«Reverse III» Fic de Alter Saber
Capítulo 48: Entrenamiento
«Incluso si pudiera abrir mis ojos, Todo esto me seguirá pareciendo sólo una ilusión,
Quiero que los delirios milagrosos, Se hagan realidad»
– Katharsis (TG)
Digamos que su apariencia nos ayudaba en algo, pero, la realidad era que bastaba observarlo por más de un minuto para saber con plena certeza; que Andreas tiene de gánster, lo que yo de inocente.
Si quería que la «Relación» de Richelle y Andreas funcionara; debía lograr que Andy mejorara su forma de comportarse; de lo contrario, lo descubrirían de inmediato; a diferencia suya, yo, siempre he sido algo tosco para tratar a las personas, pero él; Dios, es más noble que mi madre.
Y lo peor de todo, es que teníamos sólo las cuatro horas que restaban de la tarde para convertirlo en una versión déspota de sí mismo; ellos debían partir esta noche hacia Stuttgart; motivo por el cual, Andy tenía que adentrarse en su personaje cuanto antes.
– Disculpa, ¿Qué dijiste rastafari de los cojones?
– Ya me oyeron, tienen que simular que son pareja.
– Yo no tengo problemas, Jefe.
– Pues yo sí; ni de coña.
– Andreas, es la única forma de no levantar sospechas.
– ¿Ah, sí? ¿Tu cerebro súper dotado no te da para más?
– Lo que debemos evitar a toda costa son los cuestionamientos; sí eres la pareja de Richelle, ellos van a aceptarte.
– Sí, sí, sí, claro. ¿Qué no me ves? Es obvio que lo van a descubrir, idiota.
– Por eso, voy a entrenarte.
– ¿Acaso crees que se enseña a ser un gánster?
– Hey, cuidado rubio con tus palabras…
– ¿Lo ves? No he dicho nada y ya ella quiere matarme.
– Es su naturaleza.
– ¿Tomar todo como una ofensa?
– Somos inferiores, la escoria de la sociedad, los renegados, aquellos que han sido olvidados…
– ¿De qué hablas, Tom?
– Andy, te lo voy a preguntar una sola vez.
– Lo haré.
– Entonces, no me jodas.
– P-Pero…
– Te estoy diciendo que esta es la única forma para conseguir que ni Bill ni tú salgan heridos; debes creerme.
– ¿Por qué no me das más detalles?
– No los necesitas.
– Dijiste, ¿Bill y Yo? Pero, ¿Qué hay de ti?
Ahhh…
¡No puedo engañarlo!
Él me conoce demasiado bien…
Lo lamento, pero…
La cuenta de cobro llego.
– Yo estaré a salvo, siempre y cuando, ustedes se apeguen al plan.
– ¿Lo juras?
– Si, Andy.
– Está bien, voy a confiar en ti.
– Esperen, un condenado segundo, ¿Ustedes no son pareja?
– Jajajaja, No, Andreas es mi mejor amigo, es más como una madre.
– ¡Jódete, Tom!
– En fin, ¿Vas a prestarme atención?
– Si.
– Ok, digamos que tu aspecto nos colabora un poco.
– ¿Mi aspecto?
– Sí, todos esos tatuajes ayudan; sólo que, debes vestirte más…
– ¿Cómo tú?
– No, mi estilo no te sienta bien, no tienes mi físico.
– ¡Púdrete, animal!
– Jajaja, pero, si podrías utilizar esqueletos y jeans rasgados, gorras y botas militares.
– ¡No soy nazi! Ni seguidor de Hitler.
– Lo sé, pero eso, es justo lo que necesitamos; una imagen imponente; si te ven todo angelical, no van a creer que eres pareja de Richelle.
– Entiendo.
– Bueno, por la ropa no te preocupes, ya le solicite a Sam que lo consiguiera todo.
– ¿Dejaste mi apariencia en manos de un anciano de más de 50 años?
– Pues tiene más gusto que tú.
– Serás…
– Jajajaja, continuando…
– ¡Tenemos que hacer algo con esa forma de hablar tan educada!
– Yo no hablo así…
– Si lo haces, rubio.
– Deja de decirme Rubio, Richelle; tengo nombre.
