«I need you» Fic de Millah
Capítulo 4: La visita
Al entrar a la casa, se fue en busca de Nicholas, encontrándolo aun en la cocina cansado de estar sentado en su sillita. Lo tomó en sus brazos y subió con él al segundo piso para darle un baño, mientras subía le hablaba de forma infantil sacándole tiernas risitas.
-Vaya, estás muy sucio, pareciera que te hubiera encontrado en la basura.
Abrió la llave del agua caliente y dejó que la tina se llenara un poco, mientras le quitaba la ropita y comprobaba la temperatura del agua -mmm, el agua está deliciosa, espero que no me mojes pues esta es la única ropa que traigo y si lo hicieras tendré que andar desnudo por la casa jajaja -ambos reían, el pequeño estaba fascinado con la incomprensible conversación que Bill le planteaba, tal vez era por los extraños gestos que este le hacía cada vez que le hablaba -más tarde iremos a buscar a Charlize y aprovecharemos de dar un paseo, ¿qué dices?, oooh veo que te parece bien- le decía al ver que el niño aplaudía- eres un bebito adorable Niky- le besó en la frentecita y comenzó a quitarle el jabón.
-Veo que ya te has ganado al pequeño Nicholas -desde el marco de la puerta le habló sorpresivamente Marla.
-Me asustó, no debería hacer eso cuando estoy bañando al bebé.
-No te ha costado mucho embobar a mi familia.
-«Vaya, ahora es su familia»- pensó mientras sacaba al niño del agua y le envolvía en una toalla.
-Debes tener un corazón rebosante de amor, los niños te adoran, inclusive Tom y me doy cuenta de que lo tratas muy bien- le encaró obstruyéndole el paso.
-No se a que se refiere, por favor déjeme pasar, debo secar a Nicholas para vestirlo o cogerá un resfrío.
La mujer se hizo a un lado, pero antes de que Bill saliera le agarró del brazo – no quiero confianzas entre tú y Tom.
-Ya le dije que no se a que se refiere- soltó el agarre y siguió su camino hasta la habitación del niño.
Marla le siguió y se volvió a apoyar en el marco de la puerta – sabes a que me refiero, al salir le tratabas de usted y ahora llegas tratándole de tú, eso es algo que no voy a aceptar.
-Está bien, si le molesta lo trataré de usted, no hay problema… ya está solucionado.
-No te atrevas a burlarte de mi, intento de mujerzuela.
Bill la miró con los ojos llenos de furia, pero se limitó a decir algo, en su cabeza solo rondaba el problema de que si no pagaba a tiempo, se quedaría en la calle, un insulto más o uno menos no le haría perder la cordura, debía mantener su trabajo, simplemente siguió con lo que estaba haciendo.
Al ver que ya le había dejado las cosas claras, Marla bajó, colgó su bolso al hombro y salió de la casa.
-Tu mamá es una mujer horrible, no se como la soportan, oh bueno que tu eres un bebé y aun no sabes nada de la vida, te envidio.
Continuando con su trabajo, Bill sacó del refrigerador una compota de frutas y se la dio al niño, concentrado en no ensuciarlo pues pronto se irían a buscar a Charlize a la escuela.
Después de recoger a la niña y como lo había prometido, el pelinegro los llevó a dar un paseo por el parque. Allí les dejó jugar y distraerse, suponiendo que hacía mucho tiempo que no estaban al aire libre. Más de dos horas estuvieron divirtiéndose en el lugar, pero todo lo bueno tiene su fin y ya era hora de volver a casa.
-Un ratito más…nos estamos divirtiendo, por favor…- pedía la niña haciéndole tiernos pucheros.
-Liz, ya es hora de volver a casa preciosa, te prometo que vendremos todos los días después de recogerte de la escuela ¿que te parece?
-¡Siiiii¡-la niña se lanzó a abrazarle fuertemente.
.
Al llegar la casa estaba vacía, les dio de comer a los niños y luego acostó a Nicholas para que tomara su siesta, mientras tanto ayudaba a Charlize con su tarea. Al terminar ambos se pusieron a ver dibujos animados. Las risas de los dos se escuchaban por toda la casa, ambos se contabas anécdotas graciosas y reían con las ocurrencias de Bill.
Más tarde, cuando el bebé despertó fueron a la cocina para preparar por petición de la niña un pastel, a ella le encantaba el pastel y hacía tiempo que no comía uno como a ella le gustaba, con mucha crema y chocolate, obviamente porque Tom le prohibía el exceso de dulce.
-Pero tu papá se enfadará conmigo si se entera…
-No te preocupes Billy, yo no le diré…por favor- le ponía esa carita a la cual Bill no podía negarse.
-Está bien, pero deberás comértelo tu sola, porque a mi no me gusta el chocolate.
-¿No te gusta?…no creo que podré comerlo yo solita, mejor hagamos un pastel que no tenga chocolate y que sea de crema, así podrás comer tú y le dejamos un trozo a mi papá.
Bill estaba enternecido, esa niña era un amor – ¿sabes? eres la niña más considerada y dulce que he conocido.
-¿De verdad?- los ojitos le brillaban.
-Si, me sorprende que pienses así y dejes de lado lo que quieres por los demás, serás una gran persona cuando crezcas.
-Quiero ser como mi papá -dijo con ojos ensoñadores.
