«I need you» Fic de Millah
Capítulo 14: Celos
Bill encontró un nuevo trabajo al cabo de tres semanas. Trabajaba de mesero y lo que ahí le pagaban le sirvió para alquilar un departamento que había encontrado cuando ya no sabía donde más buscar. La primera semana no tuvo más remedio que quedarse en casa de su padre, con él no había problema, pero con su madrastra los tenia por montones, una especie de deja vu rondaba la vida del pelinegro. No dispuesto a pasar por algo similar a lo que había vivido en casa de Tom se puso a buscar un departamento día y noche sin parar, hasta que por fin dio con uno, pequeño y antiguo, ni siquiera tenía baño propio, debía compartirlo con los demás inquilinos pero a él le daba lo mismo, lo único que quería era estar solo de una vez por todas y así poder sacar afuera todo la tristeza que tenía reprimida.
La primera semana sin Tom fue horrible, estando en casa de su padre no podía desahogarse, tenía que fingir que todo estaba bien yeso a final de cuentas le estaba haciendo mal.
Cuando por fin se instaló en su “nuevo hogar” lo primero que hizo fue tumbarse en la cama y llorar, llorar por horas, golpear la almohada para descargar todo su dolor, maldiciendo a Tom por haberse comportado como un idiota, terminando así el trabajo que Marla había comenzado, separarlos a los dos.
En el fondo de su corazón pensaba que todo lo que había tenido con Tom se había terminado, que no había vuelta atrás y que todo lo vivido era parte su pasado.
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Tom tuvo que pedir vacaciones para poder hacerse cargo de los niños y así poner anuncios para encontrar a alguien que cuidara de ellos para cuando él volviera al trabajo.
Marla salía mas seguido de su habitación pero casino veía ni hablaba con los niños y rara vez le dirigía la palabra a Tom. Cada vez que lo hacía solo habría la boca para decir estupideces. Sin Bill a su lado, el rubio tenía momentos de total debilidad, lloraba cada vez que Charlize le preguntaba cuando volvería Bill o cuando lo verían y ni hablar de cuando Nicholas le llamaba Biii… Biii, esas cosas le rompían el corazón. Definitivamente había sido un idiota y por eso había perdido a Bill.
Recibía las contantes llamadas de Simone preguntándole como estaban él y los niños, y claro siempre preguntaba por el «estado de Marla», recibiendo repetidas veces un «igual de loca» como respuesta. Simone había cambiado, ahora se llevaba a los niños a pasear o de compras y se preocupaba de que comieran bien y estuvieran siempre limpios. Desde que Bill se marchara, ella pasaba más tiempo encasa de su hijo cuidando de sus nietos sabiendo que no podría hacerlo por mucho tiempo mas pues ella también tenia una vida, estaba casada y era ama de casa.
-Papi ¿cuándo volverá Billy? -inquirió la pequeña esperando que su padre le dijera una fecha no muy lejana.
-¿Por qué lo preguntas de nuevo? –La voz de Tom sonó cansada- ya te he dicho mil veces que Bill jamás regresará.
-Pero… me gustaría verlo ¿no sabes donde vive?- siguió preguntando a pesar de notar la molestia mezclada con tristeza en los ojos de su padre.
-Charlize, ya te lo dije hija… no sé donde vive y ya deja de preguntarme lo mismo ¿quieres? – pidió con exasperación.
-Esta bien papá- aceptó la niña dándole un beso afectuoso en la mejilla, para evitar que se enfadara.
-Ahora ve a terminar tus tareas, yo bañaré a Nicholas y lo acostaré, luego te toca a ti.
La niña asintió y esperó su turno para el baño, luego de eso cepilló ella sola su cabello que aun estaba corto pero ahora lucía corte muy lindo y se veía muy bien con el. De todas formas extrañaba las colas que le hacía Bill con dos cintas rosas, su color favorito.
Después de acostar y hacer dormir a Nicholas, Tom fue a arropar y a leerle un cuento a su hija. Hacía mucho que no lo hacía pero esa noche se sentía un poco animado así que tomó un libro de la colección de Disney y se sentó a su lado para leerle hasta que se quedara profundamente dormida.
Tom salió dejando la puerta entre abierta y se dirigió a su nueva habitación, la que usó Bill mientras estuvo alojado. Solo allí, acostado en la cama que había guardado el sueño de su amado podía conciliar el sueño, solo allí podía sentirse tranquilo, aunque por las mañanas al abrir los ojos tuviera que comenzar de nuevo a vivir su culposa tristeza.