– ¿Lo ves? Eres demasiado cortes.
– No me gusta decir groserías, sólo las uso cuando las dirijo a Tom.
– Entonces, ¡Estamos perdidos!
– Ya, no pierdan la cabeza, animales. Andreas, te diré como contestar.
– Está bien.
– Si Karl, te pregunta de dónde vienes; sólo debes decirle que del Bronx; no explicas nada más, te limitas a contestar por la información que te soliciten; debes controlar ese deseo que surge en ti de hablar como un loro cuando estas nervioso.
– Me estas pidiendo demasiado; sabes que eso va en mi naturaleza, Tom.
– Sí, pero aquí, eso no te va a ayudar. Se supone que eres un ser roto, que vienes del bajo mundo, has sufrido a lo largo de tu existencia; la comunicación no debe ser tu fuerte, ¿Entiendes?
– Sí, ¿Qué se supone que hago?
– Dirás que trabajabas como vendedor.
– ¿De qué?
– Droga.
– ¿Qué? ¿Narco? No, no, no.
– Andy, estas inmerso en un personaje de los Barrios Bajos; eso es casi que una profesión allá, ¿Comprendes?
– ¿Y si me disparas?
– Andreas, no exageres.
– Ok, continúa.
– Tienes 21 años, naciste y creciste en el Bronx, eres huérfano, tu destreza física no es resaltable, pero si, tu ingenio, por eso te convertiste en vendedor, no tienes amigos, disfrutas del sexo, no posees inhibiciones, tampoco anhelos, piensas que la «Pureza» es una cualidad inexistente en la actualidad, crees que las personas ceden a sus deseos.
– ¿Soy una bestia o algo así?
– Exacto.
– ¿Y cómo nos conocimos?
– Bien Richelle, aquí entras tú…
– Escucho.
– Luego de mi partida, simulaste tú suicidio para regresar al que un día fue tu hogar; motivo por el cual, Blake llevo la noticia de tu muerte a Stuttgart ¿Si?
– Ajam.
– Estuviste sólo unos meses en el Bronx, donde conociste a Andreas en las validas que se realizan allá; te gusto y le pediste que se fuera contigo. Ambos viajaron por un tiempo con el dinero que Andy tenia ahorrado para salir del Bronx cuando cumpliera su mayoría de edad. Como ya tiene 21, sus escalas fueron: México, Argentina, Colombia; se quedaron un año en cada país, involucrándose en la venta de droga, por los contactos que Andy tenia.
– ¿Y si nos preguntan por esos contactos?
– Tranquila, el listado ya lo tengo preparado; esos detalles están cubiertos.
– ¿Por qué decidí regresar?
– Quieres reintegrarte a la red de tráfico; y ya que Andreas posee conexiones, crees que el negocio se beneficiara.
– Si me cuestiona el tiempo en que…
– Sólo debes decirle que no querías regresar a Stuttgart porque todo te recordaba a mí; y que sólo en estos años que estuviste con Andreas, lograste superar tu pena moral.
– Entendido.
– ¿Andreas, lo comprendiste todo?
– Almacenado.
– Ok, ahora, voy a enseñarte a hablar.
– ¿Cómo?
– Si alguien te dice: ¡Voy a matarte, cabronazo! ¿Qué le respondes?
– ¿No lo hagas, por favor?
– Jajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajaja…
Richelle disfrutaba con creces de la ingenuidad de Andreas; y yo no podía estar más preocupado; si él no abandonaba aunque fuera un poco de esa inocencia; sería muy difícil alcanzar el cometido.
Necesitaba que adquiriera un aura oscura, algo intimidante que impidiera que alguien se aprovechara de su pureza…
– No sirvo para esto.
– Mira Andreas, te lo voy a colocar de éste modo.
– Dime.
– Si en frente tuvieses a la persona responsable de la muerte de Jake y te dijera eso, ¿Le responderías de esa manera?
– No.
– ¿Qué le dirías?
– Que por mi podía irse a la mierda, porque poco me importa lo que haga, de esa no saldría ileso.
– Oh, muy bien. Eso está mejor.
– ¿Lo está?
