«Backstage» Fic TWC de LadyScriptois
Capítulo 13
Los suaves besos en sus mejillas le hicieron despertar y sólo pudo separar un poco sus labios cuando sintió que una lengua quería explorar su boca. Correspondió el beso sin abrir los ojos y sólo enredó sus manos en el cuello contrario.
Cuando volvieron de Suecia Bill se quedó algunos días con Anis, los necesarios para saber que su hermano ya no estaba en casa de su madre. Cuando volvió a Magdeburgo, sólo pudo estar una semana en casa de Simone y volvió a Berlín.
Bushido quería aprovechar lo que pudiera de ese tiempo donde él no tendría que promocionar el álbum y Bill no tuviese que estar encerrado en el estudio, así que Bill pasaba algunos días en Berlín y luego volvía a Magdeburgo y así sucesivamente.
Rápidamente, Bill se acostumbró a que siempre que amaneciera con Bushido, este lo despertaría con besos. Así como Anis se acostumbró a que su hermoso rockero, necesitaba mucho espacio para sus cosas y que sus cajones con ropa para dormir tendrían que ser compartidas con algunas prendas de dormir Bill.
Los días pasaron y los avances de salud de Bill eran cada vez mejores, por lo que cada vez que vomitaba era muy duro para el menor, porque ya casi no lo hacía. El único problema que se presentó en el tratamiento fue cuando Bill intentaba comer cosas que no quería. Su estómago se contraía, lo rechazaba, le provocaba náuseas y algunas veces lo expulsaba. Nuevamente el factor psicológico.
Bill sólo comía lo que realmente quería y eso que realmente quería se basaba en comidas liviana, porciones pequeñas, pero que dejaron de ser seis diarias y ahora eran ocho o nueve, y aun así eso no era suficiente para que aumentara de peso constantemente, por eso todo el proceso de aumento se estaba haciendo un poco lento, pero iban al ritmo de Bill y eso estaba bien.
Todo parecía estar bien. Su madre está feliz y había compartido bastante con los G’s, solamente evitando cuando sacaban a flote lo de reunirse los cuatro de la banda. Pero no sólo eran reuniones de los G’s con él, Anis se llevaba realmente con Gustav y Georg, por lo que no era raro que cuando ellos no podían comunicarse con él, llamaban al rapero.
Poco a poco, esa personalidad divertida, segura, caprichosa, diva, pero dulce y cariñosa, volvía a aparecer en Bill y Anis sólo se sentía más enamorado y sus amigos más alegres por ello.
La escritura era algo que hacía constantemente, sobre todo cuando los buenos recuerdo de su hermano y él abordaba su mente. Estaba aprendiendo a canalizar todo eso en palabras, solo esperaba que nadie la viera alguna vez.
—No tendremos tiempo. – dijo Bill entre el beso, cuando sintió a Anis apoderarse de su cuello y acariciar con amor sus piernas desnudas.
—Será rápido. – aseguró el mayor.
—Sabes que no es cierto. – dijo divertido.
Anis era bastante resistente en la cama, sobre todo cuando se trataba de Bill y luchaba contra sus ganas de correrse para seguir disfrutando con el menor.
—Mi pastel de fresa. – le recordó Bill y Anis lo besó.
—No lo he olvidado. – dijo, antes de levantar al menor en brazos y dirigirlo al baño. —Prepararé el desayuno. – le informó, besándolo con abandono, para luego dirigirse a la cocina.
Bill sonrió al verlo marchar.
Se mudarían al nuevo lugar de la banda en una semana, exactamente un día antes de su cumpleaños número veinte. Extrañaría lo vivido últimamente y esperaba poder mantenerse fuerte cuando volviese a ver a Tom.
&
Bushido, como le aseguró, le llevó a una de las mejores pastelerías de la ciudad y Bill parecía deleitado por cada postre que se mostraba.
En la sección de fresas, la catapulta del antojo de Bill la noche anterior, había tanto para escoger: pasteles esponjoso rellenos de fresas frescas y crema, chocolate con fresa, cheesecake de fresa, terciopelo rojo a base de frutos rojos, de todo; dulces, cremosos, divinos.
