Notas: Y bien… el final.
Muchas gracias por haber seguido la historia y por dejar comentarios tan lindos. También fue especial que algunas que ya lo habían leído lo volvieran a hacer *.*
Ahora me despido hasta muy pronto, espero les guste el final. Besos!!
«I need you» Fic de Millah
Capítulo 21
Faltaban solo horas para que la boda se llevara a cabo. A pesar de que todo estaba perfectamente organizado Simone se encargaba de revisar una y otra vez que nada se fuera a estropear o algo saliera mal. Parecía ser que ella era la más emocionada con el evento.
Habían planeado la boda al aire libre y ese día contaban con un día cálido y un sol radiante. Al cabo de dos horas los invitados ya estaban sentados, esperando a que aparecieran los novios. El primero en aparecer fue Tom, que vestía un elegante traje de cola de color negro, para esa importante ocasión se había quitado su amada gorra y se había tomado el cabello en una cola, se veía guapísimo y más de un silbido y algún piropo se escuchó de entre los invitados cuando caminaba por la alfombra hasta llegar al altar.
Simone se acercó a su lado cuando llegó al lado del Padre que los casaría -no estés nervioso cariño -le dijo mientras con un pañuelo secaba el sudor de su frente.
-No lo estoy mamá -mintió, delatándose al morder sus uñas -¿y Bill?
-Bill está por llegar. Ahora respira profundo y trata de calmarte -le dio un beso en la frente para después alejarse y tomar asiento junto a su esposo, que miraba a Tom desde allí y le sonreía asintiendo con la cabeza, haciéndole entender que estaba haciendo lo correcto y que él siempre le apoyaría.
Sentados en primera fila pero en la otra columna estaban los padres de Bill, más bien dicho, su padre y su madrastra. Gordon había conocido a Tom apenas hace dos días y enseguida le cayó muy bien, le dijo que siempre podrían contar con su apoyo y le pidió perdón a Bill por haberlo dejado tan solo cuando más lo había necesitado. El pelinegro, que no era rencoroso le perdonó, pero sabía que él y su padre jamás tendrían una verdadera relación filial porque eso se había quedado en pasado cuando su madre murió y él rehizo su vida dejándole de lado sin darse cuenta. Aun así, quedaron en visitarse de vez en cuando a pesar de las malas caras que ponía su madrastra, y así por lo menos intentar llevar una vida más «de familia».
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Mientras Tom no dejaba de morder sus uñas unos aplausos le sacan de sus pensamientos cuando levanta la mirada y ve a su futuro esposo caminar hacia él, vestido con un traje de color marfil ceñido al cuerpo. Su cabello negro y lacio caía por sus hombros, haciéndolo ver sensual. Para Tom, extremadamente hermoso.
Delante de Bill caminaba Charlize, quien vestida con un precioso vestido blanco lanzaba pétalos de rosas que el pelinegro pisaba a cada paso. Al llegar junto a Tom, la niña corrió a sentarse junto a sus abuelos y su pequeño hermanito, luego tendría que entregar los anillos.
El rubio mira con atención a Bill, ve sus uñas que ahora llevan un barniz blanco, la sombra azul que se ha puesto y el brillo labial que le hacer querer devorarle la boca en ese mismo momento. Se acerca inconsciente para besarlo, pero el Padre le detiene cuando carraspea y comienza a hablar.
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-¿Ustedes han venido aquí a contraer matrimonio por su libre voluntad sin que nadie los presione?
– ¿Eeh?…si -respondió Tom saliendo de su trance.
-Si -le imitó Bill, muy calmado.
-¿Están dispuestos a amarse y a respetarse durante su matrimonio y durante toda la vida?
-Si -respondieron al unísono.
-Entonces unan sus manos y expresen ese amor que se tienen-el Padre les muestra su libro para que cada uno lea.
-Yo Tom, te acepto a ti Bill como mi esposo y prometo serte fiel en lo prospero y en lo adverso, en la salud y en la enfermedad y amarte y respetarte todos los días de mi vida.
-Yo Bill, te acepto a ti Tom como mi esposo y prometo serte fiel en lo prospero y en lo adverso, en la salud y en la enfermedad y amarte y respetarte todos los días de mi vida.
-Lo que Dios acaba de unir que el hombre no lo pueda separar -dijo el Padre, haciendo una seña a Charlize para que llevara los anillos. El religioso los bendice, le pide a Tom que tome el primer anillo y le muestra nuevamente su Biblia para que lea mientras pone la sortija en el dedo de Bill.
-Bill recibe este anillo, como signo de mi amor y de mi fidelidad, hasta que la muerte nos separe.
