Backstage 20

«Backstage» Fic TWC de LadyScriptois

Capítulo 20

Los humectados labios de Bill formaban una perfecta o, mientras Tom se tocaba las trenzas incómodo.

—Da-David, hablemos un momento, por favor. – pidió casualmente el cantante, dirigiéndose a su productor, mientras le sonreía al fotógrafo.

—Les acompaño. – dijo Tom siguiendo a su hermano y a Jost, incómodo por quedarse a solas con el fotógrafo.

Cuando se encontraron en una parte más apartada del set, Bill habló.

—David. – titubeó un poco. — ¿No-no se supone que son fotos artísticas?

—Y lo son. – aseguró David. —Además, serán para recaudar fondos.

—Eso lo sabemos, pero no nos hablaste del concepto. – apuntó el mayor de los gemelos.

—Vamos, chicos. Son fotos inocentes, sólo juegan con el espectador. Sólo se quiere expresar su conexión. – explicó David, serenamente. —Ustedes son unos profesionales chicos. – les dijo en tono paterno. —Y esto sólo es eso, una sesión de fotos por trabajo.

Bill escuchó a Tom suspirar y luego le vio asentir, rindiéndose.

— Acabemos con esto. – dijo el mayor fastidiado, dirigiéndose a su camerino.

Bill tuvo que apretar sus labios con fuerza antes de dirigirse al suyo, dejando a un David sonriente.

&

El cabello ondulado de Bill fue peinado con más volumen; su maquillaje era ligeramente suave, sólo cargado en sus ojos, los cuales parecían enigmáticos. Vestía un pantalón blanco, estaba descalzo y una camisa blanca abotonada sólo en el centro y con las mangas dobladas hasta el codo. Se podía observar un poco de su pecho blanco y alunarado. No se sentía muy cómodo.

—Te ves hermoso, Bill. – dijo Terry y el menor de los Kaulitz asintió un tanto cohibido, reparando en la presencia de su gemelo.

Las trenzas de su gemelo estaban perfectamente ordenadas. Iba todo de negro: tenía una pañoleta negra en su frente, sus jeans no eran tan anchos y su camisa estaba totalmente abierta con sus mangas también recogidas.

—Saben, me encanta fotografiar a gemelos, pero ustedes son tan diferentes entre sí. – dijo el fotógrafo. — Son como el blanco y el negro, el bien y el mal, se complementan. Me encantan. – dijo inspirado y Tom aclaró su garganta.

—Lo mejor será comenzar. – dijo el trenzado y Terry asintió.

—Quiero que haya mucha cercanía entre ustedes, que se muestre que pueden amoldarse, que sus cuerpos son el reflejo de una misma alma. – dijo poéticamente y las mejillas de Bill se encendieron. —Tom, quiero que te acerques a Bill y abrazases su cintura. Bill, abraza los hombros de Tom. Que sea un hermoso abrazo íntimo.

Tom miró a Bill disimuladamente y se acercó a él sin dudar, a la vez que la producción ajustaba la iluminación. El fondo era unicolor en tono marfil y las luces hacían ver a Bill resplandeciente, mientras Tom parecía el chico malo que quería tomarlo entre sus brazos. De alguna manera, Terry también percibía aquello y lo quería inmortalizar. Bill parecía la encarnación del sensualismo en el cuerpo de la fragilidad, mientras Tom era la encarnación de lo dominante en un cuerpo de guerrero. Todo era alucinante ante los ojos del fotógrafo.

El de larga cabellera negra se posicionó donde Terry le indicó y Tom aclaró su garganta aproximándose a él.

— ¿Puedo? – le preguntó en un susurró a Bill, quién se tensó sintiendo más cerca el cuerpo de Tom.

Podía sentir la calidez del cuerpo de su mayor, su piel erizándose ante el próximo contacto, respiraba su oxígeno, su olor y eso le hacía sentir que el aire no llegaba a sus pulmones.

—Sí-sí. – permitió casi temblando y no sabiendo a donde mirar.

Al frente tenía el bronceado, firme y atlético cuerpo de su gemelo; musculoso, pero delgado; sencillamente tentador. Arriba: sus ojos que le examinaban, penetrantes, fieros. ¿En qué lio estaba metido?

—Uhmg. – Bill gimió bajito por la sorpresa de las fuertes manos de Tom enredándose en su cintura y atrayéndolo más a él, con fuerza y movimientos seguros. Todos los vellos del trenzado se erizaron ante ese bajo sonidito.