El rapero sería capaz de comprar todos los que Bill quisiera, en las porciones que deseara. Pero Bill ignoró todos esos deliciosos postres, ninguno le llamaba la atención e incluso arrugó un poco el ceño ante ese esponjoso de chocolate, el que seguramente habría devorado tiempo atrás. Su mirada fue dirigida a las secciones donde se mostraban pequeñas porciones individuales y sonrió ante uno en particular.
Eran finas capas de hojaldre, que no se veían tan crujientes, y estaban separadas por un relleno de una suave crema pastelera y rebanadas de fresas frescas, empolvada ligeramente con azúcar pulverizada.
Bushido no dudó en pagar por esa pequeñita porción.
— ¡Es divina! – dijo el menor, llevando el ultimo bocado de postre a su boca y dejando el tenedor en su plato vacío.
— ¿Quieres más? – le ofreció el mayor.
—No. – aseguró el menor con una sonrisa.
No fue exageradamente dulce, fue liviano y perfecto. Lo cierto es que era un postre para diabéticos. La crema no era de la receta tradicional y la azúcar pulverizada tampoco lo era, pero fue perfecto para el menor.
Anis lo complacía en todo, lo mimaba y lo entendía. Y eran esos momentos, donde su corazón parecía querer solo latir por el rapero y no por su hermano.
Bill lo estaba intentando en todo ese tiempo, algunas veces pensaba que estaba teniendo el control de su corazón, que Anis lo estaba llenando completamente, y era completamente feliz. Ahora, eran muy pocas las veces que en las que el recuerdo de su hermano llegaba a su mente, pero cuando lo hacía, le afectaba, como la noche anterior.
Empezaba a perder la costumbre de pensar constantemente en Tom, pero su corazón no terminaba de ceder el paso al mayor y él lo sabía. Era como una muralla en las sombras, que poco a poco fue olvidada, pero no destruida y que sólo necesitaba un rayo de luz para volver a imponerse en ese corazón.
Anis estaba consiente que Bill aun no era completamente suyo, que aún había recuerdos en su mente y sentimientos en su corazón que evitaban la entrega total, pero él estaba bien así. No presionaría al menor, pero estaría para él en todo momento y recibiría con los brazos abiertos cada parte de Bill que quisiera entregarle. Había veces, donde luego de hacerle el amor al pequeño, lo veía dormir y suspirar entre sueños, pequeñas sonrisitas de enamorado se dibujaban en su rostro de terciopelo y Anis quería saber que soñaba el menor, con quién soñaba, si era él el protagonista. Tenía la esperanza de que si lo fuera. Por el momento, él era feliz al lado de Bill y Bill parecía serlo a su lado. Eso a él le bastaba.
Ambos salieron felices de la pastelería y se subieron al auto del mayor. Tenían varias cosas que hacer ese día, entre algunas de Bill y otras de Anis. El menor estaba totalmente emocionado mientras el mayor conducía hacia una zona exclusiva de Berlín, donde estaba la tienda de sus amigos diseñadores, Dean y Dan Caten, dueños de la tienda Dsquared2.
Un día, mientras paseaba por esa zona en busca de renovar su armario, entró a la tienda y para su sorpresa, allí se encontraban los hermanos, quienes pasarían una temporada en Berlín. Bill estaba consciente de que había recuperado unos cuantos gramos, pero también estaba consciente de que aún no llegaba a su peso anterior.
Al principio se sintió temeroso, porque desde que cumplió los diecinueve comenzó a vestir ropa de esos diseñadores, por lo que aquel par de gemelos conocía muy bien sus proporciones. Sin embargo, en ese encuentro Dean y Dan no le tomaron mayor atención a ese detalle, el cual justificó por estrés, y pronto los hermanos corrían a su alrededor mostrándole nuevos diseños.
Al menor le encantaba la personalidad de aquellos dos, sobre todo cuando pasaba horas con ellos decidiendo que comprar y Tom los miraba un poco aburrido desde el sofá, luego que elegía lo que quiera para él y los hermanos Caten hacían bromas al respecto.
Esta vez parecía ser igual, solo que quien parecía un poco desinteresado en la moda era Bushido.
