El título de este capítulo es BBF en inglés es “Best friends forever” en español “Mejores amigos por siempre”. Estas letras formarán parte importante de esta historia. No las olviden. El soundtrack pertenece al grupo Camila, el tema “Aléjate de Mí”. Pueden escucharlo antes o al final del capítulo.
“Head Over Feet”
Capítulo 3: “BBF”
& Tom’s POV &
Tras darme una ducha fui por Bill, quería llevarlo personalmente delante de mis padres para el desayuno. Llamé a su puerta y nada. Pensé que aun estaría durmiendo y entré. No estaba en la cama.
—¿Bill?
—¿Tom? —Gritó desde el baño—. ¡Ven, no te oigo! —Entré dudoso, por la puerta de vidrio podía verlo completamente desnudo, claro… se estaba bañando.
—¿Bill, te falta mucho? Quiero que saludes a mis padres antes que se vayan al trabajo.
—Ya casi, me seco y estoy listo.
—Estaré en mi habitación, me pasas a buscar, así desayunamos juntos.
—Ok —Salí presuroso, no sé por qué me puse nervioso, creo que es porque no he tenido amigos tan cercanos para hablarnos con esa confianza estando uno desnudo.
Al cabo de un momento, llegó Bill con su pelo húmedo y sin maquillaje, se veía realmente bien, aunque maquillado es sorprendente. Llevaba una tenida deportiva. Eso me dio una idea.
—Estoy listo.
—Bajemos entonces.
Nos encontramos con mis padres ya desayunando. Mi madre se levantó y abrazó a Bill.
—Pequeño William, qué bueno que estás bien.
—Gracias, señora.
—Vamos, dime Simone.
—Gracias Simone.
—Siéntense, chicos —Pidió mi padre, mientras nos traían el desayuno.
—William, siento decirte que tu padre no me autorizó a pasarte un carro, pero le puedes decir a Joseph, el chofer, que te lleve a donde quieras.
—No será necesario, padre —intervine—. Bill estudiará conmigo, la misma carrera que yo, así que yo lo llevaré.
—¿En serio? —Preguntó mi padre dudoso.
—Sí, de hecho esta misma tarde saldremos a pasear por la ciudad.
—Cuidado con el alcohol —dijo mamá.
—Tranquila, mamá, ya sabes que no bebo mucho cuando conduzco.
—Me parece bien que congenien —dijo más aliviado mi padre.
—Lo siento, chicos, pero nosotros estaremos nuevamente de conferencias, así que llegaremos tarde.
—Adiós. —Nos despedimos y ellos se fueron.
—¿Bill?
—Dime Tomichu —dijo comiendo sus panqueques.
—¿Haces deporte?
—Para nada.
—De ahora en adelante lo harás, conmigo claro, tengo un pequeño gimnasio.
—Pero yo soy medio flojo.
—Entonces tú me conversarás mientras yo me entreno y después a la piscina.
—Síiiii, eso me gustó.
Terminamos de desayunar y nos encaminamos al gimnasio. Yo me quité la playera y Bill se quedó viéndome, me puse nervioso de nuevo.
—Wow Tomichu mira tus abdominales, apuesto que conquistas un montón de chicas, solo quitándote la polera.
—No es para tanto.
—Sé que sonará raro, pero… ¿puedo tocarlos? —Se sonrojó y yo también.
—Bueno —respondí silenciosamente. Se acercó a mí y me tocó y yo me puse a reír.
—¿De qué te ríes?
—Me haces cosquillas ja, ja, ja, tus manos están frías ja, ja, ja
—¿Sabes algo?
—¿Qué?
—Yo también lo haré.
—Escoge la máquina que quieras, pero no presiones mucho, yo parto con los abdominales —Me fui a una máquina y empecé mi rutina. Mientras Bill se paseaba hasta que se quedó quieto y de pronto gritó.
—¡Tooooommmmm Aaahhh ayúdame! —Me levanté y salí corriendo en su dirección, tenía una enorme pesa encima.