-Dos semanas después-
Era el último día de las vacaciones de Tom y quería aprovecharlo al máximo junto a sus hijos. Ya había conseguido a alguien que cuidara de los niños, una chica joven de 18 años llamada Tracy que no sabía ni en donde estaba parada y le miraba con ojos brillosos cada vez que Tom le hablaba o le explicaba algo acerca de los niños, pero era la única persona disponible y no tenía mucho tiempo para seguir buscando, no había más remedio que contratarla a ella, que en realidad no le gustaba mucho. No la había contratado a tiempo completo porque ella no sabía cocinar, de eso se encargaría Simone, ella llegaría en la mañana y les prepararía el desayuno, luego se quedaría con Nicholas y prepararía el almuerzo, el que les daría a sus nietos cuando Charlize llegara de la escuela acompañada de la nueva niñera que les cuidaría el resto de la tarde hasta que llegara Tom.
-Papi tengo hambre -dijo Charlize acariciándose la pancita.
-¿Hambre tan pronto?- Tom miró su reloj.
-Ajá…me suenan las tripas –la niña palmeó su estomago.
Tom sonrió y se le ocurrió que podrían salir a comer algo en vez de quedarse en casa y comer una aburrida pasta, que era lo que mejor le salía.
-¿Qué te parece si salimos a comer hamburguesas?
-¡Hamburguesas siiiii! -revoloteó feliz alrededor de su padre, quien le miraba emocionado al verla reír y saltar después de tanto tiempo de verla tan triste.
-Ve por tu abrigo y de paso le traes uno a tu hermano- le dijo mientras él iba por el bolso del bebé.
Ya estaban listos cuando Marla hizo acto de presencia, deteniéndoles justo cuando ya iban saliendo.
-¿A dónde van? –preguntó la mujer vestida con un camisón y pantuflas, luciendo una cara pálida y avejentada.
Tom no volteó para mirarla-a comer afuera.
-¿Podrías entonces comprarme cigarrillos?
-¿Ya te acabaste el paquete que compraste esta mañana?
-¿Me los traes o no? -preguntó alterándose.
-Pero llegaré tarde, tendrás que esperar.
-No hay problema, aun me quedan dos, solo no lo vayas a olvidar.
-Está bien -gruñó Tom, sin mirarle.
Metió a los niños al auto y les puso los cinturones de seguridad, una vez seguros, subió él y puso el auto en marcha.
Llegaron a un centro de comida rápida y Tom acercó una sillita para bebé y sentó a Nicholas a su lado. A él le había llevado su biberón y se lo dio mientras esperaba que alguien los atendiera. El lugar estaba casi lleno así que tuvieron que esperar cerca de diez minutos hasta que alguien se acercó a ellos.
-¿Puedo tomar su orden?- preguntó una linda mesera.
-Amm… dos hamburguesas, para la niña sin cebolla por favor y dos gaseosas, un jugo natural para el bebé.
-Ok. Enseguida traigo su pedido…ah y disculpe la tardanza en atenderlo – se disculpó amablemente la mujer.
-No se preocupe –asintió Tom de la misma manera.
La mesera le sonrió y luego siguió su camino para hacer la orden, pero mientras esperaba la vejiga le avisó que debía ir al baño urgente pues ya llevaba casi veinte minutos aguantando, y ya estaba apunto de reventar… y si esperaba un tiempo más… entonces le pidió a otro mesero que atendiera su mesa y este aceptó ya que acababa de terminar de atender la suya.
Tomó la bandeja y caminó seguro hacia la mesa por atender, la dejó sobre la mesa y habló sin mirar a los clientes -espero que lo disfruten -esperando algún tipo de agradecimiento que nunca llegó, levantó la cabeza solo para ver a los mal educados que estaba atendiendo soltando un gritito que amortiguó llevándose las manos a la boca al ver a Tom y a los niños sentados y mirándoles mudos, hasta que Charlize rompió el silencio y se abalanzó a abrazarle mientras gritaba emocionada su nombre.
-¡Billy! -exclamó mientras se abrazaba a su cintura -¡te extrañé tanto!
-Charlize… ¿cómo has estado princesa? -preguntó intentando esconder su nerviosismo ante la presencia de Tom.
-Muy triste… Billy ¿por que te marchaste y nos dejaste solos? -inquirió la niña con lágrimas en sus ojitos.
-No los dejé solos, ustedes tienen a su papá y… me marché porque algunas cosas no estaban bien- trató de explicar sin entrar en detalles.
-¿Ya no nos quieres? –la niña hizo un puchero.
-No digas eso, yo los quiero mucho y también los he extrañado, pero…
-¿Volverás a casa para cuidarnos? -le siguió bombardeando con preguntas difíciles de explicar.
-No lo creo cariño -le respondió con tristeza.
-¿Entonces no te veremos nunca más?