-Tom…. – Bill no pudo evitar que algunas lagrimas escaparan de sus ojos- recibe este anillo, como signo de mi amor y de mi fidelidad, hasta que la muerte nos separe.
El Padre les sonrió y finalizó la ceremonia con una última frase- entonces los declaro oficialmente casados. Pueden besarse.
-Te amo -se dijeron en un susurro.
Tom y Bill se unieron en un profundo pero tierno beso, arrancando los aplausos de todos los invitados y uno que otro llanto de emoción.
Luego de la boda, todos concurrieron a la recepción que duró horas entre brindis, discursos y felicitaciones para los recién casados. Todos compartían con los novios, todos celebraban junto a ellos su felicidad. Todos excepto la madrastra de Bill, que era un caso obvio, y David, él había mantenido la distancia durante la ceremonia y durante la recepción, pensando en eso, se detuvo frente la salida y recordó que Bill le debía algo… y esta era su ultima oportunidad de cobrárselo. Sabía muy bien, a pesar de que el pelinegro le había prometido nunca olvidarlo, que a partir de ese momento ya no le vería más. Y si lo hiciera sería siempre acompañado de su esposo o de sus hijos.
Dio media vuelta y caminó con destino a Bill, se paró frente a él y Tom y le pidió un momento para hablar. Tom le miró serio pero luego cedió, se apartó un poco para darles espacio y desde su lugar les observó impaciente.
-Bill, se que de ahora de adelante no te veré más.
-No es así, te prometí que…
David negó con la cabeza, haciéndolo callar -a pesar de lo que digas ambos sabemos que será así. Con un esposo y tus «nuevos» hijos ya no habrá tiempo para visitar a un viejo amigo… y créeme que lo entiendo, además te has mudado demasiado lejos- suspiró largamente- pero antes de irme quiero decirte lo mucho que significas para mí y quiero que sepas que estoy muy feliz por ti, espero que tu felicidad dure para siempre –dijo con sinceridad –te lo mereces.
-David… –Bill tomó su mano.
-Y antes de irme, quisiera saber si puedo recibir ese abrazo que me debes- sus ojos se humedecieron y tragó saliva para no dejar escapar el sollozo que amenazaba con delatar su profunda pena.
Bill abrió sus brazos y le sonrió también con los ojos mojados -claro que puedes – se acercó a él para envolverlo en un abrazo cálido y apretado. Suspiró en su hombro y le sintió temblar en el suyo -siempre estarás en mi corazón David… siempre.
-Este abrazo me sabe a gloria -susurró en su hombro riendo levemente.
Bill le imitó mientras miraba a Tom, que le observaba de brazos cruzados al tiempo que golpeteaba suavemente el suelo con su pie. Bill sonrió al verle celoso.
Soltaron el abrazo y se miraron sonrientes, se alejaron un poco y David comenzó a despedirse.
-Ya es hora de que me vaya, ya sabes que siempre estaré para ti, sea lo que sea.
-Gracias David. Eres un amigo maravilloso.
-Ojala hubiera sido algo más -suspiró -nos vemos… algún día.
-Nos vemos -se despidió Bill viéndole retroceder para girar y hacer su camino a la salida.
Volvió al lado de Tom y le abrazó con fuerza, sintiendo como le correspondía y besaba su mejilla repetidas veces.
-¿Y ese abrazo?- preguntó Tom tratando de no delatarse.
-Se lo debía- fue lo único que respondió.
Tom comprendió y dejó el tema de lado, sabía bien que David ya no se aparecería en la vida de Bill… ni en la suya.
Siguieron disfrutando de la fiesta unas horas más hasta que decidieron marcharse a su Luna de Miel, la cual fue planeada en Hawai, donde se pasarían la mayor parte del día en la playa… y en la cama.
Se despidieron de los invitados y de su familia, rompiendo a llorar cuando tuvieron que despedirse de Charlize y Nicholas. Sabían que se la pasarían increíblemente bien en su Luna de Miel pero estar alejados de esos pequeños por una semana completa les rompía el corazón.
-Vamos, no se desanimen -les alentaba Simone -los niños están en muy buenas manos, eso ya lo saben…además solo es una semana.
-Lo sé mamá, pero…
-Nada de peros -intervino Jörg -se merecen un tiempo relajado para ustedes solos, ya verán como se pasa el tiempo volando y cuando regresen a casa tendrán todo el tiempo del mundo para estar junto a sus hijos.
-Si -agregó Simone mirando especialmente a Bill, que ante el comentario de Jörg quedó sorprendido -ahora son tus hijos Bill, ahora son tuyos también ¡felicidades cariño, te has convertido en un esposo y un padre al mismo tiempo! -celebró abrazándolo con fuerza.
