Déjate amar. FIN

N/A: Aquí les dejo el capi final, espero que les guste y si no, pues me lo dicen en los comentarios jiji.

Fic Toll de Millah

Cap. 12: Una vida dulce y feliz

Ya llevaban cinco meses viviendo solos, y para Bill todo era una maravilla, se dio cuenta de la libertad que tenían, pues había descubierto que era libre de poder hacer lo que quisiera, cuando quisiera y donde quisiera. Muchas de sus fantasías se hicieron realidad, pues si quería hacer el amor en la cocina simplemente lo hacían sin preocuparse de ser pillados, podían pasearse desnudos sin ningún problema y hacer miles cosas inimaginables. Definitivamente el vivir solos era algo maravilloso.

Pero las visitas a la casa eran continuas, pues sus amigos siempre querían saber como estaban o simplemente buscaban un buen motivo para una celebración no importaba lo que fuera. Y una de las visitas favoritas de Bill era la madre de Tom, entre ellos se había formado una mistad casi tan cercana como con Heather, ella era casi una madre para él, siempre preocupada de los dos y siempre ofreciéndose para ayudarles en lo que fuera.

Ambos habían planeado pasar la tarde viendo películas y comiendo comida chatarra, pero cuando se ponían cómodos en el sofá el timbre sonó.

-Mierda ¿quién demonios pude ser?…si es alguno de los chicos los echará a patadas -gruñó a Tom de camino a la puerta.

-¡Hooolaaa!- saludó cantarina Simone, dándole un beso a su hijo y entrando a saltitos.

-Mamá- alegué – ¿qué haces aquí?…Bill y yo estábamos por…

-Ay cariño, ya tendrán tiempo en la noche para «eso».

-Mamá, no es eso, es que…

-¿No querrás que tu madre se vaya verdad?- puso carita de pena.

El de rastas sintió que no podría hacer que se fuera, así que se rindió y no protestó más -lo dejaremos para otra vez.

-Ohhh mi cielo- le tomó la cara con sus manos y le dio un sonoro beso- eres tan dulce, prometo no quedarme mucho rato… ¿dónde está Bill?

-En la sala.

Al ver a Simone, el pelinegro se levantó enseguida para saludarle y Tom comprendió que su madre pasaría el resto del día junto a ellos.

-¿Y como lo han pasado?- preguntó curiosa, alzando sus cejas.

-De maravilla -sonrió guiñándole un ojo a Tom.

El rubio los dejó un rato solos, ya sabía de que hablarían y esos temas lo aburrían mucho, les dijo que subiría a dormir una siesta y que le avisaran la hora de la cena.

Simone al verle desaparecer tomó el brazo del pelinegro y le hizo sentarse a su lado al tiempo que una sonrisita se dibujaba en su rostro.

-Bill, te he traído un obsequio, quiero decirte que es muy especial y por eso quiero que sea tuyo.

-¿Qué es?- los ojos de Bill estaban brillosos y él muy emocionado.

Simone sacó de su bolso un paquete plano y un tanto pesado, se lo entregó y esperó a ver su reacción cuando lo abriera.

-Es…es… !su álbum de bebé!- exclamó después de romper el papel.

-Shh, que si te oye, vendré y lo quemaré y después me mataré por habértelo dado.

-Era tan lindo…aaawww – decía al mirar las fotos de cuando su amor era apenas un bebé de meses.

-Mira- Simone le indicaba una foto con su dedo- este es su primer cumpleaños, mira su carita manchada de chocolate, era una dulzura.

-Siiii…si pudiéramos tener un bebé de seguro se parecería a el.

-Bueno…eso…es algo imposible, pero está la adopción…

-¡Mamaaa!… !¿por qué trajiste eso aquí?! -Tom les sorprendió con el álbum e interrumpió la conversación.

-No te enojes cariño, pero se lo he obsequiado a Bill.

-¿Por qué?- casi hacía una pataleta.

-Tomy, es una ternura verte en estas fotos, es el obsequio más lindo que me hayan dado…gracias Simone- le abrazó y le dio un beso en la mejilla.

-Bueno ya me voy, los dejo para que sigan con lo que les interrumpí.

-¿No te quedas a cenar?- preguntó el pelinegro.

-No Bill, el fin de semana vendré a verlos.

-Te llevaré a casa mamá.

-Oh no, no te molestes cariño…aun es temprano.

-Pero…

-Además quiero comprar unas cosas.

-Está bien…nos vemos el fin de semana.

Alcanzaron a ver la mitad de una película cuando el timbre volvió a sonar, esta vez fue Bill el que se levantó a abrir, riendo ante las barbaridades que escupía Tom por ser interrumpidos nuevamente. Sonrió más al ver a todos sus amigos parados en su puerta, esa tarde de películas no se llevaría a cabo.

No hubo necesidad de invitarles a entrar, pues ellos ya estaban acomodados junto a Tom preguntando si tenían planes para la tarde. La cara del rubio ya estaba de color rojo por lo molesto que estaba, de brazos cruzados sin saludar a ninguno de los intrusos que tanto quería. De pronto una botella de champagne se cruzó en sus vista y su mirada se desvió a Georg, que le miraba emocionado y los ojos brillosos.

-¿Y a ti que te pasa?- le preguntó mirándolo con el ceño fruncido.

-Hemos venido a celebrar.

