Muchas gracias por todo el apoyo que está dando a este fic Besos a tod@s.
“Fashion” Fic Twc / Toll escrito por MizukyChan
Capítulo 51: Lejos de ti
A hundred days have made me older, since the last time that I saw your pretty face. A thousand lies have made me colder. And I don’t think I can look at this the same. But all the miles that separate, disappear now when I’m dreaming of your face. I’m here without you baby. But you’re still on my lonely mind. I think about you baby. And I dream about you all the time (3 doors down)
&
Cientos de días me han envejecido, desde la última vez que vi tu bello rostro. Miles de mentiras me han vuelto más frío. Y no creo que pueda ver esto igual. Pero todas las millas que nos separan, desaparecen cuando sueño con tu cara. Estoy sin ti, baby. Pero aún estás en mi solitaria mente. Pienso en ti, baby. Y todo el tiempo sueño contigo (Here without you)
Esa misma noche, Bill salió furioso del departamento del rastudo con una única idea en mente, destruir a Xaviera por haberle robado la oportunidad de hablar con Tom, por haber sido ella, quien lanzó la bomba, destruyendo la preciosa relación entre Tom y él.
—¿Qué te ocurre? —preguntó Jeremy abriendo la puerta del carro para dejarle entrar.
—Vamos al Club Listing —Mandó, sin contestar.
—¿Estás bien? —Insistió el adulto—. Luces molesto.
—Lo estoy. Estoy que me muero de rabia —Gruñó el pelinegro, apretando las manos y arrugando la nariz, cosa que le pareció muy divertida al agente.
—¿Tom te hizo algo?
—No, todo es culpa de esa perra —Gruñó—. Xaviera, su ex novia, le contó toda la verdad a Tom, por eso él se fue. Ni siquiera me enfrentó, sólo se fue.
—¿La verdad? —Jeremy arrugó el ceño—. Hablas de la “casi mentira” que no le habías contado a tu novio.
—Exacto. Fue una jugada sucia, muy sucia. Ahora Tomi… —Sus cejas lentamente se unieron, haciéndole ver muy triste y al agente, le partió el corazón—. Tomi no quiere… ni siquiera hablar conmigo.
—Ya llegamos —anunció el hombre.
Bill se miró en el espejo y arregló un poco su cabello. Cuando se vio completamente sexy, se dio su auto-beso en la mejilla y bajó del coche.
Al entrar al club, caminó directamente a la barra, pero fue detenido por una mano que apretó su brazo.
—Hola Bill —Era Andreas, quien llevaba un trago en su otra mano—. Estoy con Heidi, quieres venir un segundo.
—Andy estás con tu novia, ¿para qué quieres que vaya con ustedes? —El mal humor del pelinegro era evidente.
—Es que ella no parece estar divirtiéndose —dijo tristemente el rubio—. Tú tienes más tema de conversación. Anda —Rogó con el semblante abrumado—. Ayúdame con ella.
—Andy, si ella no lo pasa bien contigo, no entiendo por qué están de novios —Gruñó el menor, pero aceptó su petición y caminó a su lado.
La porrista rubia cambió de actitud al ver al cantante y sonrió bobamente con él. Bill arrugó la nariz sin poder evitarlo. Él despreciaba a las porristas por su falta de neuronas, pero por sobre todo, por esa actitud interesada y supo enseguida que Heidi sólo estaba con Andreas por su dinero y amistades, las que incluían al vocalista de “The beautiful people”.
Los temas de conversación aparecieron mágicamente en la mesa y luego ambos rubios hablaban animadamente, tratando de integrar al pelinegro, quien no apartaba la vista de la castaña de la barra.
Cuando Bill notó que la hora avanzaba y los turnos de trabajo del club cambiaron, se puso de pie y salió en busca de la mujer.
—Espera —Andreas se puso de pie y habló al oído del chico—. Gracias por tu ayuda, Bill.
—Ella sólo te está usando, Andy —murmuró de vuelta el menor, notando como su amigo arrugaba el ceño—. Sigues teniendo un pésimo gusto en el amor. Siento ser yo quien te lo diga, pero supongo que es porque sigo interesándome en ti, eres mi amigo.
Al decir esto, dio un paso al frente y siguió su camino. Estiró el cuello entre la muchedumbre, para volver a divisar la cabeza de Xaviera. Cuando vio que entraba a la sala del personal, el pelinegro apretó su bolso y caminó a paso firme. Sin tocar, abrió bruscamente la puerta, dejando a las otras dos chicas impresionadas.
