9: Susto

Hola gente linda, muchas gracias por seguir leyendo esta historia. Sé que les dije que no habría nada de drama, pero justo en este capítulo pasaremos un “susto” junto a los futuros padres. Besos y gracias por su apoyo

Regalo Especial” Fic Twc de MizukyChan

Capítulo 9: Susto

& Dos meses ½ &

Tom despertó con la carrera matutina de Bill al baño. Corrió tras él y le cogió el cabello para que expulsara todo sin ensuciarse. Al terminar, el menor tiró el agua y se lavó los dientes, ofreciendo una sonrisa a su pareja.

Ya solo vomito una vez por mañana, es un avance —dijo el pelinegro. Tom podía notar unas ligeras ojeras bajo sus ojos, pero la sonrisa del menor aplacó su preocupación.

¿Estás seguro de que estás bien? —preguntó y le acarició la mejilla.

Sí, solo muerto de sueño.

Últimamente duermes mucho, pero hoy es sábado, así que aprovecha de descansar.

Ven a la cama conmigo, sabes que no puedo dormir sin ti.

Ok, voy por mi laptop y vuelvo. —Como dijo, Tom fue en busca del aparato al escritorio, así aprovecharía de adelantar trabajo, para no agobiar a Bill.

Ven mi amor. —Bill palmeó la cama y le hizo lugar.

El trenzado se acomodó y puso el laptop sobre su regazo. El pequeño pelinegro se pegó a su lado y en dos minutos estaba completamente dormido. El mayor le revolvió el cabello y suspiró, para él era adorable verlo así; tan entregado, tan confiado en su cama, deseaba siempre poder darle esa seguridad. Estuvo trabajando y contemplando a su amado por dos horas, hasta que el bello durmiente se estiró cual gatito.

Hola precioso, ¿descansaste?

Sí, soy todo un perezoso.

En el próximo control le preguntaremos al doctor si es normal, no quiero que sea una anemia y no te estemos tratando como se debe.

No te preocupes, debe ser el bebé que me quita las energías.

Hablando del bebé, te voy a poner la crema en la pancita.

Está bien, así no se pone fea después, no quisiera que mis tatuajes se deformaran.

A propósito, ¿qué te dijeron tus padres por los tatuajes?

Oh lo de siempre, mi papá casi me mata a palos, pero ya estaban hechos, no los podría borrar.

¿Y lo dices así, tan tranquilo?

Creo que siempre fui la oveja negra de la familia.

Yo creo que eres el más especial de tu familia y me saqué el premiado al encontrarte.

Dios nos unió, es simplemente maravilloso.

Hablando de unión, ¿ya has pensado en una fecha para el matrimonio? Quisiera que nos casáramos antes de que nazca el bebé.

Tal vez en vacaciones, así tenemos nuestra luna de miel —dijo el menor coquetamente y Tom no pudo evitar besarlo.

Me parece sensacional, arreglaré lo de las vacaciones con la jefa. Ahora quítate la playera. —Bill obedeció y luego, Tom comenzó a aplicar la crema en su vientre plano. El pequeño arqueó la espalda y gimió—. Cielo, es solo un masaje —dijo el trenzado sonriendo con picardía.

Pues ya me excitaste, no sé qué me pasa, apenas me tocas me caliento, me siento un poco sucio.

Soy tu pareja, no tienes por qué sentirte así. —Tom se acercó y lo besó, sin dejar de masajear su vientre.

Hazme el amor Tomi, por favor, te necesito.

Como quieras. —Obviamente, Tom no se iba negar, pues su cuerpo también lo deseaba. Lo besó apasionadamente y fundieron sus cuerpos en una danza erótica, llena de gemidos, jadeos y suspiros, diciéndose cuánto se amaban. Al terminar sudados, pero satisfechos, el estómago del pelinegro dio un rugido.

Tengo mucho sueño —dijo en medio de un bostezo.

Pero también mucha hambre, no te dejaré dormir sin comer, a la ducha. —Mandó el trenzado.

Pero Tomi, quiero descansar. —Se quejó haciendo un delicioso puchero.

Después de comer descansarás y yo te haré compañía.

¿Lo prometes?

