20: Pesadilla

Algo pasa en este capítulo que pone en riesgo el bienestar de Bill y el bebé, haciendo sufrir a los protagonistas. Espero les guste. Besos.

Regalo Especial” Fic Twc de MizukyChan

Capítulo 20: Pesadilla

& Cinco meses y dos semanas. Día viernes &

La joven pareja había estado ensayando para la “Presentación” que pronto tendría lugar en la Academia. Este era un evento esperado por toda la comunidad, en donde los alumnos y profesores hacían gala de sus habilidades, lo cual animaba a jóvenes de la zona a inscribirse y participar también en la Academia de música de la señora Eva Albornoz.

Durante el receso, Bill se dio cuenta que tenía muchas llamadas perdidas con el número teléfono de su madre y pensando que era una emergencia llamó.

¿Hola, mamá, estás bien? —preguntó asustado.

Mi pequeño, estoy tan feliz, hoy vino Raúl y me regaló una foto tuya mostrando la pancita, te ves adorable. —Suspiró por la línea.

Dios, mami, pensé que algo malo había pasado —dijo también suspirando, pero de alivio.

Ahora la tengo conmigo, es mi pequeño tesoro.

¿Mamá, estás sola? No quiero que papá se enoje contigo.

No te preocupes, además ahora me enfrento a él, él no puede prohibirme amarte, eres mi hijo, ¿no? Una madre no puede dejar de amar a los hijos sólo porque el pastor lo diga. —No hizo más que terminar la frase y el moreno sintió un golpe al otro lado.

¿Mamá? —llamó, alzando la voz— ¡¿Mamá?! —Gritó esta vez. Tom se puso a su lado.

¿Qué ocurre, bebé?

¡Algo lo pasó a mamá! Voy para allá —dijo resuelto.

Eva, que estaba en la cafetería vio la expresión de horror del pelinegro y le autorizó a retirarse.

Vamos, Bill. —Mandó el de trenzas—. Ponte el cinturón. —Así lo hicieron y el de trenzas manejó rápido hasta la ex casa de su esposo.

Al llegar, bajaron corriendo y vieron al padre de Bill gritándole a la mujer. Ella lucía un ojo morado y tenía una escoba como barrera protegiéndose de su esposo. Bill corrió a su lado y Tom se puso enfrente de ambos.

¡Ya basta! —Gritó el pelinegro— ¡Deja a mi madre en paz!

Tú eres el culpable de todos los problemas de esta casa. —Gruñó amenazante el hombre.

Es suficiente, vamos al hospital a “Constatar lesiones” y usted señor, pasará por lo menos una noche en prisión. —Amenazó Tom con seriedad. Se volteó e iba a sacarlos de la casa, pero entonces el hombre tomó fuertemente un hombro de Bill y lo arrojó al suelo, éste cayó feamente y se quejó del dolor.

¡Aaahhh! —Jadeó el más pequeño en el suelo. Su panza bastante abultada quedó a la vista y eso horrorizó al padre.

¡Santa madre de Dios! Eres una abominación de la naturaleza, tú y tu familia están maldit… —No alcanzó a terminar la frase y Tom le propinó un sonoro golpe en la mandíbula que lo tiró lejos de ellos.

¿Billy, estás bien? —preguntó profundamente asustado.

Me duele. —Se quejó el moreno.

Vamos al hospital. —Pidió completamente segura la señora Adriana, ayudando a levantar a su hijo.

¡Lo voy a demandar! —Gritó Tom al hombre del piso, pero éste no salía de su asombro de haber visto a su hijo varón, con un estómago de embarazo.

Vamos, Tom, apresúrate. —Afirmó la madre de Bill, preocupada porque los dolores no dejaban a su hijo.

Tom llamó por celular al doctor explicándole la situación y al llegar, aunque Bill se sentía mejor, lo internaron, llevándolo en la camilla como si fuera un caso muy grave.

Tom, quedamos en que esto no volvería a ocurrir —dijo serio el médico.

Lo sé, llamaré a la policía y levantaré cargos en contra del padre de Bill, es un peligro.

Hazlo, voy por Bill —comentó serio, yéndose tras la camilla.

¿Tom? —llamó la señora a su lado—. ¿Crees que sea necesario ir con la policía?

Mírate, Andriana, estás golpeada, y no sabemos qué pueda pasarle a Bill, ruega a Dios que no sea grave o yo mismo lo mato. —La mujer se sorprendió.

Estás hecho todo un padre.

Tú sabes que por Bill yo hago lo que sea. Ahora acompáñame.