Les dieron un ultimo beso y abrazo a sus pequeños y se montaron en la limusina que los llevaría directo al aeropuerto. Allí subieron a su vuelo, se acomodaron en sus asientos, se besaron y rendidos por el cansancio de un día ajetreado se quedaron profundamente dormidos.
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Apenas llegaron llamaron a casa para avisar que ya estaban en Hawai, hablaron un ratito con Charlize y luego se despidieron para comenzar a disfrutar ya de su Luna de Miel.
Dejando la tristeza de no ver a sus pequeños de lado, Tom tomó a Bill en sus brazos y lo besó apasionadamente mientras lo llevaba hasta la cama, quien agarrado a su cuello se estremecía al pensar en lo que disfrutaría al caer en esa gran cama. Una vez allí ambos se miraron con deseo.
Bill estaba de espaldas en la cama completamente desnudo, observando a Tom mientras lentamente se quitaba la ropa, haciendo de la espera una dulce tortura.
Mientras Bill le esperaba tumbado en la cama ya listo para recibirle, Tom se puso de rodillas frente a él, apoyó sus piernas sobre sus hombros y con el miembro empapado por su propio líquido empujó lentamente en la entrada de Bill hasta que los testículos tocaron sus suaves nalgas. Lentamente comenzó a envestirlo mientras Bill le miraba fijamente a los ojos haciéndole sonrojar, lo que le excitó aun más al pelinegro. Sabiendo que no podría resistir más le pidió a Tom que acelerara y al cabo de unos segundos ambos acabaron en un fuerte y delicioso orgasmo. A Tom le temblaron los brazos y cayó sobre Bill completamente exhausto.
Permanecieron abrazados mientras normalizaban la respiración y una vez recuperado el aliento se volvieron a fundir en un profundo beso.
El resto de la tarde se la pasaron paseando por la playa tomados de las manos, besándose sin importarles si alguien les miraba o les apuntaba con el dedo. Era su Luna de Miel y se la pasarían lo mejor que pudiesen.
Esperaron la puesta de sol sentados en la arena, bebiendo de sus deliciosos tragos hawaianos y hablando del presente, que sin dudarlo les llevaría a un fabuloso futuro.
Dieron el último sorbo a sus copas y viendo como el sol se metía, juntaron sus labios y se entregaron a un embriagante beso sabor a licor.
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Los días siguientes fueron múltiples «deja vu» del día anterior, hacer el amor, caminar por la playa, bañarse en el mar, hacer el amor… no hubo un solo día en el que no se dijeron cuanto se amaban y cuan felices eran ahora que estaba juntos y que sabían sería para siempre. El último día en Hawai estaba por terminar y como cada tarde, se sentaron en la arena para esperar el momento en que el sol se escondiera y dejara que la luna brillara en el cielo. Al caer la noche dieron su último paseo por la calida arena tomados de la mano.
-Jamás olvidaré este hermoso lugar- suspiró Bill mirando el mar.
-Yo tampoco. Será uno de los recuerdos mejor conservados en mi mente…y en mi corazón- dijo mirando a su esposo.
Volvieron al hotel y despidieron su última noche de Luna de Miel haciendo el amor, lenta y apasionadamente.
Temprano en la mañana, ya estaban montados en el avión y sin darse cuenta ya están pisando suelo de Berlín. Tomaron un taxi y en una hora ya estaban en casa.
-¡¿Por qué no nos avisaron que venían en camino?! -preguntó Simone, emocionada mientras les abrazaba.
-Queríamos darles la sorpresa -respondió Tom -¿Y mis hijos?
-Están en el patio, con tu padre.
Ambos corrieron afuera para sorprender a los pequeños, y al estar ya a su lado los llenaros de abrazos y besos.
-¡Hola pequeños! -saludaron ambos.
-¡Ya están aquí! -exclamó Charlize corriendo hacia ellos -¡los extrañé mucho!
-Nosotros también, a ti y a Nicholas -habló Bill mientras la abrazaba contra su pecho, repitiendo la acción con Nicholas.
Simone y Jörg, se quedaron un rato más para oír que tal era Hawai, y lo que oyen les gusta tanto que en seguida decidieron que se darían unas merecidas vacaciones allá.
Ya estaba anocheciendo así que el matrimonio mayor comenzó a despedirse para dejar que Bill y Tom pasaran tiempo a solas con sus hijos.
Después de cenar, ambos bañaron a los niños y los acostaron, les dieron sus besos de buenas noches y corrieron a su alcoba para pasarse la noche haciendo el amor.
