I need you 12

«I need you» Fic de Millah

Capítulo 12: Tiempos difíciles

Instalado en su habitación y con su ropa guardada en el armario, decidió bajar y ayudar a cuidar de los niños. Mala idea, pues apenas salió escuchó la discusión que Tom y Marla mantenían abajo. Escuchaba claramente como la mujer insultaba a Tom y como él trataba de calmarla, pero ella seguía gritando cada vez más alto.

-¡Cómo has podido traer a ese marica a nuestra casa!

-¡Basta Marla! – intentaba Tom para que Bill no les escuchara.

-¡Ahora podrás hacer cuanto quieras con él ¿verdad?!

-No hables así…

-¿Por qué?… ¿por que puede escucharme?…¡pues que me escuche ese adefesio asqueroso, maldito idiota conseguiste lo que querías!- gritaba para que Bill la escuchara.

-¡Cállate de una jodida vez!- Tom le tomó de los hombros y la sacudió con fuerza.

-¡No entiendo por que le defiendes tanto!… ¿qué es lo que te pasa Tom? – los ojos de Marla se humedecieron.

El rubio bajó su mirada y resopló mientras se tapaba la cara con las manos.

-¿Qué demonios sientes por él?… ¡responde maldita sea!… ¡¿qué mierda sientes por Bill?!

-Lo amo, amo a Bill- respondió finalmente haciendo callar de inmediato a Marla, quien se puso pálida y parecía estar a punto de desmayarse.

-¿Que has dicho? ¿acaso estás loco?- comenzó a sollozar.

-Nunca he estado más cuerdo en toda mi miserable vida, lo amo y es inevitable porque no hay nada que pueda o quiera hacer para cambiar lo que siento.

-Por Dios Tom, te has convertido en un pervertido, en un sucio marica… !me das asco!- gritó y salió corriendo escaleras arriba, perdiéndose detrás de su habitación sin darse cuenta de que Bill estaba de pie junto a su puerta.

Tom se quedó abajo, sentado con la cabeza apoyada en sus manos, llorando silenciosamente.

-Tomy -le llamó el pelinegro viéndole llorar, arrodillándose frente a él.

-Siento mucho que hayas escuchado todo esto -se disculpó acariciando su mejilla.

-No te preocupes, a mi no me importa -mintió para tranquilizarle acariciando esa mano sobre su mejilla.

Esa noche ninguno de los tres pudo dormir. Bill en su habitación pensando en lo que se vendría de ahora en adelante y Tom en su taller, tumbado en ese sofá que aun tenía el dulce aroma del pelinegro. Pero la más impactada era Marla, ella empezaba a consumirse en un mar de angustia, de desesperación y arrepentimiento, veía como el mundo se caía ante sus ojos y nada podía hacer para evitarlo pues siempre sospechó que algo había entre ellos, pero no se esperó jamás una confesión de Tom reconociéndole finalmente que estaba enamorado de Bill. Miles de cosas pasaban por su cabeza, pensaba en todo lo  que había perdido, en como se sintió morir cuando Tom le gritó que amaba a Bill, a otro hombre, había sido desechada por un hombre, ni siquiera por otra mujer, que humillada se sentía. Tom ya no la amaba, lo había perdido para siempre y eso comenzaba a perturbarla.

-Tres meses después-

Otra mañana acelerada en casa, Tom le daba el desayuno a Nicholas mientras Bill peinaba a Charlize y la terminaba de ayudar con su mochila. Ya se despedían cuando Marla entró arrastrando los pies aun con su pijama y con un  aspecto muy descuidado, se podría decir que tenía el aspecto de una persona enferma, pálida y decaída. Hacía tres días que no iba a la universidad.

-¿Estás bien? -preguntó Tom al verle cabizbaja.

-Como si te importara – bufó sin mirarle.

-Escucha, el que no…

-Cierra tu puta boca- le calló mientras bebía un vaso de agua y luego lo estrellaba en el fregadero.

Charlize la miraba asustada, su madre lucía aterradora, sus labios secos y sus ojos enrojecidos rodeados por unas oscuras ojeras le producían miedo. La niña ni siquiera quería que su madre la mirara, escondiendo su rostro en la ropa de su padre.

