En este capi entran a escena los G’s. Espero les guste. Besos.
“Head Over Feet”
Capítulo 4: “Audición”
& Bill’s POV &
Ya llevo una semana en Berlín, Tomichu es un encanto, aunque trato de no abusar de su amistad, hacemos deporte todos los días y tuvimos un segundo viernes de voluntariado, aunque no fue tan movido como el primero, me siento realmente bien aquí y todo gracias a mi BFF. Hoy es lunes, ya queda poco para la universidad, pero no tengo miedo, mi Tomi estará conmigo, así puedo enfrentar al mundo.
Me puse en contacto con Gustav un amigo virtual, que estudiaría lo mismo que nosotros y no podía creer lo que mis ojos leían en la pantalla de mi laptop. Salí corriendo hacia la habitación de Tomichu, seguro ya estaba despierto.
—Tomi. —Grité abriendo la puerta. No estaba en la cama, así que fui al baño, abrí la puerta y me quedé estático.
—Aaahhhh —Era un gemido… Mi Tomichu se estaba tocando, me sonrojé, no entré, pero tampoco me moví.
—Mhmm… —Gimió.
¡Dios mío! Mi corazón se aceleró, lo estaba espiando, ¿por qué?
—Ggrrr —Esperé a escuchar un nombre… pero… en realidad no necesita tener novia para tocarse, después de todo es un hombre y tiene necesidades, como todos, como yo… bueno… la verdad es que yo no me toco muy a menudo.
Esto se estaba poniendo muy raro, ¿por qué lo estoy escuchando? Nunca había escuchado a un hombre gemir, excepto yo, pero yo no cuento.
—¡Oh, Dios! —Exclamó en un gruñido y todo acabó. ¿Qué hago?
—¿Tomi? —Abrí la puerta.
—¡Oh Dios! —¡Plaf! Un golpe seco.
—¡Tomi! —Se cayó.
—¡¿Billy?! —Me miró aterrorizado, tal vez se apenó por lo que estaba haciendo. Corrí la puerta de vidrio y me agaché para ayudarlo.
—Es peligroso caerse en la ducha —le dije para que no pensara que sabía lo que estaba haciendo.
—Billy, estoy desnudo. —Trató de cubrirse, estaba como un tomate.
—Vamos, que tengo lo mismo que tú. —Por fin lo puse de pie. Tomó una toalla a toda velocidad y se cubrió.
—Yo… lo siento… es que no estoy acostumbrado —dijo mirando el piso, era adorable verlo así de apenado. Espera “adorable” joder que es un tío.
—Está bien, somos BFF.
—Está bien.
—Tengo grandes noticias.
—Ok, dime.
—Ven, vístete mientras te hablo. —Salimos del baño y Tomi sacó una muda de ropa deportiva del closet—. ¿Tomichu, te acuerdas que te dije que tengo muchos amigos virtuales?
—Sí.
—Bueno, uno de ellos estudiará con nosotros y dijo que tendremos una asignatura obligatoria que no está en la maya curricular de “negocios”.
—No puede ser —dijo poniéndose los pantalones—. Es imposible.
—Si se puede. Si sacas la cuenta, faltan algunos créditos para la graduación y seguro nos avisarán de ellos el primer día.
—Ya veo, ¿y cuál es esa asignatura? —Preguntó ya vestido del todo.
—Gus te lo dirá personalmente —respondí feliz.
—Cómo que personalmente, ¿está aquí en Berlín?
—Sí, él es de aquí y quiere almorzar conmigo y contigo obviamente, le dije que iría contigo.
—¿Cuándo?
—Hoy. —Sonrío.
—¡¿Hoy?!
—Sí, aquí —dije, pasándole un papel donde anoté la dirección.
—Este restaurant es bastante exclusivo.
—¿En serio? No lo sabía —respondí sincero—. Tú sabes que nunca hablo de dinero por internet.
—Lo sé, fue lo que me llevó a aceptarte de inmediato en el chat. —Me tocó la cabeza como a un niño, me pareció muy tierno y sonreí.
—¿Entonces, qué me dices? ¿Vamos? —Mostré un puchero muy tierno, sé que funcionará.
—¿Cómo decirle que no a esa expresión tuya?
—Siiiii —Salté de la cama y lo abracé, no sé por qué siempre termino abrazándolo.
—Pero ahora vamos a desayunar y al gimnasio.
—Claro. —Y me rugió fuertemente el estómago.
—Ja, ja, ja —Se rió y revolvió mi pelo—. Vamos a comer.
& Tom’s POV &
Realmente el tiempo volaba con Bill. Desayunamos y practicamos algo de deporte, entre tanto él me hablaba del famoso Gus y de su BFF Georg. Al parecer también lo conoceríamos a él.