¿Cuándo te he mentido?

Está bien, pero ¿báñate conmigo, sí? —Tom cogió su mano y ambos, desnudos se fueron a bañar. Bill siguió tentándole y terminaron otra vez haciendo el amor bajo el agua, por lo tanto se les hizo tarde para cualquier desayuno, debía llevarlo a almorzar.

Bill hay un nuevo restaurant italiano, ¿te gustaría ir?

Mmm, pasta, que rico, muero de hambre.

Yo estoy listo.

Deja que me ponga un poco de cacao en los labios y listo.

Voy a sacar el auto, te espero allí. —El mayor salió y fue a la cochera, donde sacó el vehículo y vio salir al moreno, hermoso como siempre, con su bolso enorme—. ¿Qué traes ahí?

De todo un poco, desde barritas energéticas, hasta un cambio de bóxer y pantalón, por si no alcanzo a llegar al baño. —Ambos rieron.

No creo que los necesites.

No estés tan seguro, últimamente voy al baño a cada instante y muchas veces tengo que correr para no orinarme en los pantalones jajajaja.

Supongo que es por el embarazo.

Debe ser.

Amor, pasaré a echar combustible. —Después de haber avanzado hasta una estación, se estacionó—. ¿Cielo, no te molesta el olor?

Hasta aquí se siente el olor del McDonals.

Me refería al olor de la gasolina, pero, ¿quieres papitas?

No, quiero una hamburguesa gigante. —Tom sonrió.

Bill, tú eres vegetariano.

Mi estómago se endureció, Tom. —El menor miró a Tom fijamente—. Necesito comer una hamburguesa. —Lo dijo con una urgencia que hizo estremecer al trenzado, así que lo llevó de inmediato.

Quiero el combo 5 y el 7.

¿Estás seguro? Es bastante.

Y unos nugguets de pollo.

Está bien, ve a sentarte, yo te alcanzo. —Le entregaron el pedido en dos bandejas rebosantes de comida. Bill lo miraba avanzar con los ojos brillantes.

Esto es genial —dijo mordiendo su hamburguesa doble queso.

Solo espero que no te arrepientas después.

Estoy alimentando a este pequeño que saldrá carnívoro igual que su padre, Tomi y me hace comer carne, mmmm, pero está mmmm, deliciosa.

Está bien cielo, disfrútala y no comas tan rápido.

&

Ya era lunes y gracias a la jefa, la pareja entraba una hora más tarde. Ese día, Bill se sentía extraño, aunque el chico no sabía exactamente qué era esa sensación, estaba débil, pero no quería decir nada para no asustar a su Tomi.

Llegaron al trabajo y Bill tenía clases de música la primera hora, así que se separó de su amado y se preparó mentalmente para ese día. Le tocaba ensayar la canción que iba a cantar con otra de las chicas de la clase para la exposición.

La maestra puso la pista y la chica empezó con su parte, Bill sintió que sus manos temblaban y comenzó a sudar frío, sintió que las rodillas le temblaban y luego todo se puso negro.

¡Tío Bill! —Se oyó el grito de las más jóvenes de la clase. El maestro se acercó al pelinegro y se percató de una sustancia viscosa que calificó como sangre.

Samanta, ve por el profesor Kaulitz, Estela, ve por la directora ¡Ahora! —Ambas pequeñas corrieron en busca de los adultos.

No quiero que muera el tío Bill —decían las más pequeñas de la clase.

Tranquilas niñas, tío Bill solo está desmayado. —Las calmó el profesor.

En otra sala, Tom se sorprendió al sentir que golpeaban tan insistentemente la puerta, sin embargo un repentino presentimiento le hizo correr.

¿Samanta, qué pasa?

El tío Bill… el tío Bill. —Los ojos lagrimosos de la niña no la dejaban hablar, pero para Tom fue suficiente y corrió hacia la sala de música.

¡Bill! —Gritó y se tiró al suelo al verlo inconsciente.

Está sangrando, Tom —dijo el otro maestro.

El trenzado se puso de pie y lo tomó con sumo cuidado, saliendo con él rumbo a la clínica del doctor Jost. Por los pasillos, se topó con la directora que lo observó muy preocupada.

