Gente bella, no olviden que hoy actualicé doble, así que retrocede el lee el capítulo anterior antes de este especial.
Capítulo Especial: Chantelle Vs. Gustav
Parte VII Nuevas uniones
I never thought I’d need you there when I cry. And the days feel like years when I’m alone. When you walk away I count the steps that you take. Do you see how much I need you right now?
(Nunca pensé que te necesitaría cuando llorara. Y los días parecen años cuando estoy solo. Cuando te fuiste, conté los pasos que diste. ¿No ves cuánto te necesito ahora?)
(Lunes, dos semanas después de las competencias)
Tras haber obtenido varios triunfos en las primeras competencias deportivas, los corredores tuvieron una semana libre de prácticas, pero el grupo de porristas debía seguir entrenando, pues animarían a los diferentes equipos representantes de la escuela, y obviamente tendrían que participar en sus propias competencias de Cheer Leaders.
Gustav Schafer seguía en su asignación de proteger a Chantelle Page, fingiendo ser su novio ante el resto de la escuela y así evitar sospechas por su constante cercanía.
Como todo día lunes, los alumnos caminaban casi como zombies al terminar las clases por la tarde, ya fuera por el cansancio o por el estrés adicional que sentían ya que la “diva” de la escuela se paseaba con un humor del demonio por todos los recintos, humillando y maltratando a cuantos se cruzaran por su camino.
Ignorando los ademanes ofensivos de Bill Kaulitz, Gustav tomó su bolso y se apresuró a las instalaciones deportivas para vigilar a la rubia. Al verla junto al resto de sus compañeras, procedió a recorrer con la mirada el resto del estadio, reconociendo a Trumper y a los otros alumnos, sin embargo el rubio tenía un presentimiento. Agudizó sus sentidos, mirando en todas direcciones, buscando algo fuera de lo común y al no encontrar nada, tomó su celular y marcó.
—Tobi —le saludó de manera informal.
—Gustav, ¿todo bien? —preguntó el adulto con su voz gruesa.
—Sí, está despejado ¿y por tu lado?
—Nada, las cámaras no muestran nada extraño, salvo dos vehículos que no había visto antes. Tal vez son amigos de los alumnos —comentó el agente.
—¿Enviaste a alguien? —preguntó el rubio levantándose y caminando rumbo al aparcamiento para revisar por él mismo aquellos extraños autos.
—No, los guardias están distribuidos como siempre. Además, aún hay alumnos en los clubes y en los talleres deportivos —explicó Tobi—. Debemos descartar a los nuestros en primer lugar.
—Bien, ahora mismo voy a vigilar.
—No te arriesgues y mantén tu celular encendido —mandó el adulto.
—Correcto —terminó el rubio, cortando la llamada.
Continuó con su caminata hasta que logró distinguir aquellos vehículos justo cuando un profesor sonreía y se subía a uno de ellos junto a una mujer que no conocía.
«Eso comprueba la teoría de Tobi, el auto azul se fue, sólo queda uno desconocido»
El vehículo restante, una camioneta roja, llamó más la atención del rubio. Miró en todas direcciones, asegurándose de que estaba solo y procedió a acercarse. Escudriñó al interior de la cabina y vio un estuche negro muy sospechoso. Tomó su celular de inmediato y marcó.
—Tobi, ¿puedes verme? —preguntó al sentir que la llamada entraba.
—Te veo. El auto azul se fue.
—Lo sé, era un profesor con una amiga, novia tal vez. Pero esta camioneta tiene un estuche sospechoso, seguro contiene material de hospital.
—Jeringas.
—Exacto. Regresaré con Chantelle. Avisa a los demás.
—Cuidado, chico —advirtió el adulto y colgó la llamada.
Rápidamente el rubio se encaminó al estadio, cuando vio a las chicas, un ruido lo distrajo y no pudo evitar el golpe que recibió justo en la cabeza, dejándolo inconsciente.
El joven que lo golpeó, lo arrastró por las piernas, hasta dejarlo bajo unas gradas alejadas que nadie utilizaba, donde otro chico con apariencia de estudiante le entregaba dos jeringas previamente preparadas con la droga.
El grito de las porristas, atrajo a los jóvenes y se dirigieron hacia el grupo mirando desde las gradas como las rubias dejaban la escuela.
Como siempre, Chantelle siguió al corredor solitario e inició una conversación con él, sin percatarse que lentamente los dos chicos que en un principio sólo observaban, poco a poco se acercaban hacia ellos con claras intenciones de atacarlos.
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Con un fuerte dolor de cabeza, Gustav abrió lentamente los ojos, recordando lo último que debía hacer “proteger a Chantelle”, sin importar la nausea que sintió por ponerse de pie tan rápido, corrió desde las gradas y gritó fuertemente.