—Bill, relájate un poco. Parece que vas a la hoguera. – pidió el fotógrafo divertido y Bill asintió, pero aún estaba tenso entre los brazos de Tom.

—Relájate. – le llegó un susurró de Tom que le hizo estremecer, estaban muy cerca y el aliento cálido de su hermano chocó directamente en su cuello.

Tom quería sonreír. Bill se sentía muy bien entre sus brazos.

En los últimos días el menor prácticamente le estuvo evitando, porque Georg y Gustav le dijeron que Tom estuvo preguntando acerca de su salud. No tenía cara para ver a Tom, y buscaba hacer cualquier cosa para no estar muy cerca de él. Ahora, lo tenía tan cerca, sintiendo su tacto.

Tom se acercó un poco más y Bill tuvo que mirar a otro lado. Su miraba había estado baja y observó como el firme abdomen de su gemelo estaba tan cerca de su torso, luego su bajo vientre estaba cerca de la entrepierna de Tom.

El trenzado estaba disfrutando como algo sublime la cercanía con su gemelo, casi con un poco de gracia por la forma en la que Bill parecía querer correr, como se mostraba perdido evadiendo su mirada.

Las mejillas de Bill estaban rojas mientras Tom intentaba contener una sonrisita divertida, Terry tuvo que capturar ese momento.

El flash trajo a la realidad a Bill y decidió seguir con las instrucciones del fotógrafo.

¿Tom se enojaría? Se preguntó Bill. Aún recordaba cómo le miró el día de sus cumpleaños, pero ahora estaban trabajando. Bill no sabía qué hacer, estaba seguro que su hermano la pasaba mal estando tan cerca de él; debía ser muy molesto estar cerca de alguien que aborreces. Si él le abrazaba sería más incómodo para su gemelo. ¿Qué haría? Luego sintió las manos de su hermano abandonar su cintura para tomar sus manos y guiar sus brazos a sus hombros.

—No es como si no te gustara abrazarme. – le dijo Tom y apretó el agarre en la cintura de Bill.

El menor tembló y se le bajaron los colores.

¿Tom se estaba burlando?

Tantas veces le dijo a su hermano que le gustaba estar a su lado, que le gustaba abrazarle, que era feliz cuando él le abrazaba.

— ¿Qué sucede? – preguntó Terry, cuando Bill se separó de su gemelo.

—Esto es muy incómodo. – dijo rápidamente Bill, con sus labios temblando. Ahora menos que nunca podía ver a Tom. Era mucha la vergüenza.

—Tranquilízate. – dijo Terry comprensivo y se acercó a Bill tomándole de los hombros. —Sólo son unas fotos. – le restó importancia. — ¿Te puedo ofrecer un té natural? Ayuda a los nervios. – Bill, asintió.

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El té sirvió para calmar los nervios de Bill y estuvo unos minutos en su camerino, intentando calmarse. Mientras más rápido salieran de eso, mejor sería.

—Gracias. – le dijo a la chica que le retocó el maquillaje y salió.

— ¿Mejor? – le preguntó Terry y Bill asintió sonriéndole, aunque se sentía un poco mareado.

Bill tuvo que calmar sus nervios, mientras Tom rodeaba desde atrás su cintura y se inclinaba a su cuello rozándolo con su perfilada nariz.

—Mueve el cabello de Bill a un lado. – le pidió a su asistente y esta lo hizo dejando el largo cuello del menor expuesto para Tom. —Bill, levanta tu mano… Eso es… – aprobó, cuando el menor movió su mano hacia el cuello del mayor. —Gira un poco más tu rostro… – Bill lo hizo al lado contrario de Tom y bajó la mirada.

La imagen era preciosa y Terry tuvo que capturar desde todos los perfectos ángulos. La mirada baja de Bill, sus perfectas pestañas. Los rasgos fuertes de Tom, sus manos en las caderas contrarias, todo era tan: hermoso.

—Ahora, voltéate, Bill. Una pose protectora, Tom.

El trenzado, en ese par de días no logró averiguar algo por parte de los chicos, sólo buscó en internet los nombres de algunas medicinas que recordaba, encontrando que eran para tratar los cuadros anémicos. La pregunta de qué la provocaba seguía rondando en su mente. Y cuando Bill se giró entre sus brazos, Tom se encontró deseando ser capaz de proteger verdaderamente a Bill de eso que le estuviese afectando.

