Hola gente bella, en este capítulo les pediré que escuchen “Geh” de Tokio Hotel, en el momento en que lo pide, porque ambienta a la perfección la escena. Besotes.
“Head Over Feet”
Capítulo 8: “Tías Buenas”
& Bill’s POV &
Lo que estaba pasando con Tomi me tenía un poco intranquilo. Comprendía el hecho de que somos BFF y para él no es más que un juego, pero es raro. No puedo creer que nos besáramos, y qué beso, joder. Y lo de masturbarnos el uno al otro, creo que estoy retorcido, después de todo yo se lo pedí primero. Él solo me consiente, a veces creo que me quiere como su hermano pequeño, y yo bueno… es mi amigo… eso creo… aunque ayer no dijimos nada al respecto, no puedo dejar de pensar en las sensaciones que he tenido con él… tal vez debo simplemente pensar que son eso: “sensaciones”, todo físico… nada más… no puedo tener o crear “emociones” con lo que hacemos juntos. Somos hombres, a él le gustan las tías, la semana pasada me cambió por la famosa “Jess”, esa perra… pero por qué entonces me sentí tan furioso, ¿por la audición? ¿O porque la sentí a ella como mi competencia? Me quitó la atención de Tom y yo me volví loco, pero somos amigos, esa es la atención que quiero de él, de amigos. Rayos, me siento muy confundido.
—Bill, ya vámonos o llegaremos tarde. —Me llamó, golpeando la puerta.
—Ya voy. —Guardé mis cosméticos y salí.
—Vamos… te llevo algo de comer, vamos.
—Ya…
No me gustan las mañanas, pero ya es lunes y la Universidad nos espera. Llevamos solo una semana y ya se me ha hecho eterno.
—Toma. —Me entregó una bolsita al subir al auto—. Cómete todo.
—Gracias Tomichu, sin ti me moriría de hambre.
—Es porque te demoras mucho con el maquillaje, aunque no me quejo, te queda genial.
—Eres un osito de peluche, ¿sabías?
—Solo contigo. —Me dio una sonrisa. Me pongo a comer y sonó su celular—. Ponlo en alta voz Bill, por favor.
—Claro. —Se escuchó una voz femenina.
—Hola, Tomi. —Él apretó el ceño.
—Perdón, ¿quién es? —Peguntó serio, sin dejar de conducir.
—Soy Jess.
—Jessica, dime Thomas por favor, ése es mi nombre.
—Lo siento, Thomas. —Me puse furioso, maldita ofrecida.
—¿No crees que es muy temprano para una llamada?
—No, también voy a clases, ¿recuerdas?
—En fin, ¿qué necesitas? —No puedo dejar de mirar a Tom, enojado, aunque sé que no es su culpa, fue ella quien lo llamó.
—Solo quería decirte que voy en mi segundo año de Ingeniería Financiera y tú tendrás una asignatura llamada “Introducción a las Finanzas”, me fue bastante bien en el ramo y me ofrezco para ayudarte… en lo que sea —dijo muy melosa.
—Gracias, lo tendré presente —él respondió con el mismo tono neutral.
—Bueno guapo, nos vemos esta tarde en música, hoy darán los resultados de la audición.
—Ok, nos vemos, bye.
—Bye. —La llamada se cortó.
—¡Que mujer más ofrecida! —Exclamé sin contenerme—. La odio.
—Tranquilo. Bill. —Me vio con una sonrisa—. Solo está tratando de ser amable.
—Y de pedirte que la vuelvas a follar.
—Ja, ja, ja.
—¿De qué te ríes? —Pregunté todavía enojado.
—¿Estás celoso?
—Sí, celos profesionales, la maldita quiere comprar al jurado con sus tetas enormes.
—Ja, ja, ja, ja .Ya llegamos.
—Vamos a clases.
&
Para desgracia mía, el ramo de “Introducción a las Finanzas” fue horrible. Tendré que estudiar el doble para poder pasarlo. Tom en cambio, es más hábil. Le pediré que me ayude con esto.