Ve con él, te alcanzaré en la clínica. —El joven de trenzas asintió y salió de ahí con rumbo al lugar donde podrían ayudar a su moreno, quien aún no recobraba la conciencia.

La señora Albornoz fue por el bolso de Bill y tras dejar instrucciones, también se dirigió a la clínica, sin embargo al estar en su auto el sonido de un celular la desconcentró, se estacionó y se percató de que era el teléfono de Bill, vio la pequeña pantalla que decía “mamá llamando”, desconociendo la situación familiar de sus trabajadores contestó.

¿Aló? —Su voz sonó algo cortada.

¿Está mi hijo?

Señora, usted habla con la jefa de su hijo.

¿Por qué? ¿Hay algún problema?

Su hijo perdió la consciencia, en estos momentos Tom Kaulitz lo lleva a la Clínica.

Dios mío, ¿qué le pasó?

Al parecer se desmayó, pero en su estado es peligroso para el bebé.

¿Para el bebé? —preguntó extrañada.

Sí, como tiene solo dos meses de embarazo, es peligroso, por eso Tom se lo llevó de inmediato.

Dígame por favor ¿a dónde lo llevaron?

Es la Clínica de Maternidad Saint Rose.

Gracias, voy para allá. —Ambas colgaron.

&

Tom estaba completamente histérico, miraba por el espejo retrovisor y Bill seguía inconsciente, eso lo desesperaba, además había sangrado y aunque había dejado de hacerlo, al mayor le preocupa el bebé, si algo le pasaba al niño y eso dañaba a Bill de paso, no podría soportarlo.

Bill, cariño resiste, ya casi llegamos. —Tomó el celular y marcó a la clínica diciéndoles por qué iba y en qué condiciones iba Bill.

Al llegar, una camilla los esperaba. Ayudó a subir a su pequeño y se lo llevaron. Tom corrió tras ellos, hasta que lo dejaron en un pasillo. Se sentó un tanto aturdido y llamó a su mamá.

¿Hijo, qué pasa?

Es Bill, mamá. —Sin poder soportarlo más, rompió a llorar. Entre sollozos, explicó—. Perdió el conocimiento y estaba sangrando. Mamá si les pasa algo, a él o al bebé me moriré. —Siguió llorando.

Tranquilo hijo voy para allá. ¿Dónde estás?

En la Clínica Saint Rose. —Sollozó.

Tranquilo, mami va para allá. —Colgó, aunque sus palabras lo tranquilizaban, no podía dejar de llorar.

¿Tom? —El aludido levantó la vista encontrando a la jefa, traía el bolso de Bill— ¿Cómo está?

No lo sé. —Lloró de nuevo—. No ha salido nadie a decirme nada, me temo lo peor —Rompió en un llanto amargo, la mujer se sentó a su lado y trataba de consolarlo—. No quiero perder a mi hijo, no quiero, no quiero que Bill sufra, él no se lo merece, él le canta canciones de cuna por las noches, yo…yo no quiero perderlo. —Vio como la madre de Bill se llevaba las manos a la boca tras haberlo escuchado.

Entonces… es verdad… no fue un mal entendido. —Tom se levantó y la abrazó.

Bill está embarazado, pero ahora…yo…yo no sé nada, no quiero perder a nuestro hijo, no quiero que Bill sufra. —Ella correspondió el abrazo y lo consoló, dándole palmaditas en la espalda.

Dime hijo, ¿qué pasó?

Según lo que me dijo el maestro, Bill se desmayó y no recuperó la consciencia, pensamos que fue por el golpe que sangrara —explicó la jefa.

¿Cuánto tiempo tiene de embarazo?

Dos meses y medio —respondió Tom, limpiándose las lágrimas.

Mira Tom, no sé si esto te servirá para calmarte, pero en mis ocho embarazos he sangrado durante los tres primeros meses, siempre pensé que tenía pérdida o aborto espontáneo, pero no, solo eran cosas del cuerpo, y todos mis hijos nacieron bien, a lo mejor Bill tiene el mismo problema que yo y este sangrado no es más que un susto. —Trató de calmarlo.