Nos Fuimos a duchar y cuando entré a mi cuarto de baño no pude evitar sonrojarme, Al parecer Bill no se dio cuenta de que me estaba tocando en la mañana, el solo pensarlo me apenaba. En fin, me arreglé lo mejor que pude, no quería quedar en desventaja delante de Gus, no quería pensar en que él se ganara toda la atención de “MI” BFF.
—¿Tom? —Entró en mi pieza—. Wow, hombre, ¿acaso vas a una cita? —Me dice mirándome de pies a cabeza.
—Claro que no, solo quiero lucir bien, además mírate tú, estás guapísimo.
—No te creo, solo lo dices porque eres mi BFF.
—No seas tontito. —Me acerco y le toco la mejilla—. En verdad eres muy atractivo —Genial, ¿por qué estoy elogiando a un hombre? Es verdad que Bill es guapo, pero es un tío, joder.
—Gracias. —Sonríe tímido y baja la mirada.
—Mira, Bill —dije cambiando de tema y alejándome de él, últimamente estamos muy cerca.
—¿Qué?
—¿Cuál me pongo? —Le muestro unas botellitas de perfume.
—Déjame ver. —Se acercó y las revisó una por una—. Creo que esta… es casual, fresca. Pruébala.
—Ya está.
—Déjame olerte. —Se acercó a mi cuello y aspiró, sentí que se me erizó la piel. ¡Rayos! Otra vez esta sensación rara—. Me encanta, Tomi, si fuera chica te habría lamido el cuello. —Se echó a reír.
—Mejor nos vamos. —dije, tratando de calmarme, ¿por qué hace esos comentarios?
Condujimos al restaurant y al entrar uno de los empleados nos atendió.
—Buenas tardes señores, ¿tienen reservación?
—Sí —respondió Bill—, nos encontraremos con el señor Gustav Schafer.
—Déjeme ver. —Revisó su libro—. ¿Usted es el señor…?
—Kaulitz, William Kaulitz.
—Sí, señor, pasen por aquí —Nos guió hasta una mesa en el segundo piso. Había dos cabezas allí, una de ellas era rubia y la otra castaña.
—Bill —El rubio se paró y abrazó a mi amigo—. ¿Cómo lo reconoció?
—Hola Gus, ¿cómo estás?
—No tan bien como tú. La fotografía no te hizo justicia, te ves muy bien.
Así que le envió una fotografía y a mí no, ¿por qué? Yo soy su BFF.
—Mira el es mi BFF, Thomas Trumper, pero dile Tom, él es de quien te hablé.
—Un gusto, que suerte tienes, Tom, muchos han querido ser el BFF de Bill, pero cuando te eligió todos los demás quedaron desolados.
—Ja,ja, ja no exageres.
—Y él es Georg Listing mi BFF.
—Hola Bill, un gusto. A Tom ya lo conocía, Hola hombre.
—Hola —Saludé—. ¿De dónde exactamente nos conocemos? —Creo que soné un poco frío.
—Del instituto, fuimos al mismo, pero yo iba en otro curso, por eso no me ubicas, pero yo a ti sí.
—¿Y por qué? —pregunta Bill.
—Porque él era una leyenda —dijo con admiración.
—¿Cuéntame? —Pidió el pelinegro.
—Todas las chicas del Instituto lo idolatraban, era bueno en las notas, en los deportes y tiene buena pinta. Además como tienen tanto dinero, pues las chicas pensaban que era el mejor partido del mundo.
—Pero Tom las ignoraba, ¿cierto? —Preguntó, apoyando su cara en una mano.
—Al contrario, salió con cuanta chica guapa se le ofreció. —Bill se molestó, lo pude notar inmediatamente.
—Pero eso no fue importante. —Me defendí.
—Claro, galán. ¿Recuerdas cómo le decían a tu Cadillac Escalade?
—¿Cómo? —Preguntó Bill, cada vez más cabreado.
—“La paila” la que caía estaba “frita”.
—Ja, ja, ja —El rubio no se contuvo.
—Sí, ja, ja muy gracioso —dijo el moreno, se notaba su ironía.
—Ya déjenlo, era solo un adolecente, las hormonas revueltas me hicieron cometer muchos errores. —Traté de justificarme con Bill, me sentía realmente mal de que él viera ese lado tan oscuro de mí.
—Adolescente ja,ja, ja, seguro sigues igual —dijo el rubio.
—No… he cambiado, soy más maduro.
—Bueno tío, igual tenemos que salir a parrandear los cuatro. —Ofreció el castaño.
—¿Por qué no comemos? Me muero de hambre —dijo Bill, trataba de disimular, pero yo sabía que estaba muy molesto.
—Bueno hombre —dijo el rubio haciendo una seña para llamar al mozo.
Ordenamos y comimos, para desgracias mía, Georg seguía haciendo bromas sobre chicas y sexo, lo que enfurecía más a Bill.
—Bueno… ha llegado el momento de que hablemos de negocios —dijo Gustav con solemnidad.
