corrieron—. Te amo, Billy.

Lo sé y yo te amo también, con todo el corazón.

No quiero presionarte, pero sería bueno que esto se repitiera, ha sido increíble.

Lo sé y lo haremos. —El pequeño le sonrió, pero esta vez dulcemente.

Tom lo abrazó con cariño y protectoramente. Cerró los ojos sintiendo la respiración de su amado, acompasada y tranquila. Se estaba sumergiendo en un profundo sueño.

&

Bill se sentía tan bien, tan relajado después de haber hecho el amor con Tom, que podía oír cada sonido del ambiente, era como que estaba hipersensible. Se acurrucó más en el abrazo de su esposo, cuando sintió algo diferente, era raro… nunca lo había sentido… Hasta que de pronto se dio cuenta. Se sentó rápidamente y gritó.

¡Oh Dios mío, Tom! —El trenzado al sentir que se movió tan deprisa, hizo lo mismo.

¿Qué te pasa? —preguntó un tanto asustado.

El bebé… el bebé se mueve. —Una enorme sonrisa apareció en su rostro.

¿Dónde? —Bill tomó su mano y la puso sobre su vientre.

OMG lo siento. OMG. —Estaban los dos alucinando.

Nuestro hijo, Tomi, es él… te está saludando. —Los ojos del pelinegro se llenaron de lágrimas.

Amor —dijo Tom besándolo, incapaz de decir algo más, pero sin sacar su mano del vientre de su marido.

Tu bebé, el fruto de nuestro amor. —Agregó Bill, pensando que era cursi.

Dios, Bill, soy el hombre más feliz de este mundo y todo gracias a ti. —La barriguita de Bill se veía enorme en esos instantes, porque estaba totalmente desnudo.

Va a ser grande como tú y siéntelo… cómo patea.

¿Te duele? ¿Te molesta? —indagó le mayor, un poco preocupado.

No, es… raro… lo puedo sentir y es genial.

Te amo, bebé, te amo tanto.

Y ahora nosotros te amamos también. ¿Te das cuenta? Ahora se hace presente, él está ahí y te saluda. —Ambos lloraron de felicidad. Era un momento tan mágico, tan íntimo, tan especial para la pareja.

Hola hijo, aquí están tus padres, debes estar sanito y cuidar a papi Bill, para que no se ponga malito, ¿está bien? —Una patada.

¿Lo sentiste? Te respondió. Es increíble, es tan inteligente. —Bill estaba realmente feliz.

Me siento taaaannnn mmmm no sé, genial —dijo Tom, besando a su pareja—. Hay que contarle a todos. Espera… ya no se mueve. —Se preocupó—. ¿Eso es normal?

Yo creo que sí, el bebé duerme, no se mueve todo el día —respondió Bill, pensando en sus lecturas sobre “Maternidad responsable”

Vamos a ducharnos para contarle a mamá. Ah, después hay que publicarlo en el Facebook, para que lo vea tu familia. Dios mío, Bill, esto tan emocionante.

Ya lo creo que sí. —Al pelinegro le daba tanto gusto ver así a su adorado esposo y todo gracias a esta cosita que estaba dentro de él. No pudo menos que suspirar.

Ven, bebé, vamos a bañarnos —dijo tendiéndole la mano. Bill lo siguió gustoso.

&

Al sentir por primera vez a su bebé, Tom se llenó de una ternura inmensa. Quería contarle a todo el mundo que su hijo estaba dando señales de vida, que se movía, que se estaba manifestando en este mundo. Se sentía tan PADRE, eso, ahora era un PAPÁ, y eso lo llenaba de orgullo. No podía evitar imaginarlo jugando a la pelota, o en su primer día de clases, o cuando le enseñara a tocar la guitarra, o cuando quisiera tener novia. ¡Aaahhh! Era emocionante pensar en el futuro y eso inevitablemente, lo hacía imaginarse a Bill junto a él, tomados de la mano. Ahora Tom no podía concebir la vida sin su amado Bill.

Después de cambiarse y arreglarse, bajaron a la primera planta, pero ni Simone, ni Gordon estaban, así que fueron a la playa nuevamente, para contarles su maravillosa experiencia.

Caminaron por un rato, hasta que llegaron otra vez al local colombiano de los “Juguitos mágicos”.

Cielo —llamó Tom apretando la mano del otro—. ¿Te apetece otro juguito?

Por supuesto, cariño. —Entraron al local y en una mesita estaban Gordon y Simone muy acaramelados, tanto, que al verlos se sonrojaron.

Hola. Tenemos una gran noticia —comentó el moreno—. ¡El bebé se movió! —La madre de Tom gritó y abrazó a Bill, Gordon abrazó al trenzado y este no podía despintar la sonrisa de su cara.

¿Es la primera vez? —preguntó la mujer emocionada.

Sí, me pateó fuerte —respondió de lo más feliz, el pelinegro.

Será como Tom, además se nota, tu pancita ha crecido bastante.

¿Cierto que sí? —El menor estuvo de acuerdo. Y la acarició.

Pediré más jugo. —Ofreció Gordon—. Esto hay que celebrarlo.

Y así estuvieron, casi toda la tarde hablando del bebé y tomando jugo tropical, fue estupendo.

Cuando comenzó a refrescar, decidieron regresar a la mansión. Bebieron chocolate caliente y se retiramos a sus habitaciones a dormir. Pero para Tom sería otra historia.

Tomi, cariño —susurró el pelinegro, gateando sensual por la cama.

Dime, amorcito.

¿Qué le ponen al juguito que me siento tan juguetón? —preguntó con esa sonrisa lasciva que tanto adoraba su marido.

Es porque es tropical, te pone la sangre caliente —contestó, atrayéndolo hacia su cuerpo.

¿Qué tal si hacemos que se vuelva a mover el bebé? —Sugirió, besándolo.

De acuerdo. —Y la noche cobró vida.

La pareja se amó con desesperación y ternura. Se entregaron como solo ellos podían hacer: por completo. Y a pesar de que después de acabar, el bebé no se movió, la sensación de satisfacción se hizo presente en ambos.

Te amo, Tomi, siempre lo haré. —Y su esposo lo abrazó más fuerte.

Y yo a ti. Gracias por hacerme tan feliz.

Si eres feliz, entonces yo también lo soy.

& Continuará &

¿Les gustó el paseo tropical? Espero con ansias sus comentarios. Pero, como todo ha sido demasiado “rosa”, el siguiente capítulo vendrá con algo de drama. No se pierdan “Pesadilla”. Besos y gracias por seguir visitando la página.

Escritora del fandom

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