Marla salió de la cocina y subió para volver a encerrarse en su habitación, en la cual dormía sola y de la que no salía si no era para ducharse o comer algo… de vez en cuando.

-Me preocupa – dijo Tom al escuchar el portazo, una costumbre de Marla.

-Si, ni siquiera se acerca a los niños y casi no come.

-Hablaré con ella cuando regrese del trabajo – se despidió de su hijo y luego de Bill, evitando un beso porque su hija estaba presente.

.

En la tarde Marla bajó a tomar un café y a fumar un cigarrillo. Se había quedado sin sus pastillas «para la migraña» y las necesitaba urgentemente, sin siquiera arreglarse, se colgó su bolso al hombro y salió dando su  acostumbrado portazo regresando dos horas más tarde. Esta vez cerró la puerta silenciosamente, se había tomado ya sus calmantes y estaba pasiva y relajada, dejó su bolso y caminó lentamente por el pasillo arrastrando sus pies mientras sonreía al observar los cuadros con las fotos de su «familia» que colgaban de la pared.

-Mis lindos hijos- decía mientras pasaba sus dedos por los cuadros -mi amado Tom… mi único amor – continuaba admirando aquellas antiguas fotos en las que aparecían todos menos ella. Dejó caer unas lágrimas nostálgicas y después de eso subió a su habitación para encerrarse de nuevo.

La casa se mantuvo en silencio hasta que Tom llegó, Charlize le recibió feliz y  Bill más aun, escondiéndolo muy bien. Cenaron juntos, sin Marla como era una costumbre, pero esa noche tendrían una sorpresa.

-No me avisaron que la cena estaba servida -dijo apareciendo vestida como para ir a una fiesta.

Los tres la miraron confundidos.

-Pero no me miren así… como si nunca comiéramos juntos, Bill sírveme la cena -le ordenó como si él fuera su sirviente.

-No Bill, yo se la serviré- le detuvo Tom al tiempo que se levantaba de su silla.

Una vez servida, Marla se sentó  junto a ellos y comió mientras entablaba una conversación llena de incoherencias siendo escuchada y observada en silencio por los demás. Al terminar de cenar ella se levantó y cambió totalmente su actitud, como si un rayo le hubiese atravesado y hubiera cambiado totalmente sus ideas volvió a ser la misma perturbada de siempre.

-Charlize ve a cepillarte los dientes y luego te acuestas… Bill, se supone que eres el niñero lleva a Nicholas arriba, lo bañas y lo acuestas.

Bill no demoró en levantarse y tomar al niño para evitar una posible discusión.

-¿Estás bien?- preguntó Tom extrañado por el cambio de actitud de la mujer.

-No lo he estado desde que ese marica puso un pie en esta casa.

-Bueno -Tom suspiró cansino -es mejor que dejemos esto hasta aquí, no quiero terminar discutiendo contigo, ya estoy aburrido de eso.

-¿Aun duermes en tu viejo sofá o subes a acostarte con Bill cuando crees que ya estoy dormida?

La pregunta le dejó perplejo, fue tan repentina que se quedó mudo y pudo  sentir que sus mejillas ardían, era obvio que se había puesto muy nervioso.

-Tu silencio lo dice todo… eres un enfermo igual que ese adefesio- le miró con desprecio y subió de nuevo a su habitación.

-Un mes después-

Pasado este tiempo las cosas no mejoraban y Bill y Tom ya sabían que algo no  andaba bien en la mente de Marla. Sus incoherencias se había hecho su nueva  costumbre, los cambios repentinos de personalidad y los momentos violentos les hacían creer que debía visitar a un medico. Tom en su momento se lo hizo saber, recibiendo una lámpara en plena cabeza tras recibir una cantidad incontable de insultos. Mejor dejarlo así, que ella hiciera lo que quisiera con su  vida, más que mal siempre había sido así.

Era su día libre, así que se quedó en casa tratando en lo posible de no hacer nada con Bill pues Marla estaba siempre muy atenta.

-Hace una semana que no asiste a la universidad -dijo Bill mientras tomaban una taza de café viendo la tele -asistió unos días pero…

-No asistiré nunca más -dijo la mujer, sorprendiéndolos.

-Marla… ¿cómo es eso? si tu te morías por retomar tus estudios -dijo Tom levantándose del sofá.