Tuvimos muchas clases y nos fijaron un examen en “Economía” ¡Rayos! También es muy difícil, no sé si podré complacer a mis padres con esta carrera. En fin, ya nos queda el último período, mi favorito: música, hoy sabremos los resultados.
De nuevo la sala estaba llena de gente y los profesores se pusieron al frente, uno de ellos tomó la palabra.
—Queremos felicitar a todos los que participaron en la audición. De los 200 participantes, hemos escogido 30. Diremos los nombres en orden alfabético. Les pedimos no hacer ruido ni manifestaciones de ningún tipo. Después de eso, les daremos 15 minutos a los alumnos que no fueron aceptados en el curso para que procedan a desalojar el salón.
Tenía que concentrarme en escuchar. Iban por orden
—Kauliz, William. —Bien, quedé… ahora los demás…
—Listing, Georg.
—Schafer, Gustav.
—Trumper, Thomas
Sí… quedamos todos… mi pecho estaba henchido de felicidad y orgullo. Nos miramos sonriendo, pero no dijimos nada.
La gente salió y después de los quince minutos ofrecidos para ello, otro maestro habló.
—Para gran asombro de todos, hemos otorgado el premio de banda oficial a “dos” grupo: Snakes y Tokio Hotel. El resto de los alumnos escogidos, deberá reorganizarse en grupos, pues serán evaluados por proyectos. Y ahora la clase…
Wow, la clase de música era buenísima, o tal vez pensaba así porque me gusta mucho. En fin, todo lo bueno dura poco y ya debíamos irnos.
—Estoy muerto —dijo Georg.
—Sí, ya vámonos, amigo —Gus lo apoyó.
—Adiós. —Les dijimos Tom y yo.
—Bill, adelántate al auto, yo voy al baño y te alcanzo.
—Ok. —Me fui caminando y cuando estaba por llegar, escuché una voz.
—¿William, puedo hablar contigo?
—Jessica. —¡Maldita perra! Grité en mi cabeza.
—Necesito pedirte un favor.
—¿A mí?
—Es sobre Thomas.
—¿Qué quieres?
—Ustedes son muy amigos, ¿cierto?
—Así es.
—Ayúdame a conquistarlo. —Será descarada.
—Eso tienes que hacerlo tú solita, además ya estuviste con él, ¿qué más quieres?
—Al principio, solo quería tenerlo en mi banda. —Lo sabía, ¡bruja!—. Pero después del polvo que tuvimos, no dejo pensar en él, me mojo con solo recordarlo.
—No me des detalles. —Ella me daba asco.
—Esto es en serio, dime… ¿sabes qué le gusta de las mujeres?
—Todo, yo que sé, le van todas las chicas, no tiene un ideal.
—Ya veo… además como yo canto, seguro será mío.
—¿Bill? —Por fin llegó.
—Tom, vámonos estoy cansado.
—Hola, Thomas. —Le dio un beso en “los labios” ¡La odio!
—Jessica.
—Dime Jess.
—Bueno Jess, ya nos vamos.
—Ese perfume que usas es exquisito, nos vemos en música el miércoles.
—Claro… adiós. —Ella lo volvió a besar.
—¿Bill, estás bien? —Me preguntó en el auto— ¿Qué quería Jess contigo?
—Pedirme ayuda para que la vuelvas a follar —respondí irritado.
—Ja, ja, ja, ya te dije que eso no significó nada.
—¿Entonces, por qué se siguen besando? —Pregunté enojado. ¿O celoso?
—Qué sé yo, es un saludo. —Él solo sonrió.
—¿Sabes qué necesito? —dije casi sin pensar—. Follar una tía buena.
—¡¿Qué?! —Casi saltaste en el asiento, pero no me miraste.
—Es verdad, no he estado con una chica en algún tiempo y necesito bajarme esta presión que me está comiendo.
—Ya veo… ¿estás seguro?
—Sí, lo estoy, la Universidad me estresa.