—¡Chantelle, corre! —la rubia y el rastudo miraron en su dirección, notando a los otros dos, que también giraron al oír el grito.
—¡Cabrón! —gritó uno de los perseguidores, al ver que el rubio se había recobrado demasiado rápido del golpe que le dieron.
—Debimos inyectarlo a él también —gruñó el otro chico.
—¡CORRE! —volvió a gritar el rubio.
Tom cogió la mano de la rubia y emprendió la carrera, mientras los otros hombres retomaban la misión de atacar a los chicos. Gustav corrió también siguiendo a la porrista, mientras marcaba su celular, y gritaba a Tobi que estaban en problemas.
Finalmente, uno de los hombres alcanzó a Chantelle, sin embargo no pudo hacer nada, pues Tom le propinó un golpe en el brazo tirando la maldita jeringa, retomando la carrera con la rubia.
—¡No! —gritó la chica a todo pulmón, sintiendo que el otro hombre le jalaba el cabello.
Esta vez uno de los hombres se lanzó sobre Tom, sujetándolo por la espalda, mientras el otro trataba de golpearlo. Usando sus habilidades de capoeira, el rastudo se impulsó sobre el chico que lo sujetaba para liberar sus piernas y patear al otro.
—¡Corre! —le gritó a la rubia, sabiendo de antemano que ella era la víctima.
Gustav llegó y ayudó al de rastas y entre ambos golpearon a los atacantes, entre patadas y puñetazos, las letales jeringas quedaron tiradas en el suelo, cosa que la rubia aprovechó. Las tomó y las alejarló de sus amigos.
—¡Tobi! —gritó Chantelle al ver al agente a lo lejos, afortunadamente venía con otros dos guardias, justo a tiempo cuando uno de los agresores sacaba un arma cortante.
Tom la esquivó lo mejor que pudo, recibiendo sólo un leve corte en el brazo. El fuerte sonido de un disparo dejó a Tom estático, cuando su atacante caía sujetándose el hombro sangrante.
—¡Alto! —gritó el agente. Y los traficantes se tiraron al suelo, rendidos.
—¡Gus! —gritó Chantelle corriendo en dirección al rubio, que no se había dado cuenta que sangraba—. ¿Estás bien? Tienes una fea herida.
—¿Y tú? —Preguntó él mirándola por todas partes, en busca de alguna lesión—. ¿Te encuentras bien?
—No me inyectaron —le aseguró la chica y él asintió, sintiéndose más tranquilo.
—Tom, estás sangrando —dijo Gustav, acercándose al de rastas, quien estaba tan lleno de adrenalina, que no se había percatado de la herida en su brazo.
—Oh —dijo él reaccionando y viendo que su playera de la escuela tenía un corte y que de allí brotaba algo de sangre.
Los guardias esposaron a los atacantes, mientras Tobi terminaba de llamar a la ambulancia. Luego miró a los chicos con seriedad y agregó.
Creo que debemos solicitar una asamblea estudiantil, debemos contarle a todo el resto de los alumnos que están en peligro.
—Pero la víctima era yo —dijo la rubia—. Lo más probable es que el director no permita que surja el pánico entre los estudiantes y sus familias.
—Pero por atacarte a ti, estaban dispuestos a inyectar a Trumper —explicó Tobi—. No dudarán en dañar a otra persona.
—Tiene razón —corroboró uno de los guardias—. Las porristas son presa fácil —la rubia puso expresión de terror al pensar que sus amigas pudieran sufrir por estar a su lado.
—La policía ya viene —dijo el otro.
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Chantelle fue a casa, pese a sus gruñidos y rabietas, ya que su padre quería ponerla a salvo lo antes posible.
En el hospital, Tom y Gustav fueron tratados de inmediato, notificando que sus heridas eran leves. Y posteriormente ambos relataron los eventos a los oficiales de la policía encargados del caso.
Después de todo el trámite burocrático, el rubio invitó a Trumper a comer y a discutir lo que acababa de ocurrir.
—¿No avisaste a nadie? —preguntó Gus, pensando que quizás la familia del chico estaría preocupada.
—Llamé a mi trabajo.
—¿Y tu familia?
—No tengo —contó el rastudo, mordiendo su trozo de pizza—. Mis padres murieron hace tiempo.
—Lo siento —el rubio bajó la cabeza, pese a que ahora saludaba a diario a Tom, nunca habían hablado tranquilamente.
—No hay de qué. No lo sabías.
—¿Y qué hay de Kaulitz? Supe que eras su guardaespaldas —comentó el rubio, bebiendo de su vaso—. ¿No crees que estará preocupado?
Tom bajó la cabeza, recordar al pelinegro le causaba un nudo en la garganta. Gustav pareció notar su incomodidad, pues tosió y continuó.
—¿Ya no están juntos?
—Nunca lo hemos estado —respondió Tom a la defensiva.