Ojalá que sea solo eso. ¡Dios, que sea solo eso! —Exclamó el de trenzas y luego miró al cielo. En esos momentos salió el doctor Jost.

Tom, quédate tranquilo.

¿Cómo está Bill? ¿Y el bebé?

Ambos están bien. No fue más que un desmayo, pero Bill está sufriendo una pequeña anemia, por eso no recobró el conocimiento de inmediato.

¿Anemia, pero cómo? Yo lo alimento bien. —Su novio estaba muy preocupado.

No es solo por la alimentación, es porque el bebé consume muchas más energías de las planeadas, es un bebé muy fuerte. —Todos suspiraron—. El sangrado fue solo un susto, no le ha pasado nada al niño, aunque hay que evitar a toda costa que se repita una caída como esta.

Entiendo, ¿está consciente ahora?

Le pusimos unos calmantes, ya que el golpe en su estado hipersensible seguro lo va a resentir.

¿Puedo verlo?

Lo están trasladando a una habitación privada, pero será más seguro que pase la noche aquí.

Perfecto —dijo Tom mucho más tranquilo, el doctor se retiró.

Bueno, como ya sé que todo está bien, me iré —dijo la mamá del moreno.

¿No le gustaría verlo?

Claro que sí, pero salí tan rápido que ahora tendré que inventar algo para que mi esposo no se moleste.

Entiendo, puede llamar cuando quiera.

Gracias Tom, gracias por querer a mi pequeño.

Es algo natural, nadie puede no querer a Bill. —contestó, a lo que la mujer le besó la mejilla y se fue.

No sabía que había problemas en la familia del bombón —comentó la jefa.

Es peor de lo que parece, pero ahora Bill tiene una nueva familia: el bebé y yo.

Así se habla. Bueno Tom, mañana tú y Bill tienen el día libre. Cuídalo mucho y si necesitas otro día, pues me llamas y lo arreglamos.

Gracias jefa.

Bien, ahora te dejo, ve a besar a ese ángel. Adiós

Adiós.

Tom se dirigió a la habitación de Bill, le acarició la mano y luego me sentó en una silla junto a su cama.

En algún punto de la noche, se durmió y despertó cuando una enfermera entró a revisar al pelinegro. Se quedó sentado, mirándolo y cuando sus párpados empezaron a moverse, se acercó y tomó su mano, acariciándola con el pulgar.

¿Tomi? —llamó pestañando, seguro le molestaba la luz.

Aquí estoy amor.

¿Me caí?

Te desmayaste.

¿Y el bebé? —Puso su mano en su vientre.

Está bien, es un bebé fuerte, te está dejando sin energías, así que debes comer más.

Me muero de hambre. —Tom rió y agregó.

Espera… llamaré a la enfermera. —Tomó el pequeño comunicador de la habitación y pidió el desayuno—. Bill —Sus ojos se conectaron—. Nunca me des un susto como este, ¿ok? —Los ojos del mayor se aguaron y su voz se quebró—. Si te llega a pasar algo o al bebé, yo… no podría soportarlo, ¿me entiendes? Eres demasiado importante para mí.

Lo siento mi amor. —Bill lloró con él, también se había asustado—. No quise que pasara esto.

Tienes razón, lo siento, todo esto me puso sensible. —Rió y el pelinegro también—. Creo que me estás contagiando con tus hormonas.

Te amo tanto, Tomi.

Y yo a ti y al bebé. —Lo abrazó.

En esos instantes llegó la enfermera con un carrito y dos bandejas.

El desayuno. —Anunció y les pasó las charolas—. El doctor vendrá dentro de media hora para darle el alta.

Comieron en silencio, Bill terminó de prisa y acabó con la mitad del desayuno de Tom, sí que tenía hambre. Después, el doctor revisó al pequeño y les dio la autorización de regresar a casa. Al momento de cambiarse, Bill tomó su bolso y bromeó.

Te dije que necesitaría los pantalones extra.

Espero que nunca más los necesites. —Sonrió y luego agregó— ¿Bill?

¿Mmhn?

Tu madre estuvo aquí. —Se giró bruscamente.

¿Acaso lo sabe?

Sí.

¿Y cómo lo tomó?

