«Basement» Fic Toll de MaryKaulitz
Cap. 13: Todo depende de ti
Me había tragado ya tres horas de charla sin pausa sobre las enfermedades de la piel, desconecté a los cinco minutos de empezar la clase, tenía mil cosas en la cabeza, mil cosas que todas se resumían en cuatro letras, Bill. No dejaba de pensar en él en toda la mañana, me extrañó no saber nada de él y sabía que llegaba ayer, pero lo que más me sorprendía es que mi amigo Andy no hubiera venido a clase, eso si que era pecado mortal, con lo puntual que siempre es, pero acabamos chateando con el móvil y me contó que se sentía vago en ir a clase tras la semana de vacaciones. Me veía solo en esa gran aula, dos o tres personas más, pero ahí estaba yo, apostando por mi futuro. Al salir de clase caminaba muy lento, me dolía mucho la cara, me dolía mucho la cabeza, y mi cuerpo en general, pero a pesar de todo me moría de ganas por ver a mi novio, si aún lo eramos. Abrí la puerta de mi habitación y tiré los libros, mi jornada estudiantil acabaría en esos momentos en cuando me tumbé en la cama bocabajo y suspiré.
– ¿Te vas a dormir? – dijo Bill desde la puerta
– Bill, ¿que haces aquí? – pasó y cerró la puerta mientras me dí la vuelta tumbado en la cama
– Vine a ver como estabas
– Bueno, estoy bien, algo cansado pero bien.
– ¿No descansaste ayer?
– ¿Ayer? No que va, aquí el amigo – señaló la cama vacía de su compañero – se trajo a la novia y se pasaron toda la noche haciendo ruiditos
– Tenías que haberte venido a casa
– Emms
Hubo un silencio porque parece ser que se había olvidado de lo que pasó, de que me echó de casa, de que casi me mata, de que huí, de que me dijo de todo y a pesar de todo, me dice que tenía que haberme ido a su casa, no lo entendí, tampoco me quería comer mucho la cabeza, su belleza me distraía y verle sentado en la cama, no era precisamente para pensar en cosas malas, aunque tuviera el ojo hecho un asco, de que mi novio casi me mata, de que me sentía como una mierda, me apetecía mucho hacer las paces con él. Hubo un silencio, esperaba a que le hablase yo, pero no me apetecía, simplemente le miraba y le quitaba la mirada, y mis ojos directamente iban a su entrepierna, yo hecho un asco y pesando en lo mismo joder.
– ¿En que piensas? – me preguntó Bill
– En nada
– ¿Tienes que estudiar?
– Bueno, si algo
– ¿Cuando tienes los exámenes?
– Dentro de dos semanas creo, lo tengo que mirar
– ¿Te lo sabes?
– Si bueno aunque hay que estudiar
– ¿Y el de bioquímica?
– Ufff no se, ya sabes que no soy nada bueno con eso
– ¿Quien te ha hecho eso en el ojo?
– Aham, lo sabía – me incorporé y le miré provocando en él una leve sonrisa – sabía que esto era psicología a la inversa
– Ya en serio Tom, no me hace gracia este tema, ¿quien te lo ha hecho?
– No, es que no me apetece
– Pero a mi me apetece saberlo.
– No cambiaria nada, así que no hace falta
– Solamente quiero saber porque tienes la cara así
– Tampoco ha sido tanto, ya a penas lo tengo hinchado y el color se va yendo
– Aun así Tom – se acercó y me acarició la cara – cuentamelo, estoy aquí para escucharte
¿Mi novio? ¿Mi novio tocandome? No se si tenía que pensar con los huevos o con la cabeza, lo único que me apetecía era hacerle el amor ahora mismo y dejarnos de gilipolleces con mi padre, solamente quise cerrar mis ojos y sentir su delicada mano en mi cara, creía que el pequeño Tom estaba saliendo poco a poco, pero es que era su culpa de estar tan guapo y tener el polvo del siglo y que huela tan bien y que me acaricie, solamente podía pensar en sexo, sexo y sexo.
– Esta bien, pero no es nada, simplemente bueno, nada raro.
– Par mi si es algo más que algo raro.
– Fué mi padre
– ¿Tu padre? – se extrañó
– Sí él, no lleva muy bien eso de que sea gay, de que su hijo no sea perfecto para sus ojos. Él me veía siempre como el hijo perfecto que iba a casarse con la vecina e ibamos a encargarnos del negocio familiar del pueblo, y cuando le dije a los quince o dieciseis que me gustaban los chicos, a raiz de ahí empezamos a tener problemas. Yo me hice un adolescente rebelde, y él echaba las culpas solamente a que era gay, siempre me llamaba el maricón de mierda ha hecho esto o lo otro, y cuando tuve la oportunidad de venirme a estudiar me vine.
– ¿Y no te apoya en tus estudios?
