«Basement» Fic Toll de MaryKaulitz
Cap. 5: Noches de aburrimiento
Tuvimos sexo durante todo el fin de semana, solo recuerdo a ver visto la luz dos veces, tras esos ventanales, el resto estaba completamente en un mundo donde Bill me había llevado y solo existiamos él y yo. Era domingo por la tarde, y sentía como penetraba lentamente, estabamos recostados de lado y lo tenía detrás de mí, mi pierna encima de las suyas y suavemente me penetraba mientras ahogaba mis ultimos gemidos entre sus dedos que los tenía en mi boca, sentía como su aliento rozaba mi cuello, mi oreja, no me decía que me quería, pero me hacía sentir que yo era para él, algo más que una compañía, me hacía sentir suyo.
– Bill creo que me quedo sin fuerzas
– shshhs – me besaba el cuello
Sentí ese aire de sus pulmones pasando por todo mi oido, su mano, seguía masturbandome lentamente mientras me penetraba despacio, empujé yo mismo un poco más profundo cuando sentí que en sus manos estaban manchadas una vez mas de mi corrida. Al terminar, Bill se fué como siempre a lavarse las manos, se levantó desnudo y pude ver el culo más bonito del universo, mientras yo me quedé una vez más en la cama tirado, no quería que se acabaran esos momentos. Bill se tumbó en la cama y yo me acomodé en su pecho, sentí que su brazo tocaba mi cuerpo, se podía decir que eramos una pareja de enamorados, que ha tenido sexo durante el fin de semana sin parar y para colmo acabamos agotados y romanticamente, no le podía pedir más a la vida que ahora mismo.
– Tom
– ¿huh? – seguía en mi mundo acariciando su pecho
– Tenemos que hablar
No podía creer que vaya a decirme algo despues de todo lo que hemos vivido el fin de semana, no quería escuchar, » vamos a acabar» »vete ya no te necesito» o algo así porque acabaría muriendome de pena si pierdo a mi Bill.
– ¿De que quieres hablar?
– Mírame
– No quiero que me digas nada que me pueda hacer daño, si lo vas a decir, que sea en otro momento ahora soy lo suficientemente feliz como para que me digas algo malo, así que no te voy a mirar
– Mírame
– No
– Mírame- se hizo una pausa – por favor
– ¿tu? – le miré raro – ¿tu diciendo por favor?
– Tom, quiero que estes en casa los próximos días
– Ah vale, como siempre – volví a posar mi cabeza en su pecho
– No como todos los días, quiero que te quedes aquí unos días, van a venir gente muy importante y quiero que estes aquí todo el día
– ¿Todo el día?
– Si, solo serán unos días, no se, quizás tres o cuatro
– ¿Y desde cuando lo sabías? Me podías haber avisado para traerme mi ropa
– Te compraras ropa nueva
– Ehhh para el carro – me incorporé mirandole – ni por asomo te pienses que me voy a poner esmoquin y esos trajes pegados que se nota todo, ni por asomo se te pase por la cabeza esa posibilidad.
Y ahí estaba yo, plantado dos dias después en una fiesta en la mansión de mi novio, vestido de esmoquín y sonriendole a gente arabe que no entendía ni una mierda de nada, pero ahí me tenía mi novio presumiendo de compañía. A penas habíamos hablado en estos dos días, los invitados, las preparaciones de eventos, la gente en la mansión, solo pude estar con él un rato donde le planté un beso, pero estaba demasiado cabreado, cada vez que le quería decir algo, estaba gritandole a su gente, por telefono, los negocios no deberian ir bien y atender a esos invitados arabes tampoco, por lo que entendí, le denegaron algo, y no se que es, pero parecía un estorbo en la mansión, cuando quería hablar con Bill, me decía que me fuera a otro sitio y que no molestase, cuando no era que no le hablara, y a la hora de dormir su furia dormia con él también, así que no sabía que hacer.
Era el tercer día que de fiesta continuada y me había tomado algunas copas, mi novio me ignoraba y no sabía que hacer, había entrado en la cocina y había pedido a Margaret que me preparara una hamburguesa con queso y esa noche ya estaba a punto de irme a la cama, Bill no me necesitaba y me aburría mucho, andaba por la casa con mi copa en la mano jugando al despiste de los invitados, hasta que me metía por zonas donde estaba completamente solo. Entre a una habitación que comunicaba con un pasillo secreto, pero luego al final veía las escaleras de la mansión, así que de secreto no tenía nada, abría y cerraba las puertas, miraba e investigaba la verdad es que no era mi devoción ese momento, pero no tenía nada mejor que hacer. Abrí una puerta, parecía una gran biblioteca, estaba seguro de que aquí nunca había entrado, tenía muchos libros y muy antiguos a veces dudaba si esta casa la habia comprado Bill o era alquilada, porque no le pega nada, seguí entrando y ví un gran cuadro de alguien que se parecía a Bill pero más viejo, mi suegro, pensé y me reí solo.