—Apóyate en su pecho. – le pidió a Bill y él lo hizo casi con temor. —Abrázale. – Bill respiró profundo para darse valor de llevar sus manos a la espalda de su hermano y posarlas allí.

No hicieron falta más indicaciones.

Las manos de Tom se aferraron a la espalda baja de su hermano y sus ojos casi se humedecieron porque sentía a Bill temblar ante su contacto. Tom hundió su nariz en el cabello de su hermano. Su corazón estaba agitado y el dulce aroma del cabello de su gemelo empezaba a revivir recuerdos en su mente.

Su Bill riendo, su Bill llorando por películas cursis y apoyándose en su pecho para que le consolara, su Bill que se restregaba en su pecho como un gatito al amanecer y que se apoyaba en el luego de hacer el amor, su Bill que le sonreía con complicidad y que le aseguró que le amaría por siempre. Su Bill que ya no era suyo.

—Son tan enigmáticos. – dijo Terry tomando varias fotografías a los gemelos. —Tom, quítate la camisa. – le pidió, cambiando de cámara y los asistentes entraron modificando la escenografía.

Terry estaba totalmente emocionado, mientras tomaba cada foto de los gemelos, su cercanía transformaba el aura en algo místico y él los necesitaba más y más cerca. Se podía palpar una atracción entre ellos.

Entraron varios elementos a escena y se hicieron diversas tomar relacionando la música con ellos, ellos siendo la música del otro. Tom siendo quien le sostenía el micrófono al menor mientras sus cuerpos estaban en contacto; Bill imponiéndose entre la guitarra y el mayor; y la que más adoraba Terry: Bill acostado boca abajo sobre la cola del piano negro, mientras su gemelo simulaba tocar algo que Bill le mostraba.

Había algo que, aunque hacía que las fotos mostraran algo incognito, le llamaba la atención al fotógrafo: Bill nunca miraba a Tom a los ojos. Y no quería perder alguna foto así.

Bill respiró aliviado cuando finalizaron la última pose. Su cuerpo lo sentía cansado, demasiado cansado y se preguntó si tal vez había comido muy poco esta mañana. A las diez debió comer, pero estaba en la sesión y no pensó que no tomar esa comida le afectaría, pero algunas veces su visión se ponía borrosa.

—Una última foto, por favor. – pidió Terry y eso lo odió Bill.

Sus dedos y labios temblaban cada vez que estaba cerca de su gemelo y las sensaciones en su vientre se estaban volviendo casi insoportables. Se sentía desgastado tanto física como emocionalmente.

Bill fue recostado contra el mural de marfil y Tom se impuso a su frente siguiendo las instrucciones del fotógrafo. Bill ya tenía suficiente con su hermano con el torso descubierto ante él, con su perfume que le encantaba y con su calidez embriagante, y ahora su tacto. Dejó de oír las indicaciones cuando las manos de su hermano estaban entrando por su camisa blanca, acariciando su piel con extrema suavidad, eso era demasiado. Realmente demasiado.

Tom notó la respiración de su hermano acelerarse en cada avance, sus pestañas rizadas aleteaban sin parar, estaba temblando demasiado y sus labios rosados también lo hacían.

Terry estaba fascinado con esa pose extremadamente tímida de Bill.

—Tom, acércate un poco más al rostro de Bill. – le pidió y Tom un poco dudoso lo hizo.

Bill tenía todos sus músculos tensos y sólo lograron inmovilizarse completamente cuando la nariz de Tom rozó con la suya. Las pestañas de Bill aleteaban en uno de los pómulos de Tom y Terry pidió lo que más temía el menor.

—Bill, mira a Tom a los ojos.

Tom acarició con su pulgar la piel de la cintura de Bill y este fue azotado por un escalofrió.

—Bill. – volvió a llamarle.

Bill se esforzaba en alzar su mirada, pero no podía. Aun no podía. Tenía demasiada vergüenza de haber sido una molestia, de ser asqueroso para su hermano. No podía. Aún no.

Todo en la mente del más pequeño colapsó y sus ojos parecían querer humedecerse.

— ¡Bill! – se alarmó Tom, cuando su gemelo se volvió de gelatina entre sus brazos y de un momento a otro estaba pálido. —Bill. – le llamó nuevamente y el menor no podía hablar.