—Salgan de aquí —dijo rudamente a las colegas de Xaviera. Las mujeres vieron la expresión amenazante del cantante y salieron rápidamente.
—¿Qué te pasa? —interrogó Xaviera, al ver la postura agresiva que irradiaba el chico.
—¿Qué te pasa a ti? —Bill dio un paso al frente y sin contenerse le dio un empujón a la chica, quien tuvo que retroceder dos pasos, por la fuerza del otro.
—¡Bill! —Se quejó ella.
—¡Eres una perra! —Gritó el chico, sabía que por el ruido exterior, nadie escucharía su conversación—. ¡¿Cómo fuiste capaz?!
La castaña abrió grandemente los ojos, pues no tenía idea de qué estaba hablando el pelinegro, retrocedió instintivamente hasta la pared, al ver como él se seguía acercando en forma amenazante.
—Debí imaginar que lo harías —siguió el cantante—. No pudiste soportar que Tom y yo fuéramos felices, cosa que nunca pasó contigo —Ella sintió que sus ojos escocían—. Claro, le enseñaste a ser un “Sex God”, pero eso fue todo, él nunca te amó como me ama a mí. No lo pudiste soportar y te interpusiste de la forma más cruel, más sucia, más baja, como la rata rastrera que eres.
Xaviera sintió una punzada de dolor en su pecho, era cierto, con sólo ver a Tom con ese chico supo que su ex novio albergaba sentimientos por él que con ella nunca sintió, al principio le molestó muchísimo, pero luego esa amargura se volvió dolor, pena al saber que alguien tan bueno como Tom nunca la amó, que sólo fueron una pareja sexual.
—Lo siento mucho, Bill… —Gimoteó, sus palabras salieron en forma de sollozo. En su cabeza todo lo que el cantante le decía, demostraba que había roto su relación con Tom, por culpa del ultimátum que ella le había dado.
—¿Por qué? —La voz del pelinegro también se quebró—. ¿Por qué no me dejaste hablar con él? Yo debía hacerlo, tenía que explicarle que mis sentimientos eran sinceros, que siempre lo fueron, que lo amo. ¿Por qué me robaste la oportunidad de arreglar las cosas?
Estas palabras y el tono quebrado del cantante, entró a la mente de la chica, quien levantó el rostro y preguntó.
—¿Qué?
—Él se fue. Me abandonó y ni siquiera le pude decir adiós.
—¿Se fue? ¿Por qué? —Ella lo miró sorprendida y confundida, cosa que descolocó también al moreno.
—Porque tú le dijiste la verdad.
—No… —susurró y reiteró con más fuerza—. ¡No!
—No mientas —Gruñó el pelinegro—. Estuviste con él en la mañana, y por la tarde se fue.
—¡No miento! Te lo juro, Bill —Ella se acercó y le cogió por los brazos, porque no era tan alta para llegar a sus hombros—. No le dije nada. Sólo fui a hablar con él, y hacer que volviera contigo, si es que habían terminado por la estúpida apuesta. Pero estaba tan feliz hablándome de ti, que no le dije nada. No podría atreverme a meterme. Me duele un demonio saber que nunca me amó, pero jamás podría quitarle la felicidad que sólo ha logrado tener contigo, Bill —Se pasó la mano por las mejillas, quitando las lágrimas—. Tienes que creerme.
—Oh, Dios… —Bill se llevó la mano a su negro cabello—. Entonces es cierto.
—¿Qué ocurre? Explícame. ¿Cómo es eso que se fue? ¿A dónde fue? ¿Qué le pasó a Tom? Dime Bill —exigió saber.
—Su tía está muy enferma y le pidieron que viajara a otra ciudad.
—¿Qué tía? ¿Qué ciudad?
—No quiso decirme nada. Estaba muy raro por teléfono, molesto —explicó el chico—, por eso pensé que ya lo sabía. Además Gus me dijo que los vio en la biblioteca —tartamudeó—. Yo, yo, pensé que tú le habías contado la verdad. Que la enfermedad era mentira. Pensé que me odiaba y por eso había huido de mí.
—Enfermedad —La chica se pasó la mano por la cabeza—. Estaba molesto.
Bill vio como ella se paseaba de un lugar a otro.