—Muñeco, por fin llegan. – fue el saludo que les dio Dean, recibiéndolos con dos besos en la mejilla a cada uno. — ¡Tienen que ver lo que he hecho para ti! – dijo animado y halando de ambos para dirigirlos al salón de diseño, el cual era una lujosa habitación en la trastienda. —Por cierto, hoy te ves ardiente, Anis. Todo un macho. – gruñó, turbando un poco al aludido y haciendo reír a Bill.
Dean entrelazó sus dedos con el menor, mientras los dirigía al destino y le sonrió coqueto a Anis. El rapero suspiró dramático cuando Bill lo miró sobre su hombro sonriéndole con burla y él le guiñó un ojo siguiendo al pequeño rockero y a uno de esos diseñadores que desde que los conoció le coqueteaban sin descaro.
&
Anis se quedó durante todo el tiempo donde Bill se probaba los diseños que elaboraron los gemelos para él, pero luego Dean empezó a mostrarle al menor algunos posibles diseños para la nueva colección y le pedía su opinión. Pronto ambos estaban hablando de zapatos, telas y moda. Él no entendía algo, así que decidió salir del lugar dejando a los otros dos solos.
Él ya había comprado algunas cosas allí, así que exploró en la tienda buscando que comprar, cuando sintió a alguien apegarse a él.
—Hola, chico malo. – escuchó, y supo de quien se trataba.
— ¿Cómo estás, Dan? – Dan, el otro gemelo que le coqueteaba.
—Ahora mejor. – dijo divertido, sabiendo que molestaba al rapero. — ¿Has venido con Bill? ¿Dónde está nuestro muñequito de porcelana?
Anis había aprendido que “muñeco de porcelana” era como llamaban los gemelos a Bill, y él no podía estar más de acuerdo con ese apodo.
—Está con Dean en la trastienda.
—Espero que no lo distraiga por mucho tiempo. Muero por verlo, pero no puedo moverme de aquí. – suspiró, sentándose en uno de los sofás del salón, seguido de Bushido.
— ¿Esperan a alguien más? – preguntó el rapero.
—Sí, se supone que llegará dentro de poco. – era un domingo, por lo que la tienda solo estaba abierta para quienes tuviesen citas programadas. —Oh, ahí está. – dijo cuando escuchó el timbre.
Anis lo vio dirigirse a la entrada y él revisó su celular al sentirlo vibrar en su pantalón.
“Lamento la demora. Saldré pronto :)”
Bushido leyó el mensaje de Bill y sonrió, mientras le respondía.
—Este día debe ser especial, que tenemos estas visitas. – escuchó que decía Dan, mientras dirigía a los recién llegados.
—Oh, querido. Claro que es un día especial. Necesito un vestido. ¡Con urgencia! – decía una voz femenina.
—Eso lo resolvemos enseguida. – aseguró Dan. — ¡Por Dios! Cuando vi tu nombre en la agenda nunca pensé que vendrías con este guapo. – dijo el diseñador, tomando el brazo de Anne luego de saludar con dos besos en la mejilla a Tom. — Hace tiempo no que te veía. ¿Estas yendo al gimnasio? – preguntó tocando sus brazos y el mayor de los gemelos Kaulitz rio.
—Belleza natural, lo sabes. – le respondió.
—Oh, claro que lo sé.
— ¿Ese es Bushido? – le preguntó la modelo al diseñador, cuando observó a la persona en el sofá, ojeando una revista.
Tom, inmediatamente dirigió su mirada hacia aquella persona que ignoraba todo.
— ¡Claro que lo es! – respondió alegre Dan y los dirigió hacia el salón. —Cariño, mira quien está aquí. – dijo, llamando la atención de Anis.
El aludido dejó de ojear la revista y enfocó su mirada interrogante en el diseñador, la guio a la rubia que estaba sujeta de su brazo y que le sonreía, y luego: Thomas Kaulitz, con esas facciones que parecían endurecerse mientras lo miraba con esa mirada miel tenaz.
Anis no pudo evitar devolver esa mirada casi retadora que le dirigía el trenzado e hizo un asentimiento con su cabeza en forma de saludo, recibiendo otro por igual.
—Es un placer conocerte en persona. – le dijo Anne a Bushido, lo que hizo que el contacto entre Tom y él se rompiera.