La verdad es que me volvía loco estar celoso de “Jess”. ¿Por qué? No quiero compartir a Tom, no con ella, la odio. O tal vez odio sentirme tan a pegado a un hombre. Sí… necesito estar con una mujer para aclararme, para darme cuenta que con Tom somos solo amigos, de que yo NO me estoy volviendo gay. Los orgasmos que he tenido últimamente los he tenido con Tom, entonces necesito uno con una chica, con una tía buenísima.
& Tom’s POV &
Era mi culpa que Bill estuviera así: Lleno de dudas y queriendo follarse a cualquier falda. Dios mío. ¿Qué haré yo cuando eso suceda? Ya es estúpido seguir negándolo, me gusta Bill.
Tomé el celular y marqué.
—¿Georg? Hola tío, necesito pedirte un favor… verás Bill y yo estamos un poco estresados, tú sabes… por la U y queremos salir a divertirnos con algunas chicas… ¿Seguro no te molesta? Gracias.
(Dar Play)
Me dirigí a su habitación y, sin atreverme a entrar, lo llamé—. ¿Bill?
—Pasa. —Tenía un desorden de ropa en su cama.
—¿Qué pasó aquí, un huracán?
—No… es que no sé que ponerme… todo me queda tan… normal.
—Bill… ven aquí. —Lo abracé. Tanto él como yo lo necesitábamos—. ¿Qué te está pasando?
—Esa chica… me pone los pelos de punta.
—¿Jess? —Pregunté, acariciando su espalda, aunque ya sabía la respuesta.
—Sí, con esas falditas minúsculas y esas tetas enormes, siento que me va a ganar en la banda.
—No es solo eso, ¿verdad? —Besé su frente.
—¿Y qué podría ser?
—Es mi culpa, Billucho… hemos estado haciendo cosas que tal vez pienses que no son normales y te sientes raro y ahora quieres desahogarte con lo que sea, ¿verdad?
—Sí, pero no es tu culpa. —Agregó con rapidez.
—Hablé con Georg hace un rato, saldremos el viernes a un club, iremos después del voluntariado, traerán unas chicas y nos iremos a su departamento de “soltero”.
—No tenías que hacerlo.
—Claro que sí, ya verás que te sentirás mejor cuando estés con una chica, se acabarán tus dudas.
—¿Y tú?
—Yo soy un caso aparte.
—¿Por tu amor platónico?
—Sí. Pero estaré contigo, no te preocupes.
—Gracias. —Me abrazó con fuerza.
—Voy a darme un baño.
—¿Puedo ir después? Quiero que me expliques algo de matemática.
—Claro.
Mientras estaba en la ducha, escuché a Bill entrar.
—Bill, ya salgo.
—Tranquilo, te espero.
Al salir, lo vi leyendo una canción que escribí para él.
♫“No hicimos nada malo… pensando todo el tiempo. ♫ Así es como nosotros podemos continuar. ¡Vete! ¡Vete! ♫ Vayámonos, abandonémonos, no intentes entender porque no podemos continuar mas.♫ ¡Vete!, intentemos separarnos, solo seremos capaces de continuar, si no nos vemos mas ¡Vete! ♫
—¿Tom? Lo siento… no quise.
—Tranquilo… es solo una canción.
—¿Es para ella? ¿Tu amor platónico?
—Sí. —Era mejor que creyera que era una mujer.
—Debes ponerle una palabra más de final.
—¿Cuál?
—“Quédate”… es un amor sufrido y difícil, pero realmente no quieres que se vaya.
—Es verdad.
&
La semana pasó muy rápido, ya nos habían asignado varios exámenes para la siguiente semana y esa noche, saldríamos de fiesta.
Bill estaba contento y cómo no estarlo, saldría de dudas en cuanto a su sexualidad, se daría cuenta que lo pasa mejor con una tía que conmigo, joder.
—¿Tom? Ya estoy listo —dijo, entrando a mi pieza.
—Wow, Bill, estás guapísimo y hueles muy rico.
—Tú también estás genial.
—¿Vamos por las chicas?
—Claro.
Llegamos al club y estaban los G’s con tres chicas.
