Basement 41

«Basement» Fic Toll de MaryKaulitz

Cap. 41: Quédate

Le miraba una y otra, me grababa en la menta cada centimetro de su bella cara, le quería cortar todos sus cables, sus agujas, apagar las máquinas y llevarmelo fuera del mundo a un lugar sagrado donde solo estuviesemos él y yo. Pasaba mi mano tantas veces por su cara, desde su frente hasta su cuello, casi que le acariciaba por todo su pecho hasta llegar a su mano, donde le cogía fuerte y le hablaba de como le echaba de menos.

– Seguro que me estas escuchando y estaras pensando «calla ya que hablas mucho» pero ¿sabes que? que me moriría ahora mismo porque me dijeras que me callara un rato que hablo mucho, sé que ahora mismo puedes estar en algún lugar teniendo recuerdos felices o puedes estar despierto mentalmente y escucharme, porque a mi me ha pasado lo mismo. En cuanto despiertes intentaré estar aquí, ya sabes que me mandan a mi habitación y no me dejan verte, pero nada se interpone entre tu y yo, faltaría más. Ahora mismo tengo al capullo de tu hermano haciendome gestos por la ventana de que salga ya, le odio muchisimo, es más me odio a mi mismo por lo que hice, y no sabes la última, el muy cabron se ha hecho pasar por ti cuando he despertado, pero ya te contare, para eso cariño tienes que estar despierto cosa que quiero que hagas rapidamente, los médicos dicen que no tardarás mucho y le voy a decir a la enfermera que en cuanto despiertes me avisen, a ver si lo hacen, si no estoy aquí es porque no me han avisado cari, bueno te dejo ya ¿vale? que odio a tu hermano muchisimo – le besé en la boca – que ya voy pesado!!

– Vamos ya – me susurraba

– El tiempo que sea necesario estaré aquí idiota… acercame la silla que me he quedado sin fuerzas

– Ya te dije que te quedaras sentado pero como eres imposible – venía acercandome la silla

– nananna na annannaan – me ayudaba a sentarme y me empujó – eh! espera, ¿no vas a despedirte de tu hermano?

– Ya lo he visto

– Dile adiós

– Si no escucha

– Quieres hacer el favor de decirle adios a tu hermano – me giré en la silla y le miré serio

– Ale Bill, despiertate para cargartelo

– Ehhhh eso no… imbécil, dile algo agradable

Pasaron dos días en los que no se me hicieron tan eternos porque Ben estaba conmigo todo el tiempo, no era Bill, pero era una copia externa de Bill cosa que me agradaba a la vista, no dejaba de pensar en que le iba a decir a Bill en cuanto despertara, si abrir mi corazon como lo hice «con Ben» siendo Bill, o simplemente dejar que él tomara las decisiones. En esos dos días, Ben estuvo a mi lado actuando como si fuera mi mejor amigo, ayudandome a comer, hablando de temas normales e incluso me contó muchisimas cosas de su vida que jamás Bill me hubiera contado, fueron dos días para dar a conocer a quien no se si aún era mi cuñado o mi ex cuñado. Cuando estabamos hablando de la pelicula que veiamos, siempre en plena discusión de opiniones, tocaron a la puerta y Ben les mandó entrar extrañado, porque ya me habían dado la cena y se la habían llevado, era una enfermera que se nos quedó mirando.

– ¿Bill? ¿Que ha pasado?¿Que es? No se quede ahí mirandonos

– Ya se ha despertado – dijo sonriente tras mirarnos seria

– ¿En serio? ¿Como esta? ¿Que ha dicho? ¿Por quien ha preguntado? ¿Cuando? ¿Como? Ben acercame la silla, acermela que voy a verle

– Tom tranquilizate – me decía mirando, que casi me iba a salir solo de la cama

– Venga vamos que Bill está despierto, vamos ayudame – no se movía

– Señor, quizás mañana, puede que ahora este consternado y puede

– Me da igual, quiero estar allí ahora mismo, BEN!!! ¿A que esperas? Vamos!!!