—Debe ser la tía que lo cuidó cuando murieron sus padres —sugirió ella, como si fuera lo más obvio—. Él no estaba muy cómodo con ellos, porque lo trataban como una carga, seguramente por eso estaba molesto.
—¿Sabes dónde viven?
—Sí. Estuve allí buscando a Tom el año pasado, pero ya se había mudado y sus tíos fueron bastante desagradables conmigo. ¿Seguro quieres ir?
—No lo sé. Quiero apoyar a Tom, pero me dijo que era algo familiar.
—Si Tom quiere mantener las distancias, creo que será mejor que lo hagas, Bill.
—Mmm —Asintió.
&
El domingo por la mañana, Tom despertó muy temprano, pese a lo tarde que se había dormido. Lo primero que hizo fue coger su celular y mirar la fotografía de su Billa. Cada vez que los chicos dormían en casas separadas, Tom lo llamaba para desearle los buenos días, pero ahora las manos le temblaban. Quería escucharlo, pero el recordar los sollozos de su conversación previa, le provocaba un sentimiento de nausea en la boca del estómago.
Las cosas se han complicado. No volveré hoy. Tom.
Tecleó rápidamente el mensaje, era mejor eso a nada. No quería que Bill sufriera, no por su culpa y aunque estaba muy molesto por la apuesta, no haría nada hasta que se enfrentaran cara a cara.
Cogiendo unas ropas limpias, el rastudo caminó hacia el baño. Se arreglaría para volver al hospital. Quería hablar con Celine sobre la inminente partida de su madre. Y aunque nadie estaba preparado para la muerte, si lo hablaban antes, podría ser un poco menos doloroso.
&
Saki condujo al rastudo hasta el lugar, sorprendiéndose de encontrar al tío de Tom, esperándolos en la puerta del mismo.
El chico bajó, pensando lo peor y caminó hasta su pariente.
—Tío —llamó.
—¿Podemos hablar? —Pidió el adulto.
—¿Y Celine?
—Está con su madre —contestó el hombre, luciendo miserable.
—Vamos por un café. Está helando —Ofreció el chico y caminaron juntos hasta la cafetería del hospital.
Ambos miraban sus tazas humeantes, sin saber cómo iniciar una conversación, sin sacar a flote los pensamientos negativos que pudieran surgir.
—Yo…
—No tienes que decir nada, tío —Comenzó el rastudo, pensando que el adulto le pediría disculpas, sólo para honrar la última voluntad de su mujer—. Tía Alice está muy mal y todos están muy tristes.
—Quiero que me cuentes sobre ti, Tom —Pidió el hombre, sacando al joven de su pensamiento original.
—¿De mí?
—Sí. Llevas casi dos años fuera y no hemos mantenido ningún tipo de contacto.
«Sólo porque ustedes no me buscaron» Estuvo tentado de comentar, pero se mordió el labio y simplemente sonrió.
—Han pasado muchas cosas, tío. Cosas malas, peores y luego todo ha mejorado —Imaginó la sonrisa de su pelinegro—. Me cambiaron la beca deportiva por otra mejor.
—¿Y eso por qué? Te encantaban los deportes.
—Tuve un accidente —Tom arrugó el ceño y su pariente se asustó.
—¿Qué clase de accidente?
—Como las cosas no estaban muy bien económicamente, tuve que trabajar como guardaespaldas de uno de mis compañeros de clase, él es cantante —explicó—, un admirador se obsesionó con él y al no ser correspondido, le disparó —Tergiversó un poco la información de lo que había ocurrido con Bushido—. Me interpuse y la bala me dio en el hombro, me incapacitó de seguir corriendo y para no perder la beca, me dieron otra.
—Wow. ¿Por qué no nos llamaste? En un caso así, lo más normal es tener a la familia cerca.
«Mi familia está muerta» Quiso gritarle al hombre frente a él, pero al ver su rostro afligido simplemente alzó los hombros.
—No quiero que esto vuelva a ocurrir, Tom —El adulto lo miró con seriedad—. Mira chico. No fuimos lo que debimos ser. Obviamente no podemos reemplazar a tus padres, pero tampoco te acogimos como una familia cuando más nos necesitabas —Sus manos apretaron la taza de café—. Sin embargo, no quiero que vuelvas a estar solo. No te lo mereces. Yo… siento mucho todo lo que ha pasado.
