Déjate amar 10

Fic Toll de Millah

Cap. 10: Una experiencia extraordinaria

Hacía una tarde cálida, y en casa estaban celebrando el primer mes de amor de la feliz pareja, una cosa pequeña solo Heather y los G’s.

-Espero que esta noche se cree otra pareja -dijo sin más Tom, mirando la joven y luego al castaño, sonriéndoles.

Ambos chicos sintieron hervir sus rostros, se miraron y en un segundo voltearon para mirar hacia otro lado.

-Harían muy linda pareja…ustedes son tal para cual- agregó el pelinegro.

-Si, a mi ya me están aburriendo, llevan tiempo coqueteándose y diciéndose cosas embarazosas, pero ninguno da pie a nada, ya decídanse…- agregó también Gustav.

-Bu, bueno…- Georg se pasaba una mano por la cabeza, sonrojado y nervioso.

-Ya no molesten – gruñó la castaña molesta y muy sonrojada.

Riendo y contando anécdotas de sus vidas la tarde pasó rápidamente a ser noche, las cervezas iban aumentando y las conversaciones subían poco a poco el tono, pero con el alcohol en el cuerpo ninguno sentía pudor al hablar de temas que probablemente en circunstancias normales no mencionarían ni de broma.

-Naaa, tú no eres virgen…te conozco de años -decía Gustav al castaño, que solo negaba con la cabeza.

-Yo nunca te he contado de mis cosas privadas, ¿entonces como lo sabes?, ¿acaso me has espiado?.

El rubio se quedó en silencio y luego miró a Tom acusándole sin derecho a negar nada ni a defenderse, ninguno pudo contener la risa y a carcajadas dignas de dos locos, contagiaron a los demás, incluso a Georg.

-Vaya debí haberlo sabido, Tomy y Gusti me espiaban…rayos -gruñó luego golpeando su puño contra su otra mano.

-Ninguno de nosotros es virgen, excepto Heather -el pelinegro apuntó con el dedo a su amiga causando que las miradas de los demás cayeran sobre ella.

-¿En serio, aun no has probado el….?- inquirió Tom sin nada de sensibilidad.

-¡NO!- le cortó ella antes de escuchar la palabra siguiente -no porque no quiera, es porque aun no encuentro al hombre adecuado.

-¡Pues ahí está el hombre adecuado! – le gritaron todos apuntando con dedos largos al pobre y afiebrado Georg.

-¡Ya déjennos en paz!, ¡preocúpense de sus propios asuntos!, ¡o les meteré mi zapato hasta el fondo de sus traseros!- les gritó y luego tomó un trago largo de su cerveza.

Los ánimos de seguir molestando se calmaron tras esa ráfaga de gritos, a ninguno le salió la voz después de eso.

La noche fue pasando y sin darse cuenta ya era de madrugada.

-Vaya, ya son las tres de la madrugada -dio cuanta la joven al mirar su reloj.

-Nosotros nos vamos, debemos tomar un taxi y las calles son muy peligrosas -dijo Gustav poniéndose de pie mientras miraba a Georg para que le siguiera.

-Por suerte yo vivo a solo unas calles…-Tom comenzó a ponerse de pie.

-Pero no se vayan, hay habitaciones de sobra para todos ¿por qué no se quedan?- les ofreció amablemente la joven.

Todos asintieron al instante y agradecieron sonrientes el gesto de Heather, quien les llevó arriba para que tomaran la habitación que más les gustase. Georg escogió la habitación contigua a la Heather, Gustav junto a la que eligió Tom, la cual era la más alejada de todas. Sabía que Bill compartía la suya con Heather así que no se quiso hacer esperanzas de nada…si, ya llevaba algún tiempo pensando en eso, en que caricias y besos no eran suficientes para demostrar tanto amor, pero no quería desilusionar a Bill ni hacerle pensar equivocadamente, por lo cual callaba todo sentimiento más profundo, ignorando que el pelinegro le deseaba de igual forma, pero su timidez y el miedo a hacerlo después de tanto tiempo le ganaban siempre, optando por dejar que las cosas pasaran sin ser planeadas.

Ya todos en sus habitaciones y metidos en la cama, se quedaron inmediata y profundamente dormidos, todos excepto Bill y Tom, que con los ojos abiertos como platos pensaban en como hacerle para no ir corriendo a la habitación del otro, era difícil teniéndose tan cerca, a Tom solo le retenía el hecho de que Heather compartiera habitación con Bill, pero ¿a Bill qué lo detenía?…nada, cerciorándose de que su amiga estuviera en los brazos de Morfeo, molestándola y moviéndola, dio por hecho que no despertaría ni con un terremoto. Cogió su bata y caminó descalzo cerrando la puerta con mucho cuidado tras de si, corriendo nervioso por el suelo alfombrado hasta llegar a la puerta cerrada de la habitación que ocupaba Tom.

Giró despacito la manilla y abrió la puerta pausadamente, luego se escabulló dentro como un ladrón, caminó por el pequeño pasillo y se detuvo un momento antes de seguir, dejando los nervios de lado siguió adelante, pero se asombró al ver que la cama estaba desordenada y vacía. Supuso que Tom estaría fumando un cigarrillo en el balcón, pero al revisar no le encontró ahí, pensó un momento en donde podría estar y cuando volteó para salir de la habitación para buscarlo en la cocina, se topó con él frente a frente.

