Fic Toll de Millah
Cap. 9: Bajo la luna llena
Desde su salida con Tom, Bill se la pasaba cantando canciones románticas y sonriendo como si siempre hubiera sido así de feliz, como si nunca hubiera vivido esa horrible experiencia en su pasado, las cosas eran maravillosas, Tom era maravilloso, todo estaba yendo perfectamente. Mientras limpiaba su acuario y alimentaba a los peces, entonaba melodías sumamente románticas –so now i come to you…with open arms…nothing to hide…beliebe what i say…so here i am…with open arms…
-Vaya, la letra es preciosa y tu voz más aun… ¡bravo!- decía Heather mientras aplaudía haciendo al pelinegro sonrojar.
-Creí que no estabas.
-Acabo de llegar, ¿estás solo? -preguntó buscando la presencia de otra persona.
-Solo y abandonado…no, era broma, pero es cierto que estoy solo.
-¿Y Tom no ha venido?.
-Hoy no vendrá, creo que debía ayudarle a su padre a arreglar algo y luego iría a alquilar un bote.
-Cierto, para su cita de mañana -le decía dándole empujoncitos con su codo.
-No es una cita Heather, solo saldremos y nada más.
-¿Y para salir te compraste casi toda la tienda?…tu lo que quieres es impresionarlo.
-Ammm…- no supo que decir.
-Bueno, mejor me pongo a preparar la comida- dijo la joven caminando hacia la cocina.
.
Sábado en la mañana.
El celular de Bill estuvo sonando casi toda la mañana, pero el pelinegro estuvo casi toda la noche en vela victima de los nervios porque saldría con Tom, no era un cita pero estaría casi todo el día junto a él y solo pedía no arruinar nada diciendo algo hiriente o haciendo algo que no estuviera bien, no se perdonaría arruinar su velada Tom, de lo contrario se iría de la cuidad para siempre.
-¡BIIIIILL! -gritó Heather al oído del pelinegro haciéndolo casi caer de la cama.
-¿Qué…pasa?…ahhh -preguntó bostezando y con los ojos cerrados.
-¡Es Tom al teléfono!.
El pelinegro cogió enseguida el teléfono de su mesita de noche -Tom…¿cómo estas?.
-Muy bien…te he llamado a tu celular y no contestabas…
-Si, es que anoche me quedé dormido muy tarde y con todo el sueño encima no escucho nada…lo siento.
-No te preocupes, solo quería decirte que pasaré a buscarte a las dos de la tarde ¿está bien?.
-Muy bien, nos vemos…bye.
Colgó el teléfono y se levantó con pereza de la cama, había dormido unas pocas horas y por eso se sentía tan desanimado, caminó hacia su armario y sacó una toalla limpia para ir a tomar su baño matutino.
-¿A que hora quedaron?.
-A las dos, aaah-volvió a bostezar.
-Pues tienes que apresurarte, ya son las doce y treinta y con tu maquillaje y todo lo demás no te alcanzará el tiempo.
Toda la razón, Bill miró el reloj de pared de su habitación y pegó un rito ensordecedor, luego corrió al baño y se dio una ducha de solo tres minutos, para luego secarse y comenzar a vestirse, por suerte había dejado todo su atuendo listo la noche anterior, ahora solo le faltaba el maquillaje, optó por su hermosa sombra azul y comenzó el arduo trabajo, una hora y media después estaba listo, lo último que hizo fue poner cacao en sus labios para que lucieran suaves, sin ningún propósito, guardó su maquillaje en su bolso y se perfumó con un delicioso perfume y cuando peinó por ultima vez su cabello ya eran las dos en punto de la tarde, y Tom como todo un caballero, ya le esperaba en la puerta con un hermoso ramo de rosas.
-Hola Tom, eres muy puntual.
-Hola Bill, te ves…para ti- le dijo entregándole las rosas.
-Gracias, están bellísimas, siempre lo están.
-» No más que tu» -pensó el de rastas admirando la belleza del pelinegro-¿nos vamos?.
Bill asintió y dejó que Tom le llevara del brazo hasta la parada, allí cogieron el taxi que les llevó a un hermoso muelle. La tarde se pasó rapidísimo nuevamente, con tantos temas hablados y tantos más por hablar ya había caído la noche y una luna llena iluminaba el muelle, mientras ambos chicos hablaban, comían y bebían champagne.
-Eres muy considerado Tom, das mucho de ti, mira todo lo que has traído, la comida, el champagne…
-Tú también lo eres…
-¿Yo?.
-Por venir, por estar aquí…temblando de frío -rió el de rastas.
-Estar aquí, es maravilloso.
-¿Y yo no soy maravilloso? -bromeó.
Bill soltó una carcajada que luego se le contagió a Tom, y sin saber cómo, se acercó tanto a él que quedaron a solo centímetros de sus bocas, Tom le miró y posó una mano sobre la mejilla del pelinegro, atrayéndolo más, acercando sus labios. Pero Bill le detuvo.
-Por Dios Tom no…
El de rastas se alejó un poco y bajó su mirada -no pasa nada.