—Tío, yo no te estoy pidiendo explicaciones, lo que pasó ya quedó en el pasado y ahora todos debemos seguir adelante.
—Tus palabras suenan tan nobles, que me siento mucho más culpable, pero…
—No es necesario.
—Sí lo es. Déjame explicarte algunas cosas, ¿sí? —El menor asintió—. Cuando tus padres fallecieron, Alice y yo estábamos teniendo problemas, serios problemas.
—¿Fue por eso que vendieron la casa de mis padres? —De todo lo malo que vivió con esa familia, lo peor fue la venta del único recuerdo de sus padres, su casa.
—Fue una de las razones —El hombre arrugó el ceño y bajó la mirada, demasiado avergonzado por lo que vendría—. Yo, tuve un amante.
—¿Qué?
—Tenía otra mujer. Ni Alice ni Celine sabían nada sobre ella, pero cuando tus padres murieron, Estella quedó embarazada. Yo le pedí que se practicara un aborto, porque es en esos momentos, cuando te das cuenta de que jamás dejarás a tu familia —Tom asintió—. Pero ella quedó muy mal, estaba con hemorragia y se tuvo que internar en una clínica privada —Poco a poco las cosas comenzaban a calzar en la cabeza del adolescente—. Nosotros nunca fuimos una familia adinerada y esa clínica se llevó todos mis ahorros, pero eso no fue lo peor.
—¿Ah, no?
—No. Los médicos dieron parte a la policía por el aborto y me encerraron dos días, pues Estella me acusó como el causante del delito. Para sacarme de la cárcel, Alice necesitaba más dinero y por eso vendió la casa.
—Dios mío.
Tom no podía creer lo que su tío le estaba contando, tragó grueso al pensar en la tremenda vergüenza que debió soportar su tío, al tener sus papeles manchados por algo como eso. Y en toda la rabia que debió sentir su mujer al enterarse de semejante forma, de su traición.
—Alice estaba molesta todo el tiempo conmigo.
—Y con razón —No pudo evitar decir.
—Pero al menos pude mantener mi empleo y no estar en casa, pero tú estabas allí y ella se desquitaba contigo.
—Creo que quien debe pedir disculpas soy yo, por haber mal interpretado todos estos años lo que ocurrió en realidad —comentó el rastudo, bajando la mirada.
—Nada de eso, Tom. Fue mi culpa, sólo mi culpa.
Los hombres siguieron hablando en la cafetería, por largos minutos. La charla se tornó mucho más tranquila y menos tensa. Finalmente, ambos decidieron subir para visitar a Alice, quien seguía fuertemente dopada por las medicinas.
Al llegar, Tom sintió que su corazón se volvía a romper por la misma causa, la pérdida de un familiar. Ahora que toda la verdad estaba sobre la mesa, su relación con la hermana de su madre había cambiado radicalmente, la sentía mucho más cercana, y no sólo a ella, sino también a su tío y a su prima Celine, quien siempre le brindó su apoyo cuando vivieron juntos.
El rastudo notó como la joven vestida de negro, inventaba bromas para hacer sonreír a su madre, quien estaba increíblemente despierta frente a ellos, tratando de mostrarse fuerte y contenta. Sin embargo el dolor era claramente visible en sus contraídas facciones.
—Hola —Saludó con la voz apenas audible.
—Hola tía —respondió el chico.
Su esposo fue de inmediato al otro lado de la cama, parea coger su mano. Tom también se acercó hasta ellos. Por unos leves segundos el rostro de la mujer se vio en paz y luego su ceño se arrugó fuertemente.
—Llamaré al médico —dijo el chico de rastas y presionó el botón de ayuda de las enfermeras.
Dos mujeres aparecieron y luego el doctor de turno, pero ya era demasiado tarde. Alice había dejado de respirar. No había caso, no se podía hacer nada más, tanto los médicos como la familia sabían que eso ocurriría de un momento a otro. Y la hora había llegado.
—Mamá… —susurró la chica y corrió a los brazos de su padre, rompiendo en llanto.
Tom sintió que sus propios ojos se anegaban y una de sus manos apretó el celular. Cómo necesitaba a Bill. Tragó el nudo en su garganta y tecleó el mensaje.
Alice ha muerto.
Su mano temblorosa guardó el aparato y los brazos de Celine en su cuello, le indicaron que él también podía liberar ese sufrimiento guardado. Lloró, lloró como cuando sus padres partieron.