-Cinco años después-
Despertaron asustados cuando sintieron que la cama se movía estrepitosamente. Restregaron sus ojos y rieron al ver que eran sus hijos los que saltaban como lo hacían cada mañana para sacarlos de la cama y les dieran el desayuno. Charlize tenía ya once años y Nicholas seis, ambos eran unos verdaderos revoltosos que revolucionaban las mañanas de sus amados padres lanzándose sobre ellos cuando aun dormían o poniendo el radio a todo volumen cuando tenían ganas de molestar.
-¡A levantarse dormilones! ¡sus hijos mueren de hambre! – gritó Charlize mientras saltaba sobre ellos.
-¡Hey!… ¿cuando va a ser el día en que nos despertarán con un beso como los niños normales? -rió Tom agarrando a Nicholas por la cintura, cuando ya le veía escapar -¡ven aquí diablillo!
-¡No papá… por favor! -pedía entre risas Nicholas para que dejara de hacerle cosquillas- ¡papi, ayúdame! -pidió a Bill.
-Ya Tom, déjalo… casi no puede respirar -intervino Bill tratando de quitárselo.
-Ahh… con que tu también quieres cosquillas – dijo Tom en tono juguetón, tomándolo con suavidad para torturarlo con cosquillas.
-¡Noooo Tomi…ahhh!
Al final Charlize tomó una almohada y comenzó a darle con ella a Tom, dando la pauta para que Nicholas también lo hiciera y comenzarán a darle de almohadazos a su padre, que hacía a Bill gritar «palabras prohibidas» y pataleara desesperado para que Tom le soltara y poder coger aire.
Al cabo de unos minutos los cuatro se encontraban en una guerra de almohadas que ya comenzaban a desprender sus blancas plumas y hacían que todo se viera angelicalmente bello. Reían y gritaban felices entre aquella blanca lluvia de suaves plumas y entre pequeños besos que Bill y Tom se daban cuando se acercaban lo suficiente.
-Te amo -susurraban entre cada beso.
Ambos se sentaron en la cama, agotados de tanto jugar y observaron a sus hijos mientras seguían jugando, sonreían al verlos felices, llenos de vigor y rebosantes de felicidad. Estaban satisfechos de haber logrado una familia unida y feliz, haber pasado por tantas penas los hacía amarse cada día más.
-¿Desayuno?- preguntó el pelinegro.
-Desayuno -asintió Tom -¿waffles?
-Tu los preparas- dijo Bill levantándose para tomar las manos de sus hijos – ¡a desayunar! ¡Papá nos preparará waffles!
Tom los vio salir corriendo hacia la cocina, se levantó de la cama y con lentitud caminó tras de ellos, quedándose apoyado en la puerta mientras les observaba coger los ingredientes entre risas, deseando que los minutos pasaran lentamente y así poder disfrutar mucho tiempo más junto a su amada familia. Pero alargar el tiempo es imposible, solo le queda vivir cada segundo al máximo y no dejar que aquella felicidad se escape de sus manos. Ahora solo miraba hacia adelante, a aquel futuro que les esperaba con altos y bajos, pero que estaba seguro que si estaban los cuatro juntos, ningún obstáculo sería difícil de superar.
Un beso cálido de Bill le hizo salir de sus pensamientos – ¿en que piensas mi amor?
-En todo lo que hemos logrado. En los felices que somos.
-Lo merecemos -dijo Bill suspirando.
-Y todo gracias a ti -le dijo Tom mirándolo a los ojos.
-Naaa que va…
-Si tú no hubieras hecho esa llamada, todo sería muy distinto. Seguramente no vería mis hijos reír y probablemente Marla… ella…- se puso tenso apenas nombrarla- ella…
-Calla cielo. Todo esto nos lo debemos a nosotros mismos, porque juntos hicimos nuestro propio destino, siempre fue nuestro deseo poder ser felices y lo logramos a pesar de todo lo malo que se interpuso en nuestro camino. Pero ya no pienses en eso, disfrutemos lo que tenemos ahora y sigamos soñando con un bello futuro para nosotros y para nuestros hijos.
-Tienes razón, el pasado quedó atrás y con el las penas y los malos recuerdos.
-Te amo Tomi…
-Y yo a ti… mi ángel.
-¡Ya no sean tan cursis y vengan a prepararnos el desayuno! -gritaron ambos hermanos, interrumpiéndolos cuando estaban a punto de besarse.
-O consíganse un cuarto -añadió Nicholas sonrojado por aquella escena.
Parecía que el desayuno tardaría mucho más tiempo en ser preparado, porque a los pocos segundos de aquellos comentarios, los niños se vieron escapando de sus padres, quienes les perseguían riendo por toda la casa, dispuestos a seguir llenándolos con suaves y tiernas caricias…
F I N
Que bonito 😭😭y al final si fueron felices 😍
SIIIII, eso es lo mejor, el final feliz para toda la familia 😉
que bonito final 💝