-¿Celebrar qué?… ¿que la segunda guerra mundial terminó? -se puso de pie y volvió a cruzarse de brazos.

Georg se levantó y tomó la mano de Heather- no amigo, esta vez celebraremos que Heather y yo seremos padres.

Las bocas de ambos se abrieron junto con sus ojos, sus amigo iban ser padres, la mejor amiga de Bill estaba esperando un bebé, la noticia los emocionó mucho y de inmediato felicitaron a sus amigos. En pocas horas la carne ya estaba en la parrilla y todos celebraban que iban a ser tíos.

-Te notó molesto cuando llegamos… ¿está todo bien?- preguntó el castaño.

-Si, lo estaba…es que hemos intentado pasar la tarde viendo películas y…

-Y les hemos interrumpido -terminó la frase Gustav.

-Si…bueno, no solo ustedes, más temprano vino mamá.

-Tomy, no seas pesado, hacía tiempo que los chicos no venían y esta ocasión es muy especial- le regañó tiernamente el pelinegro.

-No nos quedaremos mucho rato, de seguro nos iremos antes del anochecer- les aseguró Heather.

La reunión continuó entre risas y peticiones de quienes serían los padrinos del bebé, la decisión era muy difícil, pues uno de sus amigos tendría que quedar afuera. Decidieron dejar esa decisión para cuando el bebé naciera.

Y como Heather lo había prometido, antes del anochecer ya se estaban despidiendo, pero ya no tenían ganas de ver ninguna película, había sido un día ajetreado y estaban cansados, solo querían meterse a la cama.

La noche estaba cálida y las estrellas y la luna resplandecían el cielo, desde el balcón Bill las observaba y suspiraba.

-¿Qué te hace suspirar tanto?- Tom le abrazaba por la espalda y le dejaba un cálido beso en el cuello.

-Todo…la noche, las estrellas, la luna…tú- se giró y le besó en los labios apasionadamente.

Tom le atrajo más a su cuerpo y profundizó más el beso, el cual solo detuvieron por la falta de aire. Lo tomó en sus brazos y lo llevó a la cama en donde no tardaron en desnudarse mientras se devoraban a besos y casi se asfixiaban con los abrazos apretados de ambos, a los pocos minutos de preparación Tom ya se encontraba acomodado entre las piernas de Bill, tomando su miembro duro y palpitante con su mano para ayudarse a penetrarle. Una vez dentro ambos dejaron salir el aire retenido y el rubio comenzó a envestirle suavemente al principio, pero luego y a medida que entraba más, las envestidas se volvieron salvajes y desesperadas, locos por culminar y liberar toda su esencia de una vez, la habitación estaba llena de sonidos húmedos, Bill pedía más pero las embestidas ya no podían ser más profundas y dentro de unos segundos los gritos de ambos al sentir el orgasmo llenaron cada rincón de la casa, definitivamente el vivir solos era increíble, no había inhibiciones para nada.

Al salir de Bill, Tom se recostó a su lado para retozar junto a la persona más importante de su vida, aun respiraban entrecortadamente. El pelinegro se giró para mirarle de frente y le dedicó una cansada sonrisa.

-¿Qué pasa?

-Nada, solo quiero mirarte.

-Pues deléitate- bromeó el rubio.

-Gracias Tomy.

-¿Gracias por qué?

-Por haber luchado por estar junto a mi, me haces sentir muy importante.

-Tú eres demasiado importante mi amor- le dijo acariciando su mejilla.

-Siento mucho haber sido tan pesado contigo, se que te lo hice pasar muy mal.

-Cariño, eso pasó hace mucho tiempo, ahora estamos aquí y somos muy felices, nada más que eso importa.

-Si, tienes razón… te amo… gracias por amarme tanto.

-Gracias por corresponderme…te amo y no sabes cuanto.

Siguieron hablando de lo afortunados que eran por estar juntos y por tener una familia y unos amigos increíbles, ¿qué más le podían pedir a la vida?, Bill pensaba en momentos poder regresar al pasado y así poder borrar algunos errores que había cometido, como hacer sufrir a Tom y no perdonar a su padre, quien murió repentinamente solo y abandonado en su casa hacía solo cuatro meses, pero ya nada se podía hacer , aunque la relación con su padre era completamente inexistente, le había dolido que muriera de esa forma.

Tom vio que una lagrima se le había escapado y se apresuró a secarla preguntando a que se debía, pero Bill solo le dedicó una sonrisa y negó con la cabeza, se acercó más a él y le besó cálida y profundamente, dejándole sentir todo el amor que corría por sus venas, el mismo que le hacía estremecer cada mañana al despertarse y ver junto a él, al hombre de su vida y con el cual ansiaba seguir viviendo una vida plena, con sus altos y bajos, con sus desencuentros y sus deliciosas reconciliaciones, nada podía ser más perfecto que estar junto a Tom, nada.

Se taparon solo con una suave sábana, Tom se acomodó detrás de Bill y le abrazó apegándolo a su cuerpo desnudo, sonriendo ante el contacto con su suave piel dejando un húmedo beso en su cuello.

-Te amo- le susurró al oído.

-Yo también te amo…siempre lo haré -respondió el pelinegro cerrando sus ojos.

Se quedaron dormidos pensando en el otro, soñando con el futuro que les esperaba a partir de ese instante, uno aun más feliz, mucho más feliz se podía.

F I N

Gracias por la visita. Te invitamos a comentar.

Escritora del Fandom

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