– Sí, haremos eso; quiero que pienses en todas esas personas como tus enemigos; como los que me provocaron ese estado que no deseas recordar, como los asesinos de Jake, como los causantes del dolor de Rick…
– Bien.
Esa respuesta de un monosílabo, cargado de una indudable ira; hizo que mi instinto se colocara en un estado de alerta inmediato…
Andreas era una persona muy noble y accesible; sin embargo, cuando alguien tocaba algo que él consideraba importante, era muy fácil confundirlo con el Dios del inframundo; casi que el mismísimo Hades le quedaba en pañales…
Ese rencor que guarda en su ser, es el catalizador para esa esencia que nos rememora nuestro lazo con la naturaleza de los lobos…
Necesitaba que él se tomara en serio ese papel, si ellos dos encajaban lo suficiente, y mantenían vigilado a Bill; yo podría moverme sin preocupaciones, ni presiones…
Sería un agente neutral, aquel que mueve los hilos desde las sombras, él único y autentico: Rey de los Barrios Bajos de Stuttgart.
– Ok, ya que entendiste tú labor en esto; hay algunas advertencias que debo hacerte.
– ¿Si?
– Bajo ninguna circunstancia puedes mencionar mi nombre; debes hacer de cuenta que no me conoces, van a hablar de mí, sobre todo Karl; pero tú, tienes que mantener la compostura, porque se supone que no tenemos relación alguna ¿Si?
– Ummm.
– Sé que es difícil, no obstante, tú no puedes ni siquiera indagar sobre mí; no muestres interés, de lo contrario, sospecharan.
– Yo creo que exageras, un poco.
– No es eso Rubio; Karl es un alfa demasiado astuto, no necesita que hables, con sólo verte a los ojos puede saberlo todo; hay que ir con cuidado.
– Entonces, se parecen.
– Aunque no quiera admitirlo, así es. Él y yo somos muy similares; no le provoques, ni a él, ni a Black.
– ¿Y Blake?
– Él va a estar tranquilo porque sabe que un movimiento en falso pondría en riesgo la vida de Bill.
– Aun no lo pregunto; ¿Por qué Blake se lo llevo?
– Está obsesionado con Bill.
– Espera, espera, ¿Ese tal Bill es el chico con el que discutiste en el Hotel?
– Ammm, sí.
– Dios, pero, ¿No es una mujer?
– Jajajajajaja, ¡No! Es un hombre.
– Si Karl ya se encontró con él…
– No te preocupes, creo mucho en Blake para este tipo de situaciones.
– ¡Ja! ¿No será un sentimiento basado en la desesperación y no en la razón?
– No Richelle, confió en él, porque hizo lo mismo conmigo, aun cuando no me conocía. Es muy fácil determinar que hará más por alguien a quien ama ¿No?
– Entiendo.
– ¿Alguna otra advertencia?
– No puedes mostrar preferencia por Bill; ni siquiera le hables, sólo unos días después de que ustedes se encuentren con él; podrán entablar una conversación.
– ¿Por qué debemos esperar?
– Andy, allá, tú no vas haciendo amigos de la nada; nadie confía en nadie, tú eres el responsable de tu destino, si debes sacrificar a otro por tu supervivencia, lo haces.
– Dios… ¿Qué es eso, una jungla?
– Algo así, Andy.
– Está bien, pero, ¿Y si Bill hace algo?
– No lo hará, él no es estúpido. Sin embargo, eso dependerá en gran medida de tú comportamiento; si eres distante y grosero con él; Bill no va a hablarte, sabes cómo es de susceptible.
– Ok.
– Entonces, ¿Nos envías para que vigilemos?
– Serán como un agente de control, trataran de evitar que alguien ultraje a Bill, pero, sin que piensen que ustedes tienen conexión conmigo. Si Karl descubre que esto hace parte de mi plan, nos podemos largar para la mierda, ¿Lo entienden?
– Sí, Jefe.
– ¿Andreas?
– Sí, Tom.
– ¡Hey! No dejaré que algo te suceda, eso nunca, primero muerto.
– Eso es precisamente lo que me preocupa, te conozco.
– Andreas, sólo, sigamos el plan y esperemos que mis cálculos sean precisos ¿Si?
– Bien.
– Una última cosa.