Ambos fueron a recepción donde los transfirieron para ser atendidos por un oficial de policía y constatar lesiones por violencia intra-familiar. La mujer se sentía un poco avergonzada, era la primera vez en su vida que se “rebelaba” contra su esposo, siempre fue sometida por golpes, humillaciones e insultos, pero gracias a que Bill le abrió los ojos, estaba decidida a que los malos tratos terminaran. Tom la acompañó a todos los trámites y le dio su apoyo, incluso le ofreció quedarse en su casa, así estaría segura y cerca de Bill. Ella dijo que lo consideraría, pero agradeció el gesto.

¿Vamos a ver si Bill está bien? —Sugirió la señora.

Fueron a recepción nuevamente y les informaron que el paciente había sido transferido a una habitación personal. Se dirigieron ahí y, al entrar, se sintieron rodeados por el sonido de los latidos del corazón del bebé. Bill yacía profundamente dormido con las manos en su vientre, acunando a su hijo. El de trenzas conmovido por la escena se acercó en silencio y con cuidado depositó un beso en la frente de su esposo.

Se ve hermoso cuando duerme —dijo al aire, su suegra asintió. Estuvieron en silencio hasta que la puerta se abrió y entró el médico.

¿Doctor Jost, va todo bien? —preguntó el de trenzas.

Tom, necesito hablar contigo, puedes acompañarme a mi oficina. —Eso era malo, muy malo, el doctor siempre le daba cualquier resultado en la habitación, como algo normal, nunca ocultando nada, esta vez lo llevaba a su oficina, debía ser grave. Tom apretó los puños y lo siguió en silencio—. Toma asiento. —Lo invitó, una vez dentro.

¿Qué ha pasado? —indagó el de trenzas, totalmente tenso.

Un golpe, eso ha pasado. Ya te conté que aunque Bill es joven y fuerte, no estamos seguros de la fortaleza de sus órganos internos femeninos.

Entiendo —respondió, cruzando las manos en su regazo.

Con los estudios realizados hemos encontrado una burbuja, o más bien rastros de una burbuja. —Suspiró—. Pero debo ser franco, sólo vimos el eco de la burbuja Tom, no podemos estar seguros de que haya estado ahí realmente.

¿Una burbuja? No entiendo, explíquese doctor. —Pidió el trenzado, dudoso.

El pequeño respira a través de Bill, Tom. Si entró una burbuja de aire y pasó por el cerebro del bebé hablamos de daños neurológicos graves. —El ambiente se tensó.

¿Daños neurológicos? ¿A qué se refiere?

Físicamente el bebé sigue absolutamente normal, pero no podremos estar seguros de la intensidad del daño hasta que el niño nazca, incluso podríamos enterarnos después de meses de nacido.

¿Qué tan grave puede ser el daño?

Puede ocasionar demencia, síndrome de down, poca coordinación motriz, no estamos seguros.

¡¿Mi bebé será discapacitado?! —Exclamó suavemente, con lágrimas en los ojos.

Tom, quise hablar contigo, porque Bill es muy sensible. —El de trenzas estaba llorando.

No le diga nada, que termine su embarazo tranquilo. —Pidió con la voz quebrada.

Tom, no llores, lo que quiero decir es que fue sólo un eco en el ultrasonido, tal vez no sea nada y el bebé salga normal, pero debes estar consciente de que el niño sí podría tener esos problemas. —El joven se limpió la nariz, pero sus lágrimas no cesaban.

Bill va a sufrir mucho, él ama al bebé, dice que es muy inteligente. —Lloró con más desesperación—. De hecho, nos contestaba con pataditas —explicó tratando de esbozar una sonrisa—. Dígame, he oído que los niños especiales no viven mucho —dijo casi ahogándose con sus palabras.

Es verdad, la esperanza de vida de los niños con síndrome de down es de 7 años, lo que viva después es un regalo de Dios.

¡Oh, no!

Hay algunos chicos que viven hasta los 20. —Agregó para tratar de alegrarlo.

Mi pequeño… —Lloró.

Lo siento mucho. Todo padre espera a un hijo normal.

Y todo es por culpa de ese hombre despreciable. —Gruñó reflejando todo su dolor en esa frase.

Prepararé un documento para que lo presentes en la policía contra él.

Gracias doctor.

El joven se fue a la cafetería, tratando de calmar su llanto. Debía prepararse para enfrentar a Bill sin decirle nada, él se haría cargo, él debía ser fuerte, él es el padre de la familia y debe ser el pilar, la fortaleza. Pero ahora sentía que necesitaba ayuda, sentía que si se trataba de su bebé, él no era lo suficientemente fuerte. Él sería capaz de luchar contra el mundo, de golpear a todos, pero qué hacer en este caso, qué hacer para ayudar a su hijo a ser normal, no podía, estaba atado de manos, no podía pagar por un milagro.