– Ya has escuchado a la enfermera, necesita descansar

– Me da igual, quiero estar alli, me da igual que no me ayudes, me voy yo solo – me levanté debilmente de la cama e intenté caminar solo pero a penas podía, me dolía el vientre aún de la herida del disparo

– A ver si se va a caer – se acercó la enfermera a ayudarme – paseme la silla

– ¿Ha visto usted? – le decía Ben a la enfermera – Es tan cabezota!

– No soy cabezota, simplemente enamorado

Ben me empujaba con no muy buena cara por lo que sentía, pero aunque en mi cara se reflejaba una sonrisa de oreja a oreja, en mi interior estaba totalmente nervioso, no sabía como reaccionar, Bill es muy complicado en todos los sentidos y no sabía si iba a reaccionar bien o iba a reaccionar mal como siempre, no sabía si me habría escuchado o no, pero más que nada era temor a que me rechazara y me echara de la habitación. Al entrar en la sala, Ben se quedó hablando con los médicos y yo me quise levantar solo de la silla, aunque andaba débilmente la habitación estaba cerca, y aunque el médico me dijo que no entrara por su bien me entró por un oido y me salió por otro. Aunque me costaba andar, me paré en la puerta, me asomé y Bill tenía los ojos abiertos miraba por la ventana de lado y la puerta estaba justo en frente. Sonreí y quise morirme al mismo tiempo, sabía lo que era despertarse la primera vez, te sentías solo y extraño y sabía perfectamente que le pasaba por su cabeza en esos momentos, lo que más me preocupaba era su reacción. Entré poco a poco e hice un sonido con la garganta sonriendole aún caminaba muy lento, pero al verme sonrió y yo le devolví la sonrisa, llegué a la cama y me senté casi a su lado, solo me sonreía no sabía si hablarle o no, nos quedamos mirandonos y le cogí la mano mientras la lengua la perdí en algun lugar de mi boca porque no me salían las palabras.

– Hey – le susurré – por fin te ha despertado

– ¿Estas bien? – me susurró como pudo

– Si, estoy bien ¿tu?¿como te encuentras?¿te duele mucho?

– Estoy bien, la medicación ayuda ¿Como estas tu?

– Bien, nervioso

– ¿Por?

– Por ti, por saber si ibas a estar bien o no

– Estoy bien, no te preocupes – me apretó la mano y cerraba los ojos para volverlos a abrir

– ¿Quieres descansar? ¿Quieres que me vaya?

– Quedate – me apretó la mano y volvía a cerrar los ojos

– Vale

Le acariciaba la cara con la otra mano mientras en mi mano se quedaron sus fuerzas de haberme apretado y decirme que me quedara, eso me había llegado al alma, ese «quedate» me había marcado, eso significaba que quería que estuviera, que me necesitaba, su manera de decirme que me quedara a su lado, no sabía si llorar o reir, o dar vueltas por toda la habitación si tuviera fuerzas, pero verle como descansaba y escuchar su respiración tras saber que había estado ahí era lo mejor del mundo, al final me cayeron dos lagrimas que rápidamente me quité cuando entró Ben a la habitación.

– ¿Que te ha dicho el médico? – le pregunté aún sujetando su mano y viendo como Ben miraba nuestras manos

– Que se recuperará,

– ¿Le va a quedar alguna secuela?

– No, se pondrá bien, me ha dicho que necesita reposo y que necesita descansar

– Vale, yo me voy a quedar aquí por si se despierta otra vez

– No puedes Tom, sabes que

– Me da igual no voy a irme a una habitación si mientras puedo estar aquí

– Te olvidas de que tu también estas enfermo

– No estoy enfermo, alguien me disparó y no se quien fué

– No puedes quedarte, vamos que te llevo a la habitación, mirale esta durmiendo, mañana ya le ves

– No, no voy a hacer lo que quieras, aunque me pase toda la noche aquí de pie me voy a quedar aquí y ya puedes arrancarme de aquí que te enteras de quien soy yo

– ¿Y que vas a pasarte toda la noche ahí? ¿Mirandole sin hacer nada? No ves que esta durmiendo

– Si lo se, ya lo veo, y ya hubieras podido decirle algo, un lo siento al menos

– Lo siento ¿porque?