—No me refiero a que sean pareja —dijo el rubio al notar el sentido que le dio Trumper—. Me di cuenta en las competencias, se veían muy unidos.
—Mejores amigos —agregó el rastudo, aunque el rubio sabía que en verdad esos chicos ocultaban sus verdaderos sentimientos.
—¿Pelearon?
—Algo así.
—Eso explicaría la actitud de Bill estos días. Después de las competencias ha estado furioso y los chicos comunes son los perjudicados.
—Lo sé. Pero no hay nada que yo pueda hacer.
—Uno de los guardias de su casa es parte de la organización a cargo del “caso 69” —explicó el rubio.
—¿Quién es?
—Saki —continuó Gus—. Pero él está solamente en su casa. Tememos que pueda haber otros blancos dentro la escuela.
—¿Crees que intenten atacar a Bill? —preguntó muy preocupado el rastudo.
—Es posible. Por el momento Chantelle es un blanco fijo, pues es una venganza contra la agencia de los Page —comentó el rubio—. Pero no podemos descartar que ataquen a los más prestigiosos y ricos de la escuela. Los Kaulitz, son los primeros en la lista de los más adinerados de la ciudad, y por lo tanto Bill sería el primer blanco, después de Chantelle.
—¿Crees que podrías mantenerme al tanto de este caso? —preguntó Tom, temeroso por el bienestar del cantante.
—Por supuesto. Es más, creo que deberías ser parte de los que resguardamos la escuela —el rastudo le miró intrigado—. Sé que eres un alumno destacado, pero sabes pelear y eso es muy útil en estos momentos.
—No me gusta la violencia —admitió el chico.
—Pero si debes salvar a Bill.
—Lo haría sin dudar.
—Bien.
(Martes. Cuarta semana desde la competencia)
El profesor de “Historia del Arte” no se había presentado y los alumnos debían quedarse en el salón repasando los apuntes entregados la clase anterior, aunque obviamente los jóvenes aprovechaban el tiempo para conversar y ponerse al día con los diferentes chismes que recorrían la escuela.
Gustav aprovechó la hora libre que tenía para vigilar los corredores de la escuela. Estaba a punto de salir del recinto cuando vio que el auditórium tenía las luces encendidas. Nadie debía estar allí a esas horas. Con mucho sigilo abrió las puertas, notando de inmediato que había música, repasó cada rincón, viendo solamente a un estudiante que se hallaba de espaladas a él.
Supo sólo con mirar su atuendo que era Bill Kaulitz y se quedó en silencio disfrutando de la hermosa voz del chico, que entonaba una melodía triste, siguiendo a la cantante original que sonaba en el altavoz de su celular. Pudo notar que la voz del chico se quebró al llegar al coro.
“When you’re gone, the pieces of my heart are missing you. When you’re gone, the face I came to know is missing too. When you’re gone, the words I need to hear to always get me through the day and make it OK. I miss you”
(Cuando no estás, los pedazos de mi corazón te extrañan. Cuando no estás, mi rostro que solía conocer tampoco está. Cuando no estás, no están las palabras que necesito escuchar para soportar el día y hacerlo OK. Te extraño. “When you’re gone” Avril Lavigne)
Gustav presenció la fortaleza del cantante, porque en lugar de detenerse y llorar, cantó más fuerte, como si con esas palabras, estuviera desahogando todo el dolor contenido en su alma. Sintió pena por el chico, y también por su reciente amigo Tom, podía saber que el de rastas también sufría por la “diva”, ya que con tan sólo mencionar su nombre, el jovial corredor, parecía perderse en las nubes.
Para no interrumpir ese momento tan personal, el rubio salió igual de sigiloso y llamó a Tobi, informando que Kaulitz se hallaba solo en el auditórium, en caso de cualquier cosa.
(Miércoles. Cuarta semana desde la competencia)
El profesor de “Historia del Arte” volvió a ausentarse al día siguiente y el director pidió al agente que lo tratara de ubicar, ya que los teléfonos que tenía de contacto no parecían funcionar. Tobi de inmediato dio parte a la policía. Los profesores de la escuela, eran personas sumamente responsables y si llegaban a faltar, era por causa de enfermedad o alguna emergencia que era informada de inmediato al director, por lo tanto esta ausencia prolongada era… sospechosa.
Tobi quería revisar algunos detalles de la investigación con otros agentes y pidió a Gustav, por ser uno de los más versados en tecnología, que se encargara de vigilar la central de cámaras de la escuela. Para ello, el rubio solicitó a Trumper que se encargara de vigilar a Chantelle en la hora del entrenamiento, a lo cual el rasturo accedió sin problemas, en las últimas semanas, la chica se había vuelto una buena compañía para él, sobre todo en aquellos momentos en los que más recordaba a su cantante.
