I need you 7

«I need you» Fic de Millah

Capítulo 7: Tristeza contagiosa

Cuando llegaron a casa Marla aun no había llegado, así que corrieron a esconder todo indicio de su salida a la playa. Bañaron juntos a los niños para ganar tiempo y luego Tom se metió a la ducha para quitarse la sal del cuerpo, mientras Bill daba de comer a los pequeños y luego les acostaba, con lo cansados que estaban se durmieron en pocos minutos.

Pero Marla aun no llegaba, ya eran las nueve de la noche y ni rastros de ella. Bill ya debía marcharse, se despidió de su jefe y le dejó solo esperando a su mujer. Y tuvo que esperar solo quince minutos cuando escuchó que la puerta se habría y luego se cerraba de golpe, se levantó del sofá y fue a ver si ella estaba bien pues le escuchaba protestar y maldecir en voz baja.

-¿Te encuentras bien?- preguntó viéndole patear su bolso.

-¡Tom! -corrió a los brazos del rubio- ¡hoy me han quitado una practica! -lloraba desconsolada -¡dijeron que no estaba preparada y se lo dieron a otra!

-Bueno…amm- no sabía que decirle – seguramente te darán otra.

-¿Otra?… ¡noo Tom!… ¡esa era para mi!, me quedé para hablar con el profesor pero no me hizo caso ¡es un imbécil!- le soltó y corrió escaleras arriba, para encerrarse en el baño.

El rubio corrió tras de ella pero no la alcanzó, se apoyó en la pared y esperó paciente a que saliera, pero luego de dos minutos se aburrió y caminó a su habitación deteniéndose a mitad de camino al escuchar que Marla le llamaba.

-¿Si?

La mujer se paró en frente a Tom y levantó dos pequeños bañadores con la punta de sus dedos -¿por qué estos bañadores están usados?

El rubio se quedó de una pieza, en algún momento se le olvidó meterlos en la ropa sucia- bu…bueno, hoy llevé a los niños a la playa…

-¿Solo?

-Claro, ¿con quien más?

Marla se quedó pensativa, pero pensó que no era posible que Bill les hubiera acompañado pues ella le había ordenado que se fuera antes de que Tom despertara…a no ser que…pensando que talvez el pelinegro se había quedado comenzó a imaginar un sinnúmero de situaciones que pudieron haber ocurrido entre él y Tom que le hicieron desesperarse un poco; ahora tomaría muchas más precauciones y haría lo que fuera por no perder de vista a ninguno de los dos.

Y como era de esperarse su plan seguía adelante, se ofreció a cocinar y a hacer la limpieza de la casa, no dejó que Tom hiciera algo más que terminar sus maquetas e incluso revisó que los niños estuvieran arropados solo para que el rubio creyera que de verdad estaba cambiando.

Ya era muy tarde y el cansancio de un día ajetreado le estaba venciendo, así que dejó  su maqueta y se encaminó a su habitación para por fin descansar, pero una vez allí vio con sorpresa a su mujer, quien le esperaba semidesnuda tumbada sobre la cama, sería mentira decir que no se veía bien, pero Tom no estaba en condiciones de darle otra noche, lo único que deseaba era meterse en la cama, pero a dormir.

Al verle balancearse con los ojos adormecidos comprendió que esa noche no pasaría nada pero eso no la molestó, después de todo sabía que Tom valoraría su muestra de interés y ella de todas formas ganaría puntos.

.

Una semana había pasado y ya era fin de mes y día de pago. Y  aunque no lo demostraba a Bill le urgía, pues tenía que pagar el alquiler que ya llevaba tres meses de atraso, con suerte el casero le aceptaría el dinero de un mes y le esperaría por los dos meses restantes. Ese día Tom le pagó temprano y le ofreció salir antes pues Marla había planeado una noche de películas y obviamente no quería al pelinegro cerca. Poco a poco se fue ganando la confianza del rubio, y lentamente fue desplazando a Bill otorgándole un poco de frialdad por parte de Tom, definitivamente su plan estaba dando resultado, solo quedaba dar el golpe final, sacarlo de la casa, y eso lo haría a como diera lugar, ignorando por completo que su plan daría una giro de 180 grados y todo lo que estaba planeando caería sobre ella.