Tras coger unos chocolates para Bill, se fue hacia la capilla a un lado del Hospital. Llegó ahí y fue hasta el altar. Había un Virgen con un niño en brazos, se arrodilló allí y volcó todo su corazón en llanto. Rezó como nunca en su vida había hecho. Le pidió a esa virgen que, ya que ella era madre, le ayudara a enfrentar lo que venía, a ser fuerte, porque cuando Bill se enterara él se derrumbaría. Bill caería en depresión y necesitaba tener fortaleza para elevarlo de ese estado caído, por el pequeño.

Tras desahogarse por completo y sintiéndose más seguro, el de trenzas se dirigió a la habitación de Bill. Al verlo oliendo sus manos sonrió.

Hola amor, ¿estás mejor? —preguntó acercándose y dándole un beso en los labios.

Sí, me pusieron un calmante y me dormí, pero me siento estupendamente. Mira Tomi, huele.

Mmmmm que rico, es…

Coco. Una crema de mamá. Me dio un antojo de frutas tropicales y lo que teníamos disponible fue…

Una crema de manos —respondió Adriana.

Entonces eres afortunado. —Agregó Tom con una sonrisa y sacando los chocolates—. Mira, este tiene relleno de coco.

Dámelo, dámelo, dámelo. —Se lo echó casi por completo a la boca—. Mmmm, está buenísimo, genial. Tomi mmm —dijo con la boca llena—. ¿Qué haría yo sin ti? Mmm rico, rico.

Me alegra que te haga feliz, bebé.

Bueno, chicos, será mejor que regrese a casa.

¿Estás segura, Adriana? ¿Por qué no te quedas con nosotros hoy? —preguntó Tom preocupado.

No te preocupes, tú tendrás suficiente con cuidar a Bill, además hablé con Esteban y viene en camino.

No te irás hasta que Esteban llegue, ¿ok? —Volvió a decir el trenzado.

Está bien, eres muy sobre protector, pero te haré caso.

¿Qué te dijo el doctor, amor? —preguntó el pelinegro con la boca con chocolate— ¿Hablaste con él, verdad?

Sí, todo va bien —contestó bajando la mirada.

¿Y por qué te citó a la oficina?

Porque me reprendió, él dijo que no era sano que estuvieras estas caídas en tu estado y menos con el tiempo que tienes, es peligroso. Pensar en tu caída me enoja mucho.

Tranquilo, Tomi.

Nada de tranquilo, tu padre hoy dormirá en la cárcel. Al menos será un día, después dependerá de usted Adriana.

Lo sé. —La puerta se abrió y entró el hermano mayor de Bill.

Hola a todos. —Casi corrió a su hermano—. He visto las fotos, vamos Billy, muéstrame a mi sobrinito —dijo casi babeando.

Gracias por mi saludo. —Regañó Adriana, fingiendo enojo.

Mamita linda. —Le besó la mejilla—. A ti te veo siempre. —Sonrió—. Qué lástima que tenga que pasar algo malo para reunirnos. —Expresó con pesar.

Es verdad. —Agregó Tom—. ¿Les gustaría venir un fin de semana a nuestra casa en la playa, para que pasen más tiempo con mi Bill? —preguntó con una sonrisa.

¿Lo dices en serio? —dijo Bill radiante.

Claro, por algo pasan las cosas y me encantaría conocer al resto de tus hermanos.

Pero somos muchos —comentó Esteban algo inseguro.

Habrá espacio para todos. Venga, ¿qué dicen? Este fin de semana sería estupendo.

Está bien, yo llamaré a los demás y nos juntamos todos. —dijo feliz Esteban pasando su mano por el vientre de Bill—. ¿Y qué hay de papá?

Seguro estará en la cárcel hasta mañana y cuando llegue a casa no encontrará a nadie con quien desquitarse —dijo Adriana, sorprendiendo a todos—. ¿Qué? Es la verdad. —Agregó valientemente.

Entonces nos vemos mañana por la mañana todos en la casa de Adriana. Yo llevaré una furgoneta para los que no tienen vehículo. —Dijo el de trenzas cerrando el trato.

¡Hecho! —Exclamó Esteban—. Bueno, hay que preparar todo, así que nos vemos.

¿Te gustaría pasar la noche aquí? —Le preguntó el de trenzas a su esposo.

No, ya sabes que prefiero la comodidad de mi cama —respondió besándolo suavemente.

Bien, iré por el doctor Jost. —Se retiró un momento y habló con el médico, quien hizo lo necesario para dar el alta a Bill.

Se fueron tranquilos, Bill no se quejaba, pero sí tuvieron que pasar por una farmacia para comprar Shampoo de coco, acondicionador de coco y una crema corporal de coco, todo por el nuevo antojo del pelinegro.

¿Quieres comer algo, Billy?

No, cielo, he comido mucho chocolate y galletas de coco, creo que es suficiente.

Pero esa no es comida. —Lo regañó Tom, pero con una sonrisa.

Lo sé, pero tienen a mi guatita contenta.