Bastante bien, incluso me dio ánimo al contarme que ella también sangró en sus embarazos.

No puedo creerlo.

Te llamará cuando pueda, tú sabes, por tu padre.

Ya veo.

Bueno vamos a casa, tenemos el día libre y quiero regalonearte todo lo que pueda.

Tomi… ¿podemos… comprar hamburguesas?

¿Es otro antojo?

No sé qué es, soy vegetariano y este pequeño me obliga a comer carne.

Pero el otro día en el McDonals no te veías muy obligado jajaja

En serio Tom, si no como eso me duele la pancita, se me pone dura, mira siente —Tom tocó su vientre y efectivamente se endurecía.

¿Quieres ir al McDonals de nuevo o te las compro y las hago en casa?

Vamos allá, así comemos papitas y Nuggets. —Se relamió los labios.

Y eso que acabas de tomar desayuno.

Lo siento, estoy embarazado.

Pide lo que quieras amor, para eso me tienes a mí.

Ayúdame a caminar, me siento completamente apaleado.

&

Bill comió como si hubiera pasado por una hambruna, Tom lo miraba pacientemente y pidió un helado de chocolate, siendo que él odiaba el chocolate, el pelinegro pensó que tal vez le estaba pegando los antojos y sonrió.

Me muero de sueño amor.

Debes descansar, ¿vamos? ¿O quieres que compre algo más?

No, solo vámonos a dormir.

Sí, yo también estoy cansado.

Apuesto a que casi no dormiste en el hospital.

La verdad es que estaba pendiente de ti.

Regresaron rápidamente y Bill se fue directo al baño, odiaba ese problema, llegó a pensar que por orinar a cada momento se quedaría seco.

Tomi, ven a acostarte conmigo. —Lo llamó quitándose la ropa. Tom llegó y tras desnudarse se metió en la cama, a su lado, justo cuando sonó su celular.

Yo te lo paso —dijo el trenzado, buscando en el bolso del moreno y me lo entregó.

Hola mamita.

¿Cómo estás, pequeño?

Ya estoy en casa, me siento cansado, pero bien.

Es normal, cuando estuve embarazada siempre estaba cansada y contigo fue peor, me lo pasaba durmiendo.

Oh mami, gracias por preocuparte, te necesito tanto, tengo tantas dudas.

Lo sé, cielo y apenas pueda me escaparé para verte y darte consejos. Hoy solo quería asegurarme que estuvieras bien, para que el pobre Tom no sufriera un infarto por lo angustiado que estaba, se nota que está loco por ti.

Y yo estoy loco por él.

Lo sé, y estaré orando por ustedes, en especial por el bebé, ahora debo irme, tu padre solo salió a comprar pan, y puede volver en cualquier momento.

Está bien mamá, no te metas en problemas por mí.

Quisiera contarle a tu padre, a lo mejor se suaviza al saber que será abuelo.

No mamita, no te arriesgues, aún es muy pronto.

Respetaré tu opinión. Adiós hijo, te quiero.

Te quiero mamita, adiós. —Bill colgó y se pegó al cuerpo del trenzado—. Ella quiere contarle a mi padre, piensa que se suavizará si sabe lo del bebé.

La comprendo, pero no quiero arriesgarte, ni al bebé, él es muy violento.

Lo sé, pero algún día lo sabrá.

Sí, pero espero que el bebé ya esté en nuestros brazos, para que nada malo le pase, así los podré proteger a ambos.

Te amo Tomi, eres lo mejor que me ha pasado y lamento traerte el peso de mis problemas familiares.

No te disculpes, uno no escoge a la familia.

Pero yo te escogí a ti y tú eres mi familia ahora.

Tienes razón, somos una familia los tres. —Con una sonrisa, Tom acarició el vientre del pequeño.

Sí que lo somos.

& Continuará &

Que terrible es pasar esos sustos cuando hay un embarazo complicado, ¿no creen? Pero ahora que la madre ya lo sabe, ¿creen que sea lo suficientemente valiente y le cuente a su marido que Bill está embarazado? Lo sabremos muy pronto. Besos y gracias por seguir leyendo.

PD: Quiero una jefa como la de ellos.

Escritora del fandom

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *