3: Revelación

Saludos, gente bella, llegamos al final de esta historia. Espero les guste. Nuevamente le doy las gracias a Julie Kaulitz y a Ady por la idea y aprovecho de invitarlos a todos a dejar nuevas ideas para más “Terrores Nocturnos”.

«Parálisis» Fic de MizukyChan

Capítulo 3: Revelación

Gustav se quedó completamente dormido en el avión de regreso a su Alemania natal. Georg iba a su lado, velando su sueño.

Al pisar tierra, la esposa de Gustav los recogió en el aeropuerto. La mujer estaba preocupada y angustiada, porque su hijita no había pasado buenas noches, lejos de su amado papá. De hecho, apenas entraron en casa de los Schafer, el llanto del bebé fue su saludo. Gustav dejó sus maletas en la entrada y se dirigió hasta la habitación de la nenita, quien estaba en brazos de la niñera, que no podía hacerla callar.

—¿Qué pasa, mi vida? —El simple sonido de la voz de Gustav, detuvo el llanto de la niña. El rubio la cogió en sus brazos y la bebé dejó de gemir, para mirar profundamente los ojos de su padre. Gustav habría jurado que había un brillo rojo en ellos, pero seguramente estaba viendo alucinaciones producto del cansancio.

—¿Lo ves? —Dijo su esposa, en el umbral de la puerta junto a Georg—. Sólo se queda tranquila cuando su padre está cerca.

—Es que ella siente su alma noble —comentó el castaño, dándole un guiño a su amigo, quien arrugó el ceño, acababa de ver el mismo brillo rojizo en los ojos de su compañero de banda.

—Creo que estoy a punto del colapso —dijo Gustav, sentándose en la cama, todavía con su pequeñita en brazos.

—Gustav no ha podido dormir bien estos días —explicó el bajista a la esposa del rubio.

—Ya veo. ¿No estará enfermo?

—Los gemelos pensaron lo mismo, pero tu marido es testarudo y no quiso que lo revisara el médico —respondió el castaño—. Pero tal vez, sólo las extrañaba a ustedes dos.

—Es cierto, hoy dormirás bien, cariño —dijo la mujer.

—¿Por qué no me dejas tomar a mi sobrinita? —Pidió Georg, acercándose para cargar a la bebé. Gustav se la entregó sin preocupaciones y para su sorpresa, la bebita no lloró, sino que sonrió en brazos del castaño.

Gustav no escuchó las palabras de su esposa, ni sintió las caricias en su espalda, sólo observaba la interacción entre su mejor amigo y su amada hija, la forma en que se sonreían, la forma en que parecían comunicarse y el extraño brillo en sus ojos.

—¿Por qué mejor no descansas, Gustav? ¿Gustav? ¿Gustav?

El sonido de su nombre lo distrajo y lo devolvió a la realidad. Miró a su esposa con el ceño apretado—. ¿Qué?

—Estás en la luna, cariño. ¿Por qué mejor no descansas?

—Ya no falta mucho…

—¡¿QUÉ?! —Gustav saltó de la cama y casi le arrebató la niña de los brazos al castaño.

—Digo que no falta mucho para que anochezca, que deberías dormir —repitió Georg, la frase que el rubio sólo escuchó hasta la mitad.

—¿Cariño? —La esposa de Gustav lucía preocupada—. ¿Estás bien?

—Déjalo que descanse —dijo Georg y procedió a salir de la habitación. La mujer lo acompañó hasta la salida—. Llámame mañana, por favor. Quiero saber cómo sigue.

—Lo haré. Gracias, Geo.

Se despidieron y el castaño se fue.

&

En mitad de la noche, Gustav abrió los ojos, espantado, ya conocía esta sensación y no le gustaba nada. Su pecho estaba totalmente oprimido y no había forma de respirar con normalidad.

¡Oh, no! Exclamó en su cabeza. Mi familia está aquí. No quiero que los dañe a ellos.

Pero la esposa de Gustav dormía a su lado, sin enterarse de lo que ocurría junto a ella.

El rubio intentó con todas sus fuerzas mover una mano, pero era imposible, estaba totalmente congelado. Lo único que parecía funcionar eran sus ojos y lo peor es que lo único que podían ver era a la criatura que yacía sobre él, acercando las manos a su garganta para apretar y apretar, hasta extraer lo más preciado de su vida… su alma.

Esta vez sí me va a matar. Pensó Gustav, aterrado. Moriré al lado de mi esposa.

—¿Por… por qué? —Logró articular.

—Tu tiempo es mi tiempo —respondió la voz de la criatura.

Los ojos del rubio se abrieron grandemente. No podía creerlo. Era imposible. No podía ser.

—¿Geo?

—No te preocupes, ya no falta mucho —respondió la voz, pero esta vez, ya no era una voz del inframundo, era efectivamente una voz humana.

—Geo…

Lentamente, la luz de la vida de los ojos del rubio, se extinguió. La entidad se acercó más que todas las veces anteriores y depositó un beso en la frente del rubio.

—Adiós, amigo.

&

A la mañana siguiente, una llamada telefónica sacó a Georg de sus hermosos sueños. El celular sonaba insistentemente, así que con voz ronca contestó—. ¿Sí? —Tenía los ojos cerrados y la boca seca.

—¿Señor, Georg Listing?

El chico se pasó una mano por la cara y respondió—. Sí, soy yo. ¿Quién habla?

—Teniente Rohmer, de la policía estatal.

—¿Policía? —Georg se sentó de golpe en la cama—. ¿Qué ha ocurrido?

—Hemos encontrado un homicidio doble en casa de la familia Schafer.

—¡¿Qué?!

—Los cuerpos de Gustav Schafer y su esposa han aparecido sin vida esta mañana. Necesitamos que haga el reconocimiento, pues los padres de ambos están fuera de la ciudad.

—¿La niña? Dígame, ¿la bebita está bien?

—Sí, señor.

—Voy para allá.

En cosa de media hora, Georg estaba en casa de su amigo, sosteniendo a la bebita en sus brazos. Había reconocido las identidades de los cuerpos y ahora atendía a la niña.

—¿Quién pudo hacer algo así? —Preguntó al teniente Rohmer, quien lideraba la investigación—. Ellos eran buenas personas.

—Eso es lo que vamos a averiguar, señor Listing.

—No dejaré a la niña en Servicios Sociales —dijo Georg, cambiando de tema.

—No será necesario, hemos encontrado una carta del señor Schafer indicando que Georg Listing o los gemelos Kaulitz, debían encargarse de su hija, si algo malo le ocurría.

—¿Me está diciendo que Gus sabía que le harían daño? —Preguntó Georg con los ojos muy abiertos y la mandíbula apretada.

—No. Es algo que los padres hacen como protección, en caso de accidentes o presuntas desgracias. Se aseguran que sus hijos o mascotas queden a cargo de alguien que los va a cuidar tan bien como ellos mismos —respondió el teniente.

—Oh —Georg mantenía el ceño apretado.

—Ahora puede irse, señor Listing, es mejor que saque a la bebita de este ambiente.

—Lo haré. Iré por algo de ropa para ella y la llevaré a mi departamento.

&

Esa noche, Georg estaba recostado en la cama, con la pequeña de Gustav mirándolo fijamente. Los ojos de ambos brillaban con un rojo intenso.

—Lo has hecho muy bien, hija mía —dijo el castaño con una sonrisa en los labios—. Serás una súcubo de alto nivel.

La bebita soltó un sonido de gusto y cerró los ojos.

—No olvides nunca, mi niña, que el tiempo de ellos, es lo que nos mantiene con vida. Su tiempo, es nuestro tiempo.

& FIN &

Chan, chan, chan. ¿Qué les pareció? Nuestro querido y preocupado Georg era el malo de la historia. Un Incubo que procreó a la pequeña bebita en el vientre de Linda, haciéndola pasar por hija de Gustav, mientras lo consumían hasta dejarlo seco.

Aclaro, la definición de Parálisis de sueño, dice que todo lo que la persona, ve, escucha o siente, es producto de su imaginación, pero hay otras creencias que dicen que efectivamente, lo que viven es producto de un ser sobrenatural. En este caso, yo aproveché de poner a Geo de Incubo, pero no violó a Gusti, sólo se comió su alma XD

Escritora del fandom

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