—¿Negocios? —Pregunté intrigado.
—Los cuatro iremos a la Universidad de Berlín y estudiaremos negocios. Los cuatro somos muy ricos y aunque Bill quiera vivir en un mundo color de rosa, tenemos que ser realistas.
—Prosigue —le pedí.
—Ustedes saben que tendremos que heredar las compañías de nuestras diferentes familias, pero para ello debemos conseguir el título con honores.
—Comprendo. —Agregué, era absolutamente cierto.
—Hemos averiguado que hay 16 créditos que no están dentro de la maya curricular de la carrera. Esos créditos se consiguen tomando una asignatura obligatoria los cuatro años que estaremos allí.
—¿Cuál es la asignatura?
—Las asignaturas… son tres.
—Dinos —le pedí.
—La primera es arte, la segunda literatura y la última música.
—Todas son artísticas y no tienen nada que ver con nuestra carrera —dijo Bill.
—Es un programa que se estableció hace cuatro años. —Explicó Georg—. Para ayudar a los alumnos a no estresarse con las asignaturas obligatorias, decidieron poner estas otras para darle un “relax” a la mente, el problemas es…
—Que es una competencia —comentó Gus.
—¿Por qué? —pregunté, tratando de seguir la idea.
—Porque a esta Universidad van solo los mejores y este ramo te ayuda a graduarte, si no lo apruebas, no te titulas. Así de simple.
—¿Y cuál es el negocio? —Pregunto volviendo al punto anterior.
—Hay que dar una audición para cada asignatura. Bill es cantante, tú tocas la guitarra, Georg el bajo y yo la batería. El negocio es que hagamos la audición juntos para entrar a música.
—¡Yo me apunto! —dijo Bill con una sonrisa.
—Georg y yo también. ¿Qué nos dices, Tom? ¿Te unes a la banda?
—Claro, ¿por qué no?
—Entonces mañana ensayamos a las cuatro en mi casa. No olviden sus instrumentos y alguna partitura si desean.
—Bueno.
—Señores, nos vemos mañana —dijeron los G’s, poniéndose de pie.
—Bye —Nos despedimos nosotros.
El viaje de regreso estuvo callado, Bill seguía molesto y solo miraba por la ventana.
Al llegar corrió a su habitación y yo corrí tras él.
—Bill. —La puerta estaba cerrada—. Déjame entrar por favor.
—Quiero estar solo un rato.
—Necesito hablar contigo primero, te dejaré solo después, pero déjame explicarte.
—No tienes nada que explicarme, Thomas.
—No me digas Thomas. —Le pedí, tenía un nudo en la garganta—. ¿Por favor? —La puerta se abrió y él se tiró en la cama dándome la espalda. Me senté a su lado, también de espaldas.
—Lo siento mucho, Bill… yo te había dicho que no soy ningún ángel, he cometido muchos errores en mi vida, por mi inexperiencia y por el temor de ser utilizado por las personas a causa del dinero, sé que no es ninguna excusa, pero es la verdad. Para mí las chicas eran solo juguetes, porque ellas tampoco me veían con amor, todo era interés.
—No tienes que decirme esto —dijo Bill girando, yo también me moví para tener contacto visual.
—Tengo que hacerlo, Billy, porque tú eres diferente, tú me entregaste un cariño incondicional sin saber quién era realmente, sin saber lo que tenía materialmente y por eso debes saber que para mí… siempre serás especial, jamás jugaré contigo y haré lo posible por no decepcionarte, te lo juro. —Se sentó en la cama y me abrazó.
—Gracias, Tomichu, la verdad es que me sentí muy incómodo cuando los G’s hablaban así de ti, era como si hablaran de otra persona, porque desde que te conocí, solo he visto cosas buenas en ti.
—Pero Billy —dije sin soltar el abrazo—, yo te había dicho que era un don Juan.
—Lo sé —rió en mi cuello—, pero pensé que solo eran palabras, que estabas presumiendo.
—A propósito, yo también estoy molesto contigo. —Me soltó y me miró, alzando una ceja.
—¿Qué hice?
—Le mandaste una foto a Gus y a mí, que soy tu BFF, nunca me mandaste una —dije cruzándome de brazos y frunciendo el ceño.
—Ya te dije por qué.
—No.
—Sí lo hice. Te dije que temía que pensaras que era gay por maquillarme y me dejaras.
—Ya lo recuerdo… y yo te dije…
—Que te gustaban mis ojos maquillados. —Se sonrojó al repetir mis palabras—. Eso me dio más valor y le envié la foto a Gus, total ya me habías aceptado.
—Eres un loco… pero encantador —dije revolviendo su cabello—. ¿Entonces, ya no estás enojado conmigo?
—No puedo enojarme contigo.
—¿Qué te parece si buscamos algo de música para mañana?
—Encantado.
& Continuará &
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