– ¿Qué?
– Si saben que deben parecer una pareja ¿No?
– Sí, ¿Y?
– ¡Ah, no! No, no, no, no, no…
– Andy, no me jodas.
– Tú no me jodas a mí, sabes que no me van esas cosas.
– Andreas, debes intimar con ella, de lo contrario, nos jodemos todos.
– ¡Ay! Rubio, ya deja tanto drama, si tenemos que acostarnos para afianzar la confianza, pues lo hacemos.
– Primero que todo Rubia, prefiero tirarme de un puente que acostarme con la mujer que daño a Tom, ¿Entendiste? Ni de coña, voy a intimar con alguien como tú.
– Pues, entonces, que maten a Bill.
– ¡Tom!
– Andreas, abstente de eso. Sólo que, debes besarla de vez en cuando; no ser cariñoso o meloso, pero, algo que demuestre que son pareja.
– Dios, las cosas que hago por ti.
– Lo sé, eres el mejor.
– ¡Oh! Continua alabándome, así, me siento poderoso.
– Eres un imbécil.
– Eso no es un halago.
– Andy.
– ¿Si?
– A los hombres de allá, les fascinan los rubios.
El rostro de Andreas era indescriptible, su piel palideció por completo, y su ojo derecho comenzó a tener un pequeño tic…
Habían pasado años desde la última vez que vi esa reacción en Andreas…
Teníamos 11 años; invite a Andreas a Suiza para esquiar en las montañas; recuerdo que había una colina enorme y sin avisarle nada, lo empujé para que bajara por todo ese trayecto; si mal no estoy, Andy gritó por todo el recorrido y al final pude observar, como ese rubio empezó a dar vueltas hasta que llego a la zona plana; bajé en completa calma hasta él.
Cuando su rostro salió de la nieve, su ojo derecho comenzó a tener una convulsión…
Ese tic en su parpado, reflejaba dos cosas:
1. Andy estaba asustado.
2. Andy estaba tan furioso que ni rogarle a Dios serviría de algo.
Para aquella ocasión, la opción dos se hizo presente, luego de que le pregunté:
– Oye Andy, ¿Estás bien?
Andreas se paró y empezó a quitarse toda la nieve que tenia de encima; tomó un Leki (Palo de esquí) y se giró, cuando vi ese rostro rojo por la furia que le ocasiono mi pequeña broma; supe que tenía que correr…
Me quite los esquíes, y corrí como si mi vida dependiera de ello; sin embargo, cuando Andreas se enojaba, extrañamente, adquiría una especie de Power Up; cada vez estaba más cerca, y de un momento a otro, me alcanzó.
Me golpeo tantas veces con eso; que incluso tuve que suplicarle que se detuviera porque estaba empezando a sentir las señas de dolor. El dejo de hacerlo, pero se fue enojado, y por el resto del viaje, ni siquiera me dirigió la palabra.
Tuve que acceder a entrar a un curso de pintura al que quería ir, para que me perdonara; decía que le parecía aburrido ir solo, y llevaba meses pidiéndome que fuéramos; entonces, lo soborne, diciéndole que me inscribiría; y él me disculpo de inmediato.
Y ahora, ese ligero tic, me indicaba que estaba asustado; sólo quería jugar un poco con él…
– Dijiste que no era así; incluso me trataste de feo ¿No? ¡DIOS! ¿Qué voy a hacer?
– Jajajaja, Andy, cálmate, estaba molestando.
– ¿Molestando?
– Sí, sí, sí, no te van a hacer nada.
– ¿Hablas en serio?
– Si.
No lo vi venir…
Su golpe en mi cabeza…
Hizo que resonara todo dentro de mí…
– Entonces, no juegues con eso, estúpido.
– ¡Au! Eso dolió.
– Eso te pasa por imbécil.
– ¡Wow! En verdad, has cambiado, Tom.
– Lo sé, Richelle.
Ella hacía referencia a que si alguien hubiese hecho algo como lo que acaba de pasar con Andreas; yo, simplemente lo habría asesinado a sangre viva…
¡Era muy cabrón!
– Bien, no siendo más, no me queda de otra que confiar en ustedes.
– ¿Cuándo vendrás tú?