— ¿En serio? – cuestionó impresionado y sonrió.
— Pueden resolver eso luego. – interrumpió Dan, ignorante de que la simple amistad que había entre Bill y Anis, porque no sabían que era más que amigos, no era compartida entre Tom y Anne —Tengo varios modelos para ti. Ven conmigo querida. ¿Por qué no nos dijiste antes? Pudimos hacerte algo exclusivo.
—Lo siento, pero tenemos que conseguir algo, es para la próxima semana. – comentó con un puchero, siguiéndolo y dejando a los otros dos solos.
Tom sentía algo extraño dentro de sí y se sorprendió ante el deseo de querer partirle la cara a ese idiota. A ese idiota que de seguro coqueteó con Bill, que fue capaz de besarlo, quien sabrá Dios que hizo cuando lo llevó de viaje. A ese idiota del que no sabía que pintaba en la vida de su hermano y que de seguro estaba allí, comprándole ropa y lujo a una de sus tantas conquistas luego de haberse aprovechado de los dulces labios de su gemelo. Totalmente repugnante.
—Pensé que era solo rumores. Es bonita. – comentó el rapero y luego volvió su vista a la revista.
Tom lo ignoró y se sentó al otro extremo del sofá, rogando porque Anne encontrara lo que buscaba rápido y pudiese dejar de respirar el mismo aire que ese rapero.
El silencio se instaló en el lugar, junto a la incomodidad de ambos. Anis no supo porque, pero sencillamente no quiso mencionar algo acerca de Bill y se preguntó por qué de pronto se sentía amenazado por el mayor de los gemelos.
Anis se removió incómodo y giró su rostro para observar al otro. Tom lo estaba mirando y el mayor se enfureció extrañamente cuando el gemelo Kaulitz le dirigió una mirada de superioridad antes de dejar de mirarlo.
Bushido cerró la revista exactamente cuándo Anne y Dan volvieron al lugar.
—Entra a probarte estos. Te aseguro que saldrás de aquí como una reina.
—Confió en tu juicio. – aseguró Anne.
—Querida, no sólo en el mío. Esos dos. – señaló a Anis y a Tom. —Uno es el gemelo del chico con mejor gusto que conozco y el otro no sé queda atrás.
— ¿Puedo confiar en ustedes? – preguntó Anne mirándolos con curiosidad y sonrió cuando Anis asintió.
—Soy sincero. – aseguró el rapero.
—Genial. – dijo sonriente y entró al probador junto a la experta que le ayudaría a probar las prendas.
—Se han tardado mucho. – se quejó Dan con expresión triste, ante Anis.
—Dean le está mostrando unos diseños. – respondió y Tom se preguntó con qué clase de chica salía el rapero.
—Mataré a Dean. Yo quería mostrárselos primero. –se quejó y luego observó a Anne salir con el primer vestido. —Te queda hermoso, querida. – se acercó, ajustándole algunos detalles.
— ¿Qué crees, Tomi? – le preguntó al gemelo mayor.
—Se ve bien.
—Tú siempre tan expresivo y detallista. – se burló Dan y Tom roló los ojos divertido. — ¿No lo sientes un poco justo? – le preguntó a Anne el diseñador y esta negó. —No lo sé, creo que no te favorece en esta parte. – señaló sus caderas.
— ¿Tienes algo que decir, Bushido? – le preguntó al rapero y este aclaró su garganta antes de responder. Le parecía un poco atrevido que la chica le preguntara su opinión directamente cuando Tom estaba presente.
—Le favorece a tu figura, es muy bonita y el vestido resalta, ya sabes, tus… – hizo en el aire una especie de curvas.
—Pero está el detalle de las caderas. Parece que estallará cuando te sientes. Mejor prueba otro. – pidió Dan y Anne volvió al probador. —Creo que hay uno parecido a ese en otra talla. – dijo el diseñador antes de volver a dejar solos a los otros dos.
—No tenías que fijarte tanto en su cuerpo. – le dijo repentinamente Tom.