Bill no supo que responder, solo miró a Tom que permanecía callado y pálido como un muerto. Charlize dejó de preguntar y volvió a sentarse frente a su padre sin mirar a ninguno de los dos, suspiró como lo hacía cada vez que algo le parecía injusto y eso ambos mayores lo notaron enseguida. Al darse cuenta que era mejor dejarla sola el pelinegro aprovechó de saludar a Nicholas para luego despedirse de él con un beso en su frentecita. Miró a Tom pero no le dijo nada, en realidad sentía que no tenía nada que decirle.
Cuando estuvo lejos de ellos, dejó salir un suspiro y cerró fuertemente los ojos para evitar que alguna lágrima de dolor se le escapara. El volver a ver a Tom le había hecho sentir muy mal, se dio cuenta de que lo extrañaba mucho más de lo que creía pero quería terminar con ese sufrimiento y llorando por él no lo conseguiría.
Tom en cambió se maldecía por lo bajo por no haber abierto la boca siquiera para saludarle. Ya no tenía hambre, dejó su hamburguesa sin haberle dado ni un solo mordico pero obligó a Charlize a comerse la suya y esperó en silencio a que terminara. Cuando lo hiciera iría a hablar con Bill, le explicaría el por que de sus tontos actos y le pediría perdón…y quizás una segunda oportunidad.
Pasaron quince minutos cuando la pequeña terminó su hamburguesa y luego bebió el refresco que Tom había pedido, entonces llamó a la mesera para pagar la cuenta y poder ir a hablar con Bill. Se acercó a donde estaba él hablado con otro hombre y se dispuso a llamarle, parándose en seco cuando vio el brazo del otro hombre rodearle la cintura.
Sintió que el corazón se le paralizaba y volvía a latir a mil por hora en un segundo, ver que otro tipo le tocara de esa manera le había hecho hervir la sangre, y peor aun, Bill no quitaba esa mano de su cintura y por momentos creyó verle apegarse aun más a él. Pero su ira creció cuando vio que el tipo le besaba en la mejilla y el pelinegro apoyaba su cabeza en su hombro y dejaba que este le acariciara la espalda.
-¿Cómo es posible que ya esté con otro?… solo han pasado algunas semanas – murmuraba entre dientes tratando de contenerse para no ir hacia él y decirle unas cuantas cosas.
Pero el verlo sonreírle a otro y el que se dejara tocar, simplemente no podía resistirlo. Caminó en su dirección con su hijo en un brazo y con Charlize tomada de su mano. Y sin más se paró delante de Bill, centrando las dos miradas en él.
-¿Tan rápido me olvidaste? -le inquirió alterado.
Bill abrió sus ojos como platos pero de su boca no pudo salir palabra alguna.
-¿Tan poco significó nuestro amor para ti?… solo han pasado unas semanas y ya estás abrazando a otro ¿ya te acostaste con él?
-Tom ¿de que hablas?… yo… esto noes lo que parece -dijo al darse cuenta de que Tom estaba molesto por esa mano en su cintura- David y yo solo somos amigos.
-¿Un amigo que te abraza por la cintura y te besa en la mejilla? no jodas Bill…
Bill negó con la cabeza – ¿Por qué te molesta tanto? – le miró con los ojos entrecerrados- ¿acaso estás celoso?
De la boca del rubio no salió ni un solo sonido, sintió como le ardían las mejillas al sentir todas la miradas sobre él – estas loco, a mi me da igual lo que hagas con tu pequeña vida -intentó hacer parecer que le daba lo mismo –tu y yo ya no somos nada por suerte y eres libre de hacer lo que quieras… y con «cuantos» quieras -escupió echándole una mirada asesina a David –solo quería estar seguro.
-¿Seguro de que? –Bill se puso tenso.
-De que ya no sientes nada por mí.
Tom tomó con fuerza la mano de su pequeña, que miraba confundida toda la escena y salió del lugar dejando al pelinegro con el llanto contenido en la garganta por todo lo que Tom le había dicho. Pero al mismo tiempo sentía pena por él al ver el dolor en sus ojos al creer que ya le había olvidado ¿Cómo pudo pensar que lo había olvidado en tan poco tiempo si se pasaba las noches enteras llorando por él? Claro, era obvio que Tom no sabía eso y le encontraba razón al pensar que ya no lo amaba porque quizás si él hubiera visto a Tom en una situación similar habría pensando exactamente lo mismo.
Que triste manera de volver a encontrarse, seguramente ahora si ya todo entre los dos estaba definitivamente olvidado… aunque en realidad nadie sabe lo que depara el destino.
Continúa…
No odien a David, él no es malo, solamente esta embelesado con Bill 😉
Besos!!!