– No puedo decirles nada, sólo, hagan lo que les pido.
– Tom…
– Andreas, confía en mi ¿Sí?
– Bien.
– Y Richelle…
– ¿Qué?
– Cuida a Bill por mí.
– C-Claro.
Estaba siendo injusto con ella; era más que obvio que Richelle aun albergaba sentimientos de amor por mí; sin embargo, lo único que mi mente procesaba era traer de vuelta a Bill, si debía arriesgar todo lo que tenía, lo haría; tan solo con garantizar su bienestar, yo, estaba dispuesto a sacrificar todas mis cartas.
¡Era ahora o nunca!
Tan sólo espera mi pequeño…
¡Voy por ti!
&
Estaba tratando de encontrar una forma en la que Blake no fuera directo a la boca del lobo, pero, me fue imposible…
Él caminaba acelerado, parecía como si estuviese corriendo…
Sus puños estaban apretados y su cara roja por la ira. Luego de que Kong le informó lo sucedido con Johannes; Blake comenzó a patear y golpear cajas por todo el recinto; incluso, el tipo de dos metros, se quedó observando, me dijo que no lo detuviera porque de lo contrario, me iba a llevar la hostia de mi vida.
Él estaba desquiciado; creía con vehemencia que Blake era inhumano, pero, esas sensaciones de frustración que brotaban en él, no podían ser sólo producto de su instinto salvaje; en efecto, había algo más que maldad en el cuerpo de ese chico.
Blake caminaba varios metros delante de mí, pero, no lograba alcanzarlo; él estaba dispuesto a enfrentarse a Karl, pero, aun no dimensionaba las consecuencias de ello.
En primera instancia, era más que obvio que Blake no era oponente para Karl; ni siquiera en el estado en que se encuentra ahora…
En segunda medida, sí Blake es asesinado, yo, puedo estar seguro que mis días en ésta ciudad estarían más que contados…
Sin Blake, pierdo la inmunidad; seré objeto de abuso y quizás, Karl juegue conmigo, hasta que se aburra y me quite la vida.
¡Tenía que detenerlo!
Sino, la poca esperanza que me quedaba, se iría directo al caño.
Me acerqué lo que pude y tomé su muñeca con fuerza; él se detuvo y me observó por unos minutos:
– Blake, tienes que calmarte.
– Ni aunque tú me lo pidas, voy a hacerlo; no pretendo que me entiendas, ni mucho menos que me creas; pero, Johannes fue la única persona que jamás me abandono, siempre estuvo bajo mis órdenes y fue leal en todas las circunstancias. Lo expuse a Karl y él no se quejó, sólo accedió y me protegió, a mí… A alguien tan miserable como yo…
– Blake…
– Así que, ¡Suéltame! Si me mata, que lo haga.
– ¿Y yo?
Ese interrogante lo confundió…
Su rostro reflejaba la incertidumbre, al parecer, él no había pensado en ello; sus ojos iban de un lado a otro, como si estuviesen buscando la mejor solución; sin embargo, luego de verle suspirar, lo entendí.
¡Él no iba a ceder!
– Lo lamento Bill, pero, si fallo, tendrás que arreglártelas tú solo.
– O sea que, ¿Me traes hasta aquí y ahora me dejas a mi suerte?
– Si Georg o Gustav hubiesen sido asesinados, ¿Te quedarías tranquilo?
¡Touché!
Estaba siendo egoísta; al parecer, Johannes era la única persona que Blake consideraba como amigo; con esa última afirmación, mis dudas se disiparon de inmediato…
Él no era una bestia; sólo, un humano roto, pero jamás, un animal.
Sentí algo de compasión por él; no obstante, mi dignidad y posición respecto a los actos deplorables que ejecuto, no cambiaba en absoluto.
No tenía las bases para soportar las palabras que estaba por decirle, pero, debía hacerlo:
– Entiendo, adelante.
Yo no era nadie para detenerlo; su dolor era demasiado palpable, pero sobre todo, la culpa lo carcomía con fuerza; esa figura tan imponente, ahora parecía un cadáver que abandonó sus ganas de vivir…
Seguí tras de él, al menos, no me iba a separar de Blake, no de momento.
