Este capítulo será muy revelador. Será narrado principalmente por Jorg, el padre de Bill y sabremos la razón de su odio a la relación de Bill con Tom.
“Regalo Especial” Fic Twc de MizukyChan
Capítulo 24: Pasado
& Seis meses, tres semanas &
& Jorg’s POV &
Tuvimos reunión de reverendos y Lewis me pidió conversar a solas, era raro, todo lo que tiene que ver con la Iglesia lo hablamos entre todos, para orientarnos y darnos consejos, seguramente era un tema personal, aunque seguía siendo extraño, ya que su familia era ejemplar, y no creo que quiera hablar de la mía. Terminamos la reunión y nos dirigimos a un café cerca de allí, aún miles de incógnitas rondaban mi cabeza, sólo espero que no sea otra deshonra para mi familia, con Bill es más que suficiente.
—¿Qué quieres pedir? —Me ofreció con amabilidad.
—Un café está bien, gracias.
—Entonces dos cafés. —Nos sentamos un rato en silencio hasta que empezó—. Jorg, nos conocemos hace años y sabes que te aprecio, ¿verdad?
—Claro, hombre, gracias a ti conocí el Evangelio.
—¿Entonces aceptarás un consejo de un amigo?
—Viniendo de ti debe ser un sabio consejo —respondí con una sonrisa.
—Qué bueno que lo tomes así.
—Al grano, hombre, que me pones nervioso.
—El domingo pasado vino a mi congregación tu hijo.
—¿Cuál de todos? —Bromeé.
—El menor, el pequeño Bill. —Fruncí el ceño.
—No quiero hablar de Bill, Lewis, él se fue de mi casa. ¡Ya no es mi hijo! —Exclamé muy molesto.
—Jorg, cálmate. Quiero que hablemos desde el inicio del problema y tratemos de sacar algo en claro. Como amigo tuyo, quiero ayudarte con esto, porque estás enceguecido y necesitas ayuda de alguien que ve el problema desde fuera. —Respiraba agitado de pura rabia, pero era mi amigo y se lo debía, así que accedí.
—Verás Lewis, siempre he tenido este problema con Bill, ya sabes, por haber sido malcriado por su madre, empezó a maquillarse y luego me suelta la bomba de que es gay y para empeorar las cosas se casa con otro hombre.
—¿Estás seguro de que fue así de simple? Yo hablé con él y me contó que lo corriste de tu casa.
—¡¿Y qué querías que hiciera?! ¿Que le aplaudiera que se lo estuviera montando con otro tío? Yo crié a todos mis hijos para que fuera muy hombrecitos y mira qué me salió, un afeminado, un maldito marica. ¿Por qué Dios me castigó así, eh?
—¿Jorg, te acuerdas cuando analizamos el caso de Andreas, el amigo de Bill? Tú lo defendiste, tú lo apoyaste y le pusiste metas, tú lo protegiste del otro hombre.
—Lo sé —contesté bajando la mirada.
—¿Por qué con tu propio hijo fuiste tan drástico?
—Yo… —No sabía qué decir.
—¿Hay algo más, cierto? ¿Por qué no me cuentas desde el principio, qué te tiene tan mal? Dios dijo en la biblia que hay que aborrecer el pecado. —Alzó el índice—. Pero que hay que amar al pecador. Dime, ¿qué te puso tan en contra de la homosexualidad? Cuéntame Jorg, puedes confiar en mí.
—¿Qué te hace pensar que hay algo más? —Me defendí.
—Porque te conozco de pequeño y sé que todos tus sermones se basan en hechos vividos por ti, dime Jorg y quítate esa carga que traes encima. Sé que amas a tu hijo, dime por qué te sientes tan decepcionado de él.
& Flash back &
Vivía en una familia hermosa, mi madre era muy amorosa y mi padre era respetable, todo era bueno, todo iba bien hasta que cumplí los seis años. Como mis padres trabajaban, pagaron a un servicio de transporte que me fuera a dejar y a buscar a la escuela. Yo tenía llave de mi casa y a pesar de ser tan pequeño, me sentía muy responsable.
Uno de esos días, me bajé del vehículo y entré a mi casa, esperaba estar solo y hacer mi tarea como siempre, pero unos sonidos raros venían de la habitación de mamá. Me acerqué silencioso y abrí sólo un poco la puerta. Y allí estaba mi padre con otro hombre montándolo como lo hacían los perros. Yo no entendía qué era eso, sólo me asusté por los sonidos que ellos hacían. Tuve la decisión de preguntarle a mamá, de seguro ella me explicaría, pero cuando iba a cerrar la puerta, mi papá me vio. Me asusté y me fui a mi pieza. No podía quitar las imágenes de mi cabeza y los sonidos extraños, tenía miedo, no entendía, pero sentía que era algo malo.