– Nop, el primer año de carrera me lo pagó mi madre como pudo pero luego ya no podía coger más dinero a mi padre y en su cuenta, así que me tuve que poner a trabajar en la cafetería de la universidad para poder pagarme al menos las asignaturas, luego viniste tú. Poco antes de conocerte, tuve una bronca con él en Magdeburg, y me echó de su casa, me dijo que no se sentiría orgulloso de mí en la vida y que no pisara más su casa y cuando me presenté los otros días, pues practicamente me volvió a echar de su casa, pero como le dije que no tenía donde ir que la universidad cerraba el fin de semana, me dijo que me fuera el domingo a primera hora.
– Vaya – se quedaba impactado – nunca me habías contado esto
– Eso es porque nunca me has preguntado. Así que o me saco la carrera y me valgo por mi mismo o me parece a mí que me veo durmiendo entre cartones en la calle, jamás voy a ser bienvenido en su casa y eso hace que me aleje de mi madre también.
– Entiendo.
– ¿Contento? Ya lo sabes.
– ¿Y no te pasa nada más? Aun así te veo mal
– El resto de como me siento ya es todo tu culpa
– Entiendo
– No se en que punto estamos ahora mismo, no se lo que has querido de mi, lo que has buscado, lo que quieres, lo que querrás, no entiendo nada, a parte de que me siento fatal, no entiendo ni siquiera que hago aquí estudiando esto si eres tú el que me lo paga todo, ni siquiera me siento bien conmigo mismo.
– Lo sé, se que he tenido mucho que ver – me giró la cara
– Bill, si no me dices lo que tú quieres ¿como pretendes que yo lo sepa? – seguía con la cara girada – porque soy humano Bill, aunque no lo creas tengo sentimientos
– Lo sé – me volvió a mirar – seremos lo que tu quieras que seamos
– No, lo que yo quiera no, lo que tu quieras Bill, eres tú el que tienes que saber lo que quieres de esta relación, si en algún momento la has considerado una relación.
– Claro que lo he considerado una relación Tom
– Hablas en pasado
– Porque hablo del pasado y el futuro dependerá de ti
– Bill – me acerqué más a él – no puedo saber lo que tu quieres, eso tienes que sentirlo tú, ahí adentro – le toqué el pecho sintiendo su corazon latir rapidamente
– Lo que tu quieras
– ¿Has visto? – me aparté – ni siquiera eres lo suficientemene hombre como para decirme lo que sientes por mí, eso me hace pensar que he sido una ocupación para tí
– Tom, no soy como tú, tienes que saberlo a estas alturas
– Ya Bill, pero no es lo que haces es como lo haces, no es lo que dices es como lo dices, es tu actitud Bill, no pretendas que yo de mi cien por cien contigo si no recibo ni siquiera una milesima parte de ti, ni siquiera se ni como te levantas, ni como te acuestas, ni si comes, si no comes, si sales o no sales, solo se que soy una distraccion para tí, creo que me tienes a tu lado para no sentirte solo y eso me da una tristeza increible en pesar que solo soy una ocupacion
– Tom eso no es así
– Si Bill, es así, y por mí me casaba contigo ahora mismo y te ataba a mí para siempre, pero hasta que tu no cambies conmigo, creo que no te quiero volver a ver más.
– Es justo – se levantó
– Vale, pues ya esta
Bill miró por la ventana ignorando lo que le he dicho, si me sentía una mierda, ahora me sentía más, si Bill salía por la puerta de mi habitación lo habría perdido para siempre, por una parte quería rebajarme, pero por otra sabía que dejarle marchar sería lo mejor para él. Yo no me había movido de la cama y Bill se sentó en ella otra vez y me miró, me quedé mirandole.
– Esta bien, intentaré cambiar algo.
– Intentaré cambiar algo no, cambia por completo
– No puedo Tom, yo no te digo a tí que no pares de hablar, porque es tu personalidad
– ¿Perdona? ¿Me estas llamando charlatan que no me callo ni bajo agua?
– Bueno, tienes que admitir que un poco hablador si que eres
– Eso ha dolido – me toqué mi pecho señalando a mi corazón – solo quiero que estemos como ahora, que llegue un punto del día en el que podamos tener una conversación normal y que al menos me hagas saber que estas conmigo por algo.
– Te he dicho que intentaré.
– Entonces eso es un ¿si? ¿estamos juntos y me vas a hablar más a menudo? – sonrió de lado y le abrí los brazos y le hice una señal para que me abrazara y lo hizo – me quedaría así para toda la vida, así para siempre, me acuerdo cuando te conocí que me pasé abrazandote toda la noche, la primera ¿te acuerdas? pues así me pasaria, no me quiero mover, yo así soy feliz – le seguía aprentando hasta que se separó un poco
– ¿Ves?
– ¿El que?
– No paras de hablar, no te callas.
– hahahah pero porque soy feliz contigo idiota, ya se que cuando me pongo nervioso me da por hablar mucho pero porque soy feliz – le abracé otra vez y se escucharon mis tripas
– ¿Tienes hambre?
– Un poco, no he comido nada desde el sábado en la cena, me muero de hambre
– Salgamos a comer
Antes de que dijera la ultima palabra, le atrapé entre mis brazos y le dí un beso en la boca, de esos con lengua donde su piercing me lo pasaba bien por la mia, me respondió al beso porque me lo debía pero mi pequeño gran Tom estaba afuera.
Continúa…
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