—¿Qué quieres, matarte? —digo tomando la pesa sin mayor inconveniente.
—Pensé que podría —dijo apenado.
—Te dije que sin presiones. Toma estas. Se llaman mancuernas.
—Pero así no tendré tus músculos —dijo con un puchero adorable. Un momento… ¿“adorable?”
—No tendrás mi musculatura en un día, yo llevo bastante tiempo entrenando.
—Comprendo.
—Empieza de a poco ¿ok?
—Está bien —dijo sonriendo.
Tenía una sensación muy agradable en mi pecho. Yo ejercitaba mientras Bill me conversaba de música, ropa, moda y trivialidades, estaba feliz.
—¿Tomichu? ¡Toooom! —me gritó.
—¿Qué? Lo siento, me distraje.
—Vamos a la piscina, ya me cansé.
—Sí, ya es suficiente ejercicio por hoy.
Subimos a nuestras habitaciones a cambiarnos y luego nos fuimos a bañar. Bill estaba realmente delgado, pero se veía bien, tenía varios tatuajes. Me contó la historia de cada uno de ellos y me atreví a preguntarle algo que me rondaba la cabeza desde ayer.
—¿Bill? —Estaba al lado mío levantando los pies, podía ver sus dedos.
—¿Mhm? —Me miró.
—¿Por qué haces voluntariado? No lo necesitas, además es peligroso.
—Es personal —Desvió la mirada y se quedó en silencio.
—Bueno, soy tu Tomichu, BFF ¿recuerdas? Cuéntame… —le pedí.
—No lo entenderías.
—¿Por qué? ¿Soy un cretino acaso? —Pregunté un poco molesto.
—No eres un cretino.
—¿Entonces?
—No te has enamorado.
—¿Qué? Yo… —Agaché la cabeza—. Tienes razón, no me he enamorado, pero eso no significa que no pueda entenderte. Además estoy en esto contigo, ¿recuerdas?
—Ana.
—¿Ah? —Pregunté.
—Me enamoré de una chica, su nombre era Ana.
—Eso no responde a mi pregunta. —Me miró.
—Ella era drogadicta.
—Ya veo… ¿y qué pasó?
—Murió.
—Oh… yo… lo siento. —¿Por qué eso de “trágame tierra” no funciona?
—No pude hacer nada por ella y me prometí ayudar a personas que estuvieran en su posición.
—Entiendo… ¿Y ha vuelto a pasar?
—¿El qué?
—¿Te has vuelto a enamorar?
—No… es muy doloroso… no quiero volver a sufrir así… no quiero volver a enamorarme.
—Entonces tenemos que parrandear —dije sonriendo.
—Tampoco se me hace muy justo aprovecharme de las chicas.
—Pero con tu pinta de estrella de cine te deben llover las mujeres.
—El problema es que soy muy tímido.
—Noooo.
—De verdad, la mayoría de mis amigos son virtuales.
—Pero cuando nos conocimos, enganchamos de inmediato.
—Es que tú eres genial, Tomichu, te admiro de verdad.
—No digas eso que me sonrojo.
—Y te ves muy guapo apenado ja, ja, ja.
—Ja, ja, ja.
Era increíble cómo se pasaba el tiempo con Bill a mi lado. Almorzamos y fuimos a mi pieza, Billucho insistió en que tocara la guitarra y yo no me podía negar a nada de lo que me pidiera, lo sentía como el hermano que nunca tuve.
—Vamos, Tomichu, cántala.
—No, solo la tocaré.
—Vamos, tienes una voz muy varonil, cántala, por favor.
—Mi voz es muy rasposa, solo hago coros.
—Vamos… ¿por mi?
—Está bien, pero te golpeo si te ríes.
Mis dedos comenzaron a rasguear las cuerdas y mi voz acompañó el sonido con la canción. Al llegar al coro mi voz sonó más segura, era como si realmente hablara de mí.