&
Lejos de allí, Bill sintió que su pecho se contraía de dolor. Instintivamente llevó la mano hasta su corazón y pensó en su novio, hasta que su celular vibró.
Alice ha muerto.
Dando por sentado que Alice era la tía enferma de la que Tom habló, el moreno miró la pantalla de su teléfono, con la foto de su rastudo novio y suspiró. Pero la angustia que lo llenaba era muy intensa y finalmente rompió a llorar.
—¿Bill? —La voz de su madre se oyó en la puerta, pero el menor no podía responder—. ¿Hijo, estás bien? —Al no escuchar nada, la mujer entró, descubriendo a su pequeño sumido en la más absoluta tristeza—. Bill…
Corrió a su lado en la cama y lo abrazó—. ¿Qué ha pasado?
—Tom ha perdido a una tía. Ella murió.
—Oh —La mujer no podía entender cómo es que su hijo y Trumper, habían adquirido esa conexión tan grande entre ellos, pero tampoco podía cuestionarla—. ¿Dónde está?
—En otra ciudad.
—¿Y por qué no vas con él?
—Necesita su espacio, mamá.
—Comprendo.
&
Bill aguardó la llegada del lunes como nunca antes. Pero Tom no regresó a la escuela. Un nuevo mensaje le indicó a media mañana que esa tarde sería el servicio funerario de su tía y que se quedaría.
Andreas observó como su amigo no parecía ser el mismo y se acercó en tono juguetón y lo abrazó por los hombros.
—Te ves muy mal. ¿Le ha pasado algo a Tom? —El menor no levantó la cabeza y tampoco quitó el brazo del otro.
—Su tía falleció.
—¿Es por eso que no vino a clases? —Bill asintió—. Entonces vendrás a mi casa.
—No tengo ánimo, Andy.
—Por eso. No luces bien y quiero animarte. Te daré helado de chocolate.
—A-ja.
&
Cuando el timbre del fin del día sonó. El rubio cumplió su palabra y cogió el brazo del pelinegro, arrastrándolo por los pasillos, hasta su coche.
Por los corredores, Heidi vio a su novio con el cantante y aprovechando la oportunidad, se coló a ellos.
Bill estaba un poco molesto por tenerla en el mismo carro, pero era la novia de su amigo y aunque no le gustase, no se metería en sus asuntos románticos.
Al llegar a casa, los chicos decidieron ver una película. Heidi se ofreció a subir al cuarto de Andreas a buscarla, mientras ellos ordenaban algo para comer.
La rubia observó la habitación, buscando el lugar que le había mostrado Andreas la última vez que estuvo allí, donde guardaba algunas de sus cosas personales. Cogió una cadena de plata con el dije del logo de la banda de Bill y lo guardó en su bolsillo.
—Ni siquiera lo notarás, ¿verdad Andy? —susurró con la voz chillona y burlona.
Cada vez que visitaba esa casa, se llevaba algo. No es que ella no tuviera el dinero como para comprar sus propias joyas. Era una especie de obsesión, eso de llevarse pequeños trofeos de las casas de los ricos, pues ellos nunca hacían escándalo por pequeñeces.
Una vez fue descubierta, por la entrenadora del club de animadoras y fue por esa causa que nunca le habían dado el liderazgo del mismo. La mujer le había mencionado una palabra “cleptomanía”, le sugirió que buscara ayuda profesional, pero ella no estaba loca, no lo hacía por necesidad, así que estaba bien. Sólo era un pequeño “hobby” y nada más, podría dejarlo cuando quisiera.
Giró al escritorio, donde se hallaban las películas y cogió una cualquiera, tampoco es que importara, pero al mover un cuaderno, un sobre amarillo salió a la vista. Sin poder contener su curiosidad, más bien su obsesión, pues por lo grueso del sobre, pensó que podría haber dinero allí, lo abrió.
Sus ojos de disponían a escanear el contenido del sobre, cuando un grito la sorprendió.
—¡Heidi!
& Continuará &
¿Qué es lo que contiene en el sobre? ¿Alguien se acuerda? Jajajaja. Bueno, ya falleció Alice. ¿Creen que vuelva Tom? ¿Hablará con Bill o seguirá enojado con él? No se pierdan la continuación. Gracias por seguir leyendo.