Fic Toll de Millah
Cap. 3: Recuerdos que duelen
Viernes en la mañana, Tom desayunaba junto a sus padres, Simone Y Jörg con quienes se llevaba de maravilla, pues ellos eran unos padres muy comprensivos y como Tom era un buen chico le daban siempre en el gusto, él no era un bebé pero al ser hijo único sus padres lo trataban con mucho amor y siempre le andaban cuidando, sobre todo Simone, que a veces le hacía pasar unas terribles vergüenzas, a pesar de eso la confianza entre ellos era algo natural, pues con el apoyo que siempre recibía ,el de rastas no dudaba en contarles todo lo que le pasaba a sus padres..
-Te noto nervioso mi vida -le dijo su madre al ver que no comía su desayuno.
-Si hijo, no has bebido tu leche y no has mordido tu tostada ¿estás enfermo? -agregó Jörg.
-Nop, es que mañana asistiré a una fiesta.
Ambos padres se miraron confundidos -¿y eso no te deja comer?- preguntaron al unísono.
-Es que, alguien que me gusta estará allá- no pudo evitar sonrojarse.
-Oh con que de eso se trataba, mi niño está nervioso porque la chica que le gusta estará allá, ¿y quién es la afortunada?… ¿la conocemos?- interrogó Simone con la ilusión desbordando de sus ojos.
Hacía tiempo que Tom les había confesado su bisexualidad, ellos claro lo aceptaron y lo apoyaron, pero en el fondo de su corazón siempre mantuvieron la ilusión de que algún día su amado hijo llegaría al altar de la mano de una buena chica.
-Es un chico mamá -dijo el de rastas, bajando la mirada.
Enseguida sus padres se levantaron de la mesa para estar al lado de su hijo, le abrazaron y le dijeron que estaba bien, que no debía sentirse mal porque ellos lo apoyarían sin excepción, el rastas se sintió feliz, sus padres aceptaban su amor por otro chico, ahora esperaba que Bill lo aceptara a él.
-¿Cuándo lo conoceremos?- preguntó la inquieta Simone.
-Amm, no lo se, aun no le he dicho que me gusta.
-Ya veo, bueno, no tienes de que preocuparte mi cielo, mírate eres guapo, y sobre todo eres un excelente muchacho, él te aceptará sin dudar cuando se lo digas -le dijo su madre dejando un beso en su frente.
Mientras tocaba su guitarra sentado en el sofá de la sala, su celular comenzó a sonar, era Georg el que le llamaba, diciéndole que ya le había avisado de la fiesta a los chicos que faltaban y que se juntarían esa misma tarde para organizar todo, Tom le agradeció, él y Heather habían sido buenos amigos cuando eran niños y al escuchar que su fiesta no sería la gran cosa decidió él mismo hacerle un verdadera fiesta de cumpleaños, de hecho él estuvo mucho tiempo enamorado de ella, pero era un amor inocente un amor de un niño de solo diez años, nunca se lo dijo y al final ya era tarde porque ella se fue de la ciudad por motivos del trabajo de su padre, recordó entonces la causa por la cual dejaron de ser amigos. Ella volvió ocho años más tarde y obviamente ya no era lo mismo, se limitaron solo a los saludos a distancia, ya nunca más fueron esos mismos niños juguetones, ahora eran solo conocidos. Pero un nuevo sentimiento llegó con ella el día que retornó a la cuidad, venía acompañada de un chico, un pelinegro de hermosos ojos miel y mirada profunda, fue verlo y caer rendido a sus pies, eso fue hace un año, y él era más tímido por lo que prefirió callarlo, pero poco a poco sus sentimientos se empezaban a demostrar, pues cada vez que le veía suspiraba y le miraba hasta que desaparecía, sus amigos se dieron cuenta y Tom ya no pudo negarlo, estaba enamorado de ese chico.
Como habían acordado, Tom se juntó con sus amigos esa misma tarde, se organizaron y juntaron dinero para comprar comestibles y bebidas extra, con el dinero que sobró compraron el cotillón.
-¿Y cuantos años cumple tu amiga?- preguntó curioso Gustav, pues él y Georg no se acordaban mucho de ella, ellos también eran niños cuando ella se fue.
-Amm, creo que…diecinueve, es menor que yo por dos meses, o eso creo, no recuerdo muy bien.
-¿Y por qué quieres hacerle esta fiesta?… ¿qué tal si se enoja?- interrogó Georg, no muy convencido de lo que Tom planeaba- si nos echa a patadas tendrás que devolvernos todo el dinero.
-Que va, ella es muy simpática, lo se porque hablé con ella en la disco y cuando me preguntó si quería ir a su cumpleaños me pareció muy dulce.
-Yo creo que esto lo haces por ese Bill, para impresionarlo con tu gran bondad- le acusó Gustav que ponía cara de angelito.
-Pues te equivocas, me dio pena que Heather no celebrara su cumpleaños como corresponde, somos jóvenes vamos, cualquiera querría tener una gran fiesta ¿no?.
-Pues eso y de paso, impresionar a tu amado Bill, vamos Tom no lo niegues- le seguía molestando Gustav.
Tom ya no dijo nada, que pensaran lo que quisieran a él le daba lo mismo, aunque pensándolo bien, talvez eso le vendría muy bien, si Bill pensaba que era un buen chico no le sería tan difícil conquistarlo, sonrió ante su pensamiento y suspiró, como lo hacía siempre que lo veía o pensaba en su pelinegro.