Faltaban metros para llegar a la «Guarida» de Lucifer; y Blake no había girado a verme ni una sola vez; él estaba más que decidido a tomar venganza, o por lo menos, a intentar lograr una revancha.
Blake subió esos escalones que nos separaban de la puerta; tomó el pomo y abrió con rudeza…
Ahí estaba Karl, junto con un tipo negro de casi dos metros; al ver a Blake, ambos se colocaron en posición defensiva. De cierta manera, me parecía increíble la forma en la que reaccionaban; en verdad, eran como los lobos de una manada; su instinto estaba presente en todo momento.
– Blake, ¿Qué te trae por aquí? ¿Viniste a dejarme el muñeco?
– ¿Dónde está Johannes?
Ante ese cuestionamiento; Karl soltó una carcajada enorme, y empezó a negar con la cabeza…
Dios, ¡Qué hijo de perra!
– ¿Quién?
– ¡JOHANNES!
– ¿Te refieres al tipo que empale hace unos días?
La sentía…
Podía percibir su furia…
De esto no iba a salir nada bueno…
– Razones.
– ¿Para qué?
– Para entender el ¿Por qué?
– Creí que me habías traicionado y pues, ¿Alguien debía pagar, no?
– ¿Por qué no fuiste por mí? ¿Por qué a él?
– Bueno, sabes muy bien que no puedo salir de esta ciudad; además, ¿Acaso no es mejor hacer una herida letal, como la pérdida de una persona importante?
– Creí que tenías algo de honor, Karl.
– ¿Honor? ¿Desde cuándo esa palabra significa algo en esta realidad?
– Siempre ha tenido un significado; que tú seas un cabrón de mierda, no tiene nada que ver.
– ¿Cómo me llamaste?
– Cabrón de mierda; un jodido hijo de puta que se esconde tras un negro de dos metros, porque le teme al abandono.
– Oh, veo que, estas algo alterado. Bien, para que veas que soy compasivo, ignoraré tu ira, y dejaré que se vayan.
– No me voy a ir de aquí, no sin antes, destriparte esa maldita cara de satisfacción que tienes.
– Blake, es mejor que te vayas.
– Tú cállate, Black, no te metas en esto.
– ¿Quieres enfrentarme en un uno a uno?
– ¿Enfrentar? ¡Ja! Voy a matarte, esto no va a ser placentero, te lo juro, Karl.
– Dios, ¿Acaso has olvidado quién soy?
– ¿Y tú no recuerdas que un niño de 15 años te destrono del banco?
Y como si Blake hubiese dado justo en el blanco…
Karl no lo soporto más…
Corrió hasta él y le dio un golpe tan fuerte que vi como el cráneo de Blake rebotaba en el piso…
Sin embargo, mi acosador no estaba para juegos. Se levantó de inmediato y aprovechando su altura; enganchó a Karl por el cuello, ocasionándole una asfixia; cuando vi eso, pensé que ya todo estaba definido, pero, ¿Cuándo se ha visto que un alfa pierda contra un simple beta?
Karl hizo lo imposible.
Apoyo ambas manos en el brazo que lo apretaba; dobló un poco sus rodillas y al lograr el impulso; volteo la situación; giro de manera que Blake cayera…
¿Cómo era posible tener la fuerza para levantar a alguien como Blake en cuestión de segundos?
Cuando el cuerpo de Blake se quedó en el piso por el impacto; Karl se sentó sobre él y descargo toda su ira…
Sus golpes resonaban en esa habitación y yo no podía estar más asustado…
Nada.
Eso era Blake frente a Karl.
Nada, absolutamente nada.
Su destreza en la lucha no tenía comparación; sus golpes eran certeros y me detuve a pensar en que sólo alguien más salvaje logró hacerle frente; pero, me rehusaba a creer que se trataba de Tom.
La sangre recorría todo el rostro de Blake…
Vi como Karl sacaba una navaja de su bolsillo; no imagine lo que hizo; le pidió a Black que presionara el cuerpo de Blake para que no se levantara y sin previo aviso; clavó la navaja en uno de sus dedos…
El grito de dolor me perforo los oídos…
No tenía la menor idea de cómo seguía en pie, observando semejante atrocidad…
Karl pretendía hacer lo mismo con los otros dedos…
Era tan desgarrador escucharlo gritar, que las lágrimas salieron por sí solas; yo estaba sumamente aterrado…
Pero, ¿Qué demonios podía hacer para ayudarlo?