Pasó mucho tiempo, no sé cuánto y la puerta de mi habitación se abrió. Papá entró, vestido sólo con su ropa interior. Se sentó en mi cama y me llamó para sentarme a su lado.
—Ven, pequeño —dijo palmeando la cama a su lado.
—¿Papá? ¿Quién era ese caballero? —pregunté inocente.
—Él es alguien bueno, hijo, él viene a sacar los pecados de papá.
—Pero los pecados son malos, papá, eso dicen en la Iglesia. —Le respondí con total ingenuidad.
—Todos tienen pecados, hijo, y hay que sacarlos para que Dios te quiera.
—¿Yo también tengo pecados papá?
—Sí, hijo, ahora que ya eres grande, tienes muchos pecados.
—¿Y qué haré para que Dios me ame?
—Yo te ayudaré a sacarlos. Pero no le contaremos a mamá para que ella nos siga queriendo igual. ¿Tú no quieres que mamá deje de quererte, cierto?
—No, papá, yo quiero que mamá y Dios me amen.
—Entonces quítate la ropa, hijo, yo te limpiaré de tus pecados.
Y así fue como empezaron mis años de abuso. Mi propio padre abusó sexualmente de mí por cinco años, hasta que se quitó la vida. El muy desgraciado me dejó una carta explicándome que lo me había hecho era malo y que ya no soportaba la carga que llevaba. Me pidió perdón y rogaba al cielo que yo pudiera rehacer mi vida. Mi madre falleció dos años después, incapaz de recuperarse de una depresión por haber perdido a un esposo “tan maravilloso” como el que había tenido. Yo obviamente no podía romper ese pensamiento y nunca le conté a mamá lo que mi padre me había hecho.
& End Flash back &
—Después de pasar dos años en el hogar de menores te conocí a ti, Lewis, y cuando me enseñaste el Evangelio, me prometí que viviría como un hombre de Dios, que formaría mi propia familia y que mis hijos jamás tendrían esas prácticas homosexuales que sólo destruían a las personas.
—Comprendo. Ahora entiendo tantas cosas.
—Debía criar a mis hijos para que fueran hombres de bien, aunque fuera a golpes, no quería que ninguno de ellos se fuera a convertir en alguien como mi padre, por eso cuando Bill se comenzó a maquillar lo molí a golpes. No quería ni pensar que alguien lo fuera a montar como una vulgar puta, como… como… como hicieron conmigo. —No pude aguantar mostrar emoción en la voz.
—Ya veo… lo siento… siento mucho haber tocado este tema tan doloroso para ti.
—Es la primera vez que le cuento esto a alguien, y me alegro que seas tú, Lewis.
—Y volviendo a Bill, debes saber que él de verdad está enamorado.
—Pero sabes lo que eso significa, Lewis, está con un hombre. Es pecado, una abominación.
—Pero Tom es un buen hombre, Jorg. Él no le hace daño a tu hijo, al contrario lo cuida como a su vida misma, lo protege y más aun, llevó su relación ante la ley. Ellos son esposos.
—Aun así es pecado.
—Recuerda que debes amar al pecador.
—Sí, lo sé, lo sé. Es sólo que no lo entiendo.
—Hay algo más, Jorg.
—¿Puede haber algo peor que eso? —pregunté sarcásticamente, dando un sorbo a mi café, que ya estaba frío.
—Tú hijo, Bill, es especial.
—¿Cómo especial?
—Es hermafrodita.
—Claro que no, es hombre, yo lo crié, ¿recuerdas?
—En su interior tiene órganos femeninos. —Me sorprendí, de seguro tenía los ojos como plato, pero no quería apartar la vista de mi taza.
—Es por eso que salió marica. —Afirmé y sin poder evitarlo apreté el agarre de la taza.
—Ya no le digas así.
—Lo siento.
—En fin, Bill está embarazado.
Creí que el mundo me había caído encima—. ¡Santa madre de Dios! Yo lo vi. Vi su barriga y pensé que era una especie de malformación.
—Tiene casi siete meses de gestación.
—No lo puedo creer.
—Vas a ser abuelo, Jorg.
—Dios mío.