♫“Y aléjate de mi amor. ♫Yo se que aun estas a tiempo. ♫
♫No soy quien en verdad parezco y perdón no soy quien crees: yo no caí del cielo”♫
Mantuve los ojos cerrados, más que por los nervios, era porque sentía la presencia de Bill, mirándome, analizándome.
Y al terminar, comenzó a aplaudir
—Bravo, bravo. ¿Cómo dices que no cantas? Te salió precioso.
—Gracias. —Me sonrojé.
—Solo una cosa mala.
—¿Críticas?
—Una constructiva… es tu tema.
—Es una canción linda.
—No, es muy triste, ¿por qué querrías alejar a las personas?
—Es solo una canción —dije defendiéndome.
—Cada canción que cantamos e interpretamos, muestra una parte de nosotros, de nuestra alma.
—Estás exagerando.
—No, tú tienes muy metida en tu cabeza la idea de que eres malo.
—Recuerda qué te dijeron de mí, que era un “niño horrible”.
—Pero eso es porque tú has puesto esa imagen al público, yo sé que por dentro eres un sol.
—Eso lo dices porque eres mi BFF.
—Es la verdad. Y cantas precioso, deberíamos cantar juntos.
—Lo que tú digas, pero no ahora, debemos partir al “Hogar de Cristo”
&
No me gustaba para nada el lugar, temía por mi precioso Audi, y la monjita pareció pensar lo mismo que yo.
—Joven Thomas, venga conmigo, prefiero que estacione su auto detrás de la capilla.
—¿Y en qué nos movilizaremos? —Ni loco andaría a pie por ese sector.
—Nosotros le pasamos un vehículo, éste es muy llamativo y no quiero que los vayan a asaltar.
—Ya veo, gracias hermana. —Llevé el auto hasta donde me dijo y lo cubrimos, así estaría a salvo, volví con Bill y tomamos el auto del albergue, era muy espacioso, pero bastante viejo.
Aún había luz y casi al llegar, Bill me gritó.
—¡Ahí! —Salió corriendo, me apresuré a estacionar y lo veo que se lanza sobre un hombre que le golpea, me hirvió la sangre y corrí por él.
—¡Detenlo Tom, la va a violar! —El hombre estaba sobre una chica que tenía los pantalones abajo. Tomé al hombre y lo golpeé, por haberle pegado a mi amigo y por tratar de abusar de una chica. Lo odié. El tipo se soltó de mi agarre y corrió despavorido.
—¿Bill?
—La chica, llévatela de aquí. —Volví con la niña y la cogí en brazos. La miré… no tendría más de 13 años… me dirigí al auto y me habló.
—Gracias.
—¿Por qué no te defendiste? —Estaba molesto… no con la niña, con el tipo.
—No puedo moverme.
—¿Qué tomaste?
—Cocaína.
—Oh, Dios mío. —Subí a la niña al vehículo y le arreglé los pantalones.
—Gracias.
—Ya… ahora estás a salvo, quédate aquí. —Fui por Bill, aún estaba en el suelo, su labio sangraba, estaba llorando.
—Tom… —Lo abracé.
—Ella está bien, no le hizo nada.
—Gracias, Tom, la salvaste.
—Tú lo hiciste, yo no estaría aquí si no es por ti. Este maldito mundo está jodido.
—Pero aún hay héroes, vamos por otros chicos, si se quedan aquí así de drogados, no comerán en días.
Recogimos a cinco chicos en total, todos adolecentes, me sentía muy mal. No podía sentir esa alegría de haber hecho algo bueno, al contrario, sentía que no había hecho suficiente.
Volvimos al albergue y recogimos mi auto.
—¿Vamos por unas cervezas? —Me tentó Bill con una gran sonrisa.
—No me siento bien —respondí sincero.
—Justamente por eso. No estás acostumbrado a esto, te sientes frustrado. A mí también me pasó, lloré dos días, creo que lo estás tomando bastante bien —dijo sonriendo.
—Gracias, Bill.
—Billucho, ¿recuerdas?
—Vamos de parranda entonces.
—Vámonos.
& Continuará &
Espero les gustara. Besos y gracias por la visita.