Está bien.

¿Tomi? ¿Podrías… podrías… —El de trenzas entró a la pieza y lo miró, estaba desnudo, salvo por sus bóxers negros.

¿Qué amor? —preguntó abrazándolo por la espalda—. Sabes que haré lo que quieras. —Besó su cuello.

Quiero que me pongas cremita de coco, porque tus manos me relajan mucho. —El otro joven sintió que el fuego que lo había invadido desapareció de repente.

Está bien. ¿Así de pie, o te acuestas?

En la camita, así es más rico. —Pobre Tom, su cara era un poema. Sin embargo, esperó a que Bill se acomodara en la cama y le aplicó la crema, asegurándose de masajear bien y así calmar a su querido esposo—. Aaaaahhhh —Se le escapó un jadeo al menor—. Deberías ser masajista, tus manos son tan ricas.

Mis manos son toscas y callosas por la guitarra.

Yo amo tus manos, Tomi, de hecho te amo enterito.

Y yo a ti. —Continuó aplicando la crema, hasta que sintió la respiración pesada de Bill y se dio cuenta que este dormía. Lo cubrió bien para que no pasara frío y lo abrazó.

Pero la noche no trajo descanso al chico de trenzas. En sus sueños pensaba en su futuro hijo, veía sus ojitos tan característicos del síndrome de down. Lo veía tomado de su mano. Y vio su funeral, su rostro de niño lo atormentaba en sueños. Sin poder evitarlo lloró en sus sueños. Su esposo sintió como el brazo que lo cuidaba se movía de manera extraña. Abrió los ojos y se volteó. Su Tomi lloraba, tenía una pesadilla.

¿Amor? ¿Tomi? —Lo movió con cuidado.

Bebé… —murmuró entre sollozos el de trenzas. No podía despertar de su estado de angustia.

Tomi, despierta. Estás soñando. —Lo besó y lo abrazó. Comenzó a hacerle cariño, hasta que el llanto se calmó. La respiración se hizo más pausada. Bill pensó que se había vuelto a dormir, pero no.

Gracias, amor —dijo besando su frente.

Estabas teniendo una pesadilla —comentó como si no fuera obvio—. ¿Qué soñabas?

Algo muy triste —respondió, secándose una lágrima traicionera que se escapó.

¿Cuéntame?

No quiero.

Dime, no quiero que sufras solo. Mencionaste al bebé.

Fue sólo un sueño —dijo tratando de restarle importancia.

Quiero compartirlo contigo. —Insistió el pelinegro— Vamos, ¿no me tienes confianza?

No es eso. Es sólo que todo lo que tenga que ver con nuestro hijo me altera mucho.

Lo sé, lo amas demasiado.

Después de unos segundos de silencio, el trenzado susurró muy bajito—. ¿Bill, qué harías si nuestro pequeño fuera discapacitado? —preguntó para sacarse el peso que cargaba.

Tomi, si amo a este niño así, imagina cómo aumentaría mi amor por él si fuera discapacitado. Lo amaría el triple, porque me necesitaría más.

¿No te daría pena?

Mi amor, guardaría la pena y la convertiría en fortaleza para proteger y cuidar a mi niño.

Es que soñé eso.

Sabes, yo oro todas las noches a Dios para que cuide a mi familia, es decir a ti y al bebé. Pero sé que la vida siempre te recompensa por los sufrimientos. A mí por ejemplo, me guió a ti, nos amamos, nos casamos, vamos a tener un hijo y tú heredaste una fortuna. Entonces, como he recibido tantas cosas buenas, siempre pienso que tal vez me toque sufrir con mi hijo. Al parecer físicamente estará bien, pero no sé cómo funcionará su cabecita. Si me toca un niño “Especial” pues lo recibiré con los brazos abiertos, porque Dios me ha bendecido con tanto que no podría quejarme. Y sería muy bueno para el bebé nacer en esta familia donde tú eres tan bueno.

Oh, Billy, no sabes cómo me sacas un peso de encima. Saber esto me da más tranquilidad y me asombra conocer esta nueva faceta tuya. Eres un ser humano increíble y te amo más cada día. Ven acá. —Lo abrazó—. Ya no tengo sueño y tú hueles delicioso, ¿me dejas comerte?

Seré tu fruta tropical. Acepto. Hazme el amor. Aprovechemos que estamos despiertos.

Y así la joven pareja aprovechó las penumbras de la habitación para hacer el amor.

& Continuará &

Chicas no sé nada de medicina y todo lo que puse hoy, son sólo delirios de mi mente para continuar el fic, soy tan mentirosa, pero créanme que es sólo para que la historia siga fluyendo.

Muchas gracias por seguir visitado el sitio y no olviden dejar un comentario, que son como mis galletas de coco, después de un antojo tropical.

Escritora del fandom

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