— ¿Qué sucedió? Tom, lleva a Bill a su camerino. – le pidió y Tom lo cargó en brazos. – Terry miró a su asistente con furia.

—El té que le dimos para los nervios en algunas personas tiene efectos secundarios, tal vez a mi asistente se le fue la mano. De seguro es una baja de algo. – le explicó con vergüenza a David.

—La sesión se terminó. – le aseguró al fotógrafo. —Bill no está en condiciones.

—Lo sentimos mucho. Ya la asistencia médica se dirige a su camerino.

David quería decirle unas cuantas cosas al fotógrafo por darle sustancias peligrosas a Bill, por más naturales que sean, pero no se veían malas intenciones en él.

—No te preocupes. – dijo luego de suspirar. —Lo importante es que Bill se estabilice.

Bill no fue consciente de que su gemelo le llevó al camerino, ya que este salió a cambiarse con urgencia cuando David le dijo que pronto volverían a casa.

— ¿Te sientes mejor? – le preguntó David y el menor asintió.

—Sufrió hipoglucemia. – la asistencia médica le informó al productor. —No es nada grave, creo que si fue el té que le dieron. Está tomando una solución glucosada oral que le ayudará. – explicó con una pequeña sonrisita.

Tom vio a la chica salir y se acercó rápidamente a su gemelo.

— ¿Estás bien? – le preguntó, tomando su mano preocupado y Bill se tensó de nuevo. — ¿Bill?

—Sí-sí. – respondió, retirando su mano de la de su gemelo.

—Me asustaste mucho. – le confesó y Bill mordió su labio inferior avergonzado. Tom le había visto mal.

—Lo siento. – Tom observó a su gemelo, su color había vuelto, pero estaba totalmente rígido a su lado. Algo en él dolió al saber que era por su cercanía.

—No te preocupes. – aclaró su garganta. —Yo… esperaré afuera. – informó y le hizo señas a David para que le mantuviese al tanto.

— ¿Quieres ir a un médico? – preguntó el productor consciente de la situación de Bill y preocupado por si eso tenía algo que ver con lo sucedido.

—Hoy tengo cita en la tarde. – le explicó el menor, agradecido por la preocupación de Jost.

— ¿Alguien irá contigo? Puedo ir si lo deseas. – se puso a disposición.

—Anis llegará dentro de unas horas a Berlín. Iré con él. Gracias. – le sonrió y David tomó su mano como muestra de apoyo.

—Tienes manso como cachorro al rapero, ¿No? – le dijo divertido y Bill se sonrojó imposiblemente.

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Era media tarde y Tom jugaba algo con Gustav, cuando Bill bajó sonriente las escaleras y se dirigió a la puerta.

—Hasta luego, chicos. – se despidió abriendo la puerta.

— ¿Te esperamos? – le preguntó divertido Georg y Bill se sonrojó antes de salir.

Tom se quedó atrás en la carrera de autos, preguntándose a donde iría Bill.

No podía sacar de su mente la sesión de foto y el pequeño episodio de Bill. No era algo grave, pero eso sólo le corroboraba su hipótesis de que Bill no se alimentaba bien. No lo podía creer, su gemelo no podía ser tan descuidado con él mismo que hasta un té le afectaba.

— ¿A dónde fue Bill? – Tom, le preguntó casualmente a Georg.

—Sale con Anis. Ya llegó de su viaje.

Repentinamente, Tom no tenía más ánimos de seguir jugando.

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Bill no podía estar más feliz.

—Es sorprendente. – expresó aplaudiendo.

—Felicidades. – le dijo tomando su mano y Bill le sonrió.

—Gracias. – le susurró y sus ojos se humedecieron antes de besar la mejilla del mayor.

—Yo no hice algo, tú lo hiciste solito. – le aseguró besándole y Bill se dejó hacer, hasta que el semáforo cambió y Anis tuvo que pisar el acelerador.

—Pero es porque tú siempre me has apoyado.

La cita con Miller fue un éxito y Bill sólo estaba a quinientos gramos del peso mínimo que le correspondía. Bill nunca creyó poder estar tan cerca de todo.

Anis le había mimado todo el día, contándole sobre su viaje, haciéndole reír.

—Fue ese té tonto. – dijo con un puchero luego de contarle lo sucedió en la sesión de fotos.

Habían llegado al apartamento de Anis y se encontraban en su habitación.

Bushido sonrió ante ese gesto tan infantil que siempre hacía Bill.