– Pues porque la bala que tuve en mi vientre iba para él, ¿que tal te parece?

– Te dije que no te metieras

– Tu no eres nadie para mandarme Ben, que te quede muy claro, y vamos a dejarlo aqui, no pienso discutir contigo delante de Bill

– Esta bien, vamonos a tu habitación, tienes que descansar

– No, me voy a quedar aquí

– Tom, no me hagas sentarte en la silla a la fuerza

– Y tu no me hagas dispararte justo donde ibas a disparar a tu hermano

– Esta bien como quieras gilipollas, que tio más cabezota, que te den – se marchó, empujó mi silla de ruedas hacia la habitación y cerró la puerta

Anduve hacía la silla y me senté, me sentí estupido autoempujandome hacia la cama de Bill, pero no quería perderme ni un solo momento de su recuperación. Al poco tiempo entró una enfermera y me echó literalmente de la habitación, no discutí mucho porque Bill dormía como un niño pequeño, le dí un beso en la mano y la enfermera me llevó a mi habitación donde creí que estaría Ben indignado, pero no estaba. Abrí los ojos y no había ni rastro de Ben, había soñado a Bill y sonreía, miré hacía el timbre de las enfermeras y las llamé, mientras las esperaba, entraron los médicos a echarme una charla que poco escuchaba, y mientras me hacían las curas de la herida, que cada vez veía mejor. Al rato de irse vino Carole con mi desayuno, a ese tipo de enfermeras son las que me refiero, simpáticas, productivas y amables.

– Buenos días Tom, hoy le traigo zumo de naranja con croassants, sus favoritos me han dicho

– Gracias Carole, le voy a dar un sorbo al zumo y me como el croassant por el camino, ayudame que voy a ver a Bill

– ¿Se despertó?

– Si, se despertó ayer y me muero de ganas por verle

– Esta bien, llamaré a ver si

– No no tranquila, si me dejan verle, anoche estuve con los médicos hablando y me dijeron que podía verle tantas veces quisiera que una vez despierto todo estaría perfecto

– ¿A si, eso le dijeron? Genial

Carole me ayudó y me sentía felizmente porque iba a verle, aun tenía en mi mente ese «quedate», le pedí a Carole que corriera y nos reiamos por el camino, me encontraba con fuerzas para verle, me sentía bien y quería pasar todo el día a su lado, aunque solo fuera viendole respirar, el movimiento de su pecho al respirar era uno de los movimientos más bonitos del mundo, no me quería hacer ilusiones aún, pero eran mis ilusiones y en mis ilusiones solo yo era el dueño, así que ya me imaginaba a su lado, viendole y besando su mano hasta más no poder. Carole me metió con cuidado en la habitación, aún dormía y me susurró que solo me quedara un rato, al irse me pude levantar yo solo de la silla y apoyarme en su cama para cogerle la mano, no sabía si estaba dormido o despierto, me la levanté y le besé.

– Bill, despierta ya, que te echo de menos, a la mierda los médicos con tanto descansar, quiero que te despiertes – le ví sonreir – aww estabas despierto, era, era broma, vamos que si necesitas descansar – me giró la cara

– Es imposible dormir con el ruido de las máquinas, ya estaba despierto desde hace un rato

– Ahh, vale, ya iba a hacerme un monologo yo solo, vamos que no me importa

– ¿Como te encuentras? – me apretaba la mano

– Bien, me encuentro bien, ¿y tu? perdón me dormí sin quererlo anoche

– No te preocupes Bill, tu duerme no pasa nada, debí de dejarte descansar pero me moría de ganas de venir

– Tom – susurró

– Dime

– Tengo que hablar contigo.

Continúa…

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