– William Benjamin Kaulitz Hagen – dijo una voz
– Bill, me has asustado – vi como entraba muy serio – ¿es tu padre?
– Si, lo es
– ¿Vivía aquí?
– Si, esta es su casa
– Ahhh y ¿no esta?
– No, murió no hace mucho
– Ahh lo siento
– Salgamos de aquí
– Si
Salimos de la especie de gran sala biblioteca y Bill se aseguró de cerrar bien esa puerta, no se como ni cuando ni donde pero siempre se enteraba de donde estaba, no se si tenía cámaras realmente o no se yo, pero ahí estaba Bill donde menos te lo esperes. Esperé a que cerrara la puerta, para seguirle, pero se plantó delante de mí.
– Mañana puedes irte si quieres.
– ¿Ya? ¿Ya no me necesitas?
– No, me iré de viaje un par de días pero volveré para el fin de semana, ve a clase y recupera estos días perdidos – se giró y caminó
– Oye Bill – grité un poco y se paró, lentamente se giró para mirarme – recuerda Bill, que «soy tu novio» – hice el gesto de comillas con las manos – no soy un muñeco, puedes tratarme algo mejor, vamos, si no es mucho pedir – se acercó lentamente mirándome a los ojos muy serio que hizo que me diera más que miedo
– ¿En que momento te he tratado mal? – me miraba a los ojos sin apartarlos de mí
– En que se te olvida de que soy tu novio, no ninguno de tus trabajadores, no tienes que obligarme a hacer las cosas, parece ser que me has organizado los próximos días, en vez de hablar conmigo, me ordenas y no es nada justo – bebí un poco de mi copa porque me quería morir del atrevimiento que había tenido
– Vete a dormir – se giró y empezó a caminar
– No me da la gana de irme a dormir fijate tú – y Bill se paró en seco
– ¿Me desafías? – giró un poco la cara
– Si, te desafio – avancé un poco hasta él y le toqué el culo para sonreirle, a Bill no le hizo gracia, pero es que esos pantalones les hacia un culo, que quisiera morder por el resto de mi vida.
Tomé las escaleras dirección, habitación, si Bill me había mandado a dormir Tom dormía, me quité esa corbata y mi ropa y me tapé en calzoncillos en la cama, ni siquiera sabía si esperarle desnudo o vestido, de repente escuché unas voces de Bill gritando y me hice el dormido.
– Ya salgo para allá, arreglalo como sea, no dejeis que nadie se acerque a esta ciudad, revisad el censo de Berlin y si teneis que liquidarlos lo haceis – era lo único que escuchaba a Bill decir por el móvil mientras salia y entraba del vestidor
– ¿Bill? ¿va todo bien? – le pregunté haciendome como que despertaba mientras arreglaba su maleta y se ponía sus guantes negros de cuero
– Duerme
– Ya sabes que puedes contar conmigo para lo que quieras y puedes contarme de todo – no obtuve una respuesta suya – Bill por favor, dime algo
– No tienes nada que saber
– ¿Te supondría mucho esfuerzo darme al menos un beso de despedida?
No decía nada, era como si fuera una puta la que estaba ahí, si fuera tia me sentiría ofendida pero de Bill a veces no puedo esperar mucho, se que me quería, en el fondo me tenía que querer, íbamos a hacer siete meses juntos y tu no estas siete meses juntos con una persona si no la quieres. Me tapé con la manta y di media vuelta para seguir durmiendo, mientras Bill seguía haciendo la maleta, dejé de escucharle porque creí que se marchó, pero de repente sentí sus labios, como sus labios besaban los mios lentamente, me dió un beso húmedo, yo le cogí del cuello y le acerqué más a mí, cuando él abrió la boca y me dió un beso con lengua, algo duradero, se apartó y se marchó de la habitación, me toqué los labios y sonreí como un niño pequeño en la cama, era el mejor beso de mi vida, y me lo había dado mi novio.
Continúa…
Gracias por la visita. Te invitamos a dejar un comentario.