Esa noche el pelinegro volvió a su departamento después de haber hecho las compras y se encontró con el casero esperándole de pie junto a su puerta.

-Señor Kahlfuss, buenas noches justamente quería verlo para…

-Y yo quería verte a ti, lo siento mucho Bill pero debes desalojar el departamento- le dijo sin más.

-Pero yo le iba a pagar ahora, bueno solo un mes porque…

-¿Solo un mes?, me debes tres meses y no puedo esperarte más, debes desalojar el departamento.

-¿Qué? pero…

-Ahora… ya lo alquilé a otra persona y me ha pagado cuatro meses por adelantado.

-Pero  ¿adonde iré? es muy tarde y no puedo andar con mis cosas paseándome a estas horas… por favor señor Kahlfuss, por lo menos deje que me quede hasta mañana.

-No puedo por eso te esperaba, mañana temprano llega el nuevo inquilino, lo siento pero debes irte ahora.

-Pero…

– Y no se diga más- le cortó rotundamente dándole la espalda.

El pelinegro suspiró rendido, se había quedado en la calle tal como lo había temido por mucho tiempo ¿y ahora a donde iría?, mientras metía sus pertenencias en un par de maletas lo pensaba, a casa de su padre ni pensarlo allí solo sería una molestia y la causa de muchas discusiones entre él y su madrastra, sabía que su padre le recibiría de buenas ganas pero no estaba dispuesto a convivir con esa bruja que más que madrastra, parecía su hermana. ¿quién iba a saber que su casero sería un tipo frío que le echaría a la calle por tres míseros atrasos del alquiler?. Ahora estaba asustado, si no encontraba un lugar esa noche tendría que dormir en la calle.

Una vez teniendo sus maletas listas, avisó al señor Kahlfuss que ya se iba recibiendo solo un «que te vaya bien» muy fingido. Desde un teléfono publico llamó a un taxi que llegó en menos de quince minutos y le pidió que le llevara un lugar donde pasar la noche, que no fuera muy caro, pero tampoco que fuera una pocilga. El taxista le informó de un buen lugar decente y limpio pero algo estrecho, solo para una o dos personas y con baño individual, un motel en el centro de la ciudad.

Bill le agradeció cuando lo dejó frente al lugar donde pasaría la noche y talvez más de una si no encontraba pronto otro departamento.

Pagó por la noche y se instaló. La habitación constaba solo de una cama matrimonial y una tele frente a ella, el baño era pequeño pero había agua caliente, con eso no necesitaba más, por el momento. Antes de meterse a la cama buscó entre sus cosas su reloj despertador pero para su mala suerte no lo encontró, seguramente se había quedado en el departamento y con lo que le costaba levantarse en las mañanas.

La noche la pasó durmiendo a saltos, despertaba asustado para ver la hora en el reloj de pared y al verificar que aun le quedaba muchas horas volvía a caer en sueños. Así se pasó casi toda la noche hasta que escuchó un ruido en la habitación contigua y se despertó de golpe, vio la hora y lanzó una maldición  al ver que eran las 8:22 de la mañana. Se levantó y corrió a darse una ducha, luego se vistió y maquilló lo más rápido que pudo y salió corriendo para tomar un taxi. Llegó a las 9:15 y la casa estaba silenciosa, guardó sus llaves en su bolso y caminó a la cocina, donde se encontró con Marla dándole de comer a Nicholas, o tratando.

-No te muevas tanto pequeño monstruo… me estás dejando toda sucia- le reprendía al pequeño que se negaba recibir más papilla.

-Quizás ya está satisfecho- le sorprendió el pelinegro, molesto al ver como trataba a su hijo.