-Vaya que te ha alterado mi decisión Tom… por ese error justamente te perdí a ti… porque tuviste que contratar a esta cosa y te enamoraste de él.

-No empieces por favor…

-Ya han pasado cuatro meses y este aun sigue aquí, ni siquiera a buscado un departamento para largarse de un vez por todas de nuestra casa -les recordó.

-Lo he buscado, es solo que…- intentó explicarle Bill.

-Es mejor que lo encuentras pronto, porque de ahora en adelante me encargaré yo de los niños y ya no será necesario que trabajes aquí.

Ninguno de los dos replicó pues ese había sido el acuerdo, Bill solo se quedaría hasta que encontrase un departamento para vivir. Pero las circunstancias que lo unían a Tom le habían hecho muy difícil el dejar la casa aunque en ella viviera la mujer a la cual le había robado al amor que nunca supo cuidar. Se sentía mal por eso, después de todo era un descaro de su parte, pero el solo pensar en estar lejos de Tom le hacía mal y le hacía creer que todo valía la pena.

Mas tarde ese día recibieron la visita de Simone, enterada de que Marla no  estaba muy bien quiso verla para saber de que se trataba todo lo que su hijo le había contado durante una larga conversación telefónica la noche anterior.

Usó la llave que le dio Tom como de costumbre, cerró silenciosamente la puerta y caminó sigilosa como lo hacía siempre, pues lo único que quería era pillarles en algo y así poder cantar victoria de que todo lo que ella sospechaba era verdad. Se paró en el marco de la entrada de la sala y escuchó unos sonidos húmedos que ella interpretó como besos, seguido de unas risitas juguetonas que provenían desde el sofá.  Se asomó y pudo ver dos cabezas muy juntas, una de rastas rubias sin su típica gorra y otra negra de cabello largo, sus ojos se abrieron como platos al escuchar claramente como  esos dos se decían cuanto se amaban.

-¿Aun seguirán negándomelo? -preguntó haciendo que todo quedara en  silencio.

A los pocos segundos ambas cabezas se asomaron mostrando unos rostros rojos y unos ojos que demostraban un miedo muy particular, el miedo a la boca de Simone.

-Tom, si te atreves a negarlo…

-No mamá, ya no puedo negarlo… nos has pillado. Me hubiera gustado decírtelo de la forma adecuada pero tu jamás lo habrías aceptado- le dijo acercándose a ella.

Simone le miró con rabia, estaba tan desilusionada de su hijo que en ese mismo momento caminó hasta él y le dio una fuerte cachetada -eres un… por Dios Tom tienes dos hijos pequeños ¿cómo no has pensado en ellos? y encima lo traes a vivir a tu propia casa, la casa que compartes con tu mujer -lloraba mientras se masajeaba las sienes.

-Fue por culpa de Marla que Bill llegó a mi vida, si ella hubiera sido una buena madre no habría tenido la necesidad de contratar a Bill… entiéndelo mamá, todo esto pasó por el descuido de ella.

-Esta bien, puedo entender eso, pero lo que no puedo entender es por que te has enredado con él -dijo apuntando a Bill- es un hombre Tom ¿qué tienes en el cerebro?

-Amor, eso tengo en el cerebro… y en mi corazón también. Lo de Marla fue su culpa pero fue el destino el que quiso que Bill y yo nos conociéramos estoy seguro.

-Tom…

-Mamá, por favor dame tu apoyo -le pidió con los ojos llenos de lagrimas.

-No puedo- dijo Simone dolida en el alma por la decisión de su hijo de amar a otro hombre -lo siento Tom, pero esto es muy difícil para mi, necesitaré mucho tiempo para entenderlo.

-Te entiendo, tómate el tiempo que necesites – se acercó a su madre para abrazarla y tratar de consolar su llanto.

Unos momentos después ella se fue dejando a su hijo sumido en un mar de tristeza al saber que su madre jamás le entendería y no le daría su apoyo. Bill que no había dicho ni una sola palabra se acercó y lo abrazó por la espalda, consolando los sollozos de Tom mientras le acariciaba el pecho y le decía que todo pasaría pronto, que tarde o temprano ella entendería.

Continúa…

Gracias por leer.

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