No estaba celoso por Anne, sólo que eso le enfureció más. ¿Podría dejar el rapero de ponerle el ojo a todo lo que le pertenecía? Aun recordaba cómo cada vez que la banda coincidía con el rapero este siempre observaba como embobado a su hermano, a su gemelo, al que era su novio.
—Ella pidió mi opinión. Tú la escuchaste.
—Oh, claro. Y tú eres un profesional. – dijo y Anis rio.
—Tom, no me interesa tu novia. Últimamente prefiero la porcelana. – dijo lenta y claramente la últimas palabras y sus ojos brillaron cuando observó que el rostro de Tom se desfiguraba en un gesto enfurecido. Su mirada parecía tan filosa como las navajas, y Anis sólo se removió en su asiento y tomó la olvidada revista cuando el mayor de los Kaulitz se levantaba del sofá y se dirigía a algún lado.
Dan le entregó un vestido a la chica que le ayudaba a Anne y se dirigía a Anis cuando vio a su muñequito acercarse al lugar, hablando entretenidamente con Dean, mientras reían.
—Siempre hermoso. – dijo emocionado observando al menor de los Kaulitz y dirigiéndose a él. —Pensé que no te vería hoy, pequeño. Dean siempre habla tanto. ¡Oh, Dios!, estás más bonito que la semana pasada. – comentó acariciando su cabello.
—Gracia, Dan. – dijo sonrojado y Anis apareció a su lado, tomando las prendas que le habían entregado.
—Bill me dio algunas ideas. – le dijo Dean a su hermano. —Son geniales.
—No tanto. – dijo avergonzado, pero sin perder la sonrisa. —Fue un placer poder ayudarles y muchas gracias por todo lo que hicieron.
—Sabes que siempre es un placer para nosotros. – dijo Dan tomando las delgadas manos de Bill.
El menor observó el reloj de pared y quedó sorprendido ante la hora.
—Parece que se me ha ido el tiempo hablando con Dean. – sonrió ante el mohín de celos de Dan. —Tenemos que irnos. Pueden ir preparando la facturación, ya vuelvo. – informó y se dirigió a los servicios.
En el camino escuchó la emoción de Dean al ver a alguien en la tienda y sonrió pensando que los gemelos Caten nunca dejarían de ser tan ellos.
Entró al servicio, dejó su bolsa en el tocador y sacó su estuche de cosméticos con intenciones de retocar un poco su maquillaje.
&
¿Qué había insinuado Bushido?
Tom sabía cómo llamaban los gemelos Caten a Bill, el mismo les había apoyado con ese apodo:“ muñequito de porcelana”.
¿Cómo es que Anis lo sabía? ¿Cómo que ahora le gustaba la porcelana?
Tuvo que salir del lugar para no hacer un escándalo al partirle la cara a ese rapero de quinta. Sintió que la temperatura subió a su cuerpo, como claro síntoma de la ira que empezaba a acumularse, causada por celos, por esos enormes y ardientes celos que estaban en su cuerpo en cantidades industriales. Y optó por un cigarrillo para calmarse, el cual terminó en dos.
Al sentirse más calmado, entró a la tienda nuevamente y Dan estaba ocupado con Anne, mientras Dean y Bushido se encontraban en el mostrador. Pasó desapercibido y se dirigió al baño, porque Anne odiaba que le tocara cuando sus manos olían a cigarro.
Lo primero que hizo que se le cortará la respiración fue cuando observó una espesa cabellera negra realmente larga y con delicadas ondas, lo segundo fue cuando observó en el espejo el reflejo de ese angelical rostro que hace seis meses no veía.
Bill no parecía darse cuenta que tenía compañía y terminó de humedecer sus labios, para luego guardar la rojiza barrita de humectante labial. Volteó para salir y lo vio: era Tom, era su gemelo, su primer hombre, su único amor y quien destruyó sus transparentes y puros sentimientos junto a sus inocentes ilusiones.
Su respiración no se cortó, simplemente dejó de respirar y su corazón dejó de latir. Sus enormes ojos estaban casi perdidos mientras hacían contacto con los iguales de su mayor y todo su cuerpo se puso rígido e inmóvil.
Repentinamente, en esa distancia que había entre sus miradas, parecía que se proyectaba una película de recuerdos.
Una triste película.
Continúa…
Gracias por leer.