-Quien mejor que él para imitar -no pudo evitar sonrojarse al ver que la niña lo miraba y le dedicaba una sonrisita picara, ella era muy perspicaz.
-Bueno…comencemos con el pastel -le dijo nervioso y comenzó a buscar los ingredientes.
Otra vez las risas comenzaron a llenar cada rincón de la casa, y eso hizo pensar a la mujer que acababa de entrar que se había equivocado de casa, ella estaba acostumbrada a ver la casa oscura y en silencio, y ahora veía que las cortinas estaban enlazadas y dejaban entrar la ya poca luz que quedaba del día, pues el sol ya se había puesto y solo quedaba un poco de claridad, la casa estaba igual que siempre, pero algo extraño había en ella, algo cálido se sentía en el ambiente y algo así era muy difícil de creer estando alguien como Marla en ese lugar. Hizo su camino hacia la cocina y al ver lo que acontecía quedó pasmada, sus nietos reían a carcajadas y lucían como un par de no se que, sucios y bañados en harina, crema y mermelada de fresa…y entre ellos un perfecto desconocido.
Desde el marco de la puerta les observaba con una expresión extraña, como si le gustara lo feliz que se veían sus nietos pero a la vez le desagradara verles sucios y acompañados de ese alguien descocido para ella. Sin esperar más se acercó y habló muy alto, cortando enseguida las risotadas.
-Si Tom viera este desorden se volvería loco.
Los tres voltearon a verla, Charlize corrió a abrazarle, pero su abuela no la dejó acercarse, pues estaba muy sucia.
-Así no te dejaré acercarte ni un centímetro a mi jovencita, ve a lavarte y a cambiarte, entonces me vienes a saludar.
La niña subió a hacer lo que su abuela le había ordenado y Bill no pudo evitar molestarse por la actitud fría de esa mujer, supuso al instante que era la madre de Marla, pues su carácter era el mismo.
-Oh por Dios y mi nieto parece todo menos un bebé…- luego miró al pelinegro -¿y tú quien eres?- preguntó con antipatía.
-Soy el niñero y…
-¿Niñero?, vaya no sabía que existían de esos, ¿y que haces aquí?
-Pues…cuidar a los niños -respondió con una tímida sonrisa.
-No me refiero a eso, no se que haces tu aquí si los niños tienen a su madre.
-Pues por eso estoy aquí, por su madre- ya estaba molestándose más.
-Explícate -le dijo casi ordenándoselo.
-Estoy aquí porque ella retomó sus estudios y no había nadie para cuidar de los niños.
La mujer se puso tensa y tuvo que tomar asiento porque creyó que se desmayaría, Marla estudiando y los niños al cuidado de un desconocido con extraño aspecto.
-¿Quién te contrató?
-Tom.
-¿Has hecho este trabajo antes?
-No.
-¡Ja y además sin experiencia!…Tom es tan ingenuo.
-Supongo que no te mudaste aquí ¿o si? -pregunto frunciendo el ceño.
-No.
-Eso es un alivio.
-¿Qué edad tienes?
-21- respondió comenzando a limpiar el caos que había en la cocina.
-¿Eres un chico?
-Lo soy.
-¿Entonces por que luces como una…
-Escuche…- habló el pelinegro casi gritando- Tom ya me hizo la entrevista correspondiente y por algo me ha contratado ¿no cree usted?
Nada salió de la boca de la mujer después de eso, en su lugar salió con destino a la habitación de su nieta, y de paso hacía una inspección por la de Tom, no fuera a ser que hallara alguna evidencia de que el pelinegro no era solamente el niñero.
Al terminar de limpiar, el pelinegro sacó el biscocho del horno y lo dejó enfriar, mientras tomó a Nicholas y lo llevó arriba para darle un baño, faltaban pocas horas para que Tom llegara y no quería que encontrara a sus hijos sucios y le sermoneara. Ya bastante tenía con esa mujer, de la cual ni siquiera sabía su nombre y mucho menos le importaba.
Las siguientes horas pasaron, la cocina relucía y los niños estaban limpios y ordenados.
Con cuidado de no ensuciarse Charlize ayudó al pelinegro a decorar el pastel, mientras la abuela paseaba a Nicholas y jugaba con él, irrumpiendo en la cocina para dejar al pequeño en su sillita…y de paso «hablar con Bill».
-Llevo horas aquí y tú no me has ofrecido ni una taza de té siquiera- le dice mientras se sienta.
-Creo haberle dicho que soy el niñero, no el sirviente- le cortó sin mirarla.
-¿Hay alguna diferencia?…no creo que Tom te pague una miseria, así que no veo el problema por el cual no puedas atenderme como se debe.
Bill soltó o dejó caer con fuerza el decorador sobre la mesa, empuñó sus manos y tomó aire para decirle unas cuantas cosas a esa odiosa y arrogante mujer, pero la voz de Tom saludando a todos le detuvo justo cuando abrió la boca.
-¡Hola a todos!- hasta que su linda sonrisa desapareció al ver a su querida madre -¿mamá?…que sorpresa, creía que nos habías olvidado.
-«¿Mamá?»- pensó el pelinegro mientras su boca se abría y dejaba ver el sensual piercing de su lengua.
Continúa…
Gracias por leer!!! *o*