-Lo siento…yo…yo se que este es el momento ideal para un beso, ya sabes, la noche, la luna, el bote, el agua…tu sabes es…perfecto y no se por qué, pero aun me duele el pasado y tengo miedo de fracasar de nuevo.
-Está bien, yo también tengo miedo, en cierto modo- dijo Tom recobrado de su rechazo.
-¿Tú…y de qué?.
-De una chica llamada Isabel, mi vida giraba al rededor de nuestra ruptura…
-¿Y hace cuanto rompieron?- preguntó un tanto molesto el pelinegro, tal vez…celoso.
-Ammm…déjame ver, tengo diecinueve…y estuve con ella cuando tenía…fue hace diez años, cuando yo tenía nueve- dijo seriamente.
El pelinegro rió a carcajadas burlonas.
-No te burles, yo amaba a esa mujer…se fue y me dejó por otro, un tipo torpe sin ningún atractivo, nada comparado a mi.
-Me imagino que tu si eras muy atractivo.
-Bueno, con el paso de los años me he puesto más guapo…esa chica me rompió el corazón como podrás imaginarte y no podía tomar antidepresivos por…
No supo como, ni en que momento Bill dejó de reír y se había apoderado de sus labios, solo cerró sus ojos para sentir ese beso que había deseado por tanto tiempo y ahora se estaba haciendo realidad, los labios del pelinegro sabían a fresas, dulces y apetecibles, rogaba por fuerzas que le ayudaran a no morder esos labios que le habían apresado sin previo aviso. Pero así como lo besó, rápidamente le soltó.
Tom tomó aliento y trató de proseguir con su historia – así…que…que yo…
-Te besé -le dijo Bill sonriéndole dulcemente.
-Si…también me di cuenta…creí que no ibas a hacerlo, por lo que dijiste hace rato.
-Ammm…fue un impulso…yo, solo fue un error que no se repetirá.
-¿Eso es lo que fue? – preguntó triste el de rastas.
-NO…es que yo… -no sabía que decir.
Tom tomó las manos de Bill y le miró fijamente a los ojos, todo estaba siendo muy confuso -no quiero ser un impulso o un error en tu vida Bill, pero algo sucedió desde que te conocí y…no me lo esperaba, no que llegara a sentirme así…tan enamorado de ti…y no quisiera…confundirte pero yo…yo…
Bill puso un dedo en los labios de Tom, los acarició con él suavemente y luego hizo lo mismo en su mejilla, acercándose cada vez más, sonriéndole y mirándole fijamente hasta poseer de nuevo esos temblorosos labios, haciendo esta vez el beso más profundo, aun más dulce, invitando a la lengua de Tom a jugar con la suya, el beso dio paso a caricias, a respiraciones entrecortadas y muy ajeno al otro, al deseo. Pero aun era demasiado pronto para llegar hasta ahí, y el lugar no era el indicado.
Cuando soltaron el beso y reclamaron por aire, se miraron profundamente, ya no había nada que ocultar, ya lo más difícil había pasado.
-Bill, esto es lo que he deseado por más de un año, tenerte entre mis brazos y besarte.
-Lo se Tom, se lo que sientes por mi, y creo que es hora de que tu sepas que siento yo por ti- le dijo Bill, apoyado de espaldas sobre el regazo de Tom.
-Muero por saberlo…
-Te amo -le confesó por fin dejándolo inmóvil y con sus ojos brillosos- no se cuando te empecé a amar ni por qué…creo que fue desde la fiesta, y siento mucho haberte tratado mal, pero…
-No te preocupes, yo te entiendo…se por lo que pasaste, se de tu pasado -dijo dándose cuenta demasiado tarde.
-¿Cómo lo sabes? -se incorporó el pelinegro, volteando para mirarlo a los ojos- ¿Heather verdad?, ella te lo contó.
Tom asintió -pero no te enojes con ella, yo le pedí que me contara todo y le prometí que no te diría nada, pero esta noche se me ha escapado, por favor no te enojes con ella.
-Está bien, supongo que yo tendría que contártelo de todos modos, ahora que estamos juntos.
-Aun no estamos juntos…-dijo el de rastas tomando una mano del pelinegro para sentarse los lado a lado, y ante su mirada extrañada le preguntó -hermosa estrella, luz de mi vida…¿querrías ser mi novio?.
El pelinegro estaba realmente afectado por esa hermosa proposición, era la primera vez en su vida que alguien le trataba de esa manera, se sentía en las nubes, el momento era increíblemente romántico y a pesar del frío él estaba envuelto en una calidez extraña, definitivamente esa era la mejor noche de su vida.
-Si quiero, quiero ser tu novio Tomy.
De los ojos de Bill cayeron lágrimas, pero eran de alegría, Tom inmediatamente intentó secarlas, pero su novio no le dejó.
-Déjalas por favor, es la primera vez que lloro de alegría…y se sienten tan calidas…te amo y quiero que esto sea para siempre- lloró abrazándole con fuerza.
Abrazados bajo la luna llena, ambos no dejaron de decirse cuanto se amaban y bajo esa misma luna se juraron amor eterno.
Continúa…
Gracias por la visita. Te invitamos a comentar.