— ¿Por qué estabas tan nervioso? – le preguntó, dejando que Bill jugara con su reloj de muñequera, luego de gatear en la cama hasta él y pegarse a su lado.

—La sesión fue de esas artísticas. No fue cómodo. – le explicó rápidamente.

— ¿Fue un desnudo? – le preguntó divertido y Bill palmeó su mano.

—No. – dijo sonrojado. —Fue con Tom. ¿Cómo podría ser desnudo?– comentó bajito, sintiendo sus mejillas más ardientes al recordar que él había hecho más que abrazarse con su gemelo, con o sin ropa.

—Uhm. – fue lo que dijo Anis y Bill le miró curioso.

—No te agrada Tom, ¿Cierto? – preguntó bajito, uniendo sus manos y halando de la de Anis cuando no le contestó.

—No es eso. – respondió.

— ¿Y qué? No soy tonto, siempre hay tensión entre ustedes.

—Sólo somos diferentes. – le comentó, pero Bill no le creyó. — ¿Quieres quedarte esta noche? – cambió el tema y besó el cuello del menor, quien se removió estremecido con una pequeña sonrisita en los labios.

Bill se vio suspirando, mientras Anis le besaba y recostaba en la cama, pero pronto un extraño pitido se hizo presente.

—Es tu reloj. – dijo Bill y Anis le miró desafiante, pero divertido.

—Lo volviste a descontrolar. – le acusó. No era la primera vez que los dedos inquietos de Bill jugaban con la configuración de sus relojes, dejándolos locos sin intención.

—No lo hice. – aseguró con un puchero.

—Sí lo hiciste, pero no importar. – le besó. —Entonces, ¿Te quedarás?

— ¿Quieres? – le preguntó Bill, sintiendo los dedos de Anis desabotonar sus jeans.

—No lo sé. He pasado más de una semana lejos de mi hermoso y sexy novio. – dijo besando el cuello del menor, a la vez que introducía sus dedos entre sus pequeños boxers, acariciando suavemente la ingle de Bill que empezaba a contraerse — Y ahora que lo veo él está todo feliz y radiante. – continuó besando los tersos labios contrarios, mientras Bill se sonrojaba con furia. —Y lo único que quiero es hacerle el amor hasta que amanezca. – confesó acariciando el plano vientre de Bill, quien respiraba agitado.

—No sé si eso que dijiste significa que quieres que me quede, pero yo sí quiero quedarme. – le aseguró con timidez y Anis le besó con dulzura antes que Bill le quitase la camiseta.

&

Bill y Anis habían llegado a la casa de la banda en la tarde del siguiente día y los recibió un Tom que estaba hecho furia. El menor se preguntó si acaso hizo algo malo para que su hermano le mirase así.

David y los G’s estaban allí, y el sonido de la revista cayendo en la mesita ratona, le hizo sobresaltar.

—Mira. – le pidió firmemente Tom y Bill la tomó.

Era un artículo sobre un rumor de la situación en el set de fotos. Era una reseña corta, pero que sembraba la duda sobre trastornos alimenticios del cantante de Tokio Hotel. Todo era exagerado, digno de una revista de chismes amarillista.

— ¿A-alguien más lo reseñó? – preguntó temeroso a David.

—No, tranquilo. Sólo esa revista y ya tiene fama de chismes falsos. No te preocupes. – le respondió.

—Si es de preocuparse. – cortó, Tom. —Sería irrelevante si Bill estuviese bien, pero sólo hay que verlo. – Bill aferró sus dedos a la revista escuchando lo que le decía su hermano. —No puedo creer que seas tan descuidado contigo mismo. – le dijo déspota a Bill y él no respondió. Tom tenía razón.

Ese artículo había sido el colmo, ¿Cómo es que su hermano no despertaba y se daba cuenta de lo delgado que estaba? ¿Qué sucedía en su cabeza? Él fue quien consoló a Bill cuando los estúpidos medios hacían comentarios acerca de su delgadez, que si bulimia, que si anorexia. A Bill eso le afectó, aunque por fuera no le dio importancia, pero fue él quien escuchó sus miedos y dudas. Pronto quedó claro que la contextura de Bill era así y nada se podía hacer, pero esta vez era diferente y el que Bill pudiese ser afectado nuevamente le llenaba de temor. Sin embargo, a la vez le llenaba de ira, porque parecía que su hermano lo hacía conscientemente y no le daba importancia seguir.