-¡Billy!…¿qué haces aquí cariño?.

El pelinegro estaba mirándolo de arriba abajo con la boca abierta, el de rastas estaba semidesnudo, solo con su boxer y con sus rastas sueltas.

-¿Bill?- volvió a preguntar posando una mano en el hombro de su embobado novio.

-Ammm, te estaba buscando…

-Estaba en el baño.

-¿Y tu acostumbras pasearte así por casas ajenas?, alguien podría haberte visto.

-Es que…no pensé que, a estas horas quien va estar despierto…espera un momento, ¿estás celoso?.

-¿Celoso yo?…ni lo sueñes.

-Estás celoso -afirmó el de rastas acercándose lentamente al pelinegro.

Bill sintió las cálidas manos de Tom rodearlo por la cintura, mientras le aprisionaba contra la pared y se acercaba a sus labios sin dejar de mirarle. Comenzó a besarlo tiernamente al principio, pero al escuchar un tímido gemido escapar de la boca de Bill, le besó con más pasión y le quitó esa molestosa bata, al ver que el pelinegro se dejaba hacer sus manos comenzaron a delinear su espalda de arriba hacia abajo tomando su diminuta camiseta para luego quitársela, el pelinegro suspiraba ante la sensación de su piel contra la de Tom y empezaba a gemir un poquito más alto. Fue entonces cuando Tom le tomó en sus brazos y lo llevó a la cama, recostándole suavemente para luego seguir besándole. A medida que los gemidos de Bill aumentaban Tom comprendía que debía ir un poco más allá, quitándole ahora la parte inferior de su pijama, encontrándose sorpresivamente con que Bill no portaba ropa interior y ya estaba bastante excitado. Solo quedaba él, rápidamente se quitó el boxer y se acomodó sobre el tibio y tembloroso cuerpo del pelinegro apoderándose nuevamente de sus dulces labios, bajando luego por su pecho, lamiendo sus rosados y suaves pezones, mordisqueándolos de cuando en cuando y haciéndole aumentar la respiración, siguió bajando hasta llegar hasta su ombligo y de ahí directo al miembro erecto y pálido del pelinegro, empezó a lamerlo delicadamente, podía sentir a Bill muy excitado, casi a punto de culminar y no quería arruinar el momento así que dejó de lamer y subió dejando otro camino húmedo recorrido por su lengua. Al tenerlo de nuevo frente a él, Bill rodeó su cuello con sus brazos para besarlo profundamente, enredando su lengua con la de Tom, logrando arrancarle un sonoro gemido de placer al de rastas. Después de tantos besos y caricias, ya jadeaban por comenzar a hacer el amor.

Tom bajó una mano y acarició las nalgas del pelinegro, posando un dedo en la entrada contraída por el tacto acariciándola lentamente, introduciendo pausadamente un dedo previamente ensalivado, casi se estremeció al escuchar los gemidos entrecortados de Bill y sus suplicas pidiéndole más, después de cuatro dedos en su interior.

-Tomy, estoy listo…por favor…

-No desesperes mi vida, no quiero hacerte daño.

Tom separó las piernas de del pelinegro y luego tomó su miembro para comenzar a introducirlo cuidadosamente.

-Mmm… -Bill se removió por el dolor.

Tom retiró su miembro y volvió a intentarlo una vez más -¿aun te duele?.

-Mmm, solo un poco…por favor sigue, se que pasará pronto…

Las palabras del pelinegro incitaron al de rastas a seguir, hasta penetrarlo por completo, estremeciéndose con la estrechez de Bill, debía ser fuerte o de lo contrario acabaría en unos segundos. Poco a poco comenzó a investir a su pareja delicadamente, mirándole a los ojos y masajeado sus duros y enrojecidos pezones, delirando al verlo llevarse los dedos a su roja boca y succionarlos con deleite, eso le motivó para envestirlo con más fuerza, para llenar su estrechez y hacerle gemir y gritar de placer, suplicar por penetraciones más duras y placenteras hasta casi no poder contener el aliento.

Con cada envestida el momento se acercaba, Tom se apoderó de los labios rojos e hinchados de Bill y este le abrazó con fuerza por el cuello, rodeó su piernas en la cintura de su amante haciendo que el miembro de Tom le penetrara ya sin piedad…a los pocos segundos la habitación se llenó de gritos desbordados de placer al sentir el orgasmo recorrer casa centímetro de sus cuerpos, gimiendo alto por el éxtasis que antes jamás habían alcanzado.

-Mmm Tomy…esto ha sido realmente maravilloso…- susurró el pelinegro bajo el cuerpo exhausto de su amante.

-Increíble…jamás sentí algo como esto…es la segunda experiencia… más extraordinaria de mi vida…- decía entrecortado por la falta de aire.

-¿Y cuál fue la primera?.

El de rastas levantó su cabeza y fijó su vista en los ojitos velados del pelinegro- la primera experiencia más extraordinaria de mi vida…fue conocerte a ti.

-Aww Tomy, te amo tanto mi vida…no te imaginas cuanto.

-Yo también te amo, eres mi tesoro…mi vida…mi todo -le dijo volviéndolo a besar, luego se metieron en la cama y Bill se acomodó en el pecho de Tom, se besaron por ultima vez esa noche y se quedaron profundamente dormidos.

Continúa…

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