—Creo que debes arreglar las cosas con tu hijo, lo antes posible.
Arrugué el ceño, esto no podía ser cierto—. Tienes razón —confesé—, pero creo que he causado tanto daño que será difícil de reparar.
—Bill es una persona sensible y caritativa, estoy seguro de que te perdonará.
—¿Y su pareja? Estuve preso por su causa.
—Él sólo defendía lo suyo. Él ama a Bill y alejará a todo aquel que quiera hacerle daño. Pero también es una persona buena, costará, pero por amor a Bill también te perdonará.
—No estoy tan seguro de ello.
—Pero vale la pena intentarlo, ¿no crees?
—Sí lo creo… sólo dame tiempo… debo hacerme a la idea de que lo que yo pasé no es lo mismo de Bill y ese muchacho…
—Tom, su nombre es Tom Kaulitz.
—Está bien, debo arreglar las cosas en mi mente primero.
—Te entiendo.
—Para mí, la palabra homosexualidad es igual a abuso y mientras yo no cambie mi parecer, no podré acercarme a Bill sin dañarlo.
—¿Aún lo quieres, cierto?
—Claro, es mi hijo, el más pequeño. Y quiero volver a estar con él, más ahora que me dará un nieto. No voy a dañarlo más, pero como ya te dije, debo arreglar mis pensamientos primero.
—Me das tu palabra.
—Soy un Sacerdote, no puedo mentir.
—Me parece justo.
—Gracias por todo, Lewis.
—Cuídate, Jorg. Nos vemos la próxima semana.
—Adiós.
Más tarde, al llegar a casa, aproveché que Adriana se bañaba para revisar su libro de oraciones para ver la fotografía que guardaba tan celosamente. Hojeé el libro hasta que di con ella. Ahí estaban los dos, con cara de enamorados. Mi hijo con jeans negros y atrás de él, abrazándolo y levantando su polera estaba Tom. Bill tocaba con amor su abultado vientre. Ambos tenían una sonrisa que demostraba tanta felicidad. En verdad Bill era especial, siempre lo fue. Era tan guapo, con rasgos casi femeninos, por eso era a quien más cuidaba, no fuera que alguien malvado se aprovechara de su inocencia y belleza.
«Mi pequeñito, ¿cómo haré para que me perdones? Creo que será muy difícil»
Volví a poner la fotografía en su lugar y me sequé una lágrima escurridiza.
& Narrador &
La joven pareja se preparaba para cenar. El de trenzas se había esforzado en hacer un guisado vegetariano como le indicó su madre, Simone. El más pequeño preparaba el jugo con diversas frutas tropicales, que se habían convertido en su principal fuente de antojos. Ambos sonreían felices. El pelinegro cantaba una melodía que su pareja no lograba reconocer.
—¿Qué cantas, cielo?
—Una canción de la Iglesia, que cantaba cuando era niño. Mi padre me la enseñó y estaba muy orgulloso de que me la aprendiera siendo tan pequeño.
—¿Lo extrañas, verdad? —indagó el mayor, abrazando a su pareja.
—Sí, pero estoy feliz. No sé por qué, pero tengo un buen presentimiento.
—Sigue cantando, entonces. —Lo besó en los labios.
—A papá le gustaba mi voz, decía que los ángeles escuchaban mis cantos y me protegían si lo hacía. Por eso canto, para que nos protejan.
—¿Sabes? He descubierto, gracias a ti, que Dios existe y escucha a sus hijos, por lo menos a ti siempre te escucha —dijo el trenzado sonriente—. ¿Sabes, Bill? Tal vez en verdad eres un ángel y por eso tus oraciones son contestadas.
—Ja, ja, ja, no seas tontito.
—Es la verdad, eres mi hermoso “ángel Bill”. Te amo.
—Y yo a ti, con todo el corazón. Siente, el bebé se está moviendo. —El pelinegro tomó las manos de su esposo y las dirigió al lugar de los movimientos.
—Este bebé será todo un artista, siente cómo se mueve.
& Continuará &
Ahora comprendemos por qué el padre de Bill era tan jodidamente homofóbico, pobrecito. En fin, gracias a la intervención del padre Lewis, recapacitará y tratará de hacer las paces con su hijo. Pero el daño está hecho. ¿Creen que sea suficiente volver con un “lo siento”? ¿Creen que Tom perdone al reverendo, sabiendo que por él, su bebé podría venir con un trastorno mental? No duden en hacer sus comentarios, porque me encantan ver lo que piensan. Besos y gracias por venir.