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Al finalizar las clases, las porristas se reunieron en el estadio para ensayar una nueva “performance” que utilizarían en la participación que tendrían como animadoras del club de basquetbol que pronto tendría una competencia.
La mayoría de los presentes se desconcentró ante el despliegue de sensualidad de las chicas y Tom no fue la excepción. Aplaudió cuando la música dejó de sonar y animó a la líder, haciéndole saber que la muestra era excelente.
Al terminar la hora de práctica, los alumnos poco a poco fueron dejando el estadio y Chantelle se quedó como siempre para charlar con su rastudo amigo. Se sentó en las gradas, esperando que el chico terminara su última vuelta.
—Hola Tom —le saludó cuando llegó a sentarse junto a ella.
—Hey. La presentación estará genial. Fue una coreografía muy linda —dijo el de rastas con una sonrisa.
—“Muy linda” —repitió ella con un toque de ironía—. No se supone que sea linda, Tom. Debe ser sexy —dijo la rubia guiñándole un ojo.
—Oh —dijo él avergonzado—. Lo siento.
—¿Acaso no encuentras a las chicas sexies? —preguntó ella sonriente y él rápidamente se sonrojó y se llevó una mano a las rastas.
—La verdad… no tengo cabeza para pensar en eso —comentó Tom mirando al cielo—. Sólo hay una persona para mí y ocupa todos mis pensamientos.
—Oh… ya sabía yo que tenías a alguien —asumió la rubia—. No era normal que estuvieras tanto tiempo conmigo y no intentarás ligarme —continuó la chica, provocando la risa de Tom.
—Aun si no tuviera a nadie, no me atrevería a buscarte de otra manera. Gustav da miedo ¿sabes?
—Gustav…
—Tu novio me mataría —rió el rastudo.
—Oh jejeje —ella sonrió, de momento había olvidado que ella y el rubio esparcieron el rumor de su noviazgo, pese a que sólo habían compartido un beso “muy extraño”.
Pasaron unos minutos en silencio, ambos recapacitando sobre sus sentimientos, hasta que Chantelle se percató que el rastudo cambió su expresión por una de total tristeza. Ella ya sabía que Tom había perdido a sus padres y su rostro acongojado, le hizo pensar que los estaba recordando, así que decidió hacerlo hablar, para hacerle olvidar lo malo, y qué mejor manera, que recordándole a la persona que parecía haber robado su corazón.
—¿Y quién es ella? —preguntó, tocándole un hombro, para regresarlo a la tierra.
—¿Ella?
—¿La persona que amas? —él se sonrojó aun más.
—Chantelle —él buscó su mirada—. ¿Cambiarías tu forma de tratarme, si te digo que ella es un él? —ella tosió, Tom no parecía esa clase de chicos.
—Claro que no. Es sólo que no pensé que fueras gay.
—No sé si lo sea —admitió—. No es que me gusten los hombres, o que los mire de otra forma, es sólo con él —suspiró—, él ha revolucionado todo lo que yo pensaba.
—Wow. ¿Cómo es?
—En un principio, vi sólo lo que él mostraba al mundo, tiene una imagen que mantener y yo nunca fui parte de ella. Fue extraño que llegara a mi vida, pero desde que lo hizo, no he podido apartarlo de mi mente —suspiró largamente—, y ahora lo extraño como no tienes idea.
—Lo extrañas. ¿Pelearon?
—Sí, más bien, fue mi culpa. Yo… tuve miedo de mostrar nuestro amor en público y le dije cosas tontas… y ahora a pesar de estar en esta misma escuela, lo siento tan lejos, lo extraño.
—¿Llegaron a ser novios?
—No realmente, sólo hemos compartido unos besos y luego yo… lo arruiné todo.
—Lo siento, Tom.
—No más que yo.
—Bueno, mejor alégrate y anímate porque necesitarás mucha energía para hacerme porras el viernes —dijo ella cambiando el tema.
—¿A sí? ¿Cuál es el motivo?
—El grupo completo mostrará la coreografía a la escuela el viernes. Será a la hora del almuerzo, en la cafetería. Tienes que estar preparado.
—Claro que lo haré. Y estoy seguro de que lo harán genial.
—Sólo espero que los “pretty people” no lo arruinen.
—Tranquila, lo harán bien, aun con los chicos ricos.
—Gracias, Tom.
Nota: La escena que presentarán las porristas el viernes en la escuela, es la que arruina Bill, al cantar su propia versión de Sexy, naughty, bitchy, Bill >_< del capi anterior
& Continuará &
¿Le dirá Tom a la rubia que su amor es Bill? ¿Se enterará ella que Tom es la víctima de Bill en su apuesta? ¿Habrá más ataques de la banda de traficantes? ¿Se reconciliarán Bill y Tom? ¿Habrá avances entre Chantelle y Gus?