—Bill, ella es Teresa, te quería conocer.
—Hola linda. —Saludó mi Bill, besando su mejilla.
—Tom, lo siento, su amiga se enfermó y no pudo llegar.
—Tranquilo, hombre, estoy bien.
—¿Pedimos tragos para todos? —Sugirió el rubio.
Estuvimos conversando y bebiendo un buen rato, hasta que de pronto todos se quedaron en silencio.
—Esa chica es igual a ti, Bill —dijo Teresa.
—Thomas, que coincidencia. ¿Puedo sentarme?
—Claro —respondí, sin dejar de mirarla.
—¿Te cambiaste el look? Tú siempre usas falditas y maquillaje claro —dijo Bill irónico.
—Quería probar algo nuevo. ¿Thomas, cómo me quedan estos pantalones ajustados y esta sombra más oscura? —Preguntó, acercándose tentadoramente a mí.
—Te queda muy bien, yo siempre le digo a Bill que me gustan los ojos maquillados así
—¿Entonces acerté?
—Sí, lo hiciste.
Los G’s tampoco querían mucho a Jess, pero ¿qué podía hacer? Se parecía mucho a Bill y esta noche, estaba prácticamente imitándolo.
—Ven, Thomas bailemos. —Me tomó una mano y me llevó a la pista de baile, podía sentir una mirada clavada en mí, pero seguro eran ideas mías. La chica se movía muy sensualmente. Tal vez no estaría solo después de todo.
—¿Jess?
—Dime guapo.
—¿Te gustaría pasar la noche conmigo? —Pregunté, moviendo el piercing con la lengua.
—Claro. —Y me besó apasionadamente. En eso llegó Gustav.
—Amigo nos vamos, ¿vienes?
—Sí.
Bill y Teresa subieron en la parte de atrás del auto y Jess junto a mí. Mientras conducía, ella me tocaba la entrepierna tentándome.
Al llegar, Georg fue muy “demasiado” directo y nos asignó una habitación a cada uno.
Jess me tomó de la mano y entramos a un cuarto. Apagó la luz y comenzamos a besarnos. No era igual que con Bill, pero qué importaba. Nos quitamos la ropa y tuvimos sexo. La chica gritaba bastante y cuando por fin terminó, le besé los labios.
—¿Te gustó?
—Ha sido genial.
—Bien… duerme.
—Pero tú… no has…
—Tranquila… descansa. —Me puse el bóxer y salí por agua.
Claro que no podría acabar en ella, porque no es Bill, no son sus jadeos, no es su respiración agitada, simplemente no puedo.
Inconscientemente, me detuve en la habitación de Bill y lo escuché. Estaba disfrutando, estaba gozando, pero no conmigo. Claro, él no es gay, no tendría por qué disfrutar conmigo.
Tomé un vaso de agua y me quedé quieto, mirando por la ventana. ¿Qué me está pasando? Una lágrima cae. No la quito, ¿para qué? Nadie la verá.
—¿Tom? —No lo escuché hasta que fue muy tarde, me vio así, en estas condiciones, completamente vulnerable.
—Bill… —Me sequé la cara.
—Lo siento. —Me abrazó—. No debí ponerte en esta situación.
—No es tu culpa.
—Ni siquiera pudiste terminar.
—No… eso no importa.
—Perdóname, soy un egoísta. Nunca más te pondré en este dilema, no tendrás que estar con nadie si no quieres, perdóname. —Me abrazó con fuerzas. Yo le correspondí.
—Arruiné tu noche, lo siento.
—¿Déjame aliviarte?
—No… puedo hacer ruido y no estamos solos.
—Entonces bésame. —Lo besé y con su mano comenzó a masajear mi aún erecto miembro, sin embargo con su mano libre tomó una de las mías y la llevó hasta su propia erección y así estuvimos: tocándonos, besándonos, sin estar consientes que un par de ojos nos miraba con asombro.
& Continuará &
¿Quién los mira? ¿Traerá eso consecuencias? Están invitados a continuar con la lectura y muchas gracias por sus visitas.