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En casa de Heather, las cosas no estaban de lo mejor, sus padres aun no le avisaban si irían a visitarla, lo más probable era que no, por sus agendas tan ocupadas pues su padre era empresario y su madre abogada, y para colmo Bill había tenido una discusión con su padre por teléfono, en la que él mayor le pedía que sacara lo que quedaba de sus pertenencias o las tiraría a la basura. La relación entre él y su padre se había roto desde que Gordon supo que su hijo era gay, la madre de Bill le había abandonado cuando tenía dos añitos quedando al cuidado de su padre quien era un hombre rudo y sumamente machista, pera él la noticia que le dio su hijo a los dieciséis años no fue para nada buena, al contrario fue el inicio de la guerra que los dividió como familia, fue un duro golpe que Gordon no pudo perdonar, él quería mucho a Bill, pero no toleraba esa clase de vida, la elección que su hijo había tomado no era correcta ni moral, para él su único hijo le había fallado. Desde entonces se pasaban los días discutiendo por que el pelinegro se paseaba de la mano vez que salía con su novio, por no llegar a casa si no hasta el otro día, Gordon discutía con su hijo por todo, pero lo peor vino un año después cuando Bill le escupió sin rodeos que se casaría con su novio, pues estaba enamorado del hombre que según él le hacia feliz y por él sería capaz de todo, incluso de perder a su única familia.
-¿Estás dispuesto a perder a tu única familia, después de todo lo que he hecho por ti?- le preguntó por última vez su padre.
-Lo amo y por él soy capaz de todo…lo siento papá pero…lo elijo a él.
Esto volvió loco a su padre quien al perder la cordura por la vergüenza y la rabia golpeó tan duro al pelinegro que lo mandó directo al hospital.
Después de salir del hospital, Bill le pidió a su novio, seis años mayor que él, que le ayudara a salir de su casa para siempre no quería volver a ver a su padre nunca más. Y así lo hicieron, el pelinegro no podía casarse por ser menor de edad, pero unos amigos corruptos del mayor le ayudaron a falsificar su identidad, todo había salido muy bien y ya habían pedido la hora para el registro civil. Pero las cosas no salieron como el pelinegro esperaba, casi dos horas esperó a que su novio se presentara, pero él jamás llegó, en su lugar apareció un amigo que le entregó una carta en donde le explicaba el por qué de su decisión y se fue dejándolo solo.
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Bill
Se que esto será difícil para ti, pero esto no puede ser, actuamos como locos porque creímos que estábamos enamorados, pero me he dado cuenta de que eso no es así, por lo menos yo no estoy enamorado de ti. Lamento llegar hasta estas alturas para decirte todo esto, pero me he pasado la noche en vela pensando en que lo que hemos hecho no está bien, has falsificado tu edad para poder casarte y tarde o temprano se que te descubrirán, tengo miedo de los problemas que eso nos pueda traer, pero sobre todo estoy seguro de que esto no es lo que quiero, lo siento mucho Bill, fuiste un gran amante, pero eres solo un niño y lo nuestro llega hasta aquí, si me perdonas o no es tu decisión pero ya no hay vuelta atrás, por favor no me busques porque probablemente estaré lejos, viajando a otra ciudad.
Lo siento mucho…
Paul
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Entonces se dio cuenta de su gran error, había perdido a su padre, su única familia, por un cobarde que jamás le correspondió, estaba dolido y arrepentido, pero ya nada podía hacer, ya nunca sería lo mismo con su padre.
Después de llorar amargamente y salir del registro civil, el pelinegro llamó a Heather por teléfono y se juntó con ella en un parque, ahí junto a ella lloró todo lo que le quedaba por llorar, le contó lo que estuvo a punto de hacer por un idiota sin corazón y le juró a ella y así mismo que jamás volvería a entregar su corazón, que jamás volvería a enamorarse, porque para él el amor estaba muerto, ella quedó de una pieza al escuchar todo lo que salía de la boca de su mejor amigo y sintió pena al ver que él no había confiado en ella lo suficiente. Sin reprocharle nada le abrazó y le consoló dejándolo llorar en su hombro. Lo siguiente fue regresar derrotado a su casa y lidiar con contarle todo a su padre, lo que empeoró toda la situación, de Gordon no recibió nada bueno, ni una solo muestra de cariño y consuelo, muy por el contrarió su padre le reprochó todo sus errores y le dijo que él ya no tenía un hijo, que lo había perdido el día en que se enteró de que era gay. Así las cosas el pelinegro decidió que lo mejor era no seguir viviendo allí, tomó lo que pudo de sus cosas y dejó su casa y a su querido padre sin mirar atrás.
Heather no dudó ni por un segundo ofrecerle vivir con ella tenían suerte de que hubiera tenido que mudarse a la misma cuidad donde vivía su amigo, siempre tenían que viajar para verse, pero desde entonces ya no separarían nunca más.
Pasó un tiempo y los padres de Heather le comunicaron de su inevitable divorcio, los primeros días fueron tranquilos, pero al pasar los meses las terribles discusiones en la que más de alguna vez se golpearon y se dijeron que su unión había sido un lamentable error, terminaron por aburrir a la pobre chica, que decidió por fin volver a su antigua casa, llevándose con ella a su mejor amigo.
Continúa…
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