“Pumba y sus amigos” Fic Twc / Toll escrito por MizukyChan
Cuchi-Cuchi
Para llevar tan solo un día en la casa de los gemelos Kaulitz, Pumba se sentía muy afortunado. Antes de partir de “allí”, su madre le había dicho que se portara bien para que los humanos lo cuidaran. Ahora resulta que no eran solo “humanos”, eran sus padres y eso era casi tan importante como su “madre”, según había oído, así que optó por hacer caso y ser cariñoso con los papis y dejar que ellos lo cuidaran.
Había jugado todo el día y vio como sus padres se habían retirado a una habitación tomados de la mano. Se levantó de su lugar en el sofá y caminó tras ellos, meneando la colita de un lado al otro.
—Hey… —Oyó la voz del favorito a sus espaldas—. ¿A dónde crees que vas?
Pumba se detuvo y giró para ver al perro más alto, quien lo observaba con una ceja enarcada, al pequeño le parecía que sus hermanos perrunos aprendían muchos gestos de los papis Kaulitz, pero no dijo nada sobre eso y solo respondió la pregunta.
—Voy con papi.
—Oh, no. —Pumba ladeó la cabeza, sin entender por qué no lo dejaba estar con sus papis, después de haberle explicado lo importante que eran ellos en sus vidas.
—¿Por qué no?
—Ven, Pumba. Hay algunas reglas que debes aprender ahora que vivirás en esta casa. En especial las reglas del “cuchi-cuchi”.
El perro grande se puso a su lado y con una mirada lo invitó a seguirlo a otro sector de la casa.
—¿Has oído hablar del amor, Pumba?
El pequeño nuevamente ladeó la cabeza. No tenía ni idea de qué era eso llamado amor, así que respondió agitando la cabeza en forma negativa.
—El amor es cuando los papis te tocan detrás de las orejas y te pones feliz, cuando ellos llenan tu plato de comida y también incluyen una galleta deliciosa.
—Ohhh. —Pumba comprendía esa sensación, era un hormigueo muy rico que se sentía en plena panza.
—Los humanos también tienen amor entre ellos, Pumba.
—¿Los papis también?
—Sí, los papis también. Ven conmigo. —Pumba se extraño de caminar nuevamente hasta la puerta de la habitación—. ¿Hueles eso?
El pequeño estiró el hociquito y respiró profundamente. Era diferente a lo que había olido, seguía siendo el aroma de los papis, muy rico y dulce, pero había algo más, algo que nunca había olido antes.
—Hay algo raro. —Afirmó.
—Así huele cuando los papis se demuestran el amor. Nosotros lo llamamos “Cuchi-cuchi”. —El favorito sabía que Pumba solo era un cachorro, así que tampoco sacaba nada con decirle que ese era olor a sexo—. Cuando sientas ese aroma, tienes prohibido acercarte a la puerta. —El pequeño abrió muy grande los ojos y asintió—. No debes arañar la puerta, ni tampoco aullar.
—¿Por qué?
—Porque los papis nos quieren mucho y se preocuparán por nosotros y saldrán a ver, dejando el amor de lado, cosa que pone a los papis algo gruñones y de mal humor.
—Ohhh…
—Si sientes este olor, el aroma del “cuchi-cuchi”, te vas a jugar al jardín o a ver televisión con nosotros.
—¿Qué pasa después que los papis se hacen “Cuchi-cuchi”?
—Ellos están muy felices y nosotros comemos más galletas deliciosas.
Recordando el maravilloso sabor de las galletas, Pumba se lamió el hocico y comenzó a caminar hacia la sala, seguido del favorito.
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Después de mucho rato, Pumba comenzó a dormitar en el sofá, hasta que sintió unas suaves manos posarse detrás de sus orejas. Ah, joder, eso era estar en el cielo. Se estiró y escuchó la risa de papi Bill, abrió los ojos y vio como su cabello estaba revuelto y su sonrisa resplandecía.
—El amor hace que te veas muy hermoso, papi —dijo Pumba en su propio idioma, el que obviamente no fue comprendido por su amado humano—. Me gusta que hagas “Cuchi-cuchi”.
—Te quiero mucho, mi pequeño Pumba —comentó su padre y luego sacó una pequeña galleta desde atrás de su espalda—. Toma esto, pero no le cuentes a Tom, ¿ok?
—Guau —respondió feliz el perrito. Bill sonrió y se retiró, apagando el resto de las luces de la sala—. Con que era cierto… cuando ellos se aman, nos dan más amor a nosotros. —Terminó de devorar la galleta y se volvió a acurrucar en el mullido sillón.
& Continuará &
Jajajajaja, bueno, esa fue una locura, pero a veces me pregunto si los perros realmente saben cuando ellos tienen sexo o los dejarán en el jardín para que no los interrumpan. En este caso, Pumba aprendió que cuando los padres hacen “cuchi-cuchi” todos salen ganando.