Tom estaba lleno de miedo de que Bill acabara destruyéndose, tanto era el miedo que no podía controlarlo.

—Tom, mejor vamos a… – intentó tranquilizarlo Gustav, pero Tom le ignoró.

—Ya comenzaron. – se refirió a los medios de comunicación. — Y espero no verte llorando más adelante porque los medios te relacionan con trastornos alimenticios, porque esta vez no parece que sea un rumor. – le pidió acercándose a Bill y Anis inconscientemente se colocó un paso frente al menor.

Anis observó el perfil de Bill y como intentaba sacudir las lágrimas amontonadas pestañeando rápidamente. Estaba tembloroso mientras aguantaba todo lo que su hermano tenía para escupirle delante de todos. Supo que era suficiente. Bill hace pocas horas había recibido excelentes noticias de su avance. De alguna manera, entendió porque el menor no quería contarle algo a Tom.

—Y una mierda. – dijo suspirando Tom. —Que mejor alguien le regale un espejo. ¡Que estás en los jodidos huesos!

—Ya es suficiente. – dijo Anis evitando con sus manos que Tom se siguiese acercando a Bill.

—No te metas en esto, Bushido. Esto es entre hermanos. – le dijo Tom apartando las manos de Anis en su pecho.

—Pues no parece ser sólo entre hermanos cuando lo estás humillando delante de todos. – respondió poniéndose ante Bill y eso enfureció más a Tom.

— ¿Quién te crees para meterte en esto? – preguntó con una sonrisa burlona.

—No hace falta recordarte que soy el novio de Bill.

El ambiente estaba tenso mientras esos dos hombres de igual alto, se miraban con furia contenida. Georg y Gustav se pusieron en guardia, porque eso explotaría en algún momento.

— ¿Su novio? Mejor un relevo. – dijo ácido, volcando todos sus celos contenidos en sus palabras y miró a Bill sobre el hombro de Anis. —Sólo eres el de turno. El que se lo folla en estos momentos. – le comentó, haciendo énfasis en la última frase.

¿Quién desmiente que los rapero golpean fuerte cuando el labio de Tom estaba sangrando?

Tom ni siquiera se percató de que estaba herido cuando devolvió el golpe y pronto el labio inferior del Anis también estaba sangrando.

—Buen golpe para un guitarrista. – rio Anis, mientras Gustav intentaba contenerlo.

—Y aún no has visto todo. – le respondió, soltándose de Georg y dirigiendo su fuerza nuevamente a Anis.

Bill sabía que Anis no era impedimento para su hermano, desde pequeños Tom había demostrado lo ágil que podía ser en las peleas. Se iban a matar y Bill podía verlo en los ojos de su hermano que estaban casi en llamas.

—Anis, vamos a… – se escuchó que decía Bill, mientras se dirigía al rapero, temeroso del daño que podrían ocasionarse aquellos dos.

Y todo sucedió muy rápido.

Anis reaccionó a tomar a Bill en brazos y el menor gimió de dolor cuando su cien y parte de su pómulo derecho los sentía pulsar.

Tom no supo que dolió más, sus nudillos o su corazón cuando fue consciente de que había golpeado a su hermano.

—Déjame ver. – pidió Anis, levantando el rostro de Bill tomando delicadamente su mentón y apartando un poco su cabello.

—Bill, ¿Bill, estás bien?– se acercó Tom intentando ver si le había hecho mucho daño a su gemelo. —Lo siento, Bill. Lo siento. – pidió, queriéndose acercar para ver a su hermanito, desesperado por tomarlo entre sus brazos y aliviarle el daño. Bill no le escuchó, demasiado aturdido aún.

—Tú no te le acerques. – dijo Anis, apartándolo y llevando a Bill a la cocina junto con Gustav para colocarle algo de hielo en el golpe.

—Ven, hermano. No creo que necesites puntos, pero sangras mucho. – decía Georg, mientras colocaba un poco de gaza para absorber la sangre del labio de Tom y David buscaba algo en el botiquín.

Tom no sintió dolor ni ardor, sólo una opresión en el pecho que le hacía querer llorar amargamente cuando veía a su gemelo yéndose con otro, luego de él haberle lastimado.

La imagen más realista de todo lo que ocurría entre ellos.

Continúa…

Gracias por leer. 

Publico y rescato para el fandom TH

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