-Ja, por fin te apareces, hoy tuve que quedarme para cuidar a Nicholas porque tú estabas metido quizás donde.

-Tuve un problema por eso he llegado tarde -le dijo mientras tomaba al niño en sus brazos y le limpiaba la carita.

-Tom estaba furioso, habló barbaridades de ti y dijo que te echaría a la calle- mintió la mujer.

-Eso es un poco difícil de creer, él me dijo que por un atraso no pasaría nada, me lo dijo cuando llegué a trabajar aquí.

Marla se levantó y caminó hacía Bill quedando frente a frente – adoras a Tom ¿verdad? te mueres por él, me doy cuenta de todo. Pero entérate de que le he reconquistado y ten por seguro que muy pronto dejarás de trabajar aquí… muy pronto- pasó por su lado sonriéndole maliciosamente pues había visto la tristeza en los ojos del pelinegro.

Se sentó en la sala para jugar un rato con Nicholas, aun faltaban horas para ir por Charlize a la escuela pero no podía concentrarse en nada, ni siquiera podía hacer reír al pequeño como lo hacía siempre, todo lo que le había dicho Marla tenía sentido pues Tom ya no le trataba con calidez cuando le hablaba, solo le pedía cosas y le agradecía por ellas, solo un «hola» y un «hasta pronto», ya no habían «¿cómo estuvo tu día?» ni nada que no fuese el interés por sus hijos, sin haber alcanzado a tener nada sentía que lo perdía todo. Sin darse cuenta dejó caer unas lágrimas y unos sollozos que creía inaudibles, pero que Marla disfrutaba escuchando detrás de él.

-Me voy de compras, necesito lencería nueva, tú sabes… para mi hombre -dijo burlona.

El pelinegro secó sus lágrimas disimuladamente y sin voltear a mirarla le contestó asintiendo con la cabeza.

 Con una sonrisa de oreja a oreja la mujer salió de la casa, sintiéndose victoriosa al haber logrado hacerle llorar.

.

Tom llegaba a la casa y lo primero que hizo fue correr a saludar a sus hijos quienes cenaban en compañía del pelinegro, el que lucía triste y provocaba un silencio extraño ya que estaba acostumbrado a llegar y escuchar las risas de sus pequeños causadas por Bill.

-Hola- saludó en general besando a sus hijos y sin dejar de observar al pelinegro, que aun no le contestaba el saludo.

Tomó al pequeño en sus brazos y notó que ya tenía sueño, se ofreció para bañarlo y hacerlo dormir recibiendo un asentimiento con la cabeza por parte del pelinegro. Él aprovechó también de ocupar el segundo baño de la casa y se preocupó de que Charlize se cepillara los dientes y se fuera a la cama, leyéndole un cuento muy corto antes de dormir.

Cuando Tom bajó lo encontró limpiando la sillita de Nicholas, ya estaba apunto de irse.

-Hoy llegaste tarde… ¿tuviste algún problema?- le preguntó sirviéndose una taza de café.

«No, solo me echaron del departamento y estoy durmiendo en un motel» -nada, solo me quedé dormido- respondió sin mirarle aun.

-¿Pasaste una mala noche?- Tom le ofreció un café.

Lo recibió y le miró – si – dio dos sorbos largos y  se terminó el café, sin siquiera degustarlo -gracias, ya me voy

-¿Te gustaría ver mis maquetas?- no sabía por qué, simplemente no quería que Bill se fuera.

-Lo siento hoy no puedo quedarme, hasta mañana- ¿para que quedarse si cuando llegara Marla, él mismo le despediría ofreciéndole llamar a un taxi?

Tom le vio tomar su bolso y salir en silencio, preguntándose que era lo que le estaba pasando a Bill y por qué lucía tan triste.

Continúa…

Gracias por leer y  comentar *.*

Escritora del Fandom

1 Comment

  1. Me rompe el corazón ver así a billyberto 😭😭😭

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