Karl, le hizo cortes transversales por todas las piernas y brazos; a veces unos superficiales y otros, tan profundos que la sangre salía disparada en todas las direcciones…
¡Era una escena desastrosa!
Veía todo en cámara lenta; su sufrimiento, el despotismo, la crueldad, el horror, la carencia de pudor…
Él no era humano.
¿Y si Karl no lo es, entonces, quien es Tom?
Esa pregunta me inundaba los pensamientos…
¿Cómo Tom pudo enfrentar a alguien como él?
Este contexto donde soy testigo de su bestialidad; me demuestra con creces que él es Lucifer y Stuttgart, su infierno personal…
¿Entonces?
¿Quién demonios fue Tom?
¿Qué hizo para derrotar a alguien como él?
No lo pude evitar…
– ¡DETENTE! Por favor, te lo suplico, no lo asesines.
Esas palabras salieron por sí solas…
Estaba rogando por Blake…
¡Increíble!
Sin embargo, no podía seguir observando eso…
¡Era demasiado salvaje!
– ¿Disculpa?
Su respuesta fue más que clara…
Ahora yo, me iba a ver profundamente implicado en esto.
Interrumpí su matanza, ¿Acaso no es eso una ofensa para un alfa?
Karl se levantó, al igual que Black; ambos venían en mi dirección y yo sólo pude chocar contra la pared, no podía hacerles frente…
Sólo me quedaba, esperar lo peor…
– ¿Estás suplicando por él? ¿Acaso no fue quien te secuestro y te trajo aquí para ser asesinado por mí? ¿Lo estas defendiendo?
No articule palabra.
En verdad, no podía hacer algo como eso…
– ¿No respondes? Sabes, detesto que intervengan en mis asuntos; y mucho menos si es alguien que no conozco.
– Y-Yo…
– Nada, vas a pagarlo.
Tras pronunciar esa frase; sentí como su mano agarró mi cabello y me obligó a arrodillarme frente a él…
– Si eres el novio de Tom, supongo que, ¿Sabes hacer esto, no?
¡DIOS!
No, no, no,
Por favor, no.
– Más te vale que me complazcas, porque de lo contrario, tú muerte no va a ser linda.
Ese tipo, desabrochó su pantalón…
Y me obligó a acercar mi rostro hasta su miembro…
¡No podía sentirme más asqueado por la situación!
– ¿Qué esperas? ¡Hazlo, ya!
Las lágrimas salían sin control; eso era un ultraje, necesitaba escapar de allí; a como dé lugar…
– Ya que no quieres hacer caso; te daré motivos, para que tomes la iniciativa.
La mano que sostenía mi cabello, se alzó con rudeza y sin miramientos; su navaja paso por toda su longitud; vi como caían a lado y lado, los mechones de mi cabeza…
– Si no te apuras, la próxima vez no va a ser tu cabello, quizás, ¿Tú cabeza?
¡Esto era increíble!
¿Cómo había llegado a eso?
Cerré mis ojos, resignado a lo que fuera…
Y justo cuando estaba por acatar su orden; un golpe sórdido de la puerta, nos hizo reaccionar a todos…
Aquel hombre, soltó mi cabello; se dirigió hasta allí y al abrir; la escena que apareció, me descoloco por completo…
Estaba ella, la mujer que ocasionó la miseria de Tom, y a su lado…
¡NO!
No, no, no,
¿Cómo era eso siquiera posible?
¿Qué hace él aquí?
Sin quererlo…
Solté su nombre en un susurro inaudible:
– Andreas…
Continúa…
PD_ Todo feliz y contento, hasta que ¡PUSH! se fue todo a la mierda.
Ala, pero qué cosa con éstas autoras que les gusta hacer sufrir a sus lectoras :3
Lo único que sugiero, es que, amarren esos cinturones, porque la vaina se va a poner tremenda xD
Leeré sus amenazas